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atentado contra líder chií en casa de aziz


[Erik Eckholm] Sigue a una serie de asesinatos y atentados de otros políticos chiíes y sunníes.
Bagdad, Iraq. Un terrorista provocó una enorme explosión al detonar un coche-bomba ante la sede bagdadí del más grande partido chií del país, matando a nueve personas e hiriendo a otras 67, declaró ayer el ministerio del Interior.
El presidente del partido, Abdul Aziz al-Hakim, que emergió como una de las figuras políticas más poderosas del país en vistas a las elecciones nacionales del próximo mes, se encontraba en el edificio pero salió ileso del atentado.
Sin embargo, la explosión subrayó la fragilidad del proceso electoral aquí y también evocó la acechante amenaza de conflictos confesionales e incluso una guerra civil, dijeron expertos iraquíes. El hijo de Hakim, en una entrevista tras la explosión, culpó del ataque a los baazistas empedernidos y a extremistas islamitas sunníes, a lo que acusó de "tratar de socavar el proceso de las elecciones".
En otro revés para las elecciones de una asamblea constituyente, que están convocadas para el 30 de enero, el más grande de los partidos sunníes que había presentado una lista de candidatos, anunció hoy que se retiraba del proceso debido a que las condiciones de seguridad no permiten unas elecciones justas en las regiones sunníes.
El grupo sunní, el Partido Islámico Iraquí, declaró que no había llamado a boicotear las elecciones, como hizo la más militante Asociación de Clérigos Musulmanes, pero ha repetido su llamado anterior a postergar por seis meses la votación.
El ataque con coche-bomba esta mañana contra las oficinas del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, uno de los dos grandes partidos chiíes con una fuerte inclinación religiosa, continuó una serie de asesinatos y atentados contra clérigos chiíes. En un ejemplo típico conocido el domingo, un clérigo fue asesinado en su coche cuando se acercaba a Bagdad desde el sur.
Muchos iraquíes creen que esa campaña está siendo dirigida por antiguos baazistas e islamitas sunníes que temen la preponderancia chií, un grupo que representa al 60 por ciento de la población pero que ha estado durante largo tiempo dominado por la minoría sunní de Iraq central. Algunos líderes sunníes también acusan a Hakim y otros políticos chiíes orientados religiosamente de estar bajo la influencia de Irán, una teocracia chií.
Hakim pasó los años de Saddam Hussein en el exilio en Irán y dirigió la milicia de su partido. Está en primer lugar en la lista de candidatos presentada por la alianza de grupos de predominancia chií, aparentemente lograda con los buenos oficios del retraído pero poderosísimo líder chií, el gran ayatollah Ali al-Sistani.
Tanto Hakim como el ayatollah Sistani han dicho que rechazan un gobierno de clérigos al estilo iraní, pero sus raíces religiosas son profundas.
De momento, líderes chiíes, incluyendo a Hakim, han aconsejado moderación frente a la violencia aparentemente dirigida, manteniendo en cambio la presión sobre los norteamericanos y el gobierno interino para que procedan con las elecciones de enero, que probablemente ganarán en lo que será un histórico cambio de poder.
"Al-Hakim se encuentra bien y esta explosión aumentará nuestra decisión de continuar sin temor con el proceso político", dijo el hijo de Hakim, Amar al-Hakim, en una entrevista. "El objetivo del atentado es lograr que los iraquíes peleen unos contra otros y descarrillar las elecciones", dijo.
El coche explotó a las 9:15 hora local y dejó un enorme cráter en el pavimento. Entre los muertos, según un testigo presencial, se encontraba un coronel de la policía y una periodista iraquí, que se hallaba en el lugar para realizar una entrevista. Cuatro otros periodistas iraquíes, de una canal de televisión, resultaron heridos.
La sede del partido es la antigua residencia de Tariq Aziz, el más importante asesor de Saddam Hussein, que se encuentra en prisión a la espera de su juicio por crímenes asociados con el régimen de Hussein.
Más tarde el mismo día, en un ritual de sacrificio musulmán, miembros del partido de Hakim llevaron corderos al lugar del atentado y los sacrificaron ahí, agradeciendo que su líder resultara ileso.
Mostrar moderación frente a lo que perciben como mortíferas provocaciones tiene sentido para los líderes chiíes, que, en efecto, necesitan la protección de las tropas norteamericanas para completar las elecciones que anhelan.
"Si los chiíes se vengaran de un modo significativo, perderían más de lo que ganan", dijo Ghassan al-Atiyah, un antiguo exiliado y analista político chií que fundó un partido secular multi-étnico para participar en las elecciones. "Los norteamericanos les están haciendo el trabajo sucio, matando a los insurgentes sunníes, así que ¿para qué se van a meter ellos?"
Pero el asesinato de un líder popular como Hakim podría fácilmente llevar a llamados a vengarse, atizando el fuego de una guerra étnica, temen algunos iraquíes.
Al-Atiyah dijo que los militantes sunníes piensan que no pierden nada con causar el caos. "De todos modos los chiíes nos dominarán".
"Este es el inicio de una guerra confesional", dijo al-Atiyah en una entrevista en el pequeño laboratorio ideológico que ha montado a apenas unas cuadras del lugar del atentado.
Al mismo tiempo, diplomáticos estadounidenses y muchos líderes chiíes están conscientes de que si las elecciones proceden sin una participación sunní importante, la Constitución y gobierno resultantes carecerán de legitimidad para un quinto de la población.
Estados Unidos y el gobierno interino de Ayad Allawi han tratado de atraer a más sunníes moderados a unirse al proceso electoral, por lo que el llamado hoy del Partido Islámico Iraquí constituye un serio traspiés.
En una declaración de hoy el jefe del partido, Mohsen Abdul Hamid, dijo que el partido apoya las elecciones pero en vistas de las "deterioradas condiciones de seguridad" y el rechazo de las autoridades a considerar una postergación, el partido se retira del proceso electoral y considerará sus resultados como "irrelevantes".
Durante el fin de semana, diplomáticos norteamericanos lanzaron la idea de garantizar escaños para un cierto número de líderes sunníes, elegidos de alguna forma por grupos sunníes, incluso si no obtienen votos suficientes en las elecciones.
La reacción aquí, al menos en público, ha sido negativa. El director de la comisión electoral la calificó de "ilegal".
También el domingo, el jeque Harith al-Dhari, el director de la Asociación de Clérigos Musulmanes, rechazó la idea norteamericana, declarando en una entrevista con la agencia France Press: "No a las elecciones bajo la ocupación".
Los sunníes no pierden nada con boicotear el proceso, dijo, porque una vez que los norteamericanos se marchen, la gente tendrá que repensar su Constitución y hacerla más inclusiva.
Al Atayah, el candidato secular liberal, dijo: "La legitimidad no se puede falsificar, es como decir que estás embarazado a medias".
Es partidario de postergar las elecciones hasta que una gran sección de sunníes moderados puedan subir a bordo y advierte: "Unas malas elecciones serán el preludiio de una guerra civil".
Pero funcionarios norteamericanos dijeron que tienen evidencias de que la mayoría de los iraquíes quieren que las elecciones sigan adelante y que, en esta temprana fase de la democracia, conviene más remendar la estructura que postergar la votación.

28 de diciembre de 2004
©new york times
©traducción mQh

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