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soldados deben desoír órdenes ilegales


columna de lísperguer
En 1973, una patrulla militar detuvo a un niño de 13 años. Un oficial ordenó ejecutarlo. Los soldados obedecieron.

Los crímenes cometidos por militares y civiles pinochetistas llaman siempre la atención por su arbitrariedad y sin sentido, aparte de su extraordinaria cobardía. ¿Cómo pueden oficiales ordenar ejecuciones tan claramente arbitrarias e injustificadas, y tan evidentemente contrarias a derecho, y cómo puede haber hombres que les obedezcan, en lugar de neutralizarlos sumariamente? El asesinato y tortura de niños fue una práctica habitual de las fuerzas de seguridad durante la dictadura. Chile debiese aprobar una ley que penalice tanto a los oficiales que ordenen la ejecución de violaciones a los derechos humanos, como a los subalternos que les obedezcan. Pese al horror, hay jueces que protegen a los criminales, rebajando sus penas y dejándoles en libertad. Estos jueces, verdaderos enemigos del género humano (Segura y Ballesteros), fueron introducidos en la CS por Lagos, el hombre del dedo que se convirtió en presidente para perpetuar la obra del dictador.
22 de agosto de 2010
19 de agosto de 2010
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