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los ricos quieren pagar más impuestos


Algunas de las personas más ricas del planeta están pidiendo que se cobre impuestos más altos a los ricos. Parecen reconocer que el peso de la  desaceleración no puede recaer solamente en los pobres y la clase media. Editorial de The New York Times.
Después de que, el mes pasado, el inversionista multimillonario Warren Buffett instara al Congreso a elevar los impuestos a los millonarios, el llamado se repitió en Europa. Dieciséis de los individuos más ricos de Francia instaron al gobierno a subir sus impuestos. El magnate de la Fórmula Una italiana, Luca di Montezemolo, respaldó públicamente la idea de Buffett "por razones de justicia y solidaridad." Desde 2009, cerca de cincuenta de las personas más ricas de Alemania han estado proponiendo impuestos más altos para los más ricos.
La sugerencia la motiva, sin duda, el afán de justicia: que los muy ricos, que han sobrevivido bastante bien la crisis financiera, deberían contribuir más a las menguadas arcas públicas para reducir los recortes presupuestarios que perjudican a los más vulnerables.
Pero el altruismo no explica completamente por qué los miembros de la elite global de repente se muestran preocupados por prevenir los pronunciados recortes de presupuesto que serán inevitables si los gobiernos no recaudan más dinero. También los mueve lo que algunos podrían llamar un interés propio ilustrado.
Sus murallas pueden ser altas, pero los ricos viven en el mismo mundo que los pobres y la clase media, que han sido golpeados por el desempleo y los recortes en los programas sociales. Cuando en Berlín ardían los Mercedes-Benz y estallaban disturbios en las calles de Londres, los ricos lo estaban viendo por televisión.
Esos países arriesgan más que el malestar social. La austeridad ya está socavando el crecimiento económico a ambos lados del Atlántico. Los recortes en los fondos para la educación, infraestructura y otras necesidades básicas debilitarán durante generaciones la competitividad futura y pondrán en peligro el desempeño económico de los países industrializados.
Históricamente los estadounidenses han estado menos inclinados que los europeos a las explosiones de indignación social, pese a sufrir más pobreza que la mayoría de las otras democracias prósperas. Pero con una tasa de desempleo por encima del nueve por ciento, tasas de pobreza cada vez mayores e ingresos familiares reducidos, la postura anti-impuestos y a favor de los recortes que se ha apoderado de los representantes republicanos deshilachará nuestro tejido social y dilapidará también aquí el capital humano.
Buffett vive en el otro extremo del espectro de los ingresos, en el que el uno por ciento de los contribuyentes estadounidenses -unas 750 mil familias- se embolsan más del veinte por ciento del ingreso nacional. No sorprende que los ricos ilustrados piensen que pagar más impuestos sea una inversión sabia. Los republicanos en el Congreso deben convencerse de esa verdad.
11 de septiembre de 2011
9 de septiembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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