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dietas cavernarias


[Ross Werland] Hombre de las cavernas que lo cura todo. Algunos dicen que si tratáramos de vivir como los cazadores-recolectores, desaparecerían nuestros achaques, dolores y grasas.
Una de las mejores cosas que le pasó alguna vez a Drew Garland, 17, fue ser excluido del bus escolar después de una pelea con otro estudiante. Lo obligó a cambiar su un estilo de vida sedentario y a una práctica de caminatas que lo ayudaron a bajar más de 45 kilos.
El año pasado cayó en picado de 154 a 106 kilos.
"Ya había perdido un poco antes de eso" dijo el alumno de la Escuela Secundaria DeKalb, "pero cuando empecé a ir caminando a todas partes, empecé a perder mucho más. Si no me quedaba tanto en casa, no comía tanto".
Su madre, Christine, dijo que él también había dejado de comer bolsas enteras de patatitas fritas y cajas de galletas saladas de una sola sentada.
Nunca pensó sobre ello de esa manera, pero tener que caminar desde o hacia la escuela a unos kilómetros de distancia, además de caminar también en la ciudad, lo estaba llevando de vuelta hacia lo que debía ser un cuerpo: una rutina diaria que habría sido fácil para sus ancestros genéticos, los cazadores-recolectores.
Muchos investigadores creen que el resto de nosotros en este país de cuerpos inflados podríamos usar el mismo tipo de sacudida, aproximarnos a nuestras raíces genéticas como cazadores-recolectores del paleolítico pre-agrícola en cuanto a rutina física y dieta diarias.
Nacidos en esta edad moderna, obviamente no tenemos puntos de referencia que nos digan que nuestro modo de vivir no es bueno, excepto que nuestros cuerpos están rebelándose contra condiciones como la obesidad y la diabetes. Para recordárnoslo, nuestro propio gobierno está llamando gordos a dos tercios de nosotros.
A pesar de que nuestros cerebros piensan, dicen los investigadores, cada otra fibra de nuestro cuerpo ha sido refinado a través de la evolución para la lucha diaria por la subsistencia. Nuestros cuerpos todavía lo esperan.
Fue definido así después de miles de millones de años de evolución. Luego, hace unos 10.000 años -una pestañeada en ese contexto-, empezamos a cultivar la tierra y a comer muchas cosas que no comíamos antes. Para una referencia religiosa, pensemos en cómo Adán y Eva salieron del jardín del Edén. Luego, en el último siglo, incluso ‘tecnologizamos' nuestro modo de ejecutar trabajos físicos.
Sin embargo, "tu cuerpo está encasquillado en el tiempo evolutivo", dijo el doctor Henry S. Lodge, un internista de Manhattan de la facultad de Medicina de la Universidad de Columbia.
Eso significa que nuestros cuerpos esperan que recorramos, de acuerdo a normas de caza y recolección modernas, de 9.5 a 19 kilómetros al día a pie a la búsqueda de verduras, frutas y presas animales pequeñas y magras -ninguno de esos productos provoca obesidad.
Eso es terriblemente diferente a coger un dónut y un café en camino a la oficina, donde nos sentamos durante varias horas, y luego caminar quizás unos 300 pasos para gozar de un almuerzo cargado con las calorías de las hamburguesas, las patatas fritas y una tinaja de Coca-Cola. Lo que es seguido por varias horas más de estar sentado, y luego conducir a casa absolutamente destrozados por un día de duro trabajo. Nuestra recompensa: varias horas sentados ante la televisión, por supuesto con una bonita y grasosa cena, desprovista de almidones.
Sin embargo, en nuestro país intoxicado de alimentos y comodidades, la cultura occidental está usando las respuestas naturales de nuestro cuerpo para matarnos con lo que muchos científicos dicen que deberían ser enfermedades mucho menos habituales, como el cáncer y las afecciones cardíacas.
"Una vez que lo entiendes, puedes engañar a tu cuerpo con poco esfuerzo. En lugar de caminar 8 horas en la pradera, 45 minutos de gimnasio serán suficientes", dijo Lodge, que, como parte de su práctica, hace lo mejor que puede para devolver a sus pacientes algo del ardor de los cazadores-recolectores. Y una vez que la actividad física se ha recuperado, cree Lodge, seguirá naturalmente una dieta apropiada.
"Únicos entre todas las generaciones de criaturas que pasaron por la Tierra hace más de 3 millones, nosotros nos hemos salido del crisol de la evolución. Simplemente nos paramos y salimos de la naturaleza", escribe Lodge en ‘Younger Next Year'.

