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más torturas en iraq


[Richard A. Serrano] La 82 División Aerotransportada es acusada de maltratos en 2003 y principios de 2004.
Washington, Estados Unidos. Un capitán del Ejército y dos sargentos de la División Aerotransportada 82 que fueron responsables de la vigilancia de prisioneros en Iraq han acusado públicamente a miembros de la unidad de golpear, torturar y abusar de los detenidos de manera sistemática en 2003 y principios de 2004.
El Pentágono anunció el viernes que había abierto una investigación criminal de las acusaciones de esta semana, después de enterarse hace poco de las acusaciones del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado y de Human Rights Watch.
El capitán Ian Fishback, licenciado en West Point, se puso en contacto con la comisión del senado y presentó las acusaciones en los últimos diez días, diciendo que le frustraba que sus oficiales superiores no hubieran respondido, dijeron ayudantes del comité.
Fishback y los dos sargentos, cuyos nombres no han sido revelados, también hicieron acusaciones de abusos a Human Rights Watch. El capitán es el primer oficial en hacer públicas acusaciones de maltratos a detenidos en Iraq desde que estallara el escándalo de las torturas en la prisión de Abu Ghraib.
En cartas recientes a varios miembros del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, Fishback dijo que presenció a detenidos que eran desnudados, privados de sueño, expuestos a los elementos y "obligados a estar en posiciones incómodas durante prolongados períodos de tiempo con el propósito expreso de forzarles a revelar otras informaciones además del nombre, rango y número".
Human Rights Watch, de Nueva York, declaró el viernes que uno de los sargentos contó al grupo: "Les pegábamos en la cabeza, pecho, piernas y estómago, los echábamos al suelo, los pateábamos. Eso ocurría todos los días". El sargento, dijeron, describió los maltratos que ocurrieron en una base cerca de Faluya como "iguales", diciendo que "lo hacíamos para divertirnos".
De acuerdo a Human Rights Watch, los sargentos dijeron que habían visto a soldados quebrar las piernas de prisioneros. El grupo dijo que los sargentos habían contado que habían mirado y participado en algunos de los incidentes.
Ninguno de los sargentos ni el capitán -que escribió a los miembros del comité del senado, incluyendo al presidente John W. Warner (republicano de Virginia), Carl Levin (demócrata de Michigan) y John McCain (republicano de Arizona), víctima de torturas en Vietnam- pudo ser localizado el viernes.
Si se prueban, las acusaciones representarían uno de los peores episodios en el maltrato de prisioneros de parte de personal militar americano desde la invasión estadounidense de Iraq en marzo de 2003. Esta es la primera vez que soldados del ejército regular han sido implicados en extensos abusos. Casos previos han girado sobre actos antirreglamentarios de tropas relativamente poco adiestradas de la Guardia Nacional y la Reserva.
La Divisiónn 82 es una de las unidades más legendarias de las fuerzas armadas americanas. La división tiene una historia de servicios distinguidos de casi un siglo, y sus miembros son considerados como profesionales altamente profesionales. Formada en la Primera Guerra Mundial, la división fue reactivada durante la Segunda, cuando sus paracaidistas escogidos se lanzaron detrás de las líneas alemanas para preparar la invasión de Europa el Día D.
Con base en Ft. Bragg, Carolina del Norte, es el cuerpo de paracaidistas más grande del mundo. Sus miembros participaron en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 y varias brigadas han cumplido varios períodos de servicio en Iraq.
En esa unidad evidencias de un rompimiento importante de la disciplina pondría en cuestión la contención del ejército de que abusos revelados anteriormente no reflejaban problemas sistemáticos. Los actos antirreglamentarios reportados por Fishback y los dos suboficiales habrían empezado en septiembre de 2003 y continuaron hasta el siguiente abril. Los abusos en Abu Ghraib ocurrieron dentro de ese período, principalmente en el otoño de 2003, y fueron revelados públicamente en abril de 2004.
Un ayudante del Capitolio familiarizado con las nuevas acusaciones dijeron que eran consideradas "muy verosímiles".
En sus revelaciones, Fishback y los sargentos dijeron que los detenidos temían por sus vidas y se refirieron a miembros de la División 82 como "maníacos asesinos" debido al nivel de brutalidad con que trataban a los prisioneros.
En el Pentágono, el portavoz del Ejército Paul Boyce dijo el viernes que los militares creían que las acusaciones eran lo suficientemente serias como para justificar una investigación criminal a gran escala. "Estas acusaciones son delitos potenciales", dijo Boyce. "Queremos hablar con cualquiera que pueda corroborar esta información. Estas cosas deben ser investigadas cuidadosamente".
