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hay que parar a arizona


Se está gestando una guerra sobre la nueva ley de Arizona que convierte a los latinos en ese estado, incluyendo a inmigrantes legales y ciudadanos, en sospechosos. Y no es solamente una lucha local. El veneno se está extendiendo: en Texas se está hablando de aprobar una versión adaptada de la ley de Arizona. Editorial de NYT.
El presidente Obama ha calificado de "mal orientada" la ley y prometió mantenerse alerta. Pero cuando la segregación racial encuentra un punto de apoyo en alguno de los cincuenta estados, el presidente tiene que hacer algo más que ofrecer críticas mesuradas. Debería actuar. Aquí sigue un listado de las cosas más urgentes:

Defender los Derechos Civiles
El ministerio de Justicia debe acudir a tribunales para rechazar enérgicamente esta ley. La ley exige que agentes de policía detengan e interroguen a cualquiera que parezca inmigrante ilegal. La gobernadora Jan Brewer promulgó la ley, pero dice no saber cómo se ve un inmigrante ilegal, dejando la tarea a otros que piensan que lo saben.
El ministerio de Justicia sabe a qué tipo de abusos invita esta formulación. Ya se están investigando al sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio, que allana vecindarios hispanos en Phoenix y alrededores. Sus alguaciles exigen los documentos de identidad de la gente basándose en las camisas y botas que llevan.
La ley federal exige que los no-ciudadanos porten documentos, pero no autoriza a los agentes de policía a parar a cualquiera y exigir los papeles. El intento de Arizona de eludir el escollo definiendo el acto de estar sin documentos en su territorio como un delito, es repulsivo.

Obstaculizar a Arizona
El plan de Arizona dependerá de las bases de datos federales para determinar la situación de inmigración. También necesitará la cooperación del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) para que acepte a los detenidos. El ICE dice que su prioridad son los delincuentes peligrosos y fugitivos, no las familias y trabajadores pacíficos, que son abrumadoramente los blancos de la nueva ley. El ICE debería negar datos, cooperación y escasos recursos a las autoridades de Arizona.

Revocar la Política de Inmigración
La Corte Suprema ha fallado consistentemente que los estados no pueden hacer sus propias leyes de inmigración. La debacle en Arizona le brinda al gobierno de Obama otra posibilidad de dejar en claro que la política de inmigración del país no puede dejarse en manos de accidentados retales de las leyes locales y estaduales.
Cuando era candidato presidencial, Obama alabó la decisión de una corte federal de anular una ley en Hazleton, Pensilvania, que convertía en delito la contratación de inmigrantes ilegales o el alquiler de viviendas a inmigrantes indocumentados. Para empezar a ejercer con energía el determinante papel federal en la inmigración, el gobierno debería rescindir el memorando secreto de 2002, escrito por el fiscal general del presidente George W. Bush, John Ashcroft, que declaró que las policías local y estadual tenían "autoridad inherente" para detener a inmigrantes ilegales. Deberían haber empezado hace mucho tiempo. También se debería considerar otra implacable ley de Arizona, ahora en la Corte Suprema, que revoca los permisos comerciales de empleadores que utilizan a sabiendas a inmigrantes ilegales.
Las acciones del gobierno en otros lugares han enviado el mensaje equivocado. Janet Napolitano vetó una vez los proyectos de ley extremistas sobre la implementación de la ley cuando era gobernadora de Arizona, pero ahora como secretaria de seguridad interior defiende el uso de las policías locales y estaduales como "multiplicadores de la fuerza". Napolitano debe terminar con experimentos peligrosos como el programa 287(g) y Comunidades Seguras, que dejan labores federales vitales en manos de alguaciles locales sin preparación y sin supervisión, permitiendo abiertamente el uso de criterios raciales y socavando la vigilancia comunitaria y seguridad pública.
Estas medidas no vienen en lugar de una reforma de la inmigración, cuyo futuro parece bastante turbio después de que Obama empezara esta semana a retroceder cautelosamente. Pero el gobierno federal debe rechazar agresivamente la ley de Arizona. ¿Todavía creemos en dar la bienvenida a los inmigrantes y ayudarles a asimilarse? Arizona ha propuesto una respuesta. Es hora de que Obama dé la otra.

3 de mayo de 2010
29 de abril de 2010
©new york times
cc traducción mQh
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