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los desaparecidos están allí


Hay restos de por lo menos ocho víctimas pero puede haber más en San Pedro. Los investigadores esperan una inspección del juez federal Francisco Miño para seguir la búsqueda en las próximas horas. A la Casa de Derechos Humanos, que denunció las inhumaciones clandestinas hace tres años, preocupa la seguridad de la fosa.
[Juan Carlos Tizziani] Santa Fe, Argentina. Los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense que hallaron una fosa común en el campo San Pedro avanzaron en el descubrimiento de más fragmentos humanos. "Hay restos de por lo menos ocho víctimas. Pero esta es la primera capa, puede haber una segunda capa", dijo una fuente cercana a los investigadores que ahora esperan una inspección del juez federal Nº 2 Francisco Miño para seguir la búsqueda en las próximas horas. Ya trabajan en el lugar dos antropólogos forenses al frente de un equipo de ocho personas, pero la semana que viene se sumarán otros dos. Lo que más preocupa a los militantes de la Casa de Derechos Humanos que denunciaron las inhumaciones clandestinas hace tres años es la seguridad del hallazgo. "Es la prueba de que este campo del Ejército operó como centro de exterminio de víctimas del terrorismo de estado", dijeron Milagros Demiryi y Jorge Castro, quienes ayer se entrevistaron con el juez para solicitarle que refuerce la custodia del predio. El ingreso al campo está bloqueado, pero recién ayer a media mañana se apostó un patrullero de la Policía Federal, pero si esa fuerza no garantiza la seguridad, el magistrado podría convocar a efectivos de Gendarmería Nacional, dijeron las fuentes.
El elemento que guió a los forenses hasta la fosa clandestina fue la cal. Los restos estaban bajo un manto blanco. "La cal los perdió", dijo Castro, en obvia referencia a los ejecutores de la masacre. Los testimonios que la Casa de Derechos Humanos recolectó con paciencia todos estos años y presentó en su primera denuncia en abril de 2007 habilitan a pensar que puede haber más fosas comunes.
"El primer indicio que surgió de los testimonios es que los cuerpos habían sido rociados con cal. Ese fue el elemento que los perdió. O sea, que al encontrarse restos de cal en un lugar donde la cal no existe en el suelo es un dato firme de un enterramiento clandestino. Ahora, el paso siguiente es saber los restos de cuántas personas hay en esa fosa". ¿Y puede haber más fosas comunes?
Los testimonios dicen que los enterramientos clandestinos con cal se hicieron varias veces. Hay datos cruzados, algunos testigos que hablan de dos hechos y otros de tres hechos. Indudablemente, el campo San Pedro se usó primero como centro de torturas y después pasó a ser centro de exterminio señaló Castro.
Las fuentes judiciales evitaron hasta ahora precisar la dimensión del hallazgo, pero la Casa de Derechos Humanos manejaba indicios. "Hay restos de seis personas en una primera capa, pero puede haber una segunda capa que tendrá que investigarse cuando se saque la primera. Son pasos que se tienen que dar", dijo Castro. Aunque después, otras fuentes dijeron que la investigación había avanzado hasta descubrir restos de ocho cuerpos.
Castro y Demiryi llegaron hasta el despacho del juez Miño, preocupados por la seguridad de la fosa común. Le pidieron al magistrado que realice una inspección judicial que se podría concretar en las próximas horas y ordene reforzar la custodia del campo San Pedro. Le anunciaron también que se constituirán en querellantes en la causa. "Lo que hemos solicitado al juez son medidas de seguridad y la pulcritud de los pasos que se deben dar para que esto sea transparente en las causas que se desprendan de la identificación de los restos y permitan hallar a los culpables", afirmó Castro.
"Esto no es producto de iluminados. Esto ha sido posible gracias a muchas personas que colaboraron en forma anónima porque los organismos siempre hemos sido muy serios y les garantizamos la reserva de identidad. Cada uno aportó lo que sabía. Fue un trabajo silencioso de recolección de datos y de investigación esforzada. Lo importante es que pasaron más de 30 años y la gente no olvidó. Y lo que en 1984 y 1985 era un rumor, después se convirtió en una sospecha material fehaciente y este hallazgo es la culminación de lo que dicen las Madres de Plaza de Mayo: la única lucha que se pierde es la que se abandona", agregó Castro.
Demiryi dijo que por estas horas viven sentimientos contradictorios. "Por un lado, la satisfacción que haber llegado a una prueba que confirma la verdad. Una verdad que ha sido denunciada y proclamada a los cuatro vientos, pero a la que cuesta tanto acceder. Y por otro lado, el dolor de esta verdad. Pero aún así, es importante rescatar el valor de quiénes han aportado datos y animar a quienes sepan algo de esa época que lo aporten, porque seguramente hay mucha más gente que sabe. Y esto demuestra que cuando se trabaja seriamente se llega a la verdad. Quizás uno quisiera otros ritmos. Pero a mi me parece que es un mensaje muy claro, que los desaparecidos están ahí, pasaron más de 30 años, pero están ahí. Hoy, los encontramos y los seguiremos encontrando", finalizó Milagros.

17 de junio de 2010
©rosario 12 
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