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debate sobre acuerdo militar


Acuerdo colombo-norteamericano provoca dudas. Reprochan falta de debate y transparencia, y motivos dudosos.
[Juan Forero y Mary Beth Sheridan] Puerto Salgar, Colombia. Un sofocante día hace poco, un caza colombiano se elevó en el cielo desde la base aérea más importante del país, mientras los mecánicos montaban el motor de un avión de evacuación médica.
Pronto pilotos y tripulaciones estadounidenses también vivirán y trabajarán aquí, encargadas de pilotar sofisticados aviones de espionaje en la guerra -junto a fuerzas colombianas- contra las guerrillas marxistas y los narcotraficantes, dicen funcionarios colombianos.
Funcionarios estadounidenses y colombianos dicen que el nuevo acuerdo para desplegar aviones y personal militar estadounidenses en esta base es poco más que la formalización de una serie de acuerdos militares sueltos que se remontan a 1952. Pero el acuerdo, que permitirá a fuerzas estadounidenses acceder hasta siete bases, ha provocado preocupación entre los presidentes sudamericanos y la indignación de la vecina Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez advierte sobre una inminente invasión norteamericana.
El viernes, el presidente colombiano Álvaro Uribe deberá defender el plan en una cumbre regional en Argentina, argumentando que está colaborando en la guerra contra el narcotráfico y no tiene intenciones hostiles. Pero incluso en Colombia, que acusa a Chávez de inmiscuirse en sus asuntos internos, los legisladores han puesto en duda la legalidad del acuerdo y si podría exacerbar el conflicto civil que se prolonga ya por cuarenta y cinco años, entre otras cosas.
Funcionarios colombianos dicen que el acuerdo crea una sede a largo plazo, en la base Germán Olano de Palanquero, para los Orion P-3 y los aviones AWAC americanos que patrullarán el Pacífico, el norte del Caribe y, en el este, la porosa frontera del país con Venezuela.
"El objetivo es el narcotráfico", dijo el comandante de la base, general de brigada Guillermo León, durante una visita reciente a Germán Olano, que según funcionarios colombianos Estados Unidos ha codiciado desde hace mucho por su ubicación estratégica. "Y los sensores en estos aviones están precisamente para controlar el espacio aéreo, no para espiar a nadie".
Dijo que el acuerdo, que debe ser firmado dentro de poco, también da a Estados Unidos acceso a otras dos bases aéreas, dos recintos del ejército y dos puertos navales.
Pero legisladores colombianos que son miembros de una comisión parlamentaria que se ocupa de la seguridad y defensa, dijeron que se enteraron del acuerdo por primera vez cuando oyeron los informes de la prensa en julio y que luego recibieron solamente algunos detalles inconexos en reuniones a puertas cerradas con funcionarios militares colombianos. Un documento del ministerio del Interior que justifica el plan habla de la "cambiante naturaleza de los peligros transnacionales" y la necesidad de "ejercicios conjuntos" con los estadounidenses.
"Esas son palabras muy ambiguas y amplias", dijo el senador Juan Manuel Galán said. "Sin leer el documento es difícil entender sobre qué exactamente se han puesto de acuerdo".
La senadora Cecilia López dijo que el plan debió haber sido debatido en el Congreso. "¿Por qué hay tanto secretismo?", preguntó.
En Washington, los senadores Christopher J. Dodd y Patrick J. Leahy, dos experimentados demócratas que colaboran en la definición de políticas sobre América Latina, preguntaron en una carta a la secretario de Estado, Hillary Rodham Clinton, por qué no se les había consultado sobre el plan y se preguntaban por qué el gobierno de Obama estaba profundizando sus lazos con unos militares acusados violaciones a los derechos humanos.

