Blogia
mQh

hrw denuncia violencia rebelde


Fuerzas de la oposición deberían proteger a civiles y hospitales.
Zintan, Libia. Las fuerzas rebeldes en Lidia deberían proteger a los civiles y respetar la infraestructura civil en áreas bajo su control, declaró Human Rights Watch hoy. Las fuerzas rebeldes deberían detener a todo miembro de sus filas que sea responsable de saqueo, incendios provocados y violencia contra civiles en las ciudades capturadas recientemente al oeste de Libia, declaró Human Rights Watch.
En el último mes, en cuatro ciudades capturadas por los rebeldes en las Montañas Nafusa los combatientes rebeldes y sus partidarios han atacado propiedades, incendiado casas, saqueado hospitales, casas y tiendas, y golpeado a algunos ciudadanos acusados de haber apoyado a las fuerzas del gobierno, declaró Human Rights Watch.
Human Rights Watch presenció algunos de estos actos, entrevistó a testigos de otros, y habló con un comandante rebelde sobre los abusos.
"Los líderes de la oposición deberían terminar con los abusos de los rebeldes y castigar a los responsables", dijo Joe Stork, director de Oriente Medio y África del Norte en Human Rights Watch. "Las autoridades rebeldes tienen el deber de proteger a los civiles y sus propiedades, especialmente hospitales, y castigar a cualquiera que sea responsable de saqueos u otras formas de violencia."
Las fuerzas rebeldes ocuparon al-Awaniya, Rayayinah y Zawiyat al-Bagul a mediados de junio de 2011, expulsando a las fuerzas gubernamentales que habían utilizado las ciudades como base para lanzar ataques contra territorio ocupado por los rebeldes, algunos de ellos indiscriminados contra áreas habitadas por civiles. Las fuerzas rebeldes ocuparon al-Qawalish el 6 de julio.
En las cuatro ciudades algunos residentes se marcharon cuando empezaron a llegar las tropas del gobierno para combatir a los rebeldes en abril y mayo. En todas las ciudades, excepto Rayayinah, la mayor parte de los habitantes que se habían quedado, huyeron cuando se retiraron las tropas del gobierno, aparentemente por temor a las represalias de las fuerzas rebeldes.
Al-Awaniya y Zawiyat al-Bagul están en territorio de la tribu Mesheshiya, conocida por su lealtad al gobierno libio de Muamar Gadafi.
El comandante militar rebelde en las Montañas Nafusa, el coronel El-Moktar Firnana, reconoció que se habían cometido algunos abusos después de que los rebeldes capturaran las ciudades, pero que esos ataques violaban órdenes dadas a las tropas rebeldes de no atacar a civiles ni dañar instalaciones civiles. Dijo que algunas personas habían sido castigadas, pero no dijo cuántas ni por qué delitos.
"Si no hubiésemos dado esas órdenes, la gente habría arrasado e incendiado estas ciudades", dijo a Human Rights Watch.
En al-Qawalish , el 7 de julio, Human Rights Watch presenció a personas con sombreros y camisetas de los rebeldes, algunas de ellas armadas, cargando en camiones con distintivos rebeldes, artículos robados en tiendas. Cinco casas que Human Rights Watch había visto intactas el día anterior cuando se retiraron las fuerzas del gobierno, fueron incendiadas. Tres casas más y una tienda fueron incendiadas durante visitas el 10 y 11 de julio, y al menos otras seis casas parecen haber sido incendiadas recientemente.
Al-Awaniya y Zawiyat al-Bagul estaban desiertas en varias visitas que hizo Human Rights Watch entre el 2 y el 10 de julio. Casas en tres calles en al-Awaniya y en dos calles en Zawiyat al-Bagul, visitadas por Human Rights Watch, habían sido saqueadas. Las tiendas de las calles principales de las dos ciudades habían sido invadidas y saqueadas.
Vecinos dijeron a Human Rights Watch que el gobierno libio había llevado a miembros de la tribu Mesheshiya a al-Awaniya desde otras ciudades hace cerca de treinta años, un reasentamiento que todavía causa tensión entre ciudades vecinas.
En Rayayinah, un vecino que se quedó dijo que los rebeldes habían robado equipos médicos del policlínico después de ocupar la ciudad. Human Rights Watch visitó el hospital el 2 de julio y vio habitaciones saqueadas, ventanas y puertas rotas y evidencias de equipos médicos faltantes, incluyendo una máquina de rayos equis y posiblemente una máquina de electrocardiogramas.
El hospital de al-Awaniya visitado por Human Rights Watch el 3 de julio, estaba en condiciones similares, con equipos sustraídos, ventanas rotas y muebles estropeados.
Un médico que apoyaba a los rebeldes, contó a Human Rights Watch que él había participado en el saqueo del hospital de al-Awaniya después de que los rebeldes ocuparan la ciudad:

"El hospital de al-Awaniya estaba bien equipado, y básicamente nos llevamos todo. Estaba muy bien equipado para atender a las tropas de Gadafi. [Los rebeldes] dijeron que Zintan sería el hospital central para la región... Oí decir que el equipo del policlínico de Rayayinah también fue trasladado a Zintan."

