Blogia
mQh

esclavitud en fábricas chinas


[Ching-Ching Ni] La cantidad de personas rescatadas en redadas policiales del trabajo forzado sobrepasa las quinientas, y el escándalo sigue acosando al gobierno.
Pekín, China. Era un estudiante de gastronomía que andaba buscando trabajo por primera vez cuando un desconocido le ofreció trabajar en un restaurante. Aceptó ávidamente. Pero en lugar de eso el chico de veinte fue llevado a una fábrica de ladrillos en el campo donde le obligaron a trabajar como esclavo, con apenas alimento, sin paga y con frecuentes golpizas que casi le costaron la vida.
Sin embargo, Zhang Yinlei tuvo suerte.
Fue uno de los 548 trabajadores que fueron rescatados durante redadas en fábricas de ladrillos en el centro y norte de China, donde niños de hasta ocho años y hombres secuestrados habían sido vendidos como esclavos por sesenta y cinco dólares cada uno. La mayoría de ellos fueron liberados esta semana en allanamientos en miles de fábricas en dos provincias.
El caso ha causado tanto escándalo en China que la prensa oficial anunció el viernes que el presidente Hu Jintao había ordenado personalmente una pronta investigación.
El trabajo infantil y las duras condiciones de trabajo eran materiales de las películas de propaganda usadas por los comunistas chinos para desacreditar a las sociedades capitalistas. Hoy son un hecho en un país impulsado por su propia ansia de riquezas, a menudo a expensas de los pobres.
Las autoridades chinas, preocupadas por la reputación del país como fábrica de trabajo esclavo del mundo, están tratando de limpiar su imagen, especialmente ahora que se aproximan los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.
Sin embargo, los embarazosos informes continúan acosándoles.
China fue acusada esta semana de emplear a niños de hasta doce años para producir recuerdos relacionados con los Juegos. Las autoridades rechazaron el informe de PlayFair 2008, con sede en Bruselas. La agencia de noticias oficial Nueva China dijo que durante las vacaciones se había contratado a estudiantes de seis escuelas secundarias y dos primarias para empaquetar "cuadernos, no productos relacionados con los Juegos".
El último escándalo -la esclavitud en las fábricas de ladrillos- no habría salido a la luz si un grupo de cuatrocientos hombres con hijos desaparecidos no hubiese enviado un llamado colectivo pidiendo ayuda en internet. Acusaron a las autoridades locales de hacer la vista gorda ante los abusos y dijeron que unos mil niños habían sido secuestrados en la provincia de Henan y enviados a la cercana provincia de Shanxi por traficantes de seres humanos que secuestraron a sus hijos en las cercanías de estaciones de trenes y terminales de buses o engañándoles con promesas de trabajos bien pagados.
Como consecuencia, más de 35 mil policías de la provincia de Henan y 14 mil de la de Shanxi allanaron cerca de diez mil fábricas, y detuvieron al menos a ciento cuarenta sospechosos, informó el viernes la agencia de noticias. Se esperan más allanamientos y detenciones.
Antes de las redadas, algunos padres habían realizado sus propias misiones de rescate.
"Hemos salvados a más de cien niños en quince ocasiones", dijo Chai Wei, cuyo hijo de 17 desapareció en abril en una calle cerca de su casa. Chai y otros dos hombres con hijos desaparecidos se unieron y viajaron a cientos de pequeñas fábricas de ladrillos buscando a sus hijos.
Algunos padres actuaron encubiertos. No podían creer lo que vieron.
"Empiezan a trabajar a las cinco de la mañana y a veces no terminan sino pasada la medianoche", contó Chai. "No les pagan y les alimentan con agua y pan. Si tratan de huir, les rompen las piernas. Algunos fueron enterrados vivos. Vimos a la policía excavar dos cuerpos. Uno era de un chico de dieciocho años. El otro, diecinueve".
Los padres contaron que la mayor parte de las veces en que se dejaban ver, los niños eran ocultados. Si no, dijeron, habitualmente había un enfrentamiento y a veces matones a la paga de los dueños golpearon y expulsaron a los familiares.
"Habían perdido toda su libertad", dijo Zhang Shanlin, el padre de uno de los rescatados, de veinte años. "Vi a seis agresivos perros guardianes y siete matones. Golpeaban a los que no se afanaban en el trabajo. No tenían ninguna posibilidad de escapar". Su hijo se había negado a trabajar y tenía toda su espalda quemada por la imposición de ladrillos calientes.
"Otro joven trató de huir y le quemaron la cara, excepto la boca", contó Chai. "Para que pudiera comer y seguir trabajando".
No se prestaba tratamiento médico a los lesionados y se los dejaba en hacinadas y sucias barracas donde los hombres, que no se habían aseado en meses, tenían sus cuerpos cubiertos de llagas. El pelo les llegaba a la cintura, dijo Chai.
Zhang contó que su hijo fue finalmente enviado a un hospital después de informes de internos sobre las brutales condiciones laborales provocaran un allanamiento. Cuando fueron liberados, algunos de los trabajadores estaban tan aturdidos y atemorizados que apenas podían hablar.
"Mi hijo me dijo que si no hubiésemos venido a rescatarlo, hoy no estaría vivo", dijo Zhang.
Una de las razones por las que ese inhumano tratamiento había durado tanto, dicen los padres, son las conexiones. El dueño de la empresa implicada en el caso del hijo de Zhang es el hijo de un funcionario del Partido Comunista de la región y la policía se mostraba reluctante a tocarlo.
"Por supuesto que él sabía lo que estaba pasando en la fábrica de ladrillos", dijo Zhang. "Venía a la fábrica varias veces a la semana, y entregaba el carbón y la electricidad para que funcionara la fábrica".
Pese a la batida, cientos de padres más, incluyendo a Chai, todavía tienen que encontrar a sus hijos.
"No sé si lo encontraremos alguna vez", dijo Chai. "Esto duele como una herida de cuchillo. Cada día que pasa y no lo encontramos, es un día más que vive en peligro".

chingching.ni@latimes.com

21 de junio de 2007
16 de junio de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
rss

0 comentarios