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niños perdidos de rusia


[Kim Murphy] La misteriosa muerta de cinco escolares en Siberia arroja una macabra luz sobre los muchos niños del país que son maltratados o desaparecen.
Krasnoyarsk, Rusia. Todos los días Oksana Korshunova se dirige a un pozo del alcantarillado de 2.75 metros de profundidad a un kilómetro y medio de su casa. Se agacha en el borde y mira en el chamuscadohoyo, esforzándose en imaginar cómo Maxim, su hijo, se metió ahí y qué pasó con él después.
Lo ha pensado día y noche durante semanas, una espeluznante secuencia de película que se repite en su mente una y otra vez.
El niño de 11 años llegó a casa desde la escuela, y luego salió corriendo a jugar con su amigo Sasha, de abajo. Eran las 4 de la tarde, posiblemente las 4:30, del 16 de abril. ¿Cuántas veces había Korshunova mirado distraídamente a su único hijo correr hacia afuera? ¿Cuántas veces había escuchado los gritos y risas de los niños que se filtraban por la ventana, y luego se desvanecían en la distancia a medida que recogían refuerzos y se iban al patio de la escuela a columpiarse?
Esa tarde, cuando Maxim no volvió a casa a la hora de la cena, Korshunova se dirigió a la escuela, parpadeando en el vacío crepúsculo. No era la única. Los padres de Sasha, Larisa y Pyotr Lavrenov, habían llegado casi al mismo tiempo. Luego llegaron los padres de Safar Aliyev, Galash Mamedgasanov y Dmitry Makarov. Ninguno de los cinco niños habría regresado esa tarde.
Los padres dieron la voz de alarma a los vecinos y se dividieron el trabajo. Revisaron todos los patios del vecindario, fueron a la escuela, se abrieron en abanico en los depósitos de chatarra y plantas industriales cercanas. La policía se unió a la búsqueda tres días más tarde, y recorrieron el río, enviando incluso lanchas a motor a islas desiertas.
En las semanas siguientes las fotografías de los cinco niños flacos y sonrientes, de 9 a 12 años, aparecieron en toda Rusia. Después de que se emitiera un boletín al público, 18.000 agentes de policía de Siberia a Moscú revisaron más de 15.000 sótanos y áticos y más de 45.000 casas. Se inspeccionaron miles de pozos; pidieron la ayuda de un médium.
El misterio terminó el 8 de mayo cuando se encontró en el fondo de un vacío pozo de cemento del alcantarillado una pila de cuerpos pequeños, quemados tan atrozmente que no quedaban más que huesos y pedazos de huesos carbonizados. O quizás fue entonces que empezó el misterio.
La policía dice que sólo hay dos posibilidades. Los niños descendieron por el pozo y provocaron accidentalmente una explosión de gas metano y gasolina rancia, quizás mientras esnifaban los gases de aerosol o trataban de encender una pequeña fogata. (Esto exige pensar que los cinco niños estaban todos en un espacio de apenas 1.50 metros de diámetro). O fueron asesinados en otro lugar, y sus cuerpos quemados en el pozo.
Es parte de la pesadilla post-soviética de Rusia que haya tantos misterios semejantes, aunque pocos con finales tan macabros. Se calcula que unos 30.000 niños desaparecen en Rusia cada año, la mayoría de ellos fugados de las miserias de los míseros orfelinatos del país o de hogares con padres alcohólicos o maltratadores.
En 2003, las autoridades rusas recogieron de la calle a 620.000 niños que vagaban sin supervisión. El año pasado se reportó la desaparición de más de 2.100 niños en la región de 970.000km2 de Krasnoyarsk, Siberia, el hogar de 3.5 millones de rusos. De esos niños, 25 fueron hallados muertos y 178 continúan desaparecidos.
Muchos de los fugados llegan a Moscú, donde niños de 10 o 12 años pueden ser vistos en una media docena de estaciones de trenes, sótanos y viejos bunkers. Se alimentan hurgando entre restos de hamburguesas en puestos de comida rápida y piden limosna a los transeúntes u ofrecen servicios sexuales. Otros están simplemente parados en las aceras, llorando.
