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lévi-strauss cumple cien años


Rinden tributo a antropólogo Claude Lévi-Strauss con ocasión de sus cien años.
[Steven Erlanger] París, Francia. Claude Lévi-Strauss, que cambió la manera en que los occidentales miran a otras civilizaciones cumplió cien años el viernes y Francia lo celebró con películas, charlas y entrada libre al museo inspirado por él, el Musée du Quai Branly.
Lévi-Strauss es querido en Francia y es un recordatorio adicional de la significación cultural del país en un año en que otro francés, Jean-Marie Gustave Le Clézio recibió el Premio Nobel de Literatura.
Lévi-Strauss se hizo famoso tempranamente, pero con su libro de 1955, ‘Tristes trópicos’, una especie de meditación antropológica basada en sus viajes en Brasil y otros lugares en los años treinta, se convirtió en un tesoro nacional de un tipo especialmente francés. El jurado del Prix Goncourt, el premio literario más famoso de Francia, dijo que si ‘Tristes trópicos’ hubiese sido un libro de ficción, le habrían otorgado el premio.
Lévi-Strauss, de origen judío y nacido en Bruselas, escapó de Francia después de la capitulación ante los nazis en 1940. Pasó los siguientes ocho años en Estados Unidos, donde enseñó en la Nueva Escuela para la Investigación Social en Nueva York y fue influido por renombrados antropólogos, como Franz Boas, que enseñaba en Columbia.
El viernes, la culminación de varios días de celebración, no hubo notas discordantes. En el Quai Branly, cien académicos y escritores leyeron o dieron charlas sobre el trabajo de Lévi-Strauss, mientras se proyectaban documentales sobre él y se organizaban visitas guiadas a las colecciones, que incluían algunos de sus propios artefactos favoritos.
Stéphane Martin, presidente del museo, dijo en una entrevista que Lévi-Strauss fue él mismo un importante coleccionista, y cuando visitó por primera vez el nuevo museo, en 2006, "recordaba varias piezas y se quejó de que había tenido que venderlas para pagar un divorcio".
Martin, junto con la ministro de cultura de Francia, Christine Albanel, y la ministro de educación superior e investigación, Valérie Pécresse, presidieron la inauguración de una placa en el frontis del teatro del museo, que se llama Lévi-Strauss, que no asistió a las festividades. Pécresse anunció un nuevo premio anual de cien mil euros (unos 127 mil dólares) en su nombre para algún investigador de ciencias humanas que trabaje en Francia. El presidente Nicolás Sarkozy visitó a Lévi-Strauss el viernes noche en su casa.

Roger-Pol Droit, un filósofo que leyó de ‘Tristes trópicos’, dijo que "me habría encantado leer algún texto de Lévi-Strauss que dijera ‘Odio los cumpleaños y las conmemoraciones’, tal como empezó ‘Tristes trópicos’ diciendo ‘Odio los viajes y los exploradores’".
"Es todo parte del intento convertirlo en un mito", dijo Droit, "porque eso es lo que hacemos en nuestra época".
El museo fue el gran proyecto del ex presidente Jacques Chirac, que adoraba la antropología y acogió la idea de un coloquio de las civilizaciones en contraste con la calidad académica del antiguo Museo del Hombre, que Philippe Descola, presidente del departamento de antropología en el Colegio de Francia, describió como un "cascarón vacío, llena de artefactos, pero muertos para sí mismos".
El nuevo museo, que recibe 1.3 millones de visitantes al año, fue una especie de homenaje a Lévi-Strauss, que "lo bendijo desde el principio", dijo Descola, y fue una voz importante de apoyo de una idea bastante criticada y politizada.
En 1996, cuando se le preguntó su opinión sobre el proyecto, Lévi-Strauss dijo en una carta manuscrita a Chirac: "Toma en cuenta la evolución del mundo desde la creación del Museo del Hombre. Un museo etnográfico ya no puede, como en esa época, ofrecer una visión auténtica de estas sociedades tan diferentes de las nuestras. Con quizás algunas excepciones que no durarán demasiado, estas sociedades se están integrando progresivamente en la política y la economía mundiales. Cuando veo los objetos que coleccioné en el campo entre 1935 y 1938 -y también es verdad de otros- , sé que su relevancia se ha convertido en documental o, en general, estética".
El edificio es sorprendente y controvertido, imponiendo las ideas del arquitecto estrella Jean Nouvel sobre la organización de los espacios. Pero Martin dice que está trabajando bien para el museo, cuyos maravillosos objetos -"frágiles flores de diferencia", como los llamó Lévi-Strauss a menudo- pueden ser vistos en varios niveles de estética y serios estudios. Son presentados como objetos de gran belleza; cuentan con textos explicativos, contando a los visitantes no sólo lo que son, sino también qué significaban cuando fueron creados.

