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ocaso de los cementerios familiares


[Theo Emery] En el sur de Estados Unidos. A medida que se urbanizan zonas rurales, tumbas ancestrales son reubicadas, removidas por excavadoras o cercadas por construcciones.
Lebanon, Tennessee, Estados Unidos.
Al final de Bettis Road, al otro lado de una verja cerrada con candado y sobre un sendero cubierto de hierba, yacen de momento generaciones de ancestros de James Jordan,
enterrados encima de un montículo arbolado.
Una oxidada valla cerca el cementerio, y lápidas ladeadas apuntan hacia el cielo entre las hojas. Caminando entre las acacias, Jordan indica las tumbas de parientes muertos hace décadas, incluyendo a la matriarca de la familia Chandler, que dejó instrucciones y dinero para mantener el cementerio.
"Es una vergüenza", dice Jordan, 51. "Murió pensando que había salvado el cementerio".
La cima de la colina, a unos 40 kilómetros al este de Nashville, no será el ancestral lugar de descanso de los Jordan durante mucho tiempo más. Banderas verdes marcan el cementerio Chandler, que incluye las tumbas de veteranos de la Revolución y de la Guerra Civil, esclavos y generaciones de una extensa familia colonial. Pronto serán removidos para hacer lugar para una fábrica, o una bodega -los urbanistas no lo saben con certeza.
En todo el sur, los cementerios familiares salpican el paisaje. Pero a medida que las ciudades entre Atlanta y Memphis crecen rápidamente hacia fuera, el crecimiento se está tragando las zonas rurales que rodean las sepulturas.
Solamente en Tennessee docenas de cementerios largo tiempo ocultos aparecen cada año -a vece en mitad de una construcción-, causando dolor de cabeza a los constructores y pena a las familias de los difuntos. Algunos cementerios son trasladados a expensas de los propietarios de los terrenos. Los que se quedan se convierten a veces en abandonados islotes de vegetación entre estacionamientos y proyectos suburbanos. Otros son pavimentados o removidos con excavadoras.
En la región el conflicto entre el crecimiento y las tumbas ha sido durante largo tiempo causa de inquietud entre los conservacionistas, que están preocupados de que ese desarrollo ponga en peligro el legado cultural enterrado en el suelo y tallado en sus lápidas.
Ian W. Brown, profesor de antropología en la Universidad de Alabama, describió los cementerios familiares como "museos al aire libre" que se encuentran amenazados en todo el sur.
"Un montón de tierras han sido vendidas, abandonadas, invadidas por el bosque, cosas como esas", dijo. "La gente se preocupa de manera general, pero a menos que se trate de tu familia, nadie presta demasiada atención".
En Tennessee, como en otros estados sureños, en siglos pasados las familias campesinas tendían a enterrar a sus muertos en su propia tierra, permitiendo las sepulturas rápidas y una fácil supervisión de las tumbas. En el nordeste, en contraste, familias usaban más comúnmente cementerios públicos y de iglesias.
"En el sur lo normal era que cada granja o plantación tuviera su propio cementerio familiar", dice Charles Reagan Wilson, director del Centro para el Estudio de la Cultura Sureña de la Universidad de Mississippi.
Con los años, muchas familias se dispersaron, los matorrales cubrieron las lápidas y las escrituras cambiaron de manos. Algunos cementerios -particularmente aquellos donde yacen enterradas las familias negras- utilizaban las lápidas como marcadores y son difíciles de reconocer.
El arqueólogo del estado Nick Fielder, estima que hay unos 20 mil cementerios familiares en Tennessee, pero no hay modo de saberlo con certeza. No existe un inventario central, y la mayor parte de la documentación la reúnen historiadores y voluntarios que rastrean los archivos y recorren penosamente las praderas buscando tumbas.
Fielder dice que en Tennessee cada año unos cien cementerios familiares son sacrificados por el desarrollo urbano -casi dos veces más que hace una década. Según las leyes del estado, dijo, esos sitios no tienen nada de sagrado. Familiares de los muertos no pueden decir nada sobre terrenos familiares que no poseen y los propietarios que pueden pagar el traslado de un cementerio sólo necesitan la aprobación de un juez.
"Tienes que descansar en paz -a menos que alguien quiera hacer algo con el terreno donde estás enterrado", dijo.
Desde la colina del cementerio de Chandler, el futuro no se ve demasiado lejos. El tráfico pasa retumbando por la Autopista 109. La fábrica de zapatos Genesco Inc. tiene un centro de distribución en el camino, y Dell ensambla ordenadores en una fábrica a pocos kilómetros de distancia.
Se acerca el día del traslado a un sitio cercano a la propiedad, a pesar de los planes que dejó en su testamento la tatarabuela de Jordan. La familia no tiene alternativa, porque la escritura que marcaba el terreno del cementerio como propiedad de los descendientes de Chandler se perdió, así como el control de la familia sobre los lotes.
Tom White, un abogado que representa al propietario, dijo que el traslado pondrá a las tumbas más cercano del camino y lejos de lo que será probablemente un enorme edificio en el medio de la propiedad.
"No sé si puede ser mejor que esto", dice.
El cercano Monte Juliet es un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando el urbanismo se apodera de los cementerios. En una Subasta de Coches de Nashville una valla de cadenas cerca a miles de coches y camiones en un terreno de 107 hectáreas. Detrás, otra valla y rodeada por un mar de asfalto, hay una loma con un diminuto cementerio familiar en la cima, casi sepultado por ramas de árboles y hojas de roble.
Hay otros ejemplos. Al norte de Nashville hay un cementerio metido en un cruce en la autopista. También hay un cementerio familiar en los terrenos del zoológico de la ciudad. Un cementerio familiar al sur de Nashville se encuentra en las propiedades de un hotel, junto a un estacionamiento.
Hoy, aficionados a la historia local están pendientes de los cementerios. Después de que un vecino de Whites Creek enviara un e-mail sobre uno, una tarde reciente Fielder se encaminó hacia el norte. Justo pasando la oficina de correo, dobló hacia un terreno parcialmente excavado y paró junto a un montículo señalizado con marcadores.
En la cima había dos lápidas inclinadas y dos lápidas más echadas sobre el suelo. Las tumbas yacían en una hilera de lotes de una subdivisión de 26 unidades, que estaban marcadas en una valla publicitaria para los automovilistas que pasan.
Fielder cogió una larga barra de metal de su camión y empezó a hundirla en el terreno. Murmulló "sí, sí" cuando la barra se hundió fácilmente en la tierra, indicando que allí, fuera del área marcada, había probablemente tumbas.
Un camión se paró junto al camino. David Martin -el hombre que había enviado un e-mail a Fielder sobre las tumbas- bajó de él. Martin, 47, dice que llamó la atención sobre el cementerio porque está ansioso de que alguien se ocupe de él.
"Creo que es importante que honremos a esta gente. Este es su último lugar de reposo, y porque alguien quiera construir una casa o un puente o un centro comercial encima no quiere decir que tenga derecho a hacerlo", dijo Martin.
Richard Binkley, que está construyendo la subdivisión, dice que se siente responsable de los muertos en el propiedad, pero que la situación le atormenta. Compró y vendió otra propiedad que tenía tumbas y dijo que cree que el cementerio de su propia familia fue dañado por un constructor descuidado.
"Es difícil comprar una propiedad que está ahora en las afueras de la ciudad que no tenga alguna tumba", dijo. "Ahora nos hace falta espacio".

27 de marzo de 2006
©washinton post
©traducción mQh
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