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ko a la ley


Crece oposición contra proyecto de ley que quiere eliminar el boxeo profesional.
[Soledad Bacarreza] Hay en el Congreso un proyecto de ley ingresado por el diputado Jorge Burgos que establece la prohibición del boxeo profesional en Chile. Se consideran "los graves e incluso mortales efectos que tiene esta actividad en la salud y la integridad física de quienes lo practican". Quienes apoyan esta ley creen que el boxeo no es un deporte, sino un acto brutal en el que se persigue dañar al oponente, cuyas consecuencias físicas no están penalizadas. Al respecto hay varias aristas a tomar en cuenta, de manera que, como ocurre habitualmente, el remedio no termine siendo peor que la enfermedad.
El boxeo se define como la destreza física para pelear con los puños. Tiene dos formas de competición, la profesional y la amateur. Cada una tiene sus reglas, siendo la categoría amateur la que cuenta con la mayor cantidad de restricciones y protecciones, y es la que vemos, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos. En ambas modalidades, el ganador es quien recibe más puntos que su oponente, por haberle acertado más golpes en los sectores del cuerpo asignados como blancos, ya sea el tronco o la cabeza, o bien porque un boxeador no logra completar un asalto. El objetivo son los puntos, y no el KO que deja inconsciente al afectado. En ese sentido es similar a otras actividades físicas de combate en las que existe un riesgo de lesión, como el judo o el karate, por nombrar sólo algunas.
Si el argumento para prohibir el boxeo profesional, aquel que no cuenta con protecciones en la cabeza, es el riesgo de lesiones, hay estudios que echan por tierra las afirmaciones de que el boxeo es el deporte que causa más daño. Según un estudio realizado hace dos años en Estados Unidos, y que incluyó las estadísticas de todos los hospitales del país, el deporte que produce más lesiones en la cabeza es, por lejos, el ciclismo. Se atendieron en 2006 a 65 mil personas. Le siguen el fútbol, con 34 mil heridos o golpeados durante un partido, y todas las actividades recreativas que involucran vehículos con motor, con 28 mil lesionados durante el año. Cierto es que la cantidad de practicantes es mayor en estos deportes que en el boxeo, pero el mismo estudio arrojó que por cada cien mil participantes en EE.UU., el boxeo registra 1,3 lesionados de gravedad. Ganan por tres cuerpos las carreras de caballos, donde 128 jinetes resultaron heridos esa temporada.
Si van a prohibir el boxeo profesional, al margen de que se fomentarán brutalmente las peleas clandestinas y la mafia que arrastran, entonces hay que prohibir también todos los deportes donde se enfrenten dos oponentes: la lucha, el judo, karate, taekwondo, etc... También el automovilismo y las carreras de motos. Si mal no recuerdo, hace pocas semanas un corredor chileno atropelló a siete espectadores en un rally. Para qué hablar del snowboard y del esquí, en los que tampoco está regulada la imprudencia de unos que pagan otros. Me pregunto: ¿dónde está el proyecto de ley que obliga a usar casco en la nieve o arriba de una bicicleta?
No soy fanática del boxeo, tampoco pienso apelar a argumentos como el que representa un escape de la pobreza o de destinos miserables. Es simplemente que si lo que se quiere es reducir riesgos físicos, las urgencias de regulación van por el lado del deporte recreacional y no del profesional. Para regular hay que acudir a las estadísticas, a una base sólida que nos indique dónde está el mayor daño y cómo podemos reducirlo, para que nuestros legisladores no pierdan el tiempo. Porque ciertamente el mayor riesgo en el deporte no está en el boxeo.

25 de junio de 2008
23 de junio de 2008
©el mercurio
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