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oriente medio

eua prepara aumento de tropas


En el Golfo, después de la retirada de Iraq.
[Thom Shanker y Steven Lee Myers] Base de la Fuerza Aérea MacDrill, Florida, Estados Unidos. El gobierno de Obama tiene planeado aumentar la presencia estadounidense en el Golfo Pérsico después de que retire lo que queda de sus tropas en Iraq este año, de acuerdo a funcionarios y diplomáticos. Ese reposicionamiento podría incluir nuevas fuerzas de combate en Kuwait para responder al colapso de autoridad en Iraq o para un enfrentamiento militar con Irán.
Los planes, que se vienen discutiendo hace ya varios meses, recibieron renovada atención después del anuncio del presidente Obama este mes, de que los últimos soldados estadounidenses que volverán a casa desde Iraq lo harán en diciembre. Poner fin a la guerra de ocho años fue una promesa central de su campaña presidencial, pero oficiales y diplomáticos estadounidenses, así como funcionarios de varios países de la región, temen que la retirada podría producir inestabilidad o peor.
Después de presionar sin ningún éxito tanto al gobierno de Obama como al iraquí para que permitan que unas veinte mil tropas permanezcan en Iraq más allá de 2011, el Pentágono está ahora elaborando una alternativa.
Además de las negociaciones para mantener una presencia de combate en terreno en Kuwait, Estados Unidos está considerando el envío de más buques de guerra a aguas internacionales en la región.
Para hacer frente a la amenaza del beligerante Irán, el gobierno también está buscando ampliar los lazos militares con los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo -Arabia Saudí, Kuwait, Bahrain, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Omán. Mientras Estados Unidos ha concluido las relaciones militares bilaterales con todos ellos, el gobierno y las fuerzas armadas están tratando de fomentar una nueva "arquitectura de la seguridad" para el Golfo Pérsico que integraría patrullas aéreas y navales y defensa anti-aérea.
El tamaño de la fuerza de combate estadounidense en estado de alerta que será asignada Kuwait sigue siendo motivo de negociaciones; se espera una respuesta en los próximos días. Funcionarios en la sede del Comando Central declinaron discutir detalles de las propuestas, pero estaba claro que los exitosos planes de despliegue en décadas pasadas podrían ser incorporados en los planes para dejar una huella, después de Iraq, en la región,
Por ejemplo, en el periodo entre la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 y la invasión de Iraq en 2003, el Ejército de Estados Unidos mantuvo al menos a un batallón de combate -y a veces a toda una brigada de combate- en Kuwait todo el año, junto con un enorme arsenal listo para ser desempaquetado en caso de que se decida enviar más tropas a la región.
"De regreso al futuro" es como el general Karl R. Horst, jefe del Estado Mayor del Comando Central, describió la planificación de una nueva postura en el Golfo. Dijo que el comando se estaba concentrando en despliegues más pequeños pero mucho más efectivos y proyectos de entrenamiento con fuerzas militares de la región. "Creo que estamos pensando en volver a como era antes de que tuviéramos tanta presencia militar aquí", dijo el general Horst. "Creo que es sano. Creo que es eficiente. Creo que es práctico".
Obama y su asesor jefe en asuntos de seguridad nacional han tratado de tranquilizar a los aliados y responder a los críticos, incluyendo a muchos republicanos, de que Estados Unidos no renunciará a sus compromisos en el Golfo Pérsico incluso si pone fina a la guerra en Iraq y se prepara para hacer lo mismo en Afganistán para fines de 2014.
"Tendremos una permanente y robusta presencia en toda la región, lo que demuestra nuestro compromiso actual con Iraq y con el futuro de esa región, lo que mantiene nuestra promesa y debería ser liberado de influencias extranjeras para que siga su ruta hacia la democracia", dijo la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton en Tayikistán, después del anuncio del presidente.
Durante tumultuosas reuniones con personal militar en Asia la semana pasada, el secretario de Defensa, Leon E. Panetta, observó que Estados Unidos tenía cuarenta mil hombres en la región, veintitrés mil en Kuwait, aunque el grueso de las tropas sirven como apoyo logístico para las fuerzas en Iraq.
Mientras sostienen este esfuerzo, el Pentágono y su Comando Central, que supervisa las operaciones en la región, han empezado un importante redespliegue de las fuerzas estadounidenses, agudamente consciente de las limitaciones políticas y presupuestarias en Estados Unidos, incluyendo recortes en el gasto militar de al menos 450 mil millones de dólares en la década siguiente como parte del acuerdo para reducir el déficit presupuestario.
Oficiales del Comando Central dijeron que el Iraq de posguerra le exigía buscar modos más eficientes para desplegar fuerzas y maximizar la cooperación con aliados regionales. Un importante resultado de los recortes esperados, dijeron los oficiales, podría ser una fuerte reducción en el número de analistas de inteligencia asignados a la región. Al mismo tiempo, los oficiales esperan ampliar las relaciones de seguridad en la región. El general Horst dijo que los ejercicios eran un "signo de compromiso de presencia, un signo de compromiso con los recursos, y un signo de compromiso con la capacitación de los aliados".
El coronel John G. Worman, jefe de ejercicios del Comando Central, observó sobre el Golfo Pérsico: Por primera vez, dijo, las fuerzas armadas iraquíes habían sido invitadas a participar en un ejercicio regional en Jordania el próximo año, bautizadas como Eager Lion 12, montada sobre la amenaza de una guerra de guerrillas y terrorismo.
Otra parte de la planificación del gobierno par Iraq después de la guerra implica al Consejo de Cooperación del Golfo, dominado por Arabia Saudí. Ha tratado crecientemente de ejercer su influencia diplomática y militar en la región y más allá. Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, enviaron aviones de guerra al Mediterráneo como parte de la intervención dirigida por la OTAN en Libia, mientras Bahrain y los Emiratos Árabes Unidos tienen -cada uno- fuerzas en Afganistán.
Al mismo tiempo, sin embargo, el consejo envió una fuerza terrestre fundamentalmente saudí a Bahrain para apoyar la represión ordenada por el gobierno contra los manifestantes este año, pese a las críticas internacionales.
Pese a esos temores, el gobierno ha propuesto fundar una alianza seguridad multilateral más fuerte con seis países y Estados Unidos. Panetta y Clinton describieron la propuesta en una inusual reunión conjunta con el consejo al alero de Naciones Unidas en Nueva York el mes pasado.
La propuesta todavía debe ser aprobada por el consejo, cuyos líderes se reunirán de nuevo en diciembre en la capital saudí, Riyadh, y el tipo de colaboración multilateral que anhela el gobierno debe superar las rivalidades entre esos seis países.
"No habrá una OTAN mañana", dijo un alto funcionario de la administración, que habló a condición de mantener el anonimato para comentar negociaciones diplomáticas todavía en curso, "pero la idea es llegar a un intento más integrado".
Irán, como lo ha sido durante tres décadas, sigue siendo la amenaza más preocupante para muchos de esos países, así como para Iraq mismo, donde ha restablecido lazos políticos, culturales y económicos, incluso cuando brindaba apoyo encubierto a los insurgentes chiíes que han librado batalla con las fuerzas estadounidenses.
"Temen que la retirada estadounidense deje un vacío, que el hecho de que estén a mano siempre hará que todo el mundo lo piense dos veces antes de hacer algo", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Bahrain, jeque Khalid bin Ahmed al-Khalifa, en una entrevista, refiriéndose a oficiales en la región del Golfo Pérsico.
El jeque Khalid estuvo en Washington la semana pasada para asistir a reuniones con el gobierno y el Congreso. "Sin duda creará un vacío", dijo, "y puede invitar a las potencias regionales a ejercer acciones más abiertas en Iraq".
Agregó que la propuesta del gobierno de ampliar su relación de seguridad con los países del Golfo Pérsico no "reemplazará lo que está pasando en Iraq", pero era necesaria después de la retirada para demostrara una defensa unificada en una región peligrosa. "Ahora el juego es otro", dijo. "Tenemos que tener socios en esas operaciones, en temas y de muchos modos vamos a trabajar juntos".
En casa, Iraq ha sido largo tiempo una materia de intensas disputas. Algunos analistas de relaciones exteriores y demócratas -y algunos republicanos- dicen que Estados Unidos se ha quedado demasiado tiempo en Iraq. Otros, incluyendo a muchos republicanos y analistas militares, han criticado el anuncio de Obama sobre la retirada final, expresando su temor de que Iraq sea todavía demasiado débil e inestable.
"Estados Unidos tendrá que hacerse cargo de que Iraq no será capaz de defenderse a sí mismo durante al menos diez años", escribieron Adam Mausner y Anthony H. Cordesman, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, después del anuncio de la retirada.
Doce senadores republicanos exigieron audiencias sobre el hecho de que el gobierno pusiera fin a las negociaciones con los iraquíes -al menos, de momento- sobre la continuidad del entrenamiento estadounidense y sobre las acciones contraterroristas en Iraq.
"Como usted sabe, la retirada completa de nuestras fuerzas de Iraq es probable que sea vista como una victoria estratégica por nuestros enemigos en Oriente Medio, especialmente el régimen iraní", escribieron los senadores el miércoles en una carta al presidente de la Comisión de los Servicios Armados del Senado.
[Thom Shanker informóp desde la Base Aérea MacDill, f Steven Lee Myers desde Washington.]
24 de noviembre de 2011
29 de octubre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