"En la mayoría de los casos no se trata de niños sin casa, sino de niños abandonados", dijo Boris Altshuler, que dirige la organización moscovita sin fines de lucro Derechos de los Niños. "Abandonados quiere decir que son niños a quienes sus padres no alimentan, golpean. Estos niños votan con sus piernas para dejar las malas condiciones de sus familias o escapar de una institución, y es muy importante saber que muchos de estos niños escapan una y otra vez".
Sin embargo, pocos en el barrio Leninsky de la empobrecida ciudad de Krasnoyarsk creen que los niños se hubiesen fugado, aunque incluso los padres reconocen que el paisaje evocativo de ‘Blade Runner' del distrito de viejas y destartaladas fábricas, desmoronándose lentamente hacia el olvido, puede ser suficiente para empujar a cualquier niño hacia terrenos de juego más verdes.
Es verdad que uno de los niños había hablado de fugarse de casa e incluso lo había intentado una vez. Y aunque se encontró una lata de aerosol quemada junto a los cadáveres, sus padres y maestros dicen que no tenían señales de que los niños estuvieran usando esa substancia. Según se dice, los niños tenían padres atentos y cariñosos y poca inclinación a alejarse de la puerta de sus casas.
"Por supuesto, los niños siguen siendo niños. Pero estos eran niños normales. Eran niños bien educados, y tenían buenas maneras. Sus padres se preocupaban mucho de su educación", dijo la maestra de cuarto básico, Natalya Vikulova, que enseñaba a Maxim y Sasha.
Sacó una cartilla escolar y señaló a una hilera de cincos y cuatros, el equivalente de A y B, junto a los nombres de los niños.
"No hay nada que me haga creer que se escaparon. Y los niños no se podrían haber quemado a sí mismos de esa manera en el fondo de un hoyo [de 2.75 metros]. ¿Cinco niños juntos?", dijo Vilukova. "Mi opinión es que pasó algo terrible".
El vice-fiscal general Vladimir Kolesnikov, de visita desde Moscú para tratar el caso, dijo el 14 de mayo que las autoridades lo estaban investigando como un posible homicidio.
"Hoy no podemos establecer con certeza la causa de la muerte de cada niño. Pero la naturaleza de los materiales nos hace creer que la pesquisa sobre el homicidio se inició correctamente, con todas las consecuencias que conlleva", dijo Kolesnikov a periodistas.
La policía dice que tomará semanas llegar a una identificación precisa. Pero la policía encontró junto a los cuerpos una cadenilla plateada como la de la que colgaba una pequeña cruz del cuello de Maximo, la llave de la puerta del apartamento de Sasha y un zapato y partes de un suéter de uno de los otros niños.
"Creemos que los restos que se encontraron son de los cinco niños que desaparecieron el 16 de abril. No hay ninguna duda", dijo Kolesnikov.
Tan pronto como se mencionó la palabra ‘homicidio', los titulares de los diarios empezaron a especular sobre varias posibilidades. Que fueron secuestrados por una banda de productores de películas pornográficas o traficantes de órganos humanos -ninguna de las dos posibilidades, desafortunadamente, puede ser excluida en la Rusia de hoy. La variante ‘maníaca' fue mencionada en varios boletines de prensa.
Solamente la semana pasada se encontraron los cuerpos carbonizados de dos niñas de 13 años en la remota ciudad de Volgogrado, y tres hombres fueron detenidos en la investigación. Aquí en Krasnoyarsk, la segunda ciudad de Siberia, la policía ha estado buscando durante años por un sospechoso asesino en serie que ha dejado partes de cuerpos humanos en varias locaciones entre 1999 y 2003, incluyendo las cabezas de dos niños.
Incluso la búsqueda de los niños perdidos reportó más de lo que la policía había esperado: Equipos de investigación encontraron otros seis cuerpos, incluyendo el de un bebé recién nacido y dos personas que mostraban indicios de haber tenido muertes violentas. También encontraron el cuerpo de un niño de 6 meses que yacía en un pozo del alcantarillado cerca de una fábrica, casi muerto de hambre, pero vivo.
En un vecindario como este, no es difícil imaginar que se puede encontrar casi de todo. Una antigua planta química secreta de la era soviética, ahora cerrada, está junto a los apartamentos donde vivían los niños. Cerca se encuentran la planta de calefacción central, una fábrica de llantas y la fábrica donde trabaja Larisa Lavrenova en el turno nocturno, operando una máquina que haces botellas de plástico de ketchup.
