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quién es benedicto xvi


[Daniel J. Wakin] Un teólogo visionario con raíces en la Alemania de la guerra.
Roma, Italia. El hombre que se ha transformado en el Papa Benedicto XVI fue un producto de Alemania en tiempos de guerra, pero también de una región profundamente católica: Baviera.
Cuando los nazis reforzaban su poder absoluto en Alemania en los años treinta, la fuertemente católica familia de José Ratzinger se mudaba frecuentemente entre pueblos de la Baviera rural.
"Había mucho desempleo", escribió en sus memorias ‘Milestones'. "Los preparativos de la guerra pesaron fuertemente sobre la economía alemana. Las riñas entre los partidos políticos pusieron a una gente contra otra". Su padre, escribió, era un decidido anti-nazi.
La iglesia católica, recordó el cardenal Ratzinger, era un bastión contra el régimen nazi, "una ciudadela de verdad y justicia contra el reino del ateísmo y el engaño".
Pero no podía evitar las realidades de la época. En un episodio que será ciertamente estudiado de nuevo, José Ratzinger fue durante un breve período un poco entusiasta miembro de la Juventud Hitleriana cuando era adolescente, después de que se hiciera obligatorio ser miembro del partido nazi en 1941, de acuerdo a una biografía de John L. Allen Jr., que cubre el Vaticano para el Reportero Católico Nacional.
En 1943 él y otros seminaristas fueron llamados a hacer el servicio militar. Desertó en 1945 y volvió a casa, pero fue capturado por soldados norteamericanos y mantenido como prisionero de guerra durante varios meses, escribió Allen.
Junto a su carrera hacia el papado, construyó una distinguida carrera académica como teólogo y luego pasó casi un cuarto de siglo como el visionario teólogo del Papa Juan Pablo II -y como defensor de estrictas posiciones en cuestiones de doctrina, moral y la primacía de la fe.
Además de su sutil y poderoso intelecto tiene un lado espiritual, casi místico, enraizado en el tradicional paisaje de Baviera de procesiones, devociones a María y pequeñas parroquias del campo, dijo John-Peter Pham, un antiguo diplomático del Vaticano que ha escrito sobre el cardenal Ratzinger.
"Es una cristianismo del corazón, no diferente al del último Papa de Polonia", dijo. "Es muy diferente a la teología cerebral tradicionalmente asociada con la teología alemana".
Su experiencia bajo los nazis -tenía 18 años cuando terminó la guerra- fue formativa en vistas de la función de la iglesia, dijo Allen.
"Haber visto al fascismo en acción, hoy Ratzinger cree que el mejor antídoto para el totalitarismo político es el totalitarismo eclesiástico", escribió. "En otras palabras, cree que la iglesia católica sirve la causa de la libertad humana restringiendo la libertad en su vida interna, por lo que queda claro qué enseña y cree".
Totalitarismo, en realidad, dicen los críticos.
Citan a una larga lista de teólogos a los que el cardenal Ratzinger ha reprendido por apartarse de la doctrina oficial; su condena del "relativismo", o la creencia de que otras denominaciones y credos conducen igualmente a la salvación; su denuncia de la teología de la liberación, la homosexualidad y el feminismo; su intento de refrenar los sínodos nacionales; su creencia de que el Concilio Vaticano Segundo de los años sesenta, que condujo a la cuasi-revolucionaria modernización de la iglesia, ha provocado corrosivos excesos.
En efecto, ha llamado a una iglesia más pura a expensas del tamaño.
Hans Küng, uno de los teólogos que discutió con él, llamó su ideología "un paradigma de la iglesia y del papado que es medieval, anti-Reforma y anti-moderno".
"Tenerlo como Papa será considerado por muchos católicos como que la iglesia es absolutamente incapaz de reformarse a sí misma", dijo, "y que no tendremos ninguna esperanza de algo parecido al gran proceso del Concilio Vaticano Segundo".
Junto a Baviera y el nazismo, una tercera influencia ayudó a formar al nuevo Papa: los disturbios estudiantes de izquierda de los años sesenta en el alba del terrorismo interno alemán. Dijo que lo hizo darse cuenta de que a veces no hay espacio para la discusión.
