Blogia
mQh

impunidad en rusia


Cinco años después de que la periodista rusa Anna Politkovskaya fuera brutalmente acribillada, todavía no hay nadie condenado por su asesinato. Editorial del NYT.
En 2009, la fiscalía estropeó feamente el juicio del presunto centinela, del chofer que facilitó la fuga y otro participante. Todos fueron absueltos, y la Corte Suprema rusa ordenó un nuevo juicio. En junio, la policía arrestó a un hombre del que dicen que fue el pistolero y, el mes pasado, el ex director del departamento de asuntos internos de Moscú fue acusado de entregar datos de la vigilancia y el arma utilizada en el asesinato. Esperamos que el poder judicial haga su trabajo, pero no estamos optimistas. Entretanto, el cerebro o cerebros del asesinato siguen prófugos.
Desgraciadamente, esta es la norma en Rusia donde, desde 1992, los periodistas asesinados suman 52. Dieciocho de esos casos no han sido todavía resueltos. Otros numerosos periodistas han sido golpeados, acosados, amenazados o encarcelados después de denunciar delitos cometidos por hombres de negocios, funcionarios de gobierno y jefes militares.
Politkovskaya era conocida por sus recios reportajes sobre violaciones a los derechos humanos en Chechenia. Su último artículo, publicado después de su muerte, describía la tortura de civiles a manos de tropas leales al líder checheno respaldado por el Kremlin. Novaya Gazeta, el raro diario ruso independiente donde trabajaba, sigue publicando osados reportajes.
En la época de su asesinato, Vladimir Putin -ahora primer ministro, entonces presidente- desechó sus reportajes como "insignificantes" y dijo que nadie que trabajada como  "funcionario" podría posiblemente haber organizado ese asesinato que, dijo, fue cometido para "crear una ola de sentimientos anti-rusos." Para muchos rusos, eso sonó como una orden superior para que policías, jueces o fiscales no acusaran a nadie en el poder.
Cinco años después, la incapacidad de encontrar a sus asesinos es un vergonzoso recordatorio de la debilidad de la democracia rusa y la corrupción de su sistema político. Nadie lo olvidará.
18 de septiembre de 2011
13 de septiembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

0 comentarios