El jueves, de mediodía a medianoche, ARTE, el canal de televisión cultural germano-francés, dedicó su programación exclusivamente a Lévi-Strauss, con documentales, películas y entrevistas con él y con aquellos inspirados o influidos por su obra, incluyendo al novelista Michel Tournier.
La Academia Francesa, que rige el francés y eligió a Lévi-Strauss en 1973, honrándole con lo que su secretario permanente, Hélène Carrère d’Encausse, llamó "una gran ocasión y quizás sobre todo un ‘celebración familiar’".
El martes hubo un coloquio de todo un día en el Colegio de Francia, donde Lévi-Strauss enseñaba. Descola dijo que se realizaron celebraciones del centenario en al menos veinticinco países.
"La gente se da cuenta de que es uno de los grandes héroes intelectuales del siglo veinte", dijo en una entrevista. "Su filosofía es una de las más complejas del siglo veinte, y es difícil trasladar su prosa y su pensamiento al inglés. Pero le dio a la antropología un objeto apropiado: no simplemente como estudio de la naturaleza humana, sino un estudio sistemático de la variedad de prácticas culturales, de cómo se organizan sistemáticamente las diferencias culturales".
Levi-Strauss tomó la diferencia como la base de su estudio, no la búsqueda de lo común, que definió a la antropología del siglo diecinueve, dijo Descola. En otras palabras, analizó las culturas en sus propios términos antes que tratar de relacionarlas con el Occidente.
Descola, 59, dijo que tenía diecisiete años cuando leyó ‘Tristes trópicos’ y "dejó en mí una marca indeleble".
"No puedo decir que decidí en ese momento llegar a ser antropólogo", dijo. "Pero sí llegar a ser un hombre como él".
Uno de los aspectos más notables de Quai Branly en su arquitectura paisajista, diseñada por Gilles Clément para reflejar el espíritu explorador de Lévi-Strauss. Clément trató de crear un "jardín no occidental", dijo en una entrevista, "con el espíritu de la sabana", donde viven la mayoría de las civilizaciones animistas cuyas artefactos rellenan el museo mismo.
Trató de pensar con símbolos de la cosmología de estas civilizaciones, sus sistemas de dioses y creencias, que también animan su agricultura y sus jardines. El jardín aquí utiliza el símbolo de la tortuga, sin reflejarla literalmente, "sino en la forma oval que se ve a menudo", dijo Clément.
"La tortura se encuentra en todas partes", dijo. "Es un animal que vive un largo tiempo, así que representa una suerte de consuelo, o quizás de lo eterno".
Lévi-Strauss "es muy importante para mí", dijo Clément, agregando: "Con su interés en poblaciones que eran desdeñadas en el pasado, representa una visión extremadamente subversiva. Prestó cuidadosa atención, no turísticamente sino profundamente, a los seres humanos en la Tierra que piensan diferente de nosotros. Es el respecto por los otros lo que es muy fuerte y muy emotivo. Él sabía que la diversidad cultural es necesaria para la creatividad cultural, para el futuro".

Basil Katz contribuyó a este reportaje.

29 de noviembre de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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