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salvando a los tiburones de la sopa


California debería prohibir la venta y posesión de aletas de tiburón.
Los tiburones son estrellas en otros géneros, además de las películas de miedo. Su rapaz existencia es vital para asegurar el equilibrio entre el ecosistema y la pesca en los océanos; sus poblaciones fuertemente reducidas son causa de profunda preocupación. Han ocurrido colapsos de algunas especies, como el del pez martillo en el noroeste del Océano Atlántico, cuya población se ha reducido en un 89 por ciento. En general, se considera que casi un tercio de la especie está en peligro de extinción.
Un importante contribuidor a su disminución son las aletas de tiburón, que son obtenidas durante operaciones de pesca de gran escala en las que a los tiburones capturados se les cortan las aletas para usarlas en la exquisita sopa de aleta de tiburón. Luego se los arroja de vuelta al océano, a morir. Aunque es difícil dar con cifras precisas, se estima que hasta setenta millones de tiburones son matados al año en el ramo de las aletas. Esfuerzos recientes para reducir el corte de aletas han sido en gran parte inefectivos, que es la razón por la que un proyecto de prohibición de la venta o posesión de aletas de tiburón en California es una buena idea.
Debido a que son un artículo de lujo -un cuenco de sopa puede costar hasta cien dólares-, el mercado para las aletas de tiburón era pequeño hasta hace cerca de una década. La creciente clase media en China creó una nueva demanda para la sopa, que también es popular entre los estadounidenses chinos.
El corte de aletas es ilegal en las aguas de Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Australia y varios otros países, pero es todavía habitual en aguas internacionales. Además, es ilegal para lanchas pesqueras estadounidenses fondear con aletas de tiburón a bordo, a menos que sean parte del cadáver. Pero esto no afecta a las aletas de tiburón importadas, y una prohibición sobre la importación en el estado sería legalmente débil y, como un asunto práctico, prácticamente inaplicable.
Formulado sobre una ley hawaiana aprobada el año pasado, AB 376, patrocinada por los miembros de la Asamblea Paul Fong (demócrata de Cupertino) y Jared Huffman (demócrata de San Rafael), el proyecto prohibiría la posesión o venta de aletas de tiburón, excepción hecha de los pescadores con licencias específicas. Aunque no es una solución global -California no es de ninguna manera una zona caliente del consumo de aleta de tiburón-, el proyecto de ley sentaría un ejemplo para frenar una práctica inaceptable ecológicamente, restringiendo la demanda.
Muchos estadounidenses chinos del estado la objetarán, sin ninguna duda y comprensiblemente  -el senador Leland Yee (demócrata de San Francisco) ya ha anunciado su oposición. Pero del mismo modo que es ilegal vender carne de ballena en este país, pese a toda una historia de consumo en Japón, los imperativos medio-ambientales superan las tradiciones culturales.
5 de marzo de 2011
19 de febrero de 2011
©los angeles times

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