Incluso antes de ser el supremo pontífice de la iglesia católica, el cardenal Ratzinger tenía un inmenso poder. Juan Pablo lo nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición. Fue una elección profundamente personal, hecha sin las usuales y amplias consultas.
Sus debates regulares los viernes eran según se dice a menudo osadas.
El cardenal extendió el poder de la función, pronunciándose sobre un amplio rango de materias. Fue el primer teólogo profesional en el cargo en más de un siglo, equipado con una fuerte inteligencia y firmeza.
"Este es un hombre que puede enfrentarse a un montón de asuntos difíciles sin disgustarse", dijo el Padre Augustine Di Noia, que fue el subsecretario de la congregación. Se dice que Juan Pablo le dio al cardenal Ratzinger amplias atribuciones; algunos lo llamaban el "vice Papa".
Como decano del Colegio Cardenalicio, era también el más poderoso de los cardenales -su líder durante el período tras la muerte de Juan Pablo, el oficiante de la misa funeraria y su guía durante el cónclave.
Detrás de su temible reputación hay una "persona sencilla", dijo el Padre Di Noia. "Se ríe entre dientes. Tiene algo de la inocencia de un niño". Otros hablan de su seco sentido del humor y sus maneras modestas.
Es un hombre chico con los ojos hundidos y pelo cano, y habla italiano -el idioma del Vaticano- con un fuerte acento alemán. A diferencia de Juan Pablo, tuvo poco tiempo para hacer deporte o alguna actividad física, excepto caminar en las montañas.
Hasta ahora vivió en un pequeño apartamento cerca del Vaticano y caminaba hacia el trabajo. Era quizás el cardenal mejor conocido, apareciendo en ruedas de prensa del Vaticano y conocido por muchos por sus libros y retratos de él en los diarios.
Joseph Alois Ratzinger nació el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn en Baviera, el menor de tres hijos. Era parte de una región que estuvo durante mucho tiempo en la órbita de los Salzburg, en Austria, el lugar de nacimiento de Mozart. Él mismo pianista, expresó una gran atracción por el compositor.
En parte debido a la oposición de su padre a los nazis, escribió, la familia de mudó cuatro veces antes de que José cumpliera los 10. Su madre era cocinera en un hotel.
Entró al seminario en 1939. Después del servicio militar obligatorio, sirvió en una unidad anti-área. Dijo que la unidad fue atacada por las fuerzas aliadas en 1943, pero no tomó parte en la batalla porque una infección en un dedo le impidió aprender a disparar. Después de alrededor de un año en la unidad anti-área fue alistado en el ejército regular, enviado a casa y luego nuevamente llamado antes de desertar a fines de abril de 1945, de acuerdo a Allen. Dijo a la revista Time en 1993 que mientras estaba destacado en Hungría vio a unos judíos húngaros que eran enviados a campos de exterminio.
Al rememorar su experiencia en la guerra, Allen escribió que él públicamente contaba poco de los horrores explícitos que había a su alrededor; de la resistencia ante los nazis por otros grupos, aparte los católicos; o del antisemitismo de un prominente tío abuelo.
Después de terminar la guerra en el otoño de 1945, volvió al seminario, donde su hermano Georg -que sería pronto un importante director de música eclesiástica- también estudiaba. Los hermanos fueron ordenados en 1951; dos años después José Ratzinger obtuvo su doctorado en la Universidad de Munich. Su disertación se titulada ‘The People and House of God in St. Augustine's Doctrine of the Church' [El Pueblo y la Casa de Dios en la Doctrina Eclesiástica de San Agustín]. Sacó su licenciatura en pedagogía en 1957.
Uno de sus libros más influyentes fue un temprano trabajo de sus lecturas universitarias, ‘Introducción al cristianismo'. También escribió ‘Dogma y revelación' y ‘Escatología'.
