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descubren otras matanzas de la cni


CNI organizó operación similar a Albania en el sur. Entre el 23 y 24 de agosto de 1984, siete personas, en cinco ciudades del sur, fueron asesinadas en supuestos enfrentamientos. Hoy se sabe que fue un montaje contra el MIR.
[Luis Narváez] Chile. Desde su creación, en 1977, la CNI arreciaba contra dirigentes e infiltraba organizaciones para reprimir y asesinar a dirigentes muy puntuales. Fueron víctimas emblemáticas, Tucapel Jiménez y el transportista Mario Fernández.
Pero lo ocurrido entre el 23 y 24 de agosto de 1984, inauguró la escalada más sangrienta del organismo represivo.
En esa fecha, siete militantes del MIR fueron asesinados a sangre fría en supuestos enfrentamientos que fueron montados por la dirección metropolitana, al mando de Álvaro Corbalán, en las ciudades de Concepción, Los Ángeles, Temuco, La Unión y Valdivia.
Una práctica que se creía sólo había sido  aplicada en la caso de la Operación Albania, en 1987.
A primera hora de hoy miércoles, el ministro de la Corte Apelaciones de Concepción, Carlos Aldana, realizará la primera reconstitución de escena de este brutal caso, en los tres sitios de la capital de la Región del Biobío, donde fueron detenidos y posteriormente acribillados los miristas Luciano Aedo Arias, Nelson Herrera y Mario Lagos
Tal como ocurrió en esos años, el caso está provocando un gran revuelo en la ciudad, ya que uno de los episodios ocurrió en la Vega Monumental, un sitio de alta afluencia de público.
La diligencia será realizada con la presencia de un fuerte contingente policial (carabineros y detectives), encabezado por la Brigada Investigadora de Delitos contra los DDHH de la PDI, que custodiarán la presencia de cerca de 30 ex agentes de la CNI, algunos de los cuales están procesados.
Sin embargo, en los últimos meses, el juez Aldana, quien recibió el caso de manos de la justicia militar recaratuló el caso y ahora los procesados y mandos de la CNI se enfrentan a la posibilidad de ser acusados por homicidio calificado y asociación ilícita.
La misma figura se aplicó en el caso de la Operación Albania, ocurrida en 1987 (ver recuadro), que terminó con 15 agentes condenados, entre ellos el director de la CNI, general (R) Hugo Salas Wenzel, a presidio perpetuo simple.

Alfa y Carbón 1
Aedo, Herrera y Lagos pertenecían al aparato militar del MIR. Junto a ellos, durante el 23 y 24 de agosto, fueron asesinados Mario Mujica Barros, en Los Ángeles; Rogelio Humberto Tapia de la Puente y Raúl Jaime Barrientos Matamala, en Valdivia.
La investigación ha establecido que los crímenes fueron planificados y coodinados desde el Cuartel Borgoño de la CNI, en Santiago, al mando de Corbalán y Marcos Derpich con las unidades regionales del denominado Teatro de Operaciones Sur.
Dicho plan tenía como objetivo, detectar y eliminar la presencia de elementos subversivos del MIR, desde las regiones Octava a la Décima.

Operación Albania
Entre los días 15 y 16 de junio de 1987, 12 jóvenes del FPMR fueron asesinados simultáneamente en tres puntos de la capital simulando tiroteos. Después de ser detenidos, la CNI asesinó a Recaredo Valenzuela, Patricio Acosta, Juan Henríquez, Wilson Henríquez, Julio Guerra, Esther Cabrera, Elizabeth Escobar, Patricia Quiroz, Hernán Rivera, Ricardo Silva, Manuel Calderón y José Valenzuela Levy. El montaje se realizó con medios de comunicación y periodistas afines a la dictadura, para encubrir el crimen.

23 de septiembre de 2009
©la nación
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1 comentario

claudio lisperguer -

Me llama la atención la increíble cobardía de los militares y ex agentes de las policías políticas. Si pensaban que actuaban correctamente, ¿por qué ocultar o seguir ocultando lo que hicieron? El mero hecho de que esos asesinatos fueran planeados de tal modo que se desconociese el destino de los detenidos, demuestra que nunca actuaron de buena fe, como miembros de un bando en una guerra civil, sino como un grupo de delincuentes que buscaba cubrir sus huellas. Esta es una gran diferencia con la guerra civil española. Acá no hubo guerra civil, sino sólo un intento de exterminio de opositores políticos.
Este hecho impide que se pueda pensar en una reconciliación. Los miembros de ejércitos en guerra pueden reconciliarse. Acá no hubo dos ejércitos, sino uno solo compuesto por criminales. Por eso la reconciliación no es deseable. Acá sólo cabe esperar justicia, que tiene poder curativo, tanto de víctimas como victimarios. Lo otro, la reconciliación sin justicia, es perpetuar la cobardía.