Interrogado sobre si la investigación criminal del ejército fue lanzada solamente porque el comité del senado se enteró de las acusaciones, Boyce dijo: "Lo empezamos a investigar tan pronto como nos enteramos".
Los dos sargentos proporcionaron detallados informes sobre las torturas rutinarias a que eran sometidos los prisioneros recluidos en los alrededores de Faluya. Faluya ha sido el escenario de algunas de las peores batallas de la guerra.
"Un día aparece un sargento y le dice a un PUC [person under control, persona bajo control] que recoja un palo", dijo uno de los sargentos, según Human Rights Watch. "Le dijimos que se agachara y le quebramos la pierna con un mini Louisville Slugger, un bate de metal".
Los sargentos formaban parte de una base de operaciones de avanzada llamada Mercury.
En sus declaraciones los tres dijeron que habían presenciado con otros a soldados dando puñetazos y patadas a los prisioneros en las caras, pechos, estómagos y miembros, arrojando químicos a su piel y ojos, y obligando a los detenidos a estar en posiciones difíciles tales como sostener pesadas jarras de agua con los brazos estirados.
En retrospectiva, uno de los sargentos reconoció en una entrevista con Human Rights Watch que "lo que hicimos estaba equivocado". En esa época, dijo, "se aceptaba todo lo que hacíamos; todo el mundo hacía la vista gorda".
Dijo que los maltratos continuaron después de que su unidad se enterara de lo sucedido en Abu Ghraib.
El otro sargento dijo que los soldados se fanfarroneaban a menudo de que torturaban a los prisioneros. "Vi unas palizas muy duras, oí un montón de historias", dijo. "Los tipos hablaban siempre de que lo hacían a los PUKs. Los tipos decían lo que les hacían, no les importaba".
Tratando de explicar los graves maltratos, el sargento dijo: "Poner a tipos frustrados a cargo de los prisioneros es lo peor que se puede hacer". La frustración entre las tropas que dirigía el sargento fue aparentemente el resultado de sus experiencias con los ataques de los rebeldes en el área de Faluya, que se reclamaron muchas vidas americanas.
La unidad de Fishback volvió de Iraq en la primavera de 2004. Para entonces, dijo, él y sus soldados y paracaidistas ya conocían los maltratos de Abu Ghraib.
Como en la infame penitenciaría cerca de Bagdad, dijo Fishback a la comisión del senado, los soldados sacaban fotos a los prisioneros mientras eran violentados para que hablaran -y, dijo, la violencia fue ejercida bajo la dirección de oficiales de la inteligencia militar que querían ablandar a los prisioneros antes del interrogatorio.
Fishback fue descrito por ayudantes del senado como un oficial tranquilo, concienzudo, formalista, que se mostró reluctante a ver al ejército sometido al tipo de la vergüenza pública que vivió durante el escándalo de Abu Ghraib.
"Algunos paracaidistas tomaron fotos durante los interrogatorios de los detenidos, pero las destruyeron después del escándalo de Abu Ghraib porque otros soldados estaban teniendo serias dificultades por las cosas que nos ordenaban que hiciéramos", dijo Fishback en una carta al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado.
Dijo que estaba indignado, así como preocupado de que su unidad también hubiera cruzado esa línea. Dijo que había comentado lo que había visto y oído en Iraq con compañeros de curso de West Point y con el capellán de la academia.
Dijo al comité que en los últimos 17 meses primero escribió un memorándum al comandante de su compañía, diciendo que los militares violaban la Convención de Ginebra. Dijo que le dijeron que considerara el honor de su unidad y el comandante dijo: "no me defendería si yo llevaba el asunto más arriba", decía una de las cartas de Fishback.
Fishback dijo que "conté inmediatamente mis preocupaciones al comandante de mi batallón", que le dijo que ese era un "área gris". Habló con abogados del ejército, dijo, y le dijeron lo mismo, que cosas como "desnudar a los prisioneros y encadenarlos al suelo puede estar en conformidad con la Convención de Ginebra".
Todavía frustrado, llamó a su diputado. Luego, a principios de mes, se acercó a la comisión del senado, que había realizado audiencias sobre lo sucedido en Abu Ghraib.
Fishback dijo que se preocupó en particular cuando el ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld dijo al comité el año pasado, justo después de que estallara el escándalo de Abu Ghraib, que los militares acataban las reglas de la Convención de Ginebra.
"Me preocupó de inmediato que el ejército estuviera participando en una mentira al congreso, que habría sido una clara violación de la Constitución", dijo.
"Métodos de interrogatorios que violan la Convención de Ginebra se introdujeron en los sistemas americanos. El problema era sistemático, y estaba extendido".

25 de septiembre de 2005
©los angeles times
©traducción mQh


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