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el programa secreto de la cia


Equipos paramilitares debían deshacerse de al Qaeda. El plan de la agencia después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, era utilizar fuerzas paramilitares para exterminar a miembros de al Qaeda en el extranjero. El Congreso no fue informado nunca.
[Greg Miller] Washington, Estados Unidos. El programa secreto de la CIA discontinuado el mes pasado por el director Leon E. Panetta, implicaba la formación de equipos paramilitares de elite que podían ser infiltrados en Pakistán u otros lugares para capturar o eliminar a dirigentes de la red terrorista al Qaeda, de acuerdo a ex funcionarios de la inteligencia estadounidense.
El programa -iniciado inmediatamente después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001- no fue nunca operacional. Pero según algunos funcionarios ejecutivos de la CIA discutieron hace un año planes para introducir equipos y probar sus capacidades básicas, incluyendo saber si era posible entrar a territorio hostil y actuar sin ser detectados, así como recabar datos de inteligencia y localizar objetivos de alto valor.
La iniciativa pasó por múltiples versiones y estuvo a punto de ser desechada varias veces cuando agentes de la CIA buscaban soluciones para desalentadores problemas logísticos. Pero pese a que el avión teledirigido Predator emergió como una potente arma contra al Qaeda, funcionarios de la CIA continuaron implementando el programa secreto como una opción letal adicional.
"Siempre quieres mantener la capacidad, porque no se pueden predecir las oportunidades", dijo un ex oficial de inteligencia que conoce bien el programa.
Con la emergencia de Predador, dijo el oficial, "todavía queríamos explorar si tenemos esa capacidad, pero ya no existe la sensación de urgencia de antes".
Ese funcionario y otros hablaron a condición de conservar el anonimato, debido a la aguda sensibilidad del tema.
El portavoz de la CIA, Paul Gimigliano, se negó a comentar sobre la naturaleza del programa.
La existencia del programa, y el hecho de que no fuera comunicado a los legisladores durante casi ocho años por instrucciones del vicepresidente Dick Cheney, ha avivado un ambiente ya caldeado en Washington sobre los programas de inteligencia del gobierno de Bush.
Actuales y antiguos funcionarios de inteligencia han dicho que al poner fin a la iniciativa, Panetta puede haber estado más preocupado del hecho de que fue mantenido en secreto ante el Congreso, que de los méritos mismos del programa.
Un oficial de inteligencia dijo que Panetta no ha excluido la posibilidad de reiniciar el proyecto para desarrollar capacidades a corta distancia similares en mayor colaboración con los legisladores.
"Si Estados Unidos llegara a necesitar algo como esto en el futuro, buscaremos mejores modos de construirlo", dijo el funcionario de inteligencia. "Eso incluye informar al Congreso desde el principio. Panetta entiende todo eso. Es un agresivo defensor del contraterrorismo, probando herramientas y tácticas que funcionen y que tengan apoyo para ser sustentables. Esta táctica no lo logró".
Legisladores demócratas dijeron que era ilegal que la CIA no revelara el programa a los comités de inteligencia, y pidieron una investigación.
"Los individuos que ordenaron que el Congreso fuera engañado [sobre la iniciativa] deberían rendir cuentas", dijo el lunes el senador Russell D. Feingold (demócrata de Wisconsin), miembro del Comité de Inteligencia del Senado. Feingold también dijo que había expresado su "profunda preocupación sobre el programa mismo", en una carta reservada al presidente Obama.
La senadora Dianne Feinstein (demócrata de California), presidente del Comité de Inteligencia del Senado, dijo que el ex vicepresidente puede haber violado la ley al ordenar a la CIA que mantuviera en secreto el programa.
Pero actuales y antiguos funcionarios de la inteligencia estadounidense dijeron que el papel de Cheney ha sido mal representado, y que la agencia no estaba obligada a revelar el programa porque nunca estuvo cerca de ser puesto en práctica. Los ex funcionarios dijeron que Cheney no estuvo nunca implicado en la gestión del programa, y que su orden de no informar al Congreso la tomó poco después de que la iniciativa fuera propuesta por primera vez.
"Era más una situación como que antes de salir y empezar a hablar sobre el asunto, veamos si es algo que podamos hacer que ocurra", dijo uno de los ex funcionarios.
Las atribuciones legales del programa fueron fundamentadas en un comprehensivo memorando que el presidente Bush firmó apenas unos días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, un documento de diez páginas que otorga a la agencia las atribuciones necesarias para perseguir con fuerza letal a militantes de al Qaeda.
Una orden de 1976 firmada por el presidente Ford prohibía que la CIA llevara a cabo asesinatos. Pero esa prohibición no se aplica al asesinato de enemigos en tiempos de guerra.
Panetta ordenó el término inmediato del programa después de enterarse de su existencia el mes pasado, y al día siguiente convocó a reuniones secretas con los comités de inteligencia del Senado y la Cámara de Representantes para informarles.
El funcionario de la inteligencia norteamericana defendió la decisión de Panetta de desmantelar el proyecto, diciendo que "nunca tomó forma" y que "fue dejado de lado repetidas veces en los últimos años por temores sobre su viabilidad. Así que terminar con él no costó nada en términos operacionales".
El programa fue iniciado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en una época en que el entonces director de la CIA, George Tenet, y otros altos funcionarios de la agencia, estaban tratando de determinar qué haría la agencia si lograba localizar a Osama bin Laden u otros altos militantes de al Qaeda.
Funcionarios de la CIA endorsaron la idea de formar pequeños grupos paramilitares que pudieran ejecutar ataques "quirúrgicos" contra objetivos de alto valor. Pero el programa se atascó repetidas veces por problemas operacionales y logísticos básicos.
"¿Los dejas en Waziristán y te sientas a esperar?", dijo un segundo ex funcionario de inteligencia al tanto del programa. "Es una de esas cosas que parecen muy lógicas, hasta que empiezas a tratar de que funcionen".
El funcionario describe los debates internos sobre si los equipos debían pertenecer a la División de Actividades Especiales de la CIA -su rama paramilitar de toda la vida- o si deberían ser formados en colaboración con las fuerzas de operaciones especiales de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Las fuerzas armadas fueron criticadas después del 11 de septiembre de 2001 por su tendencia a necesitar planes elaborados y fuerzas de refuerzo considerables incluso para operaciones de pequeña escala, un factor que había jugado un papel a la hora de capitalizar las oportunidades para capturar o eliminar a Bin Laden antes de 2001.
El ex funcionario de inteligencia dijo que el programa había sido diseñado para ofrecer una opción diferente a las bombas teledirigidas o los ataques con misiles desde aviones teledirigidos.
La iniciativa también se concentraba exclusivamente en importantes dirigentes en la cadena de mando de al Qaeda, dijo el ex funcionario, desechando sugerencias de que el intento estaba dirigido a reunir equipos de asesinos que recorrerían el mundo para identificar a objetivos terroristas de menor importancia.

14 de julio de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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