caza de brujas en arabia saudí


El Reino de Arabia Saudí intensifica caza de brujas y practicantes de la magia negra.
[Alexandra Sandels en Beirut] Cuando el popular médium libanés de 46 años, Ali Sibat, salió al aire para leer sus predicciones sobre el futuro, las líneas telefónicas del canal de televisión por satélite Sheherazade se inundaron de llamadas.
Pero lo que el famoso médium no predijo fue que sus reclamos de ser autor de proezas sobrenaturales le acarrearía una sentencia de muerte.
"Era el médium más popular del canal", dijo el abogado de Sibat, May Khansa, según la agencia noticiosa libanesa, Naharnet. "La cantidad de llamadas, incluyendo las de todo el golfo, subía cuando aparecía él".
Pero mientras se encontraba de peregrinaje en Arabia Saudí el año pasado, Sibat fue reconocido por la policía religiosa en la ciudad santa de Medina. Su trabajo es reprimir el vicio y defender la virtud en este reino extremadamente conservador. Así que detuvieron a Sibat en su cuarto en el Hotel Medina acusándolo de practicar la brujería.
El 9 de noviembre fue condenado a muerte por un tribunal de La Meca por practicar la brujería.
El destino de Sibat es conocido en Arabia Saudí.
Decenas de supuestos brujos, adivinos y practicantes de la magia negra son arrastrados cada año por los tribunales saudíes, incluyendo a Fawza Falih, que ha estado en el corredor de la muerte desde 2006, condenado por brujería.
Sus denunciantes incluyen a un hombre que afirma que el analfabeto Falih, de 51 años, es el causante de su impotencia.
La caza de brujas en el reino y un reciente aumento de casos de brujería y hechicería están causando preocupación entre organizaciones de derechos humanos. Los informes de prensa dicen que al menos otras dos personas han sido detenidas por brujería sólo en el último mes.
Human Rights Watch, con sede en Nueva York, llamó el martes al gobierno saudí a anular la sentencia de muerte contra Sabat y todas las otras condenas por delitos que según la organización están definidos muy vagamente y de modo arbitrario:
"Los tribunales saudíes están tolerando una caza de brujas a cargo de la policía religiosa", dijo en un comunicado de prensa Leah Whitson, directora para Oriente Medio en Human Rights Watch. "El delito de ‘brujería’ está siendo usado contra todo tipo de conductas, con la cruel amenaza de ejecuciones aceptadas por el estado".
A juzgar por condenas previas por brujería en Arabia Saudí, cualquiera que exhiba en público lo que las autoridades describen como conducta sospechosa arriesga convertirse en blanco de la policía religiosa.
Es el caso de Muhammad Burhan, que llevaba consigo una guía telefónica con escritos en el alfabeto Tigrinya de su Eritrea natal. Quizás era su manera de protegerse a sí mismo con las fuerzas malignas que lo rodeaban. Quizás era su amuleto de la suerte para tener un poco más de éxito en su vida amorosa o en los negocios.
Pero la guía telefónica convenció a las autoridades saudíes de que Burhan era un practicante de la magia negra y lo acusaron de "charlatanería", por lo que fue castigado a sufrir trescientos azotes y sentenciado a veinte meses de prisión. Luego fue deportado, después de haber cumplido más del doble de la pena de prisión a la que había sido condenado, según Human Rights Watch.
Hace poco, el diario saudí Okaz publicaba un informe sobre la detención de un hombre asiático por la policía religiosa en Ta’if el 19 de noviembre, acusado de "brujería" y "charlatanería".
Se decía que el hombre usaba poderes sobrenaturales para hacer que la gente se enamorara de él y resolver disputas maritales.
Este año, Arabia Saudí empezó a implementar lo que llamó una "reforma judicial comprehensiva", pero todavía tiene que redactar sus leyes penales.
Human Rights Watch llamó al Rey Abdulá que ordene la codificación de leyes penales y asegurarse de que cumplan con las normas internacionales sobre derechos humanos.

21 de enero de 2010
26 de noviembre de 2009
©los angeles times
©traducción mQh
rss

