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defienden privilegios de criminales


Bulnes admite contraste entre cárceles comunes y las de ex represores. El ministro de Justicia respondió a un reportaje de TVN que mostró imágenes del interior de los penales Punta Peuco y Cordillera, donde se apreciaron canchas de tenis y cabañas equipadas.
Santiago, Chile. El gobierno admitió este jueves las disparidades y "diferencias abismales" que existen entre las condiciones carcelarias de los reos comunes y las de los presos condenados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
"No me parece normal (esa brecha), pero me llama la atención que 15 años después nos sorprendamos de la disparidad o de la diferencia abismal que existe entre uno y otro tipo de penal", dijo el ministro de Justicia, Felipe Bulnes, en declaraciones a Radio Cooperativa.
Bulnes hizo alusión al "arreglo institucional" pactado en 1995, durante el gobierno de Eduardo Frei, para construir los penales de Punta Peuco y Cordillera, destinados a albergar a represores de la dictadura de Augusto Pinochet.
Cuando se llegó a ese acuerdo, Pinochet ejercía aún como comandante en jefe del Ejército.
Ese pacto "es también parte de las tradiciones carcelarias con las cuales tenemos que convivir", apuntó hoy Bulnes.
El ministro avanzó que no va a restarle privilegios a los represores, sino que va a tratar de mejorar la situación del resto.
"No voy a otorgarle ningún beneficio especial a los militares más allá de lo que la institucionalidad prevea, ni tampoco los voy a humillar ni voy a hacer ningún plan especial. Lo que sí me voy a preocupar es de mejorar las condiciones carcelarias del resto de la población penal", indicó.

Reportaje de TVN
Esas disparidades quedaron en evidencia en la noche del miércoles, cuando TVN emitió un reportaje que mostró por primera vez las instalaciones de Punta Peuco y Cordillera.
Las imágenes fueron grabadas por los diputados Lautaro Carmona (PC) y Sergio Aguiló (independiente) que visitaron los penales del país para conocer las condiciones carcelarias, después de que el incendio de la cárcel de San Miguel en diciembre pasado provocó la muerte de 81 reos, poniendo de manifiesto el grave hacinamiento que alcanza el 60 %.
Por ejemplo, en la llamada ex Penitenciaría hay sólo 530 guardias para vigilar a 7.200 internos, de los cuales 160 duermen a la intemperie, en tiendas de campaña, según reveló esta misma semana esa comisión de parlamentarios.
En cambio, en el Penal Cordillera residen 10 internos que viven en 5 cabañas, cada una de ellas equipadas con dos habitaciones con baño, una pequeña sala de estar y una cocina, así como electrodomésticos proporcionados por las familias de los reos.
Carmona denunció que los reclusos viven en "verdaderas cabañas de veraneo".
En tanto, Punta Peuco, donde hay 74 gendarmes para vigilar a 48 internos, se asemeja más a las cárceles comunes, ya que existen rejas, los reclusos comparten celdas y los baños son comunes y no todos están en buen estado.
Sin embargo, en ese penal "hay unos espacios deportivos maravillosos, nuevos, espacios con patios, con flores, con césped, con parrillas para recibir visitas", señaló Aguiló.
Entre los reclusos se encuentra el general retirado Raúl Iturriaga Neumann y los ex brigadieres José Zara y Christoph Willike, condenados por el homicidio del general Carlos Prats y de su esposa, en 1974.
Consultado sobre si existen dos estándares en las cárceles, el coronel Heriberto Muñoz, director de Seguridad de Gendarmería, respondió a TVN: "Atendida la realidad actual, creo que hay que decir que efectivamente así es".
"Las condiciones de reclusión en Punta Peuco y Cordillera son el ideal de los que nosotros como Gendarmería proponemos", aseguró.
En cambio, el ministro de Justicia indicó que esa "no es la idea de cárcel" en la que el gobierno está trabajando, sino que su propósito es separar a los presos según su grado de peligrosidad.
19 de mayo de 2011
©la nación

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