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tragicomedia en bagdad


[Robert F. Worth] Llevada a casa por una serie de televisión.
Bagdad, Iraq. Una mañana del mes pasado Qasim al-Malakh, uno de los mejor conocidos actores de Iraq, estaba parado en un polvoriento terreno vacío en una peligrosa sección del sur de Bagdad. Llevaba un inmaculado traje y corbata y su co-protagonista, Nagham al-Sultani, estaba parada junto a él vestida de blanca novia.
Estaban ahí para filmar el último episodio de ‘Amor y Guerra', el drama de televisión más popular de Iraq. Sus personajes, Fawzi y Fatin, se acababan de casar tras un largo y problemático romance.
Pero era la hora de la escena final, y una pequeña dosis de realidad iraquí. Las cámaras enfocaron un coche que traía a los recién casados de su luna de miel. A una señal del director, el coche explotó, enviando al cielo gruesas cortinas de llamas y humo negro.
Fawzi y Fatin, como muchos iraquíes de verdad, fueron víctimas de un terrorista suicida.
El episodio, que se transmitirá en junio, es el último de una serie que ha cautivado a los iraquíes desde la primera entrega el año pasado. ‘Amor y Guerra' es una comedia negra que sólo se podía hacer en Iraq. Mezcla de payasadas e incluso algunos números estilo Bollywood con un brutalmente franco retrato de la violencia allá. Varios de sus personajes principales mueren en atentados, otros son secuestrados y los tanques y helicópteros están constantemente en el trasfondo.
"Queríamos reflejar las condiciones reales de vida en Iraq", dijo el director del programa y escritor, Jamal Abed Jassim. "Aquí te pueden secuestrar en cualquier momento. O te puede matar una bomba. Así es nuestra vida".
En un sentido, ‘Amor y Guerra' es un testamento a las nuevas libertades conquistadas por los artistas iraquíes. Durante Saddam Hussein, el cine y la televisión eran estrictamente controladas, y los directores evitaban cuidadosamente cualquier sugerencia de crítica del status quo, dijo Jassim, que empezó a hacer programas de televisión y largometrajes en 1980.
Desde entonces se han rodado varios nuevos dramas de televisión, a pesar de las dificultades para levantar una locación de exteriores en Bagdad. Como varios de los otros programas, ‘Amor y Guerra' es producida por la red de televisión Al Sharqiya, iniciada el año pasado por un iraquí residente en Dubai.
Pero el programa es franco sobre el precio que ha pagado Iraq por su libertad. La primera temporada empezó con Fawzi y Fain parados en el puente de Jadriya en Bagdad horas antes del bombardeo americano de marzo de 2003. "¿Es posible que la bella Bagdad sea quemada?", dice Fatin. "¿Qué pasará con nuestro amor?"
Fawzi se aprieta las manos. "Sobrevivirá, incluso si hay guerra", dice, con la música creciendo detrás de él. Luego sigue un lento montaje del bombardeo de Bagdad y sus ruinas de posguerra, mientras una triste voz canta sus glorias pasadas.
Incluso los momentos cómicos del programa pueden ser violentos. En un episodio, Fawzi están tan ocupado coqueteando con Fatin que no se da cuenta de que su coche se desliza marcha atrás por la colina. Se desliza completamente hasta el puesto de control militar norteamericano, donde los soldados, confundiéndolo con un coche-bomba, lo agujerean a balazos.
‘Amor y Guerra' no está siempre a la altura de las normas de producción occidentales. La mayoría de los episodios fueron filmados en exteriores en Bagdad, y a veces tiene el aire improvisado de una película de estudiante.
Pero la improvisación es parte de su encanto. A menudo durante el rodaje soldados americanos entraron al plató, alarmados por la vista de las cámaras, actores y extras. Jassim a menudo enfocó la cámara a los soldados -o helicópteros- y los integró en el episodio.
"Cuando levantas un micrófono, el piloto del helicóptero siempre pensará que es una granada o una pistola", dijo Malakh, un elegante hombre de 60 que se ve, y actúa, como si tuviera quince años menos. Las constantes interrupciones a menudo retrasan la filmación, dijo. Pero tenían un lado positivo.