obama llama a empezar de nuevo


Recurriendo al islam, discurso en El Cairo causó impacto en el Medio Oriente árabe.
[Scott Wilson] El Cairo, Egipto.  El jueves, el presidente Obama hizo un llamado directo al mundo islámico para un "nuevo comienzo" con Estados Unidos, reconociendo los errores históricos cometidos durante siglos en nombre de la cultura y la religión que dijo que ahora estaban eclipsados por los intereses compartidos.
El discurso de 55 minutos causó impacto entre muchos musulmanes en el Oriente Medio árabe. Para deleite de la audiencia en el vestíbulo abovedado de la Universidad de El Cairo, donde habló, y más allá, el presidente destacó los logros culturales, científicos e intelectuales del islam.
Utilizando un lenguaje conciliatorio y un medido tono explicativo, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, cuya familia keniata tiene profundas raíces islámicas, recurrió a la historia, la biografía, los principios morales y los intereses mutuos para disipar los estereotipos culturales que dividen a cristianos de musulmanes, árabes de judíos y a Estados Unidos de muchos en el credo musulmán. Sus gestos aparentemente modestos pero simbólicamente importantes cosecharon cálidos aplausos, incluyendo el uso de la frase "que la paz sea con Él" según una referencia al profeta Mahoma. En árabe, recurrió al tradicional saludo de "la paz sea con vosotros" a nombre del pueblo americano, nuevamente granjeándose los aplausos de la audiencia.
Cuando llamaba a los presidentes del mundo musulmán a "anteponer los intereses de sus pueblos y las operaciones legítimas del proceso político a los intereses partidistas", un hombre gritó: "¡Barack Obama, te queremos!" El presidente respondió simplemente: "Gracias", y volvió rápidamente a sus observaciones. Al final del discurso, recibió una ovación de pie y algunos corearon: "O-bam-a, O-bam-a".
"Egipto también ha sufrido por el terrorismo", dijo Ahmed el-Shoura, 21, estudiante de ciencias políticas en la Universidad de El Cairo que asistió al discurso. "La cuestión es cómo hacerle frente: ¿militarmente, o de otro modo? Obama mostró hoy que entiende esta diferencia y sabe cómo manejarla".
Obama citó a John Adams, el Corán, la Biblia y el Talmud para sostener que "mientras nuestra relación se defina por nuestras diferencias, daremos poder a los que siembran el odio antes que la paz, a los que fomentan el conflicto antes que la cooperación que puede ayudar a nuestros pueblos a alcanzar justicia y prosperidad".
"Este ciclo de sospechas y discordia debe terminar", dijo Obama. "He venido a El Cairo a buscar un nuevo comienzo entre Estados Unidos y los musulmanes en el mundo, un comienzo basado en los intereses mutuos y en el respeto mutuo, y en la verdad de que Estados Unidos y el islam no se excluyen uno al otro y no necesitan competir".
El intensamente esperado discurso atrajo a tres mil invitados, incluyendo a quinientos periodistas, a la Universidad de El Cairo, y a una audiencia de decenas de millones de espectadores más que miraron el discurso en redes de televisión nacionales, en redes sociales en internet y en servicios de mensajería instantánea facilitados por el gobierno en una variedad de idiomas.
Durante la campaña presidencial, Obama prometió alargar la mano directamente a los rivales de Estados Unidos si era elegido, y el discurso del jueves marcó su intento más importante de cambiar la dirección de las relaciones de Estados Unidos con los países islámicos, lazos que se deterioraron notoriamente durante el gobierno de Bush.
A veces el presidente sonó íntimo y a veces increpante, criticando a países islámicos y al suyo propio por permitir que las diferencias fueran explotadas con fines violentos "por una pequeña pero poderosa minoría de musulmanes". En una frase rotunda, y enfadado, dijo a la audiencia que los atentados del 11 de septiembre de 2001 no eran "opiniones para ser debatidas" sino "hechos a los que debía hacerse frente".
Mientras hablaba, la red de televisión por satélite árabe al-Yazira transmitía una nueva declaración de Osama bin Laden, instando a los musulmanes a "prepararse para una larga guerra contra los infieles del mundo y sus agentes".
Refiriéndose a veces al legado islámico de su padre y su infancia en Indonesia, el país musulmán más densamente poblado, Obama hizo de su propia biografía el punto de partida para una nueva relación de Estados Unidos con el islam. Recordó nostálgicamente el llamado a la oración "al romper el alba y a la hora del crespúsculo" cuando era niño en Indonesia, detalles biográficos que mencionó rara vez durante la campaña, cuando su árbol genealógico musulmán era visto con sospecha por algunos votantes. El jueves, casi al inicio de sus observaciones, declaró su fe cristiana.
