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ciudadanos de segunda clase


Poblaciones marginadas. La muerte de René Palma, el joven baleado en Villa Francia, develó un patrón brutal que se vive en las poblaciones estigmatizadas de Chile. Aun para heridos con riesgo vital fallan los procedimientos de atención de emergencia.
[Carolina Rojas y Luis Narváe] Santiago, Chile. Cuando los teleespectadores sintonizaron el canal donde se emitían las imágenes de René Palma Mancilla, el joven baleado la noche del sábado 29 de marzo en Villa Francia, el público se impresionó con la negligencia que este joven fue tratado.
Palma, pálido y sudoroso, se abría paso entre la gente como batallando y sacando aliento de no se sabe dónde, un instinto de sobrevivencia para llegar vivo hasta los brazos de su hija.
Las duras escenas abrieron una vieja herida en el corazón de las poblaciones, donde el abandono médico lo respiran todos los días. Caminan cuadras hasta el SAPU más cercano, y resisten la indiferencia de Carabineros y el 133 en medio de las balaceras. Con la indolencia televisada, la sociedad puso el grito en el cielo.
Pero la verdad es que el sufrimiento de Palma que parecía irrelevante para los servicios es sólo un compendio de lo que sucede en los sectores estigmatizados de Chile. Poblaciones como Yungay, de la Granja; Santo Tomás y El Castillo, de La Pintana; Lo Hermida, de Peñalolén, y La Legua, de San Joaquín, están entre los sectores más postergados del país.
Mirna Novoa, pobladora e integrante de la junta vecinal de la población de Santo Tomás, asegura que su población, tal como lo vive Villa Francia en sus peores días, suele ser tierra de nadie. Mirna lo comprobó cuando su marido fue atropellado hace dos meses.
Esperó una hora a la ambulancia, antes que decidiera partir por sus propios medios al servicio de urgencia más cercano. Mirna cargó a su marido por cuadras para llevarlo a la avenida Los Mayas. Fue un desconocido en su camioneta quien los auxilió y los llevó al Hospital Padre Hurtado, en el paradero 28 de Santa Rosa.
"Ante una emergencia las ambulancias no llegan, hace dos semanas murió un vecino, un niño de 12 años que fue apuñalado cuando defendió a su padre, a quien lo estaban asaltando. Llamaron a la ambulancia, nunca llegó y el niño murió sin atención médica. Las ambulancias no entran a la población y los pobladores, en la mayoría de los casos de emergencias médicas, deben caminar 50 cuadras hasta el Sótero del Río", asegura Novoa.
Álvaro Riccoe, director Centro Cultural El Arca de La Legua, comenta que el abandono de las poblaciones estigmatizadas es una realidad latente, porque en las villas periféricas cuesta bastante que lleguen los servicios básicos, incluso Bomberos.
"Es más, cuando empiezan las balaceras entre bandas de microtráfico, los carabineros se van de los puntos fijos, Sánchez Colchero, Santa Elisa y Jorge Canning", dice. Según el director del organismo, los pobladores, en caso de alguna emergencia médica, están acostumbrados a llegar por sus propios medios hasta los servicios de urgencia.
"La gente sabe que ante una urgencia debe desplazarse hasta avenida Santa Rosa hacia el Hospital Barros Luco. Esta es una caja de resonancia de lo que realmente ocurre en las poblaciones".
Hace unas semanas, cuenta Riccoe, hubo un incendio en la calle Pedro Alarcón, principal entrada a La Legua Emergencia, y el carro de Bomberos llegó cuando gran parte de la casa ya se había quemado. Los bomberos fueron apedreados por los vecinos por la demora. Para el dirigente, la solidaridad entre los vecinos de la población es producto del aislamiento en que se encuentran.
"La gente desconfía del accionar de Carabineros. Para ellos hay una doble lectura, porque denuncian la delincuencia y no se sienten protegidos cuando los agresores obligan a que se silencie el hecho".
Respecto a las poblaciones abandonadas a su suerte, Leonardo Ristori, coordinador de los Servicios de Urgencia y ex director de la Posta Central, dice que la marginación de algunas poblaciones de los servicios de emergencia tiene total asidero. Asegura que en algunas poblaciones, sobre todo en las noches, especialmente en fines de semana, es muy difícil entrar para ir a buscar a los pacientes.
