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porno en todas partes


[Shawn Hubler] Un hecho de la vida. La pornografía es tan común en la era digital que los adolescentes la consideran "parte de la cultura".
Mike Clark cree que era apenas un niño cuando vio su primer anuncio pop-up pornográfico en internet, y algo mayor cuando vio el primer pop-up pornográfico que entendió. ¿El primer correo basura pornográfico? Veamos: ¿cuándo aprendió a usar el correo electrónico? ¿En el primer videojuego con imágenes eróticas? Probablemente la primera vez que jugó Grand Theft Auto. ¿La primera excursión por un sitio porno en internet?
"Justo después de mi primera clase de educación sexual en el séptimo", confesó el chico de 16 años del condado de Orange, de cutis de seda, un sábado reciente mientras sus compinches estallaban en carcajadas.
"Quiero decir, en el momento en que te dicen el tipo de cosas que puedes encontrar, tu primera reacción es: ‘¿Será así?'"
Y así es, confirmaron sus compañeros, gritando sobre la música durante el almuerzo en el congreso de una organización de servicios juveniles en Irvine. Está online, por cable, en los teléfonos celulares, en los chat rooms, en los mensajes de tipos que se meten a la red y revisan los diarios de vida de niños en la red, en conexiones de cámara a cámara, en pantallas de televisión en fiestas donde los adolescentes pasan frente a ellas como si fuera el papel mural, en charlas sobre la abstinencia en clases de catecismo y en las clases de salud, en películas, en letras de canciones hip-hop como la que suena desde los altavoces cuando hacen la cola de las pizzas y burritos.
"La pornografía", se encoge de hombros Scott Timsit, un chico de 16 de pelo negro con gafas de marco de metal, "es parte de la cultura ahora. Es como si no estuviera, como el porno".
La primera generación en crecer con internet y todo lo que ha introducido en la cultura general está comenzando a hacerse mayor. Es una generación para la que los números 900 y pedazos revueltos de cuerpos en el canal Spice ha dado origen, en unos pocos años, a los anuncios insolicitados por correo electrónico de los videos eróticos de Paris Hilton y los guiones pornográficos en ‘El Gran Hermano' Es una generación para la que la franqueza sexual se ha transformado en un elemento permanente del paisaje, con inciertas implicaciones a largo plazo.
Por definición, la pornografía son materiales sexuales que están tan más allá de la modestia que son ofensivos para la mayoría de la gente, dijo Gilbert Herdt, director del Centro Nacional de Recursos sobre Sexualidad, un proyecto financiado por la Fundación Ford en San Francisco. Pero como internet ofrece imágenes más explícitas y más accesibles a gente más joven, las normas se han trasladado a otros medios de comunicación.
"Lo que antes llamábamos porno es ahora sexo normal, y lo que ahora pensamos que es porno se ha reducido a un terreno muy, muy diminuto", dijo Herdt. "Hemos ampliado el margen del sexo normal, de modo que ahora no hay demasiado espacio para el ‘porno'".

Las Equis Se Establecen
Por supuesto, el sexo ha vendido siempre en la cultura americana. Y los retorcijones de manos sobre la exposición de los niños al sexo son tan viejos como la civilización. Pero los contenidos adultos no han conocido nunca una plataforma tan poderosa -y legitimadora- como la televisión por cable para mayores de 12 e internet.
Las imágenes y temas que hace una generación eran estigmatizadas ahora fluyen y se multiplican de un medio de comunicación de masas a otro, transformando los tabúes de ayer en las bromas de hoy. La actriz de películas para adultos Jenna Jameson pasó de los DVDs para mayores de 16 y descargas de películas pornográficas a su exitoso manual sexual ‘Cómo hacer el amor como una estrella porno' y, el año pasado, a un documental VH1. Los movimientos de baile una vez asociados con striptiseras son ahora tan comunes en MTV como los pantalones apretados de las estrellas de rock. Pamela Anderon y Paris Hilton son igualmente famosas por sus trabajos en televisión como por sus videos pornográficos descargables.
