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murió josé argüelles


Pensador new age, creador del concepto de Convergencia Harmónica. Ofreció una interpretación de los calendarios mesoamericanos que académicos consideran una chifladura.
[Elaine Woo] En 1983 el historiador de arte José Argüelles conducía por el Wilshire Boulevard en Los Angeles para devolver un auto alquilado cuando tuvo una visión: El 16 de agosto de 1987, una crítica masa de humanidad se reuniría en sitios sagrados en todo el planeta para vincularse con el cosmos y prevenir una catástrofe global.
La teoría detrás de la propuesta reunión era rebuscada e incluía a mayas extraterrestres y sincronía con el universo, pero al alba del día indicado, el llamado de Argüelles fue respondido. Desde Mt. Shasta en California y Central Park en Nueva York hasta Machu Picchu en Perú y las Grandes Pirámides en Egipto, miles de personas bailaron, se abrazaron, cargaron sus cristales con energía solar y recitaron ‘om’. Algunos escudriñaron el cielo a la búsqueda de ovnis. Argüelles, en un campamento cerca de Boulder, Colorado, sopló su caracola 144 veces.
¿Era una "convergencia morónica, una suerte de día nacional de los fruit loops, como se burlaba la historieta cómica ‘Doonesbury’? ¿O era una Convergencia Harmónica como llamó Argüelles al inhabitual acontecimiento?
Lo único cierto era que la idea de Argüelles había encontrado eco en una generación de buscadores en la ola New Age de los años ochenta. A principios de la década, las reflexiones de la actriz Shirley MacLaine sobre la reencarnación habían contribuido a provocar una masiva curiosidad sobre la espiritualidad alternativa, aunque la dimensión galáctica de Argüelles la llevó a una cúspide. La convergencia harmónica, escribieron J. Gordon Melton y James R. Lewis en su libro ‘Perspectives on the New Age’, atrajo "más atención pública que cualquier otro evento de antes o después en la historia del New Age".
Argüelles estaba coordinando otra convergencia para 2012 cuando falleció el 23 de marzo en su retiro en Australia central. Tenía 72 años y murió de peritonitis, informó su pareja y asistente de investigación, Stephanie South.
Los fundamentos de la convergencia harmónica fueron descritos en el libro de Argüelles de 1987, ‘The Mayan Factor: Path Beyond Technology’. Sobre la base de su interpretación del antiguo calendario maya, determinó que el 16-17 de agosto de 1987 ofrecía una crucial ventana en el tiempo planetario para corregir la "disonancia" de la Tierra e iniciar los últimos veinticinco años de un ciclo de 5.125 años, que terminaría en 2012. Su libro popularizó la idea de que el 2012 presenciaría un cambio de época.
Para que se lograra la convergencia harmónica, Argüelles dijo que se necesitaba "el voltaje humano mínimo" de 144 mil participantes. En Estados Unidos, algunas de las reuniones convocaron a multitudes: cinco mil personas en Mt. Shasta; otras cinco mil en Sedona, Arizona; mil en Chaco Canyon, Nuevo México; y más de mil quinientas en Central Park.
Los académicos lapidaron a Argüelles tildándolo de chiflado y dijeron que su comprensión de la cosmología maya era deficiente. "Aunque he pasado años estudiando calendarios mesoamericanos", escribió el profesor de astronomía y experto en cultura maya de la Universidad de Colgate, Anthony Aveni, "debo confesar que no entiendo ninguno de los complicados diagramas de Argüelles. Tampoco entiendo su explicación... puntuada de jerga científica incomprensible incluso para científicos".
Analistas de la post-convergencia buscaron signos de cambio. Durante los siguientes dos años, el presidente soviético Mikhail Gorbachev propagó la glasnot, los manifestantes por la democracia hicieron temblar la Plaza Tiananmen en China y Hugh Hefner, el fundador de Playboy, se casó, pero si estos eventos eran evidencia o no de una reinicialización cósmica no pudo ser verificado.
Dos meses después de la convergencia, el hijo de Argüelles, Josh, de dieciocho años, perdió la vida en un accidente automovilístico. La tragedia no mitigó su creencia de que la convergencia harmónica estaba funcionando. "Independientemente de que la gente lo entendiera", dijo, "sintieron la señal -fue a un nivel como cuando una especie recibe una señal para cambiar su patrón de migración".

Su señal para el cambio llegó pronto. Nacido en Rochester, Minnesota, el 24 de enero de 1939, hijo de una madre alemana y un padre mexicano, Argüelles vivió en México durante varios años, volviendo a Minnesota cuando tenía siete. Herido por los prejuicios contra los mexicanos, dejó de hablar español y se asimiló, un curso de acción que mantuvo hasta 1953. Ese año visitó las pirámides de Teotihuacán en las afueras de Ciudad de México y sintió un "profundo sentimiento" para volver a conectarse con sus raíces. Empezó un estudio del calendario maya y finalmente hizo campaña para reemplazar el calendario gregoriano, al que consideraba la principal causa de los males del mundo, por su propio sistema de trece meses.
Después de doctorarse en historia del arte en la Universidad de Chicago en 1969, Argüelles se convirtió en un académico, enseñó brevemente en la Universidad de Princeton antes de mudarse a la Universidad de California en Davis y más tarde a la Universidad Evergreen de Washington. En Davis, ayudó a organizar un ‘happening artístico’, lo que condujo en 1971 al primer Festival de Toda la Tierra, que viene de cumplir cuarenta años.
Argüelles veía la reciente avalancha de terremotos, maremotos y guerras como propios de 2012, aunque no era un pesimista. Anticipaba una "edad galáctica" más halagüeña durante la cual la gente volvería a un modo de vida más simple y se comunicaría por telepatía.
"Algo va a pasar", escribió no hace mucho. Pero la historia continuará sin uno de sus soñadores más extravagantes.
Argüelles, que vivía en Ashland, Oregon, y en Palenque, México, se divorció tres veces. Aparte de South, le sobreviven una hija, Tara; su hermano gemelo, Iván; y su hermana, Laurita Kinsley.
19 de abril de 2011
10 de abril de 2011
©los angeles times

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