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mató a paciente por sus órganos


[Jesse McKinley]Acusan a cirujano de matar a paciente para robarle sus órganos.
San Luis Obispo, California, Estados Unidos. Una noche de invierno de 2006, un hombre discapacitado y con daño cerebral llamado Rubén Navarro fue llevado al quirófano de un hospital de aquí. Según la mayoría de las versiones, Navarro, 25, estaba moribundo y los médicos pensaron que podría salvar otras vidas donando sus riñones e hígado.
Pero lo que le ocurrió a Navarro pasó rápidamente de un procedimiento que podía potencialmente salvar otras vidas a lo que funcionarios policiales dicen que fue un acto criminal. En lo que expertos en transplantes creen que es el primer caso de este tipo en el país, los fiscales han acusado al cirujano, el doctor Hootan C. Roozrokh, de prescribir una dosificación excesiva e inadecuada de fármacos, aparentemente en un intento de acelerar la muerte de Navarro para extraer más rápidamente sus órganos.
El miércoles se realizará aquí una audiencia preliminar en la que Roozrokh será acusado por tres cargos graves relacionados con el tratamiento de Navarro como donante. En el centro del asunto está la pregunta de si Roozrokh, que estudió transplantes con una beca en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, quería conseguir órganos a cualquier precio o si se enredó en una red de malentendidos sobre una técnica poco usada conocida como ‘donación después de muerte cardíaca'.
Roozrokh se ha declarado inocente, y su abogado dijo que los cargos habían sido formulados por fiscales fanáticos. Pero el caso ha provocado escalofríos en el unido campo de los cirujanos de transplantes -si lo condenan Roozrokh podría pasar ocho años en la cárcel-, mientras que grupos de defensa de las donaciones temen que pueda ahuyentar a los donantes.
"Si crees que una demanda por negligencia puede asustar a los cirujanos, espera a ver qué ocurre cuando la gente vea que un cirujano está siendo acusado en un juzgado del crimen y encarcelado", dijo doctor Goran B. Klintmalm, presidente de la Sociedad Americana de Cirugía de Transplantes, que agregó que pensaba que el caso no tiene precedentes.
David Fleming, director ejecutivo de Donate Life America, una organización sin fines de lucro que fomenta las donaciones, dijo que el caso había "dado algo de fundamento a los mitos y falsedades que gastamos una excesiva cantidad de tiempo diciéndole a la gente que no ocurren".
Fleming dijo que en Estados Unidos mueren al día unas dieciocho personas en la lista de espera de transplantes. Eso ha creado una enorme demanda de órganos de donantes, y con el paso de los años la comunidad médica ha fijado protocolos estrictos para regular la recolección de órganos.
Los órganos para transplantes de pacientes cuyos corazones han cesado de latir, o donaciones por muerte cardiaca, empezaron a ponerse de moda a fines de los años sesenta y principio de los setenta después de que avances médicos como los aparatos de respiración artificial y los cambios subsecuentes en la definición legal de muerte hicieran más eficientes las donaciones de pacientes declarados con muerte cerebral. Pero en los últimos años funcionarios de la salud han estimulado las donaciones por muertes cardiacas.
En los primeros nueve meses de 2007 hubo 670 donaciones por muerte cardiaca, la cantidad más alta de donaciones en esta década según la United Network for Organ Sharing, que supervisa la asignación de órganos. En el mismo periodo, hubo, según la red, 12.553 donaciones por muerte cerebral.
En las donaciones por muerte cerebral, el donante está legalmente muerto, pero las máquinas mantienen funcionando los órganos. En donaciones por muerte cardiaca, después de que se retira el ventilador del paciente, el corazón reduce su ritmo. Una vez que deja de latir, cesan las funciones cerebrales. La mayor parte de los protocolos de donaciones imponen un lapso de cinco minutos antes de declarar muerto al paciente. No se permite la presencia de los equipos de transplantes antes de eso.
Las donaciones por muerte cardiaca pueden poner nerviosos a doctores y enfermeras que no han presenciado antes una, dijo el doctor Robert Sade, ex presidente del Consejo de Asuntos Éticos y Judiciales de la Asociación Médica de Estados Unidos.
"Todo funciona exactamente igual", dijo Sade. "Pero las circunstancias son muy diferentes".