Garantías Estadounidenses
El acuerdo se alcanzó después de que el vecino Ecuador pusiera fin a un acuerdo de diez años que había permitido que Estados Unidos realizara vuelos de vigilancia desde una base en Manta, en la Costa Pacífico. Esos aviones buscan embarcaciones semi-sumergibles y lanchas de gran potencia para trasladar cocaína hacia el norte del litoral colombiano.
"Manta permitía una tremenda cobertura del Pacífico Este y hasta América Central y México", dijo Gabriel Marcella, especialista en América Latina que se jubiló recientemente de la Academia de Guerra de Estados Unidos.
Altos funcionarios del Departamento de Estado dicen que Estados Unidos ya tenía acceso a instalaciones colombianas sobre bases ad hoc y que el acuerdo despeja obstáculos burocráticos, tales como las notas diplomáticas que son exigidas a los aviones estadounidenses para pedir permiso de aterrizaje.
El departamento de Estado dijo que el número de fuerzas estadounidenses en Colombia no excederían el personal militar de 800 hombres y 600 contratistas civiles, un límite impuesto en 2000 cuando Washington inició un importante programa antinarcóticos que ha significado más de seis mil millones de dólares en ayudas. Funcionarios estadounidenses dijeron que los militares norteamericanos gozarán de algún tipo de inmunidad bajo la ley colombiana.
Funcionarios americanos dicen que el acceso a este recinto en Puerto Salgar y en la base aérea de Apiay al sur del estado de Meta coloca armamento norteamericanos más cerca del corazón histórico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, el ejército guerrillero.
"Si me pregunta si las misiones aprovecharán este acuerdo en el futuro para incorporar a las FARC en las zonas de ataque, la respuesta es sí, sin ninguna duda", dijo el embajador William R. Brownfield la semana pasada en una entrevista con El Tiempo, el diario nacional.
El presidente Obama enfatizó el aspecto de lucha antinarcóticos del acuerdo en una conversación telefónica el viernes con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo país manifestó preocupación, dijo un alto funcionario de gobierno. Obama dejó claro, dijo el funcionario, que el plan "no implica bases estadounidenses" en Colombia.
Aunque Colombia sigue siendo el más grande productor de cocaína del mundo, un reciente informe de Naciones Unidas dice que la producción de cocaína se redujo aquí en un veintiocho por ciento entre 2007 y 2008 y que el volumen del cultivo de coca se contrajo en un dieciocho por ciento. Funcionarios estadounidenses y colombianos dicen que el ambicioso programa de erradicación de las drogas, acompañado de esfuerzos de intervención aérea y marítima, está empezando a rendir frutos.
Esa explicación no ha mitigado la preocupación en la región, particularmente en Venezuela y Ecuador, donde el año pasado un ataque aéreo contra un campamento rebelde provocó un altercado diplomático con el presidente del país, Rafael Correa. En una entrevista. El ministro de seguridad interior y exterior, Miguel Carvajal, dijo que su gobierno sospecha de los motivos de Washington.
"Creemos que esto va mucho más allá que la guerra contra el narcotráfico y las guerrillas", dijo.
Carvajal también dijo que su gobierno estaba preocupado porque los estadounidenses que operan en Manta han revelado poco a Ecuador sobre sus misiones. "Nos dieron la información que nos quisieron dar", dijo.

Términos del Acuerdo
En el acuerdo, dijo León, se ensanchará una pista de aterrizaje en Germán Olano para recibir aviones estadounidenses más grandes. Se construirá una torre de control e instalaciones donde se planearán y evaluarán las misiones. Oficiales estadounidenses dicen que aquí se asignarán hasta doscientos militares.
Las fuerzas armadas estadounidenses deberán entregar a las autoridades colombianas información detallada sobre todas las misiones, dijeron funcionarios colombianos del ministerio de Defensa, y dentro del país habrá a bordo de los vuelos un suboficial colombiano.
Los aviones de vigilancia norteamericanos volarán sobre Colombia, dijo León, dirigen a cazas colombianos hacia aviones sospechosos. Bajo el programa ‘prohibición de puerto aéreo’, dijo, los caza colombianos obligan a aterrizar a los aviones sospechosos de transportar cocaína. El programa ha reducido el transporte aéreo de cocaína, obligando a los narcotraficantes a depender de rutas terrestres.
Pero altos funcionarios y autoridades antinarcóticos colombianos dicen que los vuelos que trasladan cocaína desde pistas de aterrizaje en zonas remotas en la selva hasta Venezuela son tan cortos que son difíciles de detectar. León dijo que los aviones de vigilancia estadounidenses ayudarán a descubrir esos vuelos más rápidamente.
"Tenemos que estar vigilantes para que las zonas donde no hay vuelos sigan así y tratar de controlar las zonas donde sí los hay, incluyendo áreas cercanas a la frontera", dijo.

17 de septiembre de 2009
27 de agosto de 2009
©washington post
cc traducción mQh
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