Al mismo tiempo, Obama habló a los musulmanes sobre sus más sentidas fuentes de indignación con palabras y frases que usarían ellos mismos, como "ocupación", para describir la presencia de Israel en territorios palestinos. Usó un lenguaje similar en sus observaciones sobre la invasión norteamericana de Iraq y el legado de los violentos métodos de interrogatorio usados por Estados Unidos y la cárcel en Bahía Guantánamo, Cuba.
Criticó a Irán, Israel, los palestinos y Estados Unidos, pero no llegó a disculparse por las políticas pasadas de Estados Unidos, como habían advertido que haría algunos conservadores estadounidenses.
Gran parte de su misión era convencer a los musulmanes de que Estados Unidos "no está, y no estará nunca en guerra con el islam", repitiendo una declaración que hizo en Turquía hace dos meses. Describió la valiosa contribución de los musulmanes en la historia de Estados Unidos desde la fundación del país. Observó que Thomas Jefferson mantenía un ejemplar del Corán en su biblioteca personal y contó a la audiencia compuesta por profesores, líderes políticos y religiosos, y estudiantes y otros que "hay una mezquita en todos los estados de nuestro país".
"Del mismo modo que los musulmanes no se ajustan a estereotipos crudos, Estados Unidos no es el estereotipo burdo de un imperio con intereses creados", dijo. "Estados Unidos ha sido una de las grandes fuentes de progreso que ha conocido el mundo".
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, rechazado aquí por la oposición política por su férreo control de los medios y las fuerzas de seguridad que a menudo utiliza contra ellos, recibió a Obama con una fastuosa ceremonia en el Palacio Qubba, donde los dos discutieron los intentos de paz en Oriente Medio y el programa nuclear de Irán. Luego recorrieron la Mezquita del Sultán Hassan, del siglo trece, y visitaron las pirámides.
En su discurso, uno de los más largos que ha dado y el elemento central de su viaje de cinco días por Oriente Medio y Europa, Obama utilizó palabras más severas y específicas que en declaraciones previas sobre algunos de los temas más debatidos en el mundo musulmán.
Sobre el conflicto palestino-israelí, Obama dijo: "Son bien conocidos los fuertes lazos entre Estados Unidos e Israel. Ese lazo es inquebrantable". Mencionando el exterminio de seis millones de judíos en el Holocausto nazi, Obama dijo que "amenazar a Israel con la destrucción, o repetir estereotipos sobre los judíos, es profundamente erróneo", en una tácita referencia al gobierno iraní. La audiencia no aplaudió.
Al mismo tiempo, Obama dijo que "es también innegable que el pueblo palestino -musulmanes y cristianos- ha sufrido en la búsqueda de una patria".
"Deben soportar las diarias humillaciones -grandes y pequeñas- que acompañan la ocupación", dijo, utilizando un término que no usó después de su encuentro con el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, el mes pasado. "Que no quede ninguna duda: La situación del pueblo palestino es intolerable".
Obama criticó la política israelí de construir en tierras ocupadas en la Guerra de Oriente Medio de 1967, diciendo que "Estados Unidos no acepta la legitimidad de los continuados asentamientos israelíes". Dijo que "es hora de detener esos asentamientos", y llamó a los palestinos a "abandonar la violencia".
"Durante siglos, la gente negra de Estados Unidos sufrió los azotes del látigo durante la esclavitud y la humillación de la segregación", dijo. "Pero no fue la violencia con la que se conquistó la igualdad de derechos. Fue la insistencia pacífica y determinada en los ideales que están en el corazón de la fundación de Estados Unidos".
Obama reconoció la "controversia sobre el fomento de la democracia en los últimos años", pero declaró claramente, ante una audiencia que incluía a algunos que se oponen al gobierno autocrático de Mubarak,  que "los gobiernos que protegen esos derechos son en última instancia más estables, más exitosos y más seguros".
"Ningún sistema de gobierno puede o debe ser impuesto por un país sobre otro", dijo Obama. Pero agregó que "tengo la firme creencia de que todos los pueblos anhelan ciertas cosas", mencionando la libertad de expresión, la autonomía y el estado de derecho, entre otros principios".
"Estuvo muy centrado y mencionó muchos elementos cruciales para nosotros", dijo Saneya Mohammed Rizk, 58, profesora de enfermería en la Universidad de El Cairo, con sus cabellos cubiertos por un pañuelo.
Hablando en su discurso sobre los derechos de la mujer, Obama dijo: "Rechazo la idea de algunos en Occidente de que una mujer que prefiere cubrir sus cabellos es de algún modo menos igual, pero sí creo que una mujer a la que se le niega la educación se le niega la igualdad". Fue aplaudido por la audiencia.
"Creo que podrá alcanzar ese objetivo", dijo Rizk sobre la aspiración de Obama de empezar de nuevo con el mundo musulmán. "Tiene la intención de colaborar con nosotros, y eso es bueno".