Protectora Capa de Grasa
Lodge señala que para ser sano, es imperativo saber qué esperan nuestros cuerpos. Tomamos decisiones diarias sobre si sentarnos o movernos, y cuando elegimos sentarnos, nuestro cuerpo se engaña pensando que no hay alimentos disponibles, así que baja el uso de energía y acumula las reservas grasas.
Si nos movemos, de acuerdo a Lodge, nuestros cuerpos piensan que todo está bien y queman las excedentes.
Aunque los norteamericanos no son los únicos en ser matados por el exceso, somos los chicos que aparecemos en los carteles por ello. El país más avanzado del mundo se arrastraba detrás de 26 otros en esperanza de vida en el 2000, de acuerdo al banco de datos internacional de la Oficina de Censos de Estados Unidos. Y el panorama es cada vez más desalentador.
Aunque tiene críticos, S. Jay Olshansky, un demógrafo biólogo de la Universidad de Illinois en Chicago, advirtió recientemente en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra que nuestra esperanza de vida puede estar descendiendo debido a nuestra obesidad.
Un investigador de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, no está corriendo riesgos. Después de estudiar cómo la inactividad daña nuestros cuerpos, dio metafóricamente un gran paso hacia atrás en el tiempo para recuperar en su vida la rutina diaria de los cazadores recolectores. Montó una rueda de andar frente a su ordenador en la oficina de modo que pudiera caminar 1.1 kilómetros por hora durante casi todo el día en el trabajo.
Ahora entre su movimiento físico casi constante en la oficina y su inclinación por las frutas y verduras, el doctor James Levine ofrece un ejemplo bastante bueno del cazador-recolector modelo 2005.
"El trabajo que estaba haciendo me agradaba", explicó el endocrinólogo. "La actividad que tengo en el día es realmente importante. Estoy quemando 800 calorías al día y no voy al gimnasio. Camino porque me gusta".
Loren Cordain, profesora de ciencias de la salud en la Universidad Estatal de Colorado en Ft. Collins, que ha estudiado la dieta a través de los fósiles, se ha transformado en la portaestandarte del retorno al nivel de dieta y actividad de los cazadores-recolectores, llamado a veces el estilo de vida del paleolítico.
Por ejemplo, a pesar de las industrias lácteas y de cereales que mencionan numerosos estudios que recomiendan los beneficios de sus productos, que continúan siendo los pilares de las pautas dietéticas del gobierno, insistió en que nuestros antepasados pre-agricultores no tenían nada que ver con ellos. Y hoy, agregó, nuestros cuerpos todavía no los necesitan y pueden, de hecho, sufrir a causa de ellos.
Cordain sugirió que los trabajos en el genoma humano detallarán cómo las exigencias dietéticas humanas fueron determinadas genéticamente a través de la evolución.

