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las sombras del capitán


La historia dice que Osvaldo Heyder fue asesinado por agentes de la dictadura debido al trato humano que brindó a los detenidos en Valparaíso. Pero en su hoja de vida aparece una felicitación por su colaboración con la DINA en 1975 y una ex prisionera lo identifica en una sesión de torturas.
[Jorge Escalante y Javier Rebolledo] Santiago, Chile. El capitán de Ejército Osvaldo Heyder Goycolea era un hombre de la inteligencia militar. Así lo sorprendió el golpe de 1973. Murió en forma misteriosa dos años después, el 5 de julio de 1975, en Talca, y en la memoria popular pasó a la historia como una víctima de la DINA. Algunos dicen que, cuando era jefe de la Sección de Inteligencia (S-II) en el Regimiento Maipo de Valparaíso, fue un ejemplo de bondad en su trato hacia a los prisioneros, y que por ello habría entrado en conflicto con la gente de Manuel Contreras.
Pero su hoja de vida cuenta otra cosa. Heyder fue destacado por su comandante en el Maipo, el coronel Eduardo Oyarzún Sepúlveda, por haber trabajado codo a codo con la DINA en enero de 1975 capturando "gracias a su entusiasmo y dedicación y en largos períodos de trabajo" a toda la dirección clandestina del MIR en la Quinta Región. En esa misión, que terminó con ocho desaparecidos y un asesinado Alejandro Villalobos, el ‘Mickey’, participaron el capitán Heyder y sus hombres.

Tortura en el Maipo
El 17 de enero de 1974, la militante del MIR Rina Medina Bravo fue detenida en Santiago junto a otros integrantes del movimiento. El grupo fue trasladado a Villa Grimaldi, donde fueron interrogados, entre otros, por la ex mirista Marcia Alejandra Merino, la ‘Flaca Alejandra’, primero en colaboradora y luego en activa agente, responsable de la detención y desaparición de decenas de sus compañeros.
Los servicios de seguridad seguían desde hacía tiempo los pasos de la dirección clandestina del MIR en Valparaíso, que había llegado a dirigir Villalobos desde Santiago. Medina y la ‘Flaca Alejandra’ fueron llevadas al Puerto en un operativo a cargo de la agrupación Vampiro de la DINA, comanda por el teniente Fernando Lauriani. Es el comienzo de la redada.
Entre el 17 y el 28 de enero, más de veinte integrantes del MIR son detenidos en Valparaíso. Los llevaron al Maipo, en el Cerro Playa Ancha, donde Lauriani y sus hombres instalaron su cuartel general, con ayuda de Heyder y sus hombres de la sección de inteligencia de ese cuartel.
Una de las sobrevivientes de aquella razzia, Walkiria Jorquera, declaró en la investigación judicial por los ocho desaparecidos del MIR que "mientras la Flaca Alejandra era la encargada de tomar mis declaraciones, uno de esos interrogatorios los efectuó el capitán Heyder junto a su equipo del Regimiento Maipo, los que consistieron en maltrato físico y aplicación de corriente".
Otros ex prisioneros sostienen que recibieron buen trato de parte de Heyder. Pero lo que hasta ahora no está en discusión es lo que dice su hoja de vida. "En un operativo realizado por DINA en las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar, entre el 17 y 28 de enero de 1975, tuvo a su cargo personal de inteligencia de la unidad para actuar en conjunto". Se le destacó incluso por extender su jornada laboral "en horas fuera del servicio", y porque "se logró destruir la organización del MIR, capturándose a varios extremistas, entre ellos al cabecilla apodado ‘El Mickey’".
Fuentes policiales vinculadas a la indagatoria afirman que el conflicto de Heyder con la gente de la DINA, más que por cuestionar los crueles métodos usados, fue por el celo en la cadena de mando: él era un capitán de inteligencia, pero en el operativo debió actuar bajo las órdenes del joven teniente Lauriani.
En medio de toda esta agitación, un helicóptero se posó en el patio del regimiento. De él bajó Marcelo Moren Brito, el ‘Ronco’, a la fecha jefe de Villa Grimaldi. Fue el enviado del ‘Mamo’ Contreras para supervisar a los encargados de desbaratar al MIR también en Valparaíso.