5 de junio de 2009
©washington post
cc traducción mQh
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histórico discurso de obama


¿Convence a los musulmanes? En su discurso en El Cairo, dirigido al mundo árabe, el presidente no ofreció suficientes detalles como para borrar las dudas. Pero es un inicio.
[Jeffrey Fleishman] El Cairo, Egipto. Vino. Habló. ¿Convenció a alguien? Hoy, el largamente esperado discurso del presidente Obama dirigido al mundo árabe intentó disipar la desconfianza entre el islam y Occidente llamando a poner fin a la intolerancia y la violencia y avanzar hacia un futuro compartido. Fue una combinación cuidadosamente redactada de historia, la experiencia personal del presidente con el islam y la necesidad de sofocar el extremismo religioso.
El discurso de 55 minutos en la Universidad de El Cairo fue parco en detalles. Pero lo que no tuvo de especificidad, lo compensó asociando la historia de Obama -hijo cristiano de un padre musulmán- con el objetivo de su gobierno de terminar con la crisis árabe-israelí, tratando de persuadir a Irán para que se acerque a la mesa de negociaciones y llamando a los musulmanes a rechazar las voces fanáticas, como la de Osama bin Laden.
Pocos presidentes del mundo hoy pueden competir con la elocuencia y carisma de Obama en el podio, y quedó claro que el presidente quería que los mil millones de musulmanes del mundo vieran a Estados Unidos a través del prisma enormemente popular de su propia imagen. Las palabras fueron un inicio, pero la pregunta que permanece es: ¿Representa Obama genuinamente un cambio en la política exterior de Estados Unidos, o será apenas una chispa de promesa antes de que sea superado por los problemas que surgen de los callejones bombardeados de la Franja de Gaza y de las montañas de Afganistán?
El discurso no dio respuesta a eso; no proporcionó suficientes soluciones concretas para borrar las dudas. Sin embargo, sugirió que el presidente es un conciliador, no un guerrero, y que Estados Unidos, especialmente en Iraq, había cometido errores. Salvar la cara es una apreciada virtud árabe, y un hombre que da la cara y confiesa sus errores es un hombre que merece respeto. Pero Obama fue también firme cuando instó al islam a domar a su violenta minoría y archivar su "crudo estereotipo" de Estados Unidos.
"Ningún discurso puede erradicar años de desconfianza, ni puedo responder, en el tiempo que tengo, todas las complejas interrogantes que nos han llevado a este punto", dijo Obama, que lucía un traje oscuro, camisa blanca y una corbata celeste. "Tiene que haber un esfuerzo sostenido para escucharnos unos a otros, para aprender unos de otros, para respetarnos mutuamente y buscar un terreno común".
Ese fue el mensaje, que se vio reafirmado cuando el presidente saludó a los presentes con la expresión assalaamu alayum, "que la paz sea con vosotros". Y el discurso fue dado del mismo modo que un vecino nuevo se presenta a sus vecinos: Contando de dónde eres, hablando sobre tus pasiones, tus sueños, pero sin ahondar demasiado en temas espinosos. Eso viene más tarde, en las semanas, meses y años que nos esperan.
Obama habló fervientemente sobre la creación de un estado palestino mientras que también enfatizó que el vínculo norteamericano-israelí es inquebrantable. Este era el tópico que muchos musulmanes estaban esperando, y Obama, como en gran parte de su discurso, volvió a la historia y a sus consecuencias, pero dijo que el mundo no debía sentirse limitado por esta.
Dijo que negar el Holocausto "no tiene fundamento alguno, es una demostración de ignorancia y es odioso". Pero observó rápidamente que "también es innegable" que los palestinos han sufrido por su patria. Llamó nuevamente, y firmemente, a paralizar la expansión de los asentamientos israelíes, pero también dijo que los palestinos debían adoptar la protesta no violenta, tal como fue practicada por los negros en Estados Unidos y Sudáfrica para alcanzar ese objetivo.
Sus observaciones sobre expandir la democracia se granjeó los aplausos de los tres mil asistentes, pero probablemente fueron formuladas con demasiada diplomacia para los activistas y disidentes egipcios cuyas voces han sido silenciadas durante casi veintiocho años por el anfitrión de Obama, el presidente Hosni Mubarak. Obama no mencionó por su nombre ningún país ni presidente árabes cuando dijo que el gobierno debía gobernar con "un espíritu de tolerancia y compromiso; debe anteponer los intereses de su pueblo y procedimientos legítimos del proceso político a los intereses de su partido. Sin estos ingredientes, las elecciones no convierten [a un país] en una verdadera democracia".
Pero el tenor de su discurso no era acusar -excepto a los extremistas-, sino poner fin a las hostilidades pasadas entre el islam y Occidente y empezar de nuevo. Su discurso subrayó sus dotes de orador, pero dejó abierta la pregunta sobre su propio liderazgo como hombre de estado.
"Tenemos el poder de modelar el mundo que queremos", dijo. "Pero sólo si tenemos el coraje de empezar de nuevo, teniendo en mente lo que ha sido escrito".
Seguidamente citó pasaje del Corán, el Talmud y la Biblia.

