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mortal pesadilla en pueblo iraquí


[Megan Greenwell] Hombres armados en uniforme mataron a treinta personas, entre ellas cuatro niños, en la provincia de Diyala.
Bagdad, Iraq. Llegaron temprano el martes en la mañana, en fila india en vehículos que parecían oficiales, unos 125 hombres con uniformes de campaña del ejército iraquí y armas oficiales. Aziza Abdul Jabbar salieron corriendo a su encuentro, pensando que eran los militares que habían llegado a proteger su pequeño pueblo en la provincia de Diyala.
Entonces los hombres abrieron fuego en la oscuridad, disparando indiscriminadamente. Abdul Jabbar, 65, contó a un familiar que había visto cómo mataron a su hijo, hija y nieto de siete años. Los hombres las empujaron dentro de sus casas de paredes de adobe mientras continuaban los disparos. Pensó que no terminaría nunca.
Cuando el sol volvió a elevarse sobre el poblado, treinta de sus habitantes -entre ellos cuatro niños- estaban muertos.
El ataque contra Duwailiya, un pueblo de varios centenares de personas, sirvió como recordatorio de lo volátil que sigue Diyala pese a una masiva presencia de militares norteamericanos. La masacre ocurrió apenas unas horas antes de que el general marine, Peter Grace, presidente del Estado Mayor Conjunto, dijera a periodistas durante una visita a Iraq que estaba optimista sobre los esfuerzos norteamericanos e iraquíes de refrenar la violencia en Bagdad y otras partes del país.
El general de división Benjamin Bixon, el más alto jefe militar norteamericano en el norte de Iraq, dijo en una rueda de prensa la semana pasada que la situación en Diyala había mejorado. "Ahora que han aumentado los niveles de tropa, estamos viendo progresos" en Diyala, dijo, refiriéndose a la decisión del presidente Bush de enviar treinta mil tropas adicionales a Iraq este año.
La policía dijo que la violencia se había reducido en las zonas rurales que incluyen a Duwaiyila. Sus habitantes rara vez se ven a sí mismos como chiíes o sunníes, dijo el vecino Muhsin Abdullah al-Tamimi, 55, que habló por teléfono con un corresponsal especial del Washington Post.
"Aquí, todos somos prisioneros -sunníes y chiíes", dijo Tamimi, chií y familiar de Abdul Jabbar, cuando transmitía su informe al Post.
"No acusamos a nuestros hermanos sunníes por lo que ocurrió. Ellos están sufriendo lo mismo que nosotros", dijo Tamimi.
El general de brigada Raziq Abdul Radhi, un portavoz de los militares iraquíes en Diyala, dijo que los subversivos percibían a los residentes como hostiles y los habían amenazado. Dijo que no sabía cómo los atacantes habían obtenido lo que parecían ser vehículos policiales nuevos, pero dijo que podrían ser miembros de las fuerzas de seguridad. El ataque fue reportado primero por el New York Times.
Pace dijo que estaba particularmente complacido con la situación de seguridad en Bagdad y en la provincia de Anbar, la enorme región al oeste de la capital.
"Lo que estoy escuchando es un mar de cambios que están ocurriendo en muchos lugares aquí", dijo Pace, según la Associated Press. "Ya no se trata de sacar a al Qaeda de Ramadi, por ejemplo, sino más bien -ahora que han sido expulsados- ayudar a la policía local y al ejército local a que tengan una posibilidad de ponerse de pie e instalar sus sistemas", dijo, refiriéndose al grupo insurgente sunní al Qaeda en Iraq.
Pace dijo que su impresión en gran parte positiva de la seguridad en la región influiría sobre lo que diría a Bush en cuanto a los resultados del aumento del nivel de tropas. Pace dijo el lunes que estaba considerando varias recomendaciones al presidente, incluyendo retirando o enviando más tropas.
La mayor parte de las fuerzas norteamericanas adicionales se han concentrado en Bagdad, y las provincias de Anbar y Diyala, tradicionales bastiones subversivos.
Entre los desarrollos políticos del martes, el bloque leal al clérigo chií Moqtada al-Sáder terminó su boicot de un mes contra el parlamento iraquí y volverá al trabajo inmediatamente, dijo un portavoz.
Los partidarios de Sáder, que controla treinta de los 275 escaños del parlamento, habían suspendido su participación para protestar contra el atentado contra un santuario chií el mes pasado en Samara, a unos 105 kilómetros al norte de Bagdad.
Los chiíes habían criticado al primer ministro Nouri al-Maliki de no hacer lo suficiente para proteger el histórico santuario de Askariya después de que su cúpula dorada fuera destruida en un atentado en febrero de 2006. Los dos minaretes de la mezquita fueron destruidos por explosivos el 13 de junio.
Un portavoz del bloque dijo que ponían fin al boicot después de que el gobierno accediera a reconstruir el santuario. Los seguidores de Sáder se habían molestado con el fracaso de Maliki a la hora de fijar una fecha límite para la retirada de las tropas norteamericanas y en abril retiraron a sus seis ministros del gabinete del primer ministro -una protesta que continuará, dijo el portavoz.
"El partido de Sáder ha terminado su suspensión en el parlamento", dijo Salah al-Ubaidi, portavoz de Sáder. "El parlamento iraquí ha dado una respuesta a las demandas de los saderistas en el sentido de ejercer presión sobre el gobierno de Maliki para que proteja los lugares de culto chiíes, particularmente las mezquitas de los imanes de Askariya".
El boicot del grupo de Sáder y el principal bloque político sunní han paralizado al parlamento, que debe tratar proyectos de ley muy importantes en los próximos días. Varios de esos proyectos, incluyendo una propuesta para regular la industria del petróleo, se oponen al bloque de Sáder. Los problemas para la aprobación de la llamada ley del hidrocarburo, junto a otras iniciativas políticas clave, se encontraban en una de las áreas que el gobierno de Bush clasificó como "insatisfactorias" en una informe de la semana pasada al Congreso sobre los progresos en Iraq.
En Bagdad, los coches bomba mataron al menos a 24 personas, dijo la policía. A eso del mediodía estalló un coche bomba cerca de una patrulla del ejército iraquí en el este y en el barrio preponderantemente chií de Zayouna, matando a veinte personas, de acuerdo a la policía.
Samir Alawi Homwod, 55, dijo que la violencia en Zayouna empezó cuando un pistolero entró a un supermercado al lado de la panadería donde trabaja y mató a dos tenderos. Cuando los transeúntes corrían a ayudar a las víctimas, estalló el coche bomba que estaba aparcado frente a la tienda, dijo.
"La gente empezó a correr y muchos se habían refugiado dentro", dijo Homwod. "Los soldados dijeron a la gente que no se reunieran en un solo lugar y cuando estaban desalojando, explotó el coche bomba".
Homwod contó que sufrió heridas en su cabeza y pierna, pero fue dado de alto en el hospital después de ser tratado. Los civiles muertos habían estado de compras en la tienda de abarrotes, la panadería y otros locales en las cercanías, dijo.
"Vi unos doce cuerpos en la calle", dijo. "En todas las calles por donde pasamos había gente herida o muerta en el suelo".
En un aparcadero frente a la embajada iraní en el centro de Bagdad estalló un coche bomba matando a cuatro personas e hiriendo a otras cinco, dijo la policía. La embajada está a unos pasos de la muralla que circunda la Zona Verde.

Dalya Hassan y Saad al-Izzi en Bagdad contribuyeron a este reportaje.

27 de julio de 2007
18 de julio de 2007
©washington post
©traducción mQh
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