Lo que esto ha significado para los niños ha sido un masivo derrame de contenidos sexualmente cargados en los medios normales. Patricia Greenfield, directora del Centro de Medios Digitales para Niños, de la Universidad de California en Los Angeles, lo llama "un ambiente mediático sexualizado y omnipresente" que ahora arroja sexo a los niños incluso cuando no lo andan buscando, y llega a ellos a edades cada vez más jóvenes.
Los colegiales que hacen sus deberes en el ordenador de la familia, por ejemplo, ahora empiezan normalmente borrando de su correo electrónico el correo basura que ofrece medicamentos contra la impotencia. Los estudiantes secundarios canjean en secreto videojuegos para adultos como ‘Playboy: The Mansion'. Las columnas con consejos para adolescentes ofrecen comentarios sobre la adicción al porno. Los chat rooms online para adolescentes están llenos de charlas sobre sexo explícito. Un réclame de televisión para un vaporizador corporal para hombres muestra a un niño esquivando los avances de la pareja de la madre de edad mediana.
En MySpace.com, un popular sitio online con adolescentes y estudiantes de la secundaria -y que prohíbe expresamente las comunicaciones explícitas y la participación de menores de 16-, los adolescentes que inventan nuevos nombres de pantalla pueden de todos modos acceder a un ‘generador de nombres' automático cuyos anuncios ofrecen, entre otras cosas, inventar un nombre para sus genitales y responder a la lúdica pregunta: "¿Cuál es tu nombre como estrella porno?"
Si tantas charlas sobre sexo distorsiona la visión de los niños es algo que recién se empieza a investigar. La doctora Lynn Ponton, profesora de psiquiatría de la Universidad de California en San Francisco y autora de ‘The Sex Lives of Teenagers' [Vida Sexual de los Adolescentes], observa que explorar la sexualidad es una parte importante de una adolescencia sana, pero que las formas de descarga usuales no son los que eran antes.
Un estudio de la Fundación de la Familia Henry J. Kaiser, por ejemplo, encontró que 70 por ciento de los niños entre 15 y 17 del país han visto pornografía en la red. Pero un sitio porno promedio puede generar tantas imágenes sexuales por minuto como todo un número de Hustler, dijo Ponton, y a menudo las imágenes son exponencialmente más violentas y explícitas que los pósters centrales que generaciones pasadas acostumbraban a esconder debajo del colchón.
"Si ves imágenes de mujeres que son amarradas y degradadas, y las ves año tras año y miles de ellas, te desensibiliza", dijo Ponton. "Y esto todavía no ha sido estudiado desde el punto de vista del desarrollo de los niños".
"La gente joven no tiene demasiados puntos de referencia", dijo Ralph DiClemente, profesor de salud y medicina públicas de la Universidad Emory, de Atlanta, que está a mitad de camino de un estudio de cinco años sobre los niños e internet, del Instituto Nacional de Salud Mental. "Para ellos, los medios son realidad.
"Así, si eres una persona joven, eres curioso, no has tenido sexo pero no quieres aparecer como un ignorante, ¿qué haces? Te subes a internet para ver cómo tienes que comportarte. Y un montón de las cosas que ven implican una percepción distorsionada de la realidad".
Sin embargo, si esa percepción se transforma en conducta es otra cuestión. Después de todo, la mayoría de los niños ven cosas que no entienden. Y a pesar de todo el sexo que hay a la vista, los adolescentes de hoy tienen tasas menores de embarazo, natalidad y aborto en décadas. La inmensa mayoría de los adolescentes son todavía vírgenes a los 15, y los centros federales de Control y Prevención de Enfermedades informó en 2002 que esa mayoría ha aumentado desde 1995. En un sondeo reciente de Princeton Survey Research Associates encargado por la revista People y la NBC, 95 por ciento de los niños entre 13 y 14 dijeron que no habían tenido relaciones sexuales, y 9 de 10 dijeron que lo desaprobaban para niños de su edad.
