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las nuevas granjas cubanas


El programa forma parte del ‘Nuevo Modelo Socialista’.
[William Booth] Ceiba del Agua, Cuba. Enfrentado a las sofocantes deficiencias de una economía controlada por el estado e incapaz de alimentar a su pueblo sin importaciones masivas de alimentos, el presidente cubano Raúl Castro ha puesto su fe en compatriotas como Esther Fuentes y su pequeña granja en el quinto infierno.
Si Cuba estuviera buscando a su Nuevo Hombre Nuevo, Fuentes podría serlo. El gobierno cubano, en su reforma más dramática desde que Castro reemplazara a su frágil hermano mayor Fidel hace tres años, está ofreciendo a campesinos como Fuentes el uso de tierras nacionales en desuso para dedicarlas a la agricultura comercial.
¿Llegó el capitalismo a la isla? Estuvo cerca. Raúl Castro prefiere llamarlo "un nuevo modelo socialista". Pero Fuentes gana algo de dinero extra.
"Mientras más trabajes, mejor te va", dijo Fuentes, que entendió de inmediato el concepto.
El gobierno de Castro dice que el año pasado prestó 687 mil hectáreas de tierras nacionales no usadas a 82 mil cubanos en un intento por reducir las importaciones, que actualmente constituyen el 60 por ciento de la oferta de alimentos del país.
Estados Unidos, que ha mantenido un absoluto congelamiento diplomático y un duro bloqueo económico contra la isla durante casi cincuenta años, es el principal proveedor de alimentos y productos agrícolas del país, vendiéndole un promedio de 350 millones de dólares en frijoles, arroz y pollos congelados todos los años desde 2001, cuando el Congreso introdujo excepciones al bloqueo comercial.
En un importante discurso en homenaje a la Revolución de Julio, Castro anunció: "La tierra está allá, y aquí están los cubanos! Veamos si las podemos trabajar o no, si producimos o no, si mantenemos la palabra. No se trata de gritar ‘Patria o Muerte’ o ‘Abajo el imperialismo!’ o ‘El bloqueo nos perjudica’. La tierra está allá esperando nuestro sudor".
En un discurso en agosto, Castro dijo que la economía cubana, golpeada por tres huracanes el año pasado así como por una recesión global, creció apenas un 0.8  por ciento en el primer semestre de 2009. Los huracanes diezmaron las cosechas y causaron daños por diez mil millones de dólares.
Los críticos del sistema de agricultura colectivista al estilo comunista de Cuba dicen que el país debería ser prácticamente un Edén, dado su rico suelo y abundantes lluvias, y no debería importar toneladas de arvejas del agresor imperialista del norte.
Después del derrumbe de la Unión Soviética y la pérdida de subsidios de Moscú y Europa del Este, Cuba abandonó sus enormes fincas dedicadas a la caña de azúcar -y esa tierra fue rápidamente ocupada por el marabú, una resistente y espinosa maleza que ahora cubre enormes tramos de Cuba del mismo modo que el kudzu cubre el sur de Estados Unidos.
"Si realmente quisieran resolver su problema, podrían solucionarlo en cuestión de minutos, de una plumada", permitiendo la propiedad privada y el mercado libre, dice José Álvarez, profesor emérito y experto en agricultura cubana en la Universidad de Florida.
Aunque ha salido de la sombra de su hermano desde que asumiera el cargo, Raúl Castro dijo, en agosto, a la Asamblea Nacional Cubana: "Fue elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo. Estamos dispuestos a hablar sobre todo, pero no para negociar nuestro sistema político y social". Los que esperan que Cuba se desmorone después de "la muerte de Fidel y de todos nosotros", dijo Castro, "van a sufrir una decepción".
Brian Latell, experto cubano en la Universidad de Miami y autor de ‘After Fidel’, dijo: "Esta reforma agraria es una de las más altas prioridades de Raúl. Habla sobre ello constantemente. Pero las medidas han sido más reticentes, más lentas, más tentativas de lo que probablemente quieren muchos cubanos".
