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murió edwin honig


Poeta, profesor y traductor.
[Margalit Fox] Murió, el 25 de mayo, en su casa en Providence, Rhode Island, el poeta, crítico y traductor Edwin Honig, conocido por sus elegantes traducciones de importantes obras de la literatura española y portuguesa. Tenía 91 años.
La causa de su muerte fueron complicaciones de la enfermedad de Alzheimer, informó Barbara L. Estrin, amiga y antigua alumna.
El profesor Honing era profesor emérito de Inglés y Literaturas Comparadas en la Universidad de Brown, donde enseñó desde 1957 hasta su jubilación en 1982.
Como traductor, el profesor Honing ayudó a introducir al público de habla inglesa la obra de Fernando Pessoa, el gran poeta portugués de principios del siglo veinte.
También tradujo la poesía de Federico García Lorca y escribió un estudio crítico, publicado en 1944, que fue uno de los primeros en aparecer en el mundo anglosajón sobre el poeta, que fuera asesinado por las fuerzas nacionalistas de Franco en 1936, durante la Guerra Civil Española.
Además, Honig tradujo numerosas obras de teatro, incluyendo las del español Pedro Calderón de la Barca, siglo 17, y las de su compatriota del siglo 16, Miguel de Cervantes.
Publicada por la New American Library en 1964, la traducción de ‘Entremeses’ [Interludes] -breves viñetas realizadas entre actos de obras de larga duración- comprende desenfadadas entretenciones, como ‘El viejo celoso’ [The Jealous Old Husband], ‘El juez de los divorcios’ [The Divorce-Court Judge] y ‘El rufián viudo’ [Trampagos, the Pimp Who Lost His Moll].
Honig fue nombrado caballero por los gobiernos español y portugués por los servicios prestados a sus literaturas nacionales.
Como crítico, era particularmente conocido por ‘Dark Conceit: The Making of Allegory’, publicado en 1959.
Se hizo un breve documental sobre él, ‘Translating Edwin Honig: A Poet’s Alzheimer’s’, que fue estrenado en el Festival de Cine de Nueva York el año pasado.
Hecho por un primo de Honing, el cineasta Alan Berliner, la película hace la crónica de las cambiantes relaciones del profesor con el lenguaje, la memoria y el sentido de identidad personal a medida que progresaba su enfermedad.

Edwin Honig nació en Brooklyn el 3 de septiembre de 1919. Heredó su amor por el español de su abuela paterna, una judía sefardita que lo hablaba con fluidez.
Estudió en la Universidad de Wisconsin en 1941 y, después de su servicio militar en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, se licenció en inglés en la misma universidad.
Antes de incorporarse a la Universidad de Brown, Honing enseñó en Harvard y otros lugares. En Brown, inició el programa de narrativa [creative writing], que ahora es el departamento de artes literarias.
La primera esposa de Honig, Charlotte, murió a principio de los años sesenta. Su segundo matrimonio, con Margot Dennes, terminó en divorcio.
Le sobreviven, entre otros, los dos hijos de su primer matrimonio con Dennes -Daniel y Jerem; y una hermana, Lila Putnam.
Sus otras traducciones incluyen ‘Poemas de Fernando Pessoa’ [Poems of Fernando Pessoa] (con Susan M. Brown); ‘La vida es un sueño’ [Life Is a Dream], una obra de Calderón; y ‘Los títeres de Cachiporra, Comedia sin título, El diván del Tamarit y otros poemas, Poemas en prosa y Obras dramáticas’ [Four Puppet Plays, Play Without a Title, the Divan Poems, and Other Poems, Prose Poems and Dramatic Pieces], de García Lorca.
Honig fundó en 1973, y fue su primer editor, Copper Beech Press, una pequeña editorial en Providence, especializada en poesía y traducciones.
Su propia producción literaria incluye ‘The Moral Circus’, ‘The Gazabos’, ‘Shake a Spear With Me, John Berryman’ y ‘Time and Again: Poems, 1940-1997’.
Como poeta, Honing fue elogiado por su precisión formal, su magistral control tonal y a veces su mordacidad. Todas estas cualidades se aprecian en su poema ‘Anon’:

At a literary tea

I once met the

then-at-his-height

anthologist

Iamblichus

who, denting cookies

on everybody’s plate,

let on to me

I didn’t rate.

"I love poetry

that’s got a bite!"

To which I cried:

"Try this

one you missed —

my latest!"

I thought he had

only nibbled it

when he grabbed

his mouth and spat,

but on the ground

like a leftover sweet

lay a little mound

of broken teeth.
14 de junio de 2011
4 de junio de 2011
©new york times

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