Autopsia Desaparecida
Oficialmente, Heyder es una víctima de la violencia política. Su muerte ha sido atribuida a la DINA, pero los antecedentes judiciales hoy cuestionan esta versión.
El 6 de febrero de 1975, Heyder fue trasladado desde el Maipo al Regimiento Reforzado de Montaña en Talca, también como jefe de la sección de inteligencia. Cuatro meses más tarde fue hallado muerto dentro de su automóvil en el cerro La Virgen, en las afueras de la ciudad. El protocolo de la autopsia original, practicada en las horas posteriores a su muerte por el médico legista Tarcisio Guerrero, simplemente desapareció, junto al resto del expediente de la primera investigación del caso, realizada durante la dictadura por el fiscal militar Helmuth Steuer. Pero éste último declaró, en la causa iniciada en 2002 en el Tercer Juzgado del Crimen de Talca, a raíz de una querella interpuesta por la familia, que la mencionada autopsia indicaba "que la muerte de este oficial de Ejército fue producto de un suicidio".
Como conclusión, el fiscal afirmó: "Puedo manifestar en forma fehaciente que la muerte del capitán Heyder se debió a un suicidio, sin haber antecedentes que terceros hubieran cooperado para que este oficial tomara esa drástica decisión".
Pero el informe de las nuevas pericias a los restos de Heyder, realiazas en diciembre de 2003 por el Servicio Médico Legal, sostiene otra cosa: "Presenta un traumatismo cránico por bala, y un corte en el tórax no autoinferido atribuible a un tercero".
Durante el velatorio de Heyder en 1975 en el casino de oficiales del regimiento Talca, Moren Brito y su gente irrumpieron y se llevaron el ataúd, con la excusa de realizar una nueva autopsia. "Esto se estimó necesario para despejar cualquier duda respecto de la muerte de este oficial. El resultado señaló que la causa de muerte fue una herida de tipo suicida. No recuerdo cual fue el resultado de la primera autopsia ni quien la realizó", declaró Moren en la causa abierta en Talca por la familia.
A pesar de todo esto, el Ejército entregó oficialmente una tercera versión: Heyder fue asesinado por un comando del MIR mientras vigilaba unas antenas telefónicas. Así aparece en su hoja de vida: muerte en acto de servicio.

Acosado por las Deudas
Los testimonios casi todos similares que entregaron en las indagatorias los oficiales del regimiento Talca interrogados apuntaron a que Heyder mal utilizó dinero de los pagos de los conscriptos, y fue sorprendido sin poder devolverlo en el plazo que le fijó su comandante. Algo similar indica un informe policial. Antecedentes ligados a la causa señalan que Heyder intentó saldar su deuda recurriendo a distintos agentes financieros, pero no logró recolectar el dinero dentro del plazo, lo que podría haber precipitado su suicidio. ¿Cómo murió Heyder? Hasta ahora es una incógnita. De lo que sí hay suficientes antecedentes es de que Osvaldo Heyder fue un protagonista activo en la razzia del MIR en Valparaíso.
Algunos de quienes fueron sus subordinados en la S-II del Maipo, como el suboficial (R) Víctor Hidalgo Pereda, confirman la causa de la felicitación a Heyder en su hoja de vida, y admiten que sí trabajaron en ese operativo junto a la gente de Vampiro. Hidalgo Pereda sostiene además que Heyder fue designado "como el oficial coordinador entre el regimiento y la DINA". Otro ex integrante de la S-II en ese cuartel, el suboficial (R) Osvaldo Aguayo Quiñones, declaró judicialmente que su compañero Reinaldo Pulgar Garrido "se jactaba de haber participado junto a la DINA en operaciones de inteligencia donde se detuvo a personas".
Algunos de sus subordinados en Valparaíso han dicho que no recuerdan algún conflicto de Heyder con la gente de la DINA, y que siempre se mostró "contento" por su traslado a Talca. Pese a las incógnitas del caso, la Comisión Nacional de Reconciliación y Reparación -continuadora de la Rettig asumió en 1996 que Osvaldo Heyder Goycolea "fue víctima de la violencia política, por estimar que su muerte sólo pudo ser provocada por estas circunstancias, habiéndose descartado todo otro móvil posible". De acuerdo a las múltiples contradicciones no aclaradas en la causa por su muerte, esta afirmación no parece tan concluyente.

8 de diciembre de 2008
©la nación 
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1 comentario

Anónimo -



Me causa mucha extrañeza que un periodista como Jorge Escalante, quien se ha destacado por la cobertura de los casos sobreviolaciones a los derechos humanos, en este caso se preste para dar crédito a una versión falaz y tergiversada, proveniente precisamente de los servicios de inteligencia que tanto ha denunciado este periodista.

Es lo mismo que si ahora el señor Escalante se pusiera a escribir las "nuevas versiones" en el caso Letelier o Soria, dando crédito a las versiones desacreditadora que tambiénm se usaron en contra de esas víctimas. ¿O ha olvidado que en esos casos la DINA también dijo que sus muertes eran suicidios o crímenes por razones pasionales? Qué triste que en el caso de mi hermano, donde a estas alturas està demostrado que hubo participación de terceros, se esté dando crédito a versiones levantadas por agentes de la DINA; precisamente para denostarlo.



Concientemente el periodista ha olvidado o morigerado los múltiples

testimonios que indican que mi hermano fue el único oficial que dio un trato humanitario a los presos del regimiento Maipo, que se enfrentó con la DINA. Hay testigos que declaran que uno de los máximos jerarcas de la propia Colonia Dignidad reconoció ante un directivo de Amnistía Internacional su participación en un complot orquestado junto a la DINA

para asesinar a un oficial de Ejército en Talca en el invierno de 1975"







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