Mezcla de lo Más Viejo con lo Más Nuevo
"Finalmente", dijo, "los científicos ilustrados se darán cuenta de que imitando los patrones dietéticos de la Edad de Piedra con alimentos modernos, podemos mejorar significativamente nuestro bienestar".
Cordain propone un régimen relativamente alto en proteínas, subiendo de 19 a 35 por ciento el consumo de calorías, la mayor parte de carnes magras y pescado. La dieta típica norteamericana es de un 15 a 16 por ciento de proteínas. Aboga por el consumo de pavo o de pescado cargado con ácidos grasosos omega-3. Además, sugiere un rico suministro de vegetales no feculosos y frutas, pero no cereales, ni legumbres, productos lácteos, sal agregada o azúcar refinada.
El antropólogo Robert Sussman, de la Universidad de Washington en St. Louis dice que los cazadores-recolectores eran mucho más recolectores que cazadores y por tanto consumían menos proteínas animales que las que sugiere Cordain.
"Un poco de proteínas animales es natural en un primate omnívoro", dijo Sussman, "pero estoy de acuerdo en que es lo que comemos lo que nos ha llevado a la mayor crisis de salud que tenemos".
El investigador de nutrición de la Cornell University, T. Colin Campbell, dice que el exceso de proteína animal es lo que enciende el botón del cáncer.
En 1983 el gobierno chino lo invitó a estudiar por qué la gente en ciertas comunidades aisladas, donde la dieta no ha cambiado en siglos, presentan una asombrosa falta de cáncer y de afecciones cardíacas, mientras que los habitantes de las ciudades tenían una tasa similar a las de sus contrapartes occidentales.
Campbell publicó sus hallazgos este año, y culpa a las grandes cantidades de proteína animal, incluyendo la de la leche, de contribuir a las enfermedades "occidentales". Esto lo dice un hombre que se crió en una granja lechera.
La sana China rural consume no más de un 10 por ciento de las calorías totales en proteína, dijo, y sólo un 10 por ciento de esta es de fuentes animales.
Los chinos del campo pueden morir de enfermedades infecciosas o de accidentes, dijo, pero no son gordos y no mueren de cáncer ni de afecciones cardíacas del mismo modo que nosotros. Si hay un manual para idiotas, dijo, es comer frutas y verduras.
Apoya esa idea un estudio de la Universidad de Toronto este año que muestra que una dieta rica en fibras y vegetales parece disminuir el colesterol del mismo modo que la droga estatina. Pero ese estudio también utilizó soya y cebada, que no aparecen en el menú de Cordain.
Así, incluso si se adopta la dieta paleolítica, hay todavía que moverse mucho.

No Hay Respuestas Simples
"No hay una sola dieta paleolítica", dijo el doctor Walter Willet, profesor de epidemiología y nutrición en la Facultad de Medicina de Harvard, "pero la actual dieta americana de grandes cantidades de azúcares, almidón y grasas hidrogenadas no hizo parte de las dietas evolutivas.
"Tenemos evidencias directas de que la gente no funciona bien con esos tipos de dietas. Creo que el estudio de las dietas paleolíticas es una fuente muy fértil de hipótesis".
Las dietas paleolíticas, sin embargo, también tienen críticos. "Como estilo de vida creo que el balance es realmente vital", dijo Marilyn Tanner, portavoz de la Asociación Dietética Americana e investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis. Apoya el uso de productos lácteos poco grasos y cereales enteros, como lo hace Bonnie Taub-Dix de Woodmere, Nueva York, también portavoz de la asociación.
Taub-Dix agregó, sin embargo, que el ejercicio remplaza buena parte del método del hombre de las cavernas. "Cuando ves a alguien que es inteligente y, digamos, se ven felices, bueno, quiere decir que se ocupan de que sea así", dijo. "Requiere algún grado de sacrificio".
Como ser excluido del bus.

Dieta Paleolítica
Las reglas básicas de la dieta paleo según la investigadora Loren Cordain son:
-Todas las carnes magras, el pescado y mariscos que puedas comer.
-Todas las frutas y verduras no feculosas.
-Nada de cereales.
-Nada de legumbres.
-Nada de productos lácteos.
-Nada de alimentos procesados.

A la autora se le puede escribir a: rwerland@tribune.com

11 de abril de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh

2 comentarios

Uno que pasaba por aquí -

TALIA, Roma, mar. 23, 2006.- Italia es el país con el mayor número de niños obesos pero de acuerdo a los dietistas italianos, la culpa no la tiene la comida italiana.

bishu -

la recomendacion de la doctora sobre lo q se puede comer es interesante.
pero ahora estudio en italia, donde no hay gordos, y la base de su alimentacion es la pasta,para comer y para cenar practicamente todos los dias(es totalmenbte cierto) y aqi no hay gordos
la pasta llena y no engorda
felicidades por la pagina, me gusta leer noticias interesantes pero q no sean las de siempre, y q no sean sobre paridas