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detención junto al cajero automático


[Murray Weiss, Joe cGurk y John Doyle] Ladrón llevaba impresionante vida de lujo.
Unos polis de paisano que estaban almorzando en un restaurante de Time Square -atraídos por un hombre elegantemente vestido que rellenaba con billetes de un cajero automático una bolsa de gimnasia- terminaron cogiendo a un importante elemento de una banda internacional de ladrones de tarjetas de crédito que ha robado ya 4 millones de dólares.
Lo que empezó como un ansiado pollo a la parrilla puede ser el clavo del ataúd de la banda que robó a incontables usuarios y bancos.
La policía federal había investigado al grupo sin demasiado éxito.
Sabían que había gente robando al banco y datos de tarjetas de crédito y números pin de consumidores en todo Estados Unidos, y retirando dinero de sus cuentas.
Incluso tenían el video de un tipo usando una tarjeta robada para sacar dinero, pero no habían podido identificarlo.
Pero el jueves se produjo un golpe de suerte, a la hora de almuerzo en el restaurante Trolley, en la calle 42 entre la Octava y Novena avenidas.
Los cuatro polis entraron y se sentaron a su mesa habitual justo después de mediodía.
Poco después que los hambrientos hombres hicieran sus comandas -dos ensaladas de pollo a la parrilla, un bocadillo especial y un plato de pollo asado-, les llamó la atención un atrayente hombre de pelo castaño.
Andrei Potupa, 29, llevaba su cara americana Hugo Boss, combinando elegantemente con vaqueros negros y zapatillas.
Pero no fueron las distinguidas ropas del hombre lo que les llamó la atención.
El inmigrante ruso estaba parado frente al cajero automático del restaurante, insertando tarjetas vacías una tras otra y retirando puñados de dinero a la vez, dijeron fuentes policiales.
"Cuando paró, se levantaron y lo cogieron en la puerta", dijo Paul Vasiliadis, un empleado del Trolley.
"Fue una sorpresa terrible para él, cuando lo agarraron a la puerta. Estaba pálido como sábana".
Los polis revisaron su bolsa y encontraron fajos de billetes de 20 dólares, dijo Vasiliadis.
En la bolsa tenía 52 tarjetas grises vacías, junto a 7504 dólares.
Con sus almuerzos envueltos, los polis detuvieron a Potupa y lo llevaron a la comisaría cercana de Midtown South -y descubrieron rápidamente que habían tropezado con un pez gordo.
"Hay que reconocer que ha sido muy observadores", dijo Vasiliadis. "Es terrible. Es una estafa que perjudica a la gente y estoy feliz de que lo hayan agarrado".
El Servicio Secreto se abalanzó sobre el asunto rápidamente y reveló que habían estado siguiendo a Potupa durante un tiempo en una pesquisa conjunta con el FBI.
Dijeron que Potupa era miembro de una banda internacional de ladrones de tarjetas de crédito y se encargarán de la investigación, dijeron fuentes.
Inicialmente Potupa dijo que había encontrado las tarjetas y que estaba simplemente verificándolas, dijeron fuentes.
Los polis escanearon las tarjetas con un ordenador del Departamento de Policía de Nueva York NYPD y dijeron que en realidad eran clones de tarjetas robadas -completas con el número de usuario legítimo y otra información codificada en las tiras magnéticas, dijeron las fuentes.
Enfrentado a información incriminatoria, Potupa cambió de historia y dijo que las había comprado online a un spammer canadiense.
Un allanamiento en casa de Potupa descubrió 105 tarjetas más, casi 70 dólares en contante, aparatos electrónicos, un contador de dinero, joyas, recibos y direcciones de bancos, dijeron las fuentes.
Y una revisión de su Porsche gris 2006 -aparcado en un estacionamiento a media manzana del restaurante- reveló una pistola eléctrica y 407 dólares adicionales.
"El tío dejaba buenas propias, cuatro o cinco dólares cada vez", recordó el dependiente del estacionamiento. "Por supuesto tiene que ser generoso. Se trata de un Porsche".
El dependiente dijo que Potupa era un cliente habitual, y se sorprendió cuando los polis llegaron a requisar el coche.
"Lo usaba para salir y volver en una hora", dijo.
La poli también confiscó el celular de Potuopa, que estaba lleno de número en el extranjero. Los polis están tratando de trazar esos números.
Potupa se quebró y confesó cuando los federales le mostraron el video, que filmaron de él cuando estaba vaciando un cajero automático, dijeron fuentes.
Los polis dijeron que Potupa se había dedicado a los cajeros automáticos en restaurantes y sucursales bancarias con información de las cuentas de víctimas inconscientes, algunas de lugares tan lejanos como el medio Oeste.
"De algún modo se las arreglaba para romper el muro de seguridad a través de un truco en el ordenador", dijo una fuente. "O alguien le vendía información desde dentro".
Potupa ha estado viviendo como un gran apostador con sus ganancias mal habidas.
Le gustaba viajar, conducir coches rápidos y rodearse de mujeres guapas.
Hace poco cambió su Porsche plateado del 2004 por un Cayenne nuevo del 2006, que le costó 69 mil dólares. Fue confiscado por la poli.
Y archivos del departamento de licencias muestra que su matrícula -POTUPA- estaba atada a un BMW de 2001 y a un BW de 2004 antes de que la actualizara a los Porsches.
"Un día Potupa y su novia empezaron a conducir coches realmente elegantes", dijo un vecino cerca de su apartamento en Bensonhurst. "Conducían los coches más elegantes del vecindario".
Otro vecino, Ozhan Tastaban, 16, dijo: "Ya me preguntaba yo de dónde sacaba esos coches bonitos. Siempre se aparecía con coches nuevos".
Sus gustos en mujeres también se inclinaban hacia el lujo.
"Tenía novias tan guapas", dijo otro vecino, que agregó que parecía completamente fiable, inteligente y educado.
Los vecinos creían que era un periodista de un canal de televisión ruso y su sitio personal en la red tiene fotos de él en localidades remotas, como Camboya, Tailandia y Turquía.
Entre los cientos de fotografías hay varias de él con animales -sosteniendo un lagarto, una tortuga, un escorpión- y otras donde aparece con un casco nazi y apoyado contra un viejo avión de guerra, en Vietnam.

Philip Messing, Lorena Mongelli,y Jennifer Fermino contribuyeron a este reportaje.

murray.weiss@nypost.com

19 de febrero de 2006
©new york post
©traducción mQh
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