En su opinión, la iglesia no existe para ser integrada al mundo sino para ofrecer un modo de vivir. No es un edificio humano, sino uno creado por la divinidad. Y la teología no es un seco ejercicio académico. Los teólogos deberían apoyar a la iglesia enseñando a servir a los fieles, no a apartarse de ella.
Su carrera académica empezó inmediatamente después de su licenciatura. Pasó dos años enseñando dogma y teología fundamental en la Universidad de Freising y 10 años en la universidad de Bonn. También trabajó en las universidades de Münster y Tübingen. Apartado por las protestas estudiantiles en Tübingen, en 1969 se mudó a Regensburg.
En una entrevista de 1985 con el New York Times llamó a las protestas de "ataque radical contra la libertad y dignidad humanas, una profunda amenaza a todo lo que es humano". Esas acciones le enseñaron, dijo, que discutir con el terrorismo era colaborar con él. "Aprendí dónde debe terminar el diálogo porque se transforma en una mentira y la resistencia debe comenzar para preservar la libertad".
Ya en 1962, a los 35, alcanzó prominencia en los más altos niveles de la iglesia. Un conocido mutuo lo introdujo al cardenal José Frings, arzobispo de Colonia. El cardenal Frings le pidió que actuara como su asistente en el Concilio Vaticano Segundo. El Padre Ratzinger es conocido por impulsar al cardenal Frings a unirse a los obispos franceses y alemanes para oponerse firmemente contra la curia vaticana que quería evitar las reformas en el concilio. También ayudó a escribir un discurso criticando a la Inquisición, la predecesora de su futuro hogar, la Congregación para la Doctrina de la Fe. El discurso la llamó "anticuada" y una "fuente de escándalo para el mundo".
Sin embargo, dentro de una década llegó a expresar una profunda preocupación de que la iglesia se estaba inclinando hacia la izquierda y perdiendo su rigor eclesiástico.
En 1977, el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo de Munich, y lo hizo cardenal en apenas tres meses. Ese mismo año conoció al futuro Juan Pablo II, aunque algunos han dicho que se encontraron en el Concilio Vaticano Segundo. Ambos pasaron sus juventudes bajo regímenes totalitarios, pero también compartían la sensación de que la iglesia estaba a la deriva en un mar de permisividad, y que era necesario volver a los fundamentos.
Juan Pablo lo nombró para la congregación doctrinaria en 1981. Pronto tomaba medidas contra la teología de la liberación, el movimiento de inspiración marxista de sacerdotes latinoamericanos para ayudar a los pobres reestructurando radicalmente la sociedad. La congregación denunció el movimiento en 1984; Leonardo Boff, un teólogo brasileño de la teología de la liberación, fue llamado al orden y silenciado durante un año.
También castigó a otros teólogos. Charles E. Curran, un teólogo de la Universidad Católica de América, fue excluido de la docencia en instituciones católicas por negarse a abjurar de su rechazo de la doctrina de la iglesia sobre la sexualidad. El Padre Tissa Balasuriya, un teólogo de Sri Lanka, fue excomulgado en 1997 después de ser acusado de rechazar principios católicos fundamentales como el pecado original y la Inmaculada Concepción. Más de una docena de otros han sido reprendidos por la congregación.
Con el fin de la guerra fría, el cardenal Ratzinger volcó su atención a luchar contra el "relativismo". La declaración ‘Dominus Jesus' de su congregación en 2000 dijo que otras religiones no podían ofrecer salvación y eran "seriamente deficientes". Los líderes de otras religiones protestaron consternados, pero Juan Pablo defendió públicamente el documento.
Cuando celebraba la misa que introdujo el cónclave el lunes por la mañana, el cardenal Ratzinger habla de la "dictadura" del relativismo, bajo el cual el ego y los deseos personales son los más importantes.
Una de sus principales iniciativas, que muchos dicen ha sido exitosa, fue socavar el poder de los sínodos -e incluso en esto se refirió a la guerra. El sínodo alemán firmó condenas del nazismo que eran "pálidas y débiles"; los documentos verdaderamente poderosos, dijo, "provinieron de obispos individuales valientes".

20 de abril de 2005
©new york times
©traducción mQh

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