"En otros países conseguir un tanque o un helicóptero cuesta miles de dólares", dijo Malakh. "Aquí es gratis". Producir toda la primera temporada de ‘Amor y Guerra' costará unos 150.000 dólares, dijo.
El programa se centra en Fawzi, una especie de hombre corriente iraquí que intenta hacer lo correcto en circunstancias muy difíciles. Con una cara guapa y sufrida y su escarabajo Volkswagen celeste, es de una innata amabilidad y chaplinesca tendencia a meterse en líos.
En un episodio inicial, Fawzi descubre, gracias a su trabajo en un agencia telefónica del gobierno que una banda de secuestradores está planeando secuestrar a un niño que vive cerca. Fawzi corre a casa del niño a avisar a la madre, pero la madre se asusta y lo ahuyenta.
Cuando poco después llegan los secuestradores y se llevan al niño, la madre menciona a Fawzi como sospechoso. Sólo después de que lo han metido en un calabozo termina la policía finalmente creyendo en su historia y, con su ayuda, capturan a los verdaderos criminales.
La amada de Fawzi, Fatin, comparte su asediada decencia. Trabaja en un hospital mental donde la mayor parte del personal huyó después de la invasión de 2003, y trata de cuidar a los pacientes con unos pocos ayudantes. Proviene de una familia rica, y gran parte de la trama gira en torno a los esfuerzos de su madre por impedir que se case con Fawzi, que es pobre.
Para muchos iraquíes parte del atractivo del programa es su presentación de estos héroes bondadosos en un mundo brutal y violento.
"Los iraquíes son como Fawzi y Fatin, pero todos hablan de los criminales", dijo Malakh. "Esto es importante para nosotros".
‘Amor y Guerra' no es la única serie nueva que ofrece una mirada de realidad iraquí. También están ‘Al Hawasim', o ‘Los decisivos', un término que los iraquíes empezaron a usar para referirse a los saqueadores que robaron gran parte de Bagdad después Hussein llamara la invasión de 2003 "la batalla decisiva". En la serie, algunos de los saqueadores se han hecho ricos. Otra es ‘La partida', sobre gente que roba antigüedades iraquíes, dijo Jassim.
En total, desde el comienzo de la guerra se han rodado unas 10 series, y la mitad de ellas se han transmitido, dijo Jassim. Es popular no solamente en Iraq, sino en muchos otros países con población iraquí, gracias a los canales por satélite.
El año pasado después de un episodio en el que la madre de Fawzi muere en un atentado suicida, Balkes Razzak, una ama de casa de Bagdad se descubrió llorando, dijo. Llamó a su hermana en Rumania, que también la estaba siguiendo. "Aquí en Iraq todo el mundo hablaba de eso, e incluso la gente que vive en el extranjero", dijo Razzak.
La primera temporada, filmada a principios del año pasado y transmitida en la primavera pasada y principios del verano, no llamó la atención del Occidente porque coincidió con los levantamientos armados en el sur de Iraq y con la primera comparecencia de Hussein ante la corte.
La segunda temporada, terminada a mediados de abril, es más sombría, pero hay algunos matices luminosos. Ahmad (Behjet al-Juburi), el amigo de Fawzi, un enano que ha estado obsesionado con un improbable romance con una guapa y joven vecina, encuentra la felicidad. Se casan y tienen mellizos.
No hay tanta felicidad en el destino de Fawzi y Fatin. Jassim dice que los mató porque quería hacer otros proyectos, incluyendo una adaptación de ‘El enfermo imaginario' de Molière, escenificado en el Bagdad de preguerra.
Malakh dijo que la tragedia era el único modo apropiado de terminar la serie. "Así es nuestra vida", dijo. "Me estoy riendo contigo ahora, pero igual mi casa ha sido bombardeada. Es la comedia negra que estamos viviendo".

Thaier al-Daami y Layla Isitfan contribuyeron a este artículo.

16 de mayo de 2005
14 de mayo de 2005©new york times
©traducción mQh

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