5 de junio de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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crisis del pan fomenta extremismo


Una apertura para los fundamentalistas musulmanes. En Oriente Medio, los programas de caridad islámicos están llenando una brecha alimentando a los hambrientos que dejan los desenfrenados precios de los alimentos -y sus aliados políticos ganan terreno.
[Borzou Daragahi] Amán, Jordania. El aroma del pan recién hecho apacigua al cuarto atiborrado de mujeres cubiertas por mantas deshilachadas y desgastadas chancletas. Agradecidas por la ayuda, salen de un centro de servicio social de la Hermandad Musulmana y se internan por un callejón lleno de basura, llevando bolsas de plástico con galletas de pan.
Durante cinco años el gobierno jordano ha reprimido las ambiciones electorales y programas de caridad de la organización islamita, por temor a que utilice sus buenas obras para obtener apoyo político.
Pero la crisis global de los alimentos ha creado nuevas oportunidades para la Hermandad y otras organizaciones extremistas en todo el mundo musulmán. Los precios cada vez más inasequibles dan fundamento a las críticas contra los gobiernos autocráticos y empujan a más personas hacia grupos fundamentalistas. Aunque la Hermandad Musulmana obtuvo pobres resultados en las elecciones municipales del año pasado, viene ganando terreno firmemente en los últimos meses, atrayendo votos para el liderazgo de los gremios de Jordania.
"Antes perdíamos algunos y ganábamos otros. Ahora los ganamos todos", dijo Zaki Bani Arshid, líder del Frente de Acción Islámica, el partido político de la Hermandad Musulmana de Jordania. "El gobierno que ha tratado durante años de marginarnos, ahora nos ha dado un gran regalo".
Las alzas de los precios de los alimentos ha puesto en jaque los objetivos de Estados Unidos en Oriente Medio en momentos críticos, cuando está intentando ganar apoyo de gobiernos amigos que apoyan su iniciativa de paz israelí-palestina y para hacer frente a Irán y al Qaeda.
Analistas y funcionarios temen que la crisis provoque revueltas por los alimentos.
La indignación ha tomado un tono cada vez más antinorteamericano, incluso entre políticos elegidos. Algunos legisladores egipcios, por ejemplo, han acusado a Estados Unidos de haber causado la crisis, conspirando para mantener a su país dependiente de las importaciones de trigo.
"Si examinamos los principales factores detrás del alza de los precios de los alimentos en todo el mundo y la amenaza del hambre y los disturbios políticos, podemos llegar rápidamente a la conclusión de que el gobierno de Bush y la banda de neo-conservadores y su estúpida decisión de declarar guerras externas... están, en la práctica, detrás de esta grave crisis", decía en abril una columna en el diario pro-gobierno Al Watan, en Omán, un aliado incondicional de Estados Unidos.
"Estados Unidos es responsable de lo que está ocurriendo", dijo Arshid, del Frente de Acción Islámica de Jordania. "Estados Unidos apoya a esos regímenes corruptos".
La frustración es potencialmente más explosiva aquí que en otras partes más democráticas del mundo en desarrollo.
"La gente puede tolerar cualquier cosa, excepto que haya problemas con los alimentos", dijo Labib Kamhawi, economista jordano y crítico del gobierno. "La policía política no puede abrir un expediente sobre los hambrientos, como lo hace con los activistas políticos. Cualquier día te despiertas y es el caos".
Funcionarios en todo Oriente Medio han empezado a importar alimentos, implementar controles de precios, derogar aranceles de importación para los alimentos y congelar los precios de futuras compras de trigo y arroz. También han empezado a preparar los campos locales para la producción de trigo y a introducir reformas monetarias.
Marruecos ha decidido gastar dos billones de dólares para aumentar los salarios del sector público. En Egipto, donde el pan subvencionado es sinónimo del vínculo del pueblo con el estado, estallaron en los años setenta mortíferas revueltas cuando el presidente Anwar Sadat sopesó eliminar los subsidios. El presidente Hosni Mubarak está trabajando por apaciguar una atmósfera explosiva marcada por una creciente tasa de inflación, disturbios laborales, huelgas y temores de que vuelvan a aparecer esas largas colas del pan.
Jordania y Egipto han aumentado los salarios oficiales y las pensiones en más de un veinte por ciento. Y el ministerio libanés de Asuntos Sociales planea multiplicar por ocho la cantidad de personas que reciben ayuda del gobierno.
Funcionarios del gobierno jordano consideran como principal prioridad la actual situación económica, que es una amenaza creciente, dicen los analistas. Los funcionarios recuerdan las revueltas que estallaron en 1971 cuando aumentó el precio del azúcar y en 1996, cuando aumentó el precio del pan.
"El gobierno entiende lo grave de la situación", dice Fahd Khitan, columnista y editor del diario independiente de Amán, Arab Today.
Pero la conciencia no ha sido suficiente para anticipar las repercusiones económicas en un país donde el ingreso anual per cápita es de unos 5.500 dólares y el sesenta por ciento de los trabajadores ganan salarios fijos como empleados del sector público.