La mayoría de las otras fábricas han caído en la ruina. La calle junto a varios patios de apartamentos adyacentes pasa a lo largo de enormes redes de tubos oxidados, murallas derrumbadas y armatostes mecánicos rotos. Los apartamentos mismos, originalmente construidos como alojamientos de los campos de trabajos forzados de Siberia, están en ruinas, son fríos y mal iluminados.
En ese lugar no se puede excluir una explosión. Sin embargo, dicen los padres, los niños no se habían alejado nunca tan lejos de casa. Además, en el tubo apenas había espacio para tres, y ciertamente no había espacio suficiente para sentarse. Tampoco había una escalera que llevara abajo del tubo, aunque habrían podido usar un tronco quemado para subir. Los vecinos también se hacen preguntas sobre qué tipo de fuego accidental los podía haber quemado de tal manera que sus cuerpos fueron reducidos a nada más que huesos -un fuego que las autoridades dicen que debe haber llegado a los 1.000 grados Celsius.
Es posible, dijo Alexander Makarov, un periodista en Krasnoyarsk para el diario moscovita Izvestia, si los niños trataron de montar un fuego en el pozo colector del alcantarillado y encendido gasolina o aceite filtrándose por los otros tubos conectados.
"Según mis fuentes entre expertos forenses, cuando los niños se estaban quemando estaban todavía vivos", Makarov, "lo que eleva la posibilidad de que haya sido un accidente".
Sin embargo, los padres contienden que tanto ellos como la policía se asomaron al pozo colector del alcantarillado y registraron los patios de los alrededores con perros varias veces en los días y semanas después de la desaparición y no vieron evidencias de que hubiera habido un fuego ni nada en el fondo del pozo.
La policía no está segura de si el área fue registrada. Los fiscales dijeron que estaban considerando presentar cargos por negligencia contra la policía por su lentitud en iniciar una investigación exhaustiva cuando se denunció la desaparición de los niños.
"Yo miré personalmente en el pozo", dijo Mageram Gasanov, un vecino.
"Era de día. También vi el fondo del pozo. Ahí no había nada".
Pero la teoría del homicidio también plantea problemas, reconocen las autoridades. ¿Cómo pudieron cinco niños fuertes y alegres ser secuestrados a plena luz del día sin que nadie se percatara?
Los familiares vuelven una y otra vez a las historias de un coche negro extranjero y sin matrícula que un vecino vio en un patio cercano en los días previos a la desaparición de los niños.
Esa historia se entrelaza con la contada por un niño que estuvo jugando con los niños desaparecidos el día anterior. Dijo a la policía que él se había marchado a comprar pan para su madre, y cuando volvió vio a un hombre con una metralleta empujando a los niños hacia en coche extranjero, negro. Pero cuando un fiscal le preguntó incrédulo: "¿Quizás también vistes platillos volantes?", el niño dijo que había inventado la historia.
Ahora familiares y periodistas locales dicen que el niño y la madre han desaparecido. Padres de los niños desaparecidos dicen que creen que la madre tiene miedo por la seguridad de su hijo.
Otro problema es descubrir la verdad, dijo Lavrenova. La madre de Sasha dijo que muchas evidencias desaparecieron antes de que la policía iniciara la investigación. "No lo tomaron en serio. Estaban seguros que nuestros hijos se habían simplemente escapado a jugar y que volverían pronto", dijo.
"¿Cómo pueden decir eso?", preguntó su marido. "Cuando me pedía permiso para salir, yo le decía: ‘¿Adónde irás?', él me decía que en el patio vecino o en el patio de la escuela. Porque esos eran los sitios más cercanos donde había jardines de juego".
Korshunova dijo que desde que desapareció Maxim ese día no había dormido más de una o horas seguidas. Mientras su marido todavía trata de retomar su trabajo como guardia de seguridad, ella y su madre pasan horas en su pequeña salita entre una maraña de enormes plantas de tomate que nadie tiene el coraje de sacar fuera. Todos los días, a menudo varias veces al día, se encamina hacia el pozo colector del alcantarillado y mira tristemente dentro, como si pudiera descubrir alguna clave entre las carbonizadas paredes.
"Mírate a ti misma y dime si te parece que es un lugar en el que le gustaría jugar a un niño", dijo suavemente.
"No. Aquí pasó algo".

30 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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