"Los adultos siempre piensan que los niños de hoy son peores, o que tienen más sexo o son más promiscuos", dijo Mike Males, profesor de sociología de la Universidad de California en Santa Cruz y autor de ‘La criminalización de los jóvenes: diez mitos sobre la nueva generación'. "Pero la mayoría de las mediciones de eso son las más bajas de la historia.
"Así que cuando escuchamos estas afirmaciones estrafalarias de que sus conductas son de algún modo peores, y cuando se trata de la actitud, desconfío mucho de la percepción y motivos de los adultos. Es como si los adultos estuvieran tratando de decir que somos mejores, con más ética, y superiores".

Mensajes Encontrados
En el congreso juvenil en Irvine, los adolescentes hablaron de la sensación de estar siendo empujados y arrastrados por las fuerzas de la sexualidad y la moral.
Mientras un dejota rifaba snowboards y ropa Volcom en el jardín del ayuntamiento, una media docena de niñas estaban sentadas formando un círculo, conversando y vitoreando, e interrumpiéndose regularmente a mitad de frase para tararear algún ritmo irresistible. Interrogadas sobre si la pornografía en internet y el contenido sexualmente cargado de la televisión por cable, estallaron."Hace pensar a las niñas que necesitan un cambio de apariencia", dijo Kirstin Williams, un rubia de 15 con un chandal y un impermeable. "Conozco a chicas que se quieren hacer la cirugía plástica".
"Se supone que debes tener los muslos flacos, pechos grandes, estómagos planos", dijo Amy Liu, 14, metiéndose el pelo negro y largo detrás de una oreja. "Pero si tienes la fortuna de tener ese tipo de cuerpo naturalmente, te llaman anoréxica... No puedes ganar".
A otro lado del césped, una mesa con niños explicó que las niñas no eran las únicas confundidas.
"El mensaje que te dan es que ese tipo de sexo es elegante, que deberías salir con las rubias flacas", dijo Timsit.
"Y que el sexo no debe ser emocional", dijo Brad Spitzer, 17, devorando un plato de El Pollo Loco. "Pero mi madre me dio un sermón sobre lo inmoral que es el porno".
Otros dijeron que su mayor queja sobre el porno era que sus padres están acusándoles continuamente de descargarlo mientras que de hecho no hacen más que entregarse a su verdadera pasión: jugar online sangrientos videojuegos.
¿Y las excepciones inquietantes? Veamos por ejemplo el reciente juicio por violación en Newport Beach en el que tres niños se filmaron a sí mismos agrediendo sexualmente a una amiga aparentemente inconsciente. O el video pornográfico que fue hecho y difundido el año pasado por adolescentes en una acomodada escuela secundaria de Scarsdale, Nueva York.
O el DVD pornográfico hecho por estudiantes que hace dos años convulsionó la escuela secundaria privada Milken Community, en Los Angeles.
"Me enfermó", recordó la directora de Milken, Rennie Wrubel. Los padres habían informado que su hijo aparecía en un DVD casero hecho por un compañero de escuela en un ordenador de la biblioteca en el festivo judío de la escuela. "Enfermo por los chicos de los que debe preocuparme, enfermo porque me gustaría que se cuidaran más a sí mismos".
Los niños -dos niños y una niña que cursaban entonces el décimo y el undécimo- fueron expulsados, y el suceso desencadenó semanas de angustiada reflexión dentro y fuera de la escuela. La escuela contrató a especialistas en salud mental, realizó reuniones maratónicas, organizó seminarios para los padres y los niños sobre el uso responsable de internet. Pero pronto quedó claro, dijo, que el incidente tenía mucho más que ver con niños específicos que con sus influencias culturales.