Desde octubre, los precios de la carne y el pollo han aumentado en un treinta por ciento. El precio de una docena de huevos se ha prácticamente duplicado, hasta alcanzar los 2.30 dólares. Y las verduras han aumentado a una tasa todavía mayor -los calabacines han subido de veinticinco centavos el medio kilo, a ochenta; y los tomates han pasado de nueve centavos el medio kilo, a 45 centavos.
Los jordanos dicen que han visto a hombres en estado de trabajar rebuscando en tachos de basura. Familias de clase media han empezado a vender sus enseres personales para mantener su estilo de vida o han renunciado a las frutas o al cordero durante semanas.
Mohammed Hadid, líder de una tribu que entrega reclutas a las fuerzas armadas, se sorprendió cuando un soldado retirado de su tribu le dijo que no había comido carne en cinco meses.
"Todavía lo estoy asumiendo", dijo Hadid.
Pese a la naturaleza global del alza de los precios, gobiernos en todo el mundo árabe han recibido críticas especialmente duras.
Empleados del servicio público, especialmente lo que han servido en las fuerzas de seguridad, se aferran a la concepción del estado como proveedor. Pero las medidas adoptadas en los últimos años han debilitado el control oficial de los precios. Las campañas de privatización y la retórica a favor del libre mercado sólo han nutrido la percepción de los gobiernos como corruptos, dando pie a alegatos de que los gobiernos pro-norteamericanos de la región son lacayos corruptos que sólo sirven los intereses de la élite.
"El equipo económico no cree en los pobres", dice el economista Kamhawi, que consulta a menudo a altos funcionarios jordanos. "Sólo se preocupan de los ricos. Dicen que los pobres son fracasos y no tienen interés en ayudarles".
Quienes se oponen a los gobiernos pro-norteamericanos en Oriente Medio han estado aferrándose a la crisis de los alimentos.
"Bizcocho para los Trabajadores", retumbaba un titular en la primera plana de la edición del 30 de abril de Al Akhbar, un diario libanés aliado a la milicia chií de Hezbollah. Era el título de un artículo sobre la tardanza del gobierno en aprobar un aumento del salario mínimo.
Aparte otras organizaciones benéficas islámicas y el brazo social de grupos militantes como Hezbollah o Hamas, no hay otros grupos que se dediquen a aliviar las presiones sobre los pobres.
En Pakistán los padres están enviando a sus hijos a las escuelas religiosas madrasas en lugar de las escuelas públicas, seducidos por los almuerzos gratis. Las escuelas religiosas son terrenos privilegiados para campañas de reclutamiento de organizaciones militantes.
En el Líbano, organizaciones benéficas musulmanes sunníes financiadas por saudíes y partidos políticos, así como Hezbollah, protegen a sus seguidores de los peores efectos del aumento de los precios de los alimentos.
"Este sistema de ayudar económicamente a los pobres que implementan algunos partidos políticos ha creado una enorme lealtad hacia los políticos, en detrimento de las instituciones del estado", dice el analista Ziad Ayoubi.
En Jordania, el Frente de Acción Islámica ha incrementado sus programas de solidaridad, ofreciendo canastas familiares y ayuda económica a 32 mil familias. Las peticiones de ayuda han aumentado este año en un treinta por ciento, dijo Murad Adaileh, que dirige los programas de servicio social de la organización. Las solicitudes de pan gratis han aumentado en un cincuenta por ciento desde principios de año.
Algunos días la cola frente al centro de distribución de alimentos se extiende hacia la calle. Los pobres llegan en grandes grupos. Wafa Mansour, 39, una madre con cara de querubín, recoge pan día por medio. "Está todo tan caro", dice. "Ya no puedo comprar ni verduras ni carne".
Elementos de oposición dirigidos por el Frente de Acción Islámica han llamado a montar huelgas para protestar por los precios y los planes de privatización del gobierno y han convocado a un seminario este mes para discutir la situación.
"Los islamitas quieren cosechar los beneficios" de la crisis, dijo el economista Kamhawi. "Ganarán por omisión".
Analistas y funcionarios temen que la clase media sea privada de su poder de compra y que más jóvenes musulmanes sean atraídos por grupos extremistas.
Los países árabes están considerando la creación de un fondo de emergencia para ayudar a atenuar los crecientes precios de los alimentos, informó la agencia de noticias jordana Petra.
Muchos jordanos dicen que miembros del ejército, el pilar del régimen, están siendo golpeados duramente por la crisis, y no pueden llegar a fin de mes con sus salarios de menos de diez dólares por día.
"Agentes de policía y miembros del ejército se quejan cada vez más sobre todo", dijo Mohammed Masri, analista del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Jordania.
Hadid, el líder tribal, recibió hace poco informes sobre agentes de las fuerzas de seguridad que venden armas.
"En el futuro, no será necesario que al Qaeda traiga armas y bombas desde fuera de Jordania", dijo Hadid. "Las obtendrán aquí. Las circunstancias permitirán que al Qaeda penetre el aparato de seguridad".
Hizo una pausa. "Habrá explosiones".

daragahi@latimes.com

Jeffrey Fleishman en El Cairo contribuyó a este reportaje.

