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dos libros, un partido en china


[Philip P. Pan] Funcionarios prohíben obras de veterano del partido y endorsan biografía de un empresario norteamericano. China no se cansa de hacer el ridículo.
Pekín, China. Dos nuevos libros que penetran en el secreto que rodea a los más importantes líderes chinos están generando susurros y parloteos en todo el país, pero en una maniobra que ofrece una mirada en los intentos del Partido Comunista de modelar la opinión pública, funcionarios de propaganda han prohibido sólo uno de ellos y están promoviendo agresivamente el otro.
El contraste es particularmente impresionante porque el libro prohibido fue escrito por un veterano periodista del partido, empleado durante 35 años por la oficial Agencia de Noticias Nueva China, mientras que el autor del libro favorecido, una biografía del presidente Jiang Zemin, es un financista norteamericano.
Las diferentes respuestas destacan la lucha del partido por el control de su imagen, y las tácticas cada vez más sofisticadas que usa en la prosecución de ese objetivo en una sociedad con creciente acceso a las noticias y a la información. También sugieren que el partido cree que su capacidad de definir su historia sigue siendo fundamental para mantener las riendas del poder.
De muchos modos, los libros presentan versiones opuestas de la historia reciente. La biografía ‘The Man Who Changed China: The Life and Legacy of Jiang Zemin' [El Hombre que Cambió China: Vida y Legado de Jiang Zemin], de Robert Lawrence Kuhn, argumenta que el partido ha llevado al pueblo una estabilidad, prosperidad, prestigio global y libertad personal sin precedentes desde que muriera Mao Zedong en 1976.
El otro libro, un relato de las batallas políticas dentro de la dirigencia sobre el mismo período, cuestiona esa visión, concentrándose en lugar de eso en la galopante corrupción, creciente descontento social y otros problemas causados por la negativa del partido a aceptar reformas democráticas, aunque haya implementado políticas económicas capitalistas.
El libro, ‘Political Struggles in China's Reform Era' [Batallas Políticas en la Era de las Reformas en China], de Yang Jisheng, es también un intento de redefinir el legado de Zhao Ziyang, el jefe del partido purgado por oponerse a la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989. Incluye tres entrevistas realizadas en secreto con Zhao durante los años noventa, cuando vivió bajo arresto domiciliario.
El partido ha tratado de minimizar el papel de Zhao en el surgimiento económico de China y sostiene que su oposición a la represión en Tiananmen fue un "serio error". Algunos analistas extranjeros también han argumentado que Zhao era un líder autoritario que apoyó las manifestaciones pro-democracia en 1989 sólo como un intento de hacerse con el poder.
Pero una serie de libros de antiguos asesores en los últimos años, algunos de ellos basándose en documentos internos sacados fuera del país, han astillado ambas imágenes de Zhao, y es ahora visto por muchos como un partidario de reformas democráticas graduales que dijo a fines de los años ochenta que esperaba que dentro de una década se pudieran realizar elecciones a nivel provincial.
En el libro de Yang, publicado justo semanas antes de la muerte de Zhao en enero, el depuesto líder del partido presenta sus ideas con sus propias palabras, criticando a los líderes actuales por prohibir incluso las conversaciones sobre reformas políticas y una vez más rechazando la justificación del partido de la masacre de Tiananmen.
"Se argumentó que la represión era el último recurso, que no había alternativas. Ese argumento es erróneo", dice Zhao. "Teníamos muchas posibilidades que habrían posibilitado una salida sin derramamiento de sangre".
El gobierno ha prohibido la publicación o venta del libro de Yang en el continente, pero desde noviembre, cuando fue impreso en Hong Kong, miles de copias han sido introducidas a través de la frontera. Los libreros en Hong Kong dicen que han vendido casi todos los ejemplares que fueron comprados por visitantes del continente, y Yang dijo que su editor ha vendido al menos 20.000 copias. El escritor se negó a hacer más comentarios, diciendo que había sido advertido por las autoridades que no hablara con periodistas.
En contraste, la biografía de Kuhn, de Jiang, que sucedió a Zhao en 1989, es expuesto prominentemente en librerías en todo el país. La editorial Shangai Century Publishing Group dice que imprimió un millón de ejemplares y ha vendido 600.000 de ellos desde que el libro fuera lanzado en febrero, transformándolo en un éxito de ventas nacional.
Viajando por el país en una gira de promoción del libro, Kuhn, director general del Smith Barney Citigroup y asesor económico voluntario de funcionarios chinos, ha sido saludado por colas de admiradores que piden su autógrafo y recibido por funcionarios de alto nivel del partido. Agencias de prensa controladas por el estado han colmado el libro de elogios, aunque algunos diarios nacionales no lo han comentado.