"Realmente no tenía conexión con nada más", dijo Wrubel, que siguió en contacto con dos de los tres niños después de que cambiaran de escuela y siguieran orgullosamente el camino de la redención embarcándose en un proyecto de servicios comunitarios en el que todavía participan.
"Se portaron mal y estaban experimentando, y tenían sus propios problemas. Es una edad difícil".
Mucha gente joven dicen que sus padres se asombrarían menos en el paisaje actual si se dieran cuenta de lo mucho que ha cambiado el espectro. Por ejemplo, el porno que ellos conocen, digamos ‘Garganta profunda', la pionera película pornográfica de 1972, parece insulso. Incluso carece de la pretensión de una trama, y se compone de brutales y cortos estallidos cuya dureza se filtra en el lenguaje, en la moda y en las posturas.
"En muchas de esas películas, la cámara misma es violenta", dijo Shade Remelin, una cineasta de 22 de Laguna Beach que, como estudiante de cine en la Universidad de California en Santa Barbara, escribió una vez una carta de 15 páginas con la esperanza de convencer a un profesor que había incluido porno en una clase de cine que hablara menos de la estética del género y más sobre su misoginia.
"Todo se hace ahora con la mano, así que la cámara está en la cara de todos", dijo. "No es solamente que lo estás mirando, sino que lo estás haciendo. Que no sería necesariamente malo si lo que mostraran fuera sexo normal, pero no lo es. Es realmente grosero. Es grosero con las mujeres. En un montón de esas películas las mujeres ni siquiera tienen nombre".
Dicho eso, gran parte del contenido extremo que se produce ahora es también producto de esta generación, y, más importante, de su historia, observa el abogado de Santa Monica, Jeffrey J. Douglas, presidente de la Coalición por la Libertad de Expresión, una asociación gremial de la industria adulta. Antes de internet, dijo, los materiales eróticos pedidos por correo eran muchos menos accesibles y la mayoría de los materiales sexualmente explícitos eran vendidos por comerciantes que vivían con el temor de ser procesados y sancionados. Pero con el surgimiento de internet, que abrió la puerta a un torrente de contenidos baratos -la mayoría hechos fuera de la jurisdicción de Estados Unidos-, toda inclinación hacia la auto-censura siguió el mismo camino de las librerías para adultos."Muchos de los productores domésticos crecieron en una época en que no hay procesos federales", dijo Douglas. Hace cuatro años, dijo, se puso a conversar sobre un juicio por obscenidad de 1987 con un chico de 20 que había hecho una razonable fortuna produciendo materiales explícitos online.
"El tío me miró y me dijo: ‘¿Sabes que edad tenía yo en 1987?' Era como si estuviera hablando de la guerra de hispano-americana".
Con ese tipo de cambio en los márgenes, dicen los adolescentes, el valor sorpresa no es lo que era antes. La desconexión se hizo evidente hace poco en un teatro del condado de Ornage donde se exhibía el documental ‘Inside Deep Throat'. La audiencia estaba compuesta en su gran mayoría por gente de edad mediana. Aunque era sábado por la tarde en un centro comercial, no había ni una sola persona joven a la vista ni ningún adolescente se acercó a la prohibida entrada NC-17. Ni siquiera Ben Meredith, el vendedor de palomitas de 18, se había preocupado de saber de qué se trataba.
"Quiero decir, el porno ahora es fácil de conseguir", se encogió de hombros el estudiante de primer año, con largos flequillos teñidos de color naranja sangre. "¿A quién le interesa?"
Las imágenes pornográficas, dijo, eran "como cigarrillos, que cualquiera puede obtener si quiere". Son tan accesibles como un tono de celular o la adicción a un repertorio en tu iPod.
"El porno", dijo, colocando un vaso de plástico en la máquina de refrescos, "es ahora simplemente otra forma de diversión".

23 de abril de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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