"Depende de las circunstancias. Por ejemplo, una riña: es complicado ir a meterse ahí si no tenemos protección policial. Eso es una cosa diaria", dice. Para el ex director de la Posta Central, esta demora en el servicio implica que la persona ya no está ahí, porque de tanto esperar se fue o se ha muerto. Existe un promedio adecuado de SAMU para las poblaciones, lo que significa que en algunos lugares hay buen alcance y pueden demorar 12 o 15 minutos en llegar.
"Lo que nosotros hacemos es solicitar el apoyo policial cuando los escenarios son peligrosos", explica Ristori.
Angélica Pino aún se emociona cuando habla de su madre, una mujer de 75 años que padecía del mal de Parkinson. A fines de noviembre del año pasado comenzó a sentirse mal del estómago, al punto que llegó a alimentarse sólo de suero. Después de llamar a una ambulancia que no llegó, trasladó a su madre con la ayuda de una vecina al consultorio de Renca, en la calle Blanco Encalada.
"Mi madre usaba silla de ruedas, así que imagínese el esfuerzo que hacíamos cada vez que la llevábamos. Ahí la tenían sentada hasta cuatro horas; cuando se le acababa el suero, yo debía avisarles a las enfermeras, mientras ellas escuchaban música y tomaban once con los pasillos llenos de otros abuelitos enfermos".
Su madre volvió a enfermarse y ella nuevamente llamó infructuosamente a la ambulancia. "La llevé sola hasta avenida Las Torres para buscar un taxi. La tercera vez que tuvo una recaída ese mes tuve que llevarla al SAPU y la derivaron al Hospital San Juan de Dios. También estuvimos desde la tarde hasta la madrugada. A mi madre le corría agua de la nariz, porque se resfriaba en los pasillos del hospital. La última vez fui al consultorio Carol Urzúa. En esos días mi madre sólo se alimentaba de jugo. El último jueves de noviembre empeoró y el lunes ya agonizaba. Cuando llegó la ambulancia ya estaba muriendo. Falleció en el pasillo del SAPU. Miré a los otros abuelitos y les dije: gracias por atender a mi madre, ahora que ya está muerta".

Ni Barricadas Ni Balazos
Un cercano a la Municipalidad de Cerrillos contó a LND cómo fue el procedimiento cuando René Palma fue herido. Señaló que en el momento en que se supo de la gravedad de las heridas del joven, le pidieron la confirmación a Carabineros y al SAMU para ir en su rescate.
"La gente de la ambulancia aseguró que el perímetro no estaba resguardado. Al preguntarle a uno de los carabineros, éste se desentendió de la situación. Luego, el alcalde decidió intervenir. No hubo riesgo, no había barricadas, ni balazos, tampoco gente, sólo se oía lo que pasaba en Villa Francia", asegura el empleado municipal.
Habiendo cuatro vías despejadas para ir a buscar a Palma (Costanera Norte, Los Metales, Cardenal Silva Henríquez y Santa Corina), no se siguió el procedimiento: "Primero se debe saber qué tipo de herida tenía el joven; luego, informar si había compromiso vital, llamar a la Intendencia para enviar un vehículo, un SAMU con equipo de resucitación, mientras se coordina con algún centro hospitalario para preparar la intervención quirúrgica", explica el mismo empleado de la Alcaldía de Cerrillos.

El Caso Cariqueo
Johnny Cariqueo Yáñez (22) falleció en la madrugada del 30 marzo, tras permanecer detenido en la 26ª Comisaría de Pudahuel. Sus familiares denunciaron negligencia por parte de personal policial, quienes se habrían negado a trasladar al joven a un centro asistencial.
El padre señaló que su hijo participó de las actividades culturales por la conmemoración del Día del Joven Combatiente, efectuadas en Villa Francia. Aunque no había desórdenes dicen , Cariqueo fue detenido y trasladado hasta la comisaría, donde llegó alrededor de las diez de la noche.
A las dos de la madrugada sintió un fuerte dolor en el pecho. El padre de Cariqueo contó a LND que su hijo, luego de agravarse, fue trasladado hasta el SAPU de la comuna. Posteriormente fue llevado de vuelta a la comisaría. Un amigo de Johnny indicó cómo fue la intensa jornada junto a su amigo.
Recuerda que estaban participando en la inauguración de la plaza 29 de Marzo, en un acto pacífico. Entre flashes evoca que el ambiente era tranquilo: no hubo cortes de luz ni barricadas, como en años anteriores. Lo que sí recuerda es que el ambiente enrarecido se advertía por la presencia de policías vestidos de civiles. A Johnny y a su amigo los detuvieron y los subieron a empujones al carro de Fuerzas Especiales para llevarlos a la Comisaría Teniente Cruz.
