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venganza y redención en la frontera


[Michael Phillips] Tommy Lee Jones actúa y dirige historia de una muerte cerca de la frontera tejana con México.
En el centro del fascinante e imprevisible largometraje de Tommy Lee Jones, ‘Los tres entierros de Melquíades Estrada’ [The Three Burials of Melquiades Estrada], yacen dos actos maduros de buenas intenciones. El primero tiene que ver con el anticuado vigilante en el que un ranchero del oeste de Texas, Jones en su más vívida actuación en años, se venga del asesinato de su amigo, el indocumentado del título. El otro ejemplo de buenas intenciones plantea qué puede pasar, en un mundo poéticamente justo, si un brutal guardia fronterizo estadounidense se da cuenta de lo que le viene encima y redime su alma con un pacto.
Esto es lo que hacen guionistas y directores para sobrevivir: Tienen buenas intenciones y tratan de cumplir los deseos en la pantalla. ‘Los tres entierros’ no está interesada en el realismo de los docudramas, o en que una milicia ocupe la porosa y controvertida frontera entre Estados Unidos y México. Fiel a sus orígenes en las películas de vaqueros, los arquetipos de la película son trazados en gruesos trazos. Algunos de los dramáticos giros corren el riesgo de ser artificiosos.
Pero la película de Jones en realidad te lleva a un lugar que no has visitado en un millón de otras películas. Tiene una maravillosa sensación de lugar, y espacio, y lleva la sal y pimienta de un buen cuento. Mientras que ‘En terreno vedado’, el otro ítem en las alturas en este momento, es una excelente historia convertida en una película delicada, aunque ligeramente hinchada, ‘Los tres entierros’ no se ve ni demasiado pequeña ni demasiado grande. Es a la vez una fábula simple y una inteligente odisea moral. O una película de vaqueros del sudoeste.
Detrás de un mostacho curvado hacia abajo, Jones es el ranchero Pete Perkins, empleador y camarada del joven, tranquilo vaquero Melquíades Estrada (Julio César Cedillo), que está tratando de ganar el dinero suficiente para volver a su familia en Coahuila, México. Estrada no ha visto a su esposa o hijos durante años. Antes en la película le dispara y mata el novato de la patrulla fronteriza Mike Norton (Barry Pepper, el soldado tirador Jackson de ‘Saving Private Ryan’).
La película se concentra en Norton en las primeras escenas. Lo que vemos de este gamberro racista, que hace el amor perezosamente con su esposa (January Jones) en la cocina mientras mira televisión, es un retrato casi risiblemente ordinario de la pequeñez moral, entre el porno escondido en su camión y la crueldad con que maltrata a los que cruzan la frontera, por quienes le pagan para que capture. Vas a tener problemas, le dice uno de los superiores de Norton, "si sigues golpeando a esta gente". Norton no tiene ni idea de los problemas que le esperan.
La parte de pueblo pequeño de Texas de ‘Los tres entierros’ se parece al dramaturgo William Inge en un sombrero de 10 galones. La amada de Peter es una camarera del restaurante local (Melissa Meo, irónica y bellamente demacrada) que está casada con el cocinero, pero que también se acuesta con el sheriff (Dwight Yoakum). Por la camarera sabe Pete quién mató a Estrada. En ese punto la película de Jones empieza a trazar el improbable viaje hacia México que hacen Peter y Norton, secuestrado a punta de pistola, llevando a caballo el podrido cuerpo de un hombre muerto. La misión de Pete es que Estrada tenga un funeral decente en México, para compensar su innoble muerte en Estados Unidos.
Una vez que cruza el Río Grande, la película gira hacia un territorio más declaradamente alegórico sin perder su prestancia. Cuando Pete y Mike encuentran a un viejo ciego viviendo en el medio de ninguna parte, la escena evoca un puñado de precedentes fílmicos, incluyendo ‘Frankestein’ y ‘Saboteador’, de Hitchcock. Bajo un agobiante sol, en una sorprendente variedad de paisajes espléndidamente captados por el fotógrafo Chris Menges, la pareja del ranchero y el poli fronterizo intercambian homicidas miradas, no muy diferentes de las de Bogart, Huston y Holt en ‘El tesoro de Sierra Madre’.
En menos cantidad que en la convincente ‘Amores perros’ o la vanamente fracturada ‘21 gramos’, el guionista Guillermo Arriaga se las amaña para intercalar escenas retrospectivas entre las de acción en el presente, especialmente en las primeras partes de la película. Algunas pueden ser confusas en términos de cronología. Otras escenas abusan de la credibilidad. En un momento, Estrada y la inquieta, despechada esposa de Norton, Lou Ann, se encuentran en el cuarto de un motel, mientras Pete y la camarera Rachel disfrutan uno del otro en otro cuarto a algunos metros; más tarde, Norton topa cara a cara con otra mexicana ilegal a la que martirizó durante una redada. Sin embargo, la actuación es tan buena todo el tiempo y Jones, nativo de Texas, hace un trabajo de dirección tan nítido y espontáneo de una historia cara a su corazón geográfico y espiritual, que ‘Los tres entierros’ es una de esas raras películas que se ponen cada vez mejor.
En lo esencial es una historia sobre dos tipos transportando el cuerpo en rápida descomposición de un muerto a través de una línea en el mapa -"Traéme el cadáver de Melquíades Estrada". Pero como demuestran Arriaga y Jones, pasan un montón de cosas a ambos lados de la frontera.

Los tres entierros de Melquíades Estrada
Dirección
Tommy Lee Jones; guión Guillermo Arriaga; fotografía Chris Menges; diseño de producción Merideth Boswell; música Marco Beltrami; montaje Roberto Silvi; producción Michael Fitzgerald, Luc Besson, Pierre-Ange Le Pogam y Jones. Una película de Sony Pictures Classics. Duración: 2 horas 1 minuto.

Reparto Pete Perkins (Tommy Lee Jones), Mike Norton (Barry Pepper), Melquíades Estrada (Julio César Cedillo), Belmont (Dwight Yoakum), Lou Ann Norton (January Jones), Rachel (Melissa Leo)

mjphillips@tribune.com

3 de febrero de 2006

©chicago tribune
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traducción mQh

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