El ex general de brigada de 78 años ha indicado que el paternalista sistema cubano podría incluir un poco más de amor firme y un buen montón de empresa libre. El gobierno está en proceso de eliminar la cerveza subsidiada para las bodas, las vacaciones para los trabajadores ejemplares, los cuartos de hotel para recién casados y las tartas de chocolate gratis para el Día de la Madre. En uno de los programas pilotos más observados, Cuba está empezando a cerrar las cafeterías estatales y, en cambio, dar a los trabajadores quince pesos -unos 65 centavos de dólar- para que compren el almuerzo en restaurantes estatales o en mesones particulares. El salario promedio mensual en Cuba es de unos veinte dólares.
En el terreno de la reforma agraria de Castro ha puesto a zumbar al campo. Chupando un cigarro apagado, Fuentes llevó a un visitante a recorrer su nuevo dominio. El año pasado trabajó 3.6 hectáreas, la mayor parte para el propio consumo, "más un poco para vender". Este año pidió y le otorgaron rápidamente otras ocho hectáreas. Podrá utilizar el terreno durante diez años, y el único requisito es que siembre.
Fuentes apuntó hacia sus nuevos campos de batatas, maíz, tomates, mandioca y frijoles. También está cultivando flores para vender. Los pollos se pasean libremente por la granja, y los árboles se ven cargados de gigantescos aguacates. El futuro se ve mejor.
"Es un gran cambio", dijo. "Lo quiere todo el mundo".
Marta, su hija adulta, trabaja para la cooperativa agrícola local donde Fuentes y otros granjeros venden sus cosechas. El estado todavía fija los precios, pero mientras más producen los campesinos, más ganan. También tratan de mejorar la calidad de los productos, lo que reporta precios más altos. Se les paga en dinero contante, lo que Fuentes aprecia, y nadie les dice qué deben plantar.
"De momento hay escasez de todo", dijo Fuentes, "así que no hay riesgo de sobreproducción".
Marta Fuentes dijo que ahora la cooperativa local tiene 44 fincas como miembros -eran 31 el año pasado. "Y no solamente hay más campesinos, sino que las fincas mismas, como la nuestra, son más grandes", dijo. Hay más fruta y verdura fresca en los mercados locales, dijo, y un informe reciente de la Associated Press dijo que algunos artículos abundan en La Habana en estos días.
Tan deprimida está la economía cubana que el gobierno está aguijoneando a los campesinos para que usen bueyes para arar los campos. "Olvidémonos de los tractores y combustibles de este programa, que no los tenemos", dijo Castro.
La familia Fuentes usa una yunta de bueyes. "No tener ninguna maquinaria puede parecer atrasado, pero de cierto modo el buey es mejor", dijo Fuentes. Podría tomar prestado un tractor de la cooperativa, si lo necesitara. Pero los costes de combustible son prohibitivos.
Uno de los retos que deben superar los agricultores es la falta de créditos e inversiones. Pueden trabajar sus nuevas fincas, pero a menudo no tienen suficientes fertilizantes, semillas o combustible. No hay suficiente electricidad para hacer andar las bombas de agua, dijo Fuentes, y nadie tiene pesticidas.
"Este es un gran problema", dijo Álvarez, el profesor de la Universidad de Florida. "El gobierno entrega a los campesinos algo de tierra, lo que está bien, pero no les dan ningún insumo. Así que les dicen: ‘Tomen el machete y márchense y luchen contra el sol y el tiempo, y sálvennos’".
"No es tanto dinero extra, pero créeme, todos los poquitos ayudan", dijo Marta Bobadilla, una dependiente jubilada que recibió media hectárea en usufructo detrás de su casa en las afueras de La Habana, que ha convertido en un huerto urbano lleno de bananas, gombo, batatas y verduras para alimentar a sus conejos.
Cuando le preguntamos si los pequeños y bonitos conejitos eran para ser vendidos como mascotas, Bobadilla se echó a reír. Estamos en Cuba. "Estos son para comer", dijo.

15 de noviembre de 2009
28 de septiembre de 2009
©washington post 
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