Human Rights Watch visitó la clínica médica de Zawiyat al-Bagul el 3 de julio. Había sido atacada y saqueada por vándalos. La sustracción de equipos médicos y el daño causado a las instalaciones obstaculizará el retorno de la población civil a esas ciudades, declaró Human Rights Watch.
Residentes de Rayayinah dijeron a Human Rights Watch que entre trescientas y cuatrocientas personas se habían quedado en la ciudad cuando llegaron los rebeldes, incluyendo la parte occidental, que las fuerzas del gobierno habían utilizado para bombardear Zintan, en manos de los rebeldes. Uno de los residentes contó a Human Rights Watch que vio las lesiones de tres personas de la parte occidental de la ciudad que dijeron que habían sido golpeadas por los rebeldes, y una persona dijo que los rebeldes le habían disparado en el pie:

"Los habían amarrado por las muñecas con unos cables polvorientos y los habían golpeado. Vi tres casos, pero hay muchos más. Uno perdió dos dedos de un pie cuando un combatiente de Zintan le disparó en el pie. Vi un montón de moretones en la cara, manos, en todo el cuerpo. La mayoría de ellos ya se han marchado."

Parte de los daños en Rayayinah fueron causados por las fuerzas del gobierno durante su presencia en la ciudad. Mohamed el-Mizoughi, un residente, contó a Human Rights Watch que soldados del gobierno habían castigado a los partidarios de los rebeldes arrestándolos, quemando sus casas y saqueando sus tiendas.
El comandante rebelde, coronel Firnana, explicó las faltas rebeldes como consecuencia del presunto apoyo de las víctimas a las fuerzas de gobierno. "La gente que se quedó en las ciudades estaba trabajando con el ejército", dijo. "Las casas que fueron saqueadas e invadidas fueron las casas que usó el ejército, incluso para guardar municiones." Agregó: "Las personas golpeadas estaban trabajando para las brigadas de Gadafi."
Para los vecinos de las cuatro ciudades capturadas era difícil volver debido a la rabia en las ciudades ocupadas por los rebeldes que fueron atacadas por las tropas del gobierno, dijo el coronel Firnana.
"Las fuerzas de la oposición tienen la obligación de proteger a los civiles y sus propiedades en las áreas bajo su control, de modo que la gente pueda volver a casa y reconstruir sus vidas en seguridad", dijo Stork.
Otras dos ciudades en territorio rebelde en las Montañas Nasufa, el-Harabah y Tamzin, son conocidas por ser leales a Gadafi, pero se las han arreglado para mantener relaciones tanto con el gobierno libio como con los rebeldes. Estas ciudades no habían sido usadas por las fuerzas del gobierno desde que empezara la insurrección de febrero.
Los combatientes de la oposición en las Montañas Nafusa han detenido a cerca de doscientos combatientes del gobierno en el último mes. Human Rights Watch tuvo acceso ilimitado a los centros de detención en Zintan, Yafran y Kikla. Algunos detenidos se quejaron de malos tratos físicos en el momento de su captura, pero dijeron que desde entonces las condiciones habían sido adecuadas.
Human Rights Watch ha documentado repetidos ataques indiscriminados por fuerzas del gobierno contra áreas civiles en las Montañas Nafusa en los últimos dos meses, así como el uso de minas terrestres. En la ciudad de Yafran, las fuerzas del gobierno ocuparon ilegalmente un hospital durante seis semanas.
"Las fuerzas de la oposición dicen que respetan los derechos humanos, pero los saqueos, incendios y malos tratos a civiles en las ciudades ocupadas, son preocupantes," dijo Stork. "Esto aumenta la preocupación sobre cómo serán tratados los civiles si los rebeldes ocupan otras ciudades donde el gobierno cuente con apoyo."
14 de julio de 2011
13 de julio de 2011
©hrw
cc traducción mQh

0 comentarios