El amigo de Cariqueo dice que en un momento fueron agredidos por carabineros, y que incluso Johnny fue azotado en las paredes de la comisaría. Media hora después de llegar a la delegación fueron a constatar lesiones. Allí, sólo les habrían levantado las camisetas para revisar si tenían algún moretón.
"Luego, en la 26, los golpes fueron más fuertes, porque ya habíamos constatado lesiones", cuenta. Johnny reclamó durante media hora. Gritó que le dolía el pecho, que le costaba respirar y que sentía pulsaciones en el brazo. "Las palabras textuales de los pacos fueron que no lo llevarían a atenderse hasta que estuviera en el suelo", recuerda el joven.
Durante toda la noche, hasta pasadas las dos de la madrugada, Cariqueo siguió con la respiración entrecortada y la fuerte molestia en el pecho. "Una mujer carabinero nos dijo que nos iban a atender cuando llegara un carro, pero al mirar por una ventanilla nos dimos cuenta que había dos carros".
El padre de Johnny contó que lo trasladaron hasta el SAPU de Pudahuel, donde le inyectaron algo y le pusieron oxígeno. De vuelta al recinto policial, Cariqueo regresó al calabozo con 20 personas más. Junto a los otros detenidos, Johnny tuvo que hacer tiburones y flexiones.
"Tiritaba de frío. Decía que tenía hambre y que aún le dolía el pecho. Nos sacaron a las 8:30 y nos volvieron a pegar. Johnny ya estaba muy fatigado. Además, cuando nos llevaron a la fiscalía hubo más golpes y agresión verbal".
Para Johnny Cariqueo padre, ese día la población estaba más pacífica que otros años. No entiende lo que pasó y le da rabia pensar que en agosto su hijo habría cumplido 23 años. El año pasado había terminado el cuarto medio en el colegio Galleguillos, donde se especializó en gastronomía.
"Tuvo varios trabajos esporádicos en el aeropuerto, en el Banco de Chile, y también fue obrero de la construcción", recuerda su padre. Johnny escuchaba Sol y Lluvia y Vicentico. Le gustaba escribir poemas, que luego musicalizaba al ritmo del hip hop: "El puño rojo que agito en la batalla / mi pueblo ya no calla / despierta con su enojo / los ricos con su oro / llenándose de elogios / los pobres con sus flores / llenándose de amores / seremos los actores de las revoluciones".
Su velorio, y luego su funeral, se realizó entre poetas y cantores populares. En una singular despedida, la Chepa agradeció por teléfono la preocupación del joven por la causa mapuche. "Creo que todo fue una negligencia médica. Se desesperó, le dolía el pecho, se ahogó y no lo llevaron a atenderse", insiste su padre.
Ana Toro, doctora de la Comisión Médica Pro Derechos Humanos, habla sobre los procedimientos médicos para los detenidos. Señala que independiente de si se está detenido o no, el procedimiento a seguir es único: después de constatar lesiones, lo que prima es el criterio médico. Los antecedentes deben quedar consignados en el "dato de atención" (o parte), cuyo original se registra en el recinto asistencial (SAPU) y la copia en manos de Carabineros, para ser entregada al detenido.
"Si el dato de atención consigna lesiones, quiere decir que el paciente requiere de atención de nivel secundario, que también debe quedar consignado. El paciente debe ser trasladado a un centro asistencial. En el caso de Pudahuel, a la Posta 3 y no a la unidad policial, como se hizo con Cariqueo. El traslado debe hacerse en ambulancia y no en un carro policial, a menos que sea urgente. Todo debe quedar consignado, incluso el sitio donde debe ser trasladado. Todo eso la policía debe acatarlo", dice Toro.
La doctora también señala que en su experiencia, trabajando en la comuna de Pudahuel, uno de los hechos que la incentivó para la formación de la comisión fue la marcada represión policial que se ve en estos procedimientos.
Consultado Carabineros, el coronel Gustavo Navarrete, jefe de la Zona Metropolitana de Santiago, señaló que hay sectores donde no se puede entrar, ya sea para servicios de urgencia o para emergencias de Carabineros.
"Hay fechas que durante el año son aprovechadas por la delincuencia para los desórdenes. Efectivamente, hemos tenido que apoyar a las ambulancias o bomberos cuando han tenido que ingresar a sectores peligrosos, pero es una condición excepcional. Nos debemos a todos". Palabras que para el caso de Cariqueo y Palma sólo quedaron en buenas intenciones.

6 de abril de 2008
©la nación
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