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caos y terror en libia


Filtración de Naciones Unidas: paramilitares libios detienen ilegalmente a miles de personas. Ban Ki-moon informó sobre "lectura incómoda" para los que apoyaron a los rebeldes en su lucha contra Gadafi.
Paramilitares rebeldes que operan en la Libia después de Gadafi están deteniendo ilegalmente a miles de personas, incluyendo mujeres y niños, a los que consideran "enemigos del estado", de acuerdo a un informe que será presentado por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, la próxima semana.
Se calculan en setenta mil las personas que están siendo retenidas en las que se describe como cárceles privadas que no son controladas por el gobierno libio. Algunos detenidos son torturados y maltratados.
El informe filtrado, visto por The Independent, dice que ambos lados -las tropas libias del coronel Gadafi y los paramilitares que se levantaron contra él- han cometido actos que pueden ser descritos como crímenes de guerra durante el duro combate por el control de Sirte, la ciudad natal del dictador asesinado.
Muchos de los detenidos ilegalmente son africanos sub-saharianos que pueden haber sido trabajadores inmigrantes en la Libia de Gadafi y fueron acusados -injusta o correctamente- de ser mercenarios a la paga de Gadafi. "Se ha informado de casos de individuos que han sido atacados debido al color de su piel", dice el informe.
El informe también refleja los temores de muchos sobre el destino de Gadafi mismo, que fue capturado vivo pero luego aparentemente asesinado por sus captores.
Como dice The Independent, "el informe será una lectura incómoda para los gobiernos occidentales, incluyendo a Gran Bretaña, que participó en la campaña para derrocar a Gadafi".
Patrick Cockburn, corresponsal para Oriente Medio de The Independent, dice que la noticia sobre las detenciones no le sorprende. "El conflicto en Libia siempre fue mucho más que una guerra civil entre libios de lo que pretenden los gobiernos o la prensa extranjeros".
Muchas de las milicias paramilitares quieren vengar la muerte de amigos y familiares. Algunos que viven en Sirte le contaron a Cockburn: "Hay un frenesí profundo y creciente, especialmente entre los jóvenes milicianos y los fundamentalistas, para perseguir a cualquiera que pueda ser asociado al antiguo régimen".
Cockburn concluye: "El Consejo Nacional de Transición, cuyo control del país es en gran parte teórico, no está en condiciones de impedir esta purga porque muchos de sus propios miembros están ellos mismos asustados de que se les pueda acusar de nexos con el antiguo régimen".
27 de noviembre de 2011
©the week
cc traducción c. lísperguer

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