La cálida acogida oficial del libro de Kuhn es inusual incluso de acuerdo a las normas del aparato de propaganda del partido, que desde la muerte de Mao en general ha prohibido la publicación de biografías de líderes importantes mientras estén vivos. La excepción hecha con Jiang ha llevado a algunos observadores políticos en Pekín a sugerir que el libro es un intento del antiguo presidente de conservar alguna influencia tras su jubilación.
Las autoridades han otorgado a Kuhn, que habla algo de chino y no es un experto en China, un acceso extraordinario para un extranjero, dejándole reunirse con varios funcionarios de importancia del partido, la hermana de Jiang y, en una reunión informal, con Jiang mismo. El libro presenta algunos materiales nuevos sobre la vida de Jiang, pero la mayoría de las reseñas de la edición inglesa lo han puesto por los suelos como un trabajo servil que exagera el impacto de Jiang y trata de defenderlo de toda crítica.
La edición china es incluso menos reveladora, con referencias a las batallas políticas internas que debió librar Jiang para seguir en el poder y otras materias delicadas borradas por los censores. Kuhn dijo que estaba decepcionado que partes de su libro hayan sido cortadas y dijo que el libro representaba sus mejores esfuerzos por escribir una "historia personal tal como fue contada por la familia, amigos y colegas de Jiang" que transmiten el "modo de pensar" de Jiang en el contexto de la historia y cultura chinas.
La reacción pública en China ha sido mezclada. Algunos lectores han elogiado el libro por romper el tabú sobre la discusión de las vidas personales de altos funcionarios y por presentar detalles de la vida de Jiang que no conocían. Otros se han negado a comprarlo, desdeñándolo como propaganda.
"El libro de Yang era una historia real, pero el de Kuhn es como el de un aficionado admirando a una celebridad. No hay distancia, no hay objetividad", dijo, a condición de conservar el anonimato, un editor chino que ha leído ambos libros. "Es extraño que un occidental escriba algo así".
El editor dijo que el hecho de que Kuhn sea un extranjero es un punto que ayuda a las ventas porque muchos lectores creen que todo libro escrito por escritores chinos sobre los líderes del país es propaganda -a menos que haya sido prohibido.
De hecho, un prominente escritor de Shanghai, Ye Yonglie, ha dicho que la biografía fue sancionada por el partido y que funcionarios anularon un temprano plan de Kuhn y Ye de escribirlo juntos, quizás porque querían el nombre de un extranjero en la cubierta.
Sin embargo, un funcionario de propaganda le envió un billete de avión a principios de 2001 y viajó a Pekín, donde fue presentado a Kuhn y le pidieron que lo ayudara. Ye dijo que él accedió y envió más tarde a Kuhn materiales de investigación que incluían una línea cronológica, una lista de más de 100 proposiciones de entrevistas y una bibliografía.
Pero semanas más tarde, Kuhn envió a Ye un contrato en el que aparecía sólo como investigador jefe y entrevistador, no como co-autor. Cuando lo rechazó, dijo Ye, los funcionarios le dijeron que los "superiores" habían insistido en que Kuhn debía ser el único autor. En el contrato, Kuhn también describía al funcionario de propaganda como "coordinador jefe del equipo chino".
El funcionario, Yang Yang, director general de la Oficina de Información del Consejo de Estado, que se ocupa de la propaganda en el extranjero, confirmó que él había introducido Ye a Kuhn, y Kuhn confirmó que él había ofrecido un trabajo a Ye. Pero Kuhn dijo que escribir el libro con Ye no fue nunca considerado y que la decisión fue sólo suya, no del partido. También rechazó toda sugerencia de que el partido le hubiera encargado que escribiera el libro.
Kuhn dijo que describió a Yang como coordinador jefe del proyecto porque lo consideraba un amigo y quería a alguien de confianza para supervisar a Ye. También dijo que Yang ofrecía consejos y lo ayudó a consultar fuentes importantes a medida que avanzaba la investigación, pero que lo había hecho a nombre personal.
También Yang describió a Kuhn como un amigo, pero dijo que estaba haciendo su trabajo. Dijo que creía que el libro de Kuhn "podría jugar una función de equilibrio contra libros parciales y mal informados sobre el hombre y el país publicados en el extranjero". Pero prefirió no usar la palabra ‘propaganda' para describir su trabajo.
"Nosotros lo llamamos comunicaciones externas", dijo.

12 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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