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cidh como parte de la política exterior de eua


columna de lísperguer
La CIDH resolvió que político venezolano condenado por corrupción, debe ser aceptado como candidato en elecciones.

Incomprensible la decisión de la CIDH. ¿Supone que el tribunal que condenó a López cometió prevaricato? Si cree eso, debería exigir un nuevo juicio y no sacarse de la manga un fallo que, al menos técnicamente, no se justifica en nada. ¿Hizo la CIDH un nuevo juicio y concluyó que López era inocente? En ese caso, debió haber ofrecido a Venezuela la posibilidad de defender sus procedimientos y posterior fallo, lo que no hizo. Pero, ¿se justifica la intervención de la corte en un caso que evidentemente nada tiene que ver con los derechos humanos? Y, otra cosa, ¿por qué actúa la corte en algunos casos y no en otros? ¿Por qué calló cuando el presidente Piñera era candidato y se le recordó que había fundado su fortuna en una estafa al Banco de Talca y que había vendido acciones de LAN con información privilegiada? ¿Eso no lo inhabilitaba como candidato?
No se trata de que la CIDH no tenga derecho a pronunciarse sobre asuntos internos de otros países, porque el tribunal tiene precisamente esa atribución porque y cuando se trata de casos de violaciones de los derechos humanos -al menos en países que reconocen su autoridad. Venezuela no reconoce su autoridad.
Tampoco puede, ni tiene atribuciones para eso el tribunal, imponer sus propias ideas sobre legislaciones nacionales. Si en un país el delito de desfalco inhabilita al autor para el ejercicio de cargos públicos, no puede la CIDH pretender que eso no es delito y que el acusado debe ser absuelto.
Muchos críticos han observado que las intervenciones de la CIDH, lo mismo que del TPI, se han caracterizado en los últimos tiempos por su extraña coincidencia con desarrollos políticos internacionales impulsados por Estados Unidos. Pareciera que hoy las decisiones de la corte son parte de la política exterior estadounidense. Si aparte de Venezuela otros países llegaran a la misma conclusión, no será difícil predecir el futuro de la CIDH.
lísperguer

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