La decisión de retirarle a Navarro el ventilador se tomó varios días después de su hospitalización en el Centro Médico Regional Sierra Vista. De acuerdo a la demanda criminal, Roozrokh prescribió dosis excesivas de morfina y Ativan, un medicamento contra la ansiedad, que se utilizan ambos para mitigar los dolores de pacientes moribundos. En la acusación más impresionante, la demanda dice que Roozrokh introdujo Betadine, un antiséptico tópico, en el sistema de Navarro; la Betadine, dice la demanda, "es una substancia nociva que puede causar la muerte si se la ingiere".
Navarro murió ocho horas después por lo que el médico forense dijo que eran causas naturales. Al final, sin embargo, debido a que su muerte no fue inmediata, sus órganos se habían deteriorado demasiado para ser utilizables en transplantes.
La fiscalía ha acusado a Roozrokh por los delitos de maltrato a adultos dependientes, administrar substancias nocivas (Betadine) y prescribir una substancia controlada (morfina y Ativan) sin propósitos médicos.
El abogado del doctor, Gerald Schwartzbach, dijo que Roozrokh, 34, que se mudó a Wisconsin desde Irán cuando era todavía niño y sobresalió como nadador universitario, "no hizo nada que afectara negativamente la calidad o extensión" de la vida de Navarro.
"El doctor Roozrokh es un joven y brillante cirujano que ha dedicado su vida a salvar vidas", dijo Schwartzbach. Ni la policía ni la fiscalía quisieron hacer comentarios sobre el caso.
A Navarro le diagnosticaron adrenoleuco-distrofia, un trastorno neurológico, cuando tenía nueve años. "Caminaba como si estuviera borracho", dijo su madre, Rosa, una inmigrante guatemalteca. "Y cuando jugaba, se caía como Bambi".
Sin embargo, a los veinte años el estado mental y físico de Navarro se había deteriorado hasta tal punto que fue internado en una residencia con atención médica.
El 29 de enero de 2006 la señora Navarro recibió una llamada de la residencia diciéndole que su hijo había sido encontrado inconsciente, con paro cardiaco y respiratorio, pero que había sido reanimado y trasladado al centro Sierra Vista. Su cerebro se había dañado por falta de oxígeno.
Varios días después, la señora Navarro dice que un doctor, cuyo nombre no sabe, le dijo que su hijo no se recuperaría y que le retirarían el ventilador.
La señora Navarro, una maquinista de Oxnard, California, actualmente incapacitada, dijo que no tenía suficiente dinero para quedarse otra noche cerca de su hijo. Dijo que poco después de salir del hospital recibió una llamada de la Red de Donantes y Transplantes de California [California Transplant Donor Network], una organización sin fines de lucro. En una cinta grabada por la red, la señora Navarro accedió a donar los órganos de su hijo, diciendo que no quería que "sufriera demasiado tiempo".
En la tarde del 3 de febrero llegó al hospital un equipo de transplantes, incluyendo a Roozrokh.
De acuerdo a una entrevista de la policía con Jennifer Endsley, enfermera, el equipo de transplantes, incluyendo a Roozrokh, estuvieron en el cuarto durante la desconexión ventilador y dio órdenes para medicarlo, algo que viola el protocolo de donaciones. Endsley, que se quedó a observar porque no había participado nunca en este tipo de procedimiento, también dijo a la policía que Roozrokh pidió a una enfermera de cuidados intensivos que le suministrara más "caramelos" -drogas- después de que Navarro no muriera inmediatamente después de que se le retirara el ventilador.
Schwartzbach dijo que trataría las acusaciones en el tribunal. "Creo que mucha gente, laicos y médicos, se darán cuenta de que han sido terriblemente mal informados", dijo.
Varios meses después del incidente, funcionarios federales de la salud citaron al hospital por una serie de lapsos, incluyendo la no otorgación de privilegios clínicos temporales a Roozrokh, que estaba bajo contrato con la red de donaciones. En febrero pasado, la Red Internacional de Distribución de Órganos [United Network for Organ Sharing] amonestó a la Red de Donantes y Transplantes de California por violar el "protocolo establecido" en el caso. La red de donaciones se negó a hacer comentarios.
La señora Navarro ha entablado una demanda civil contra Roozrokh, la red de donaciones y otros doctores en el quirófano, y ha llegado a un acuerdo con el hospital. Un portavoz del hospital, Ron Yukelson, dijo que funcionarios federales de la salud habían aceptado un plan para corregir los problemas.
La señora Navarro dijo que seguía estando enfadada sobre la manera en que se puso fin a la vida de su hijo.
"No se merecía ser tratado de ese modo", dijo. "Murió sin dignidad, sin comprensión y sin respecto".

Melanie Carroll contribuyó al reportaje desde San Luis Obispo, y Lawrence K. Altman desde Nueva York.

28 de febrero de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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