26 de junio de 2008
18 de mayo de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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cheney y los saudíes


[David Ignatius] Los saudíes se acercan a Estados Unidos para contrarrestar la influencia chií iraní en Oriente Medio.
La secretaria de estado Condoleezza Rice puede salir en primera plana con sus misiones diplomáticas altamente publicitadas en Oriente Medio. Pero para tener una idea del juego de poder oculto, es mejor seguir la visita del vicepresidente Cheney a Arabia Saudí esta semana.
El rey saudí Abdullah ha emergido en los últimos nueve meses como el aliado árabe más importante y tenaz del gobierno del presidente Bush. En el otoño pasado inició una agresiva campaña para contener la influencia iraní en el mundo árabe y, en el proceso, apuntalar los intereses americanos en la región, a pesar de los reveses norteamericanos en Iraq. Es Cheney, cuyo porte franco y severo corresponde bien a las ideas saudíes sobre la gravitas americana, el que maneja la cuenta de Abdullah.
La visita de Cheney tiene por objetivo, parcialmente, reconfirmarse mutuamente. Los dos lados quieren reafirmar la alianza, pese a los desacuerdos sobre la política exterior en Iraq y el asunto palestino. Los saudíes también quieren establecer un canal de comunicación adicional de modo de evitar los malentendidos que han surgido en ocasiones cuando el principal intermediario ha sido el príncipe Bandar bin Sultan, el despreocupado ex embajador saudí en Washington, que se desempeña ahora como asesor de seguridad nacional.
Abdullah parecía haberse distanciado de Washington en algunos comentarios recientes. En febrero, rompió con los intentos norteamericanos de aislar al grupo radical palestino Hamas, patrocinando el Acuerdo de la Meca que creó un ‘gobierno de unidad' palestino y fusionó a Hamas con el más moderado grupo Fatah. En marzo, sorprendió a los personeros norteamericanos calificando la ocupación militar de Iraq como "ilegítima" en un discurso en la cumbre de la Liga Árabe, en Riad. También estropeó los planes para un banquete en la Casa Blanca, en abril.
Las críticas de Abdullah sobre la "ilegítima" presencia norteamericana en Iraq refleja el profundo recelo del líder saudí sobre la estrategia norteamericana en ese país. Fuentes saudíes dicen que el rey ha denunciado la incapacidad del primer ministro iraquí, Nouri al-Maliki, de superar las divisiones sectarias y unir al país. También se dice que el líder saudí cree que es probable que fracase el aumento del nivel de tropas norteamericanas, lo que haría más grande el peligro de una guerra civil generalizada en Iraq.
Los saudíes parecen favorecer el remplazo del gobierno de Maliki, al que ven como dominado por los partidos religiosos chiíes respaldados por Irán, y están apoyando discretamente al ex primer ministro interino Ayad Allawi, un chií laico y ex baazista que cuenta con el apoyo de los sunníes de Iraq. Los asesores de Allawi dicen que su estrategia es explotar las tensiones al interior de la alianza religiosa sunní y formar una nueva coalición gobernante que estaría compuesta por sunníes, kurdos y chiíes laicos. El campo de Allawi cree que está cerca de contar con los votos suficientes, en parte gracias al apoyo político y económico saudí.
El gobierno de Bush no parece tener gran entusiasmo por un golpe de Allawi, pese a su frustración con Maliki. Oficiales norteamericanos temen que un cambio de gobierno en Bagdad sólo haría más profundo el caos político allá y alentaría nuevos llamados a la retirada de las tropas.
La conmoción en la región ha sido provocada en parte por la creencia de que las tropas norteamericanas están retirándose, diga lo que diga el gobierno de Bush. Para mitigar esas especulaciones, se dice que Bush dijo a los saudíes que Estados Unidos no se retirará de Iraq durante su presidencia. "Eso nos da dieciocho meses para planificar", dijo una fuente saudí.
El meollo de la alianza norteamericana-saudí es un nuevo intento de combatir contra Irán y sus seguidores en el mundo árabe, que empezó con la guerra del verano pasado en Líbano entre Israel y la milicia chií Hezbollah, que es respalda por Irán. Trabajando más estrechamente con Estados Unidos, los saudíes empezaron a canalizar dinero hacia los sunníes, cristianos y grupos políticos drusos libaneses que pueden contrarrestar la influencia de Hezbollah. Los saudíes y norteamericanos también colaboraron ayudando a la Fuerza de Seguridad Interior del Líbano, la policía nacional que informa directamente al primer ministro sunní, Fouad Siniora.
La cooperación saudí-americana contra Irán también se ha extendido a Yemen, donde han ayudado juntos al gobierno yemení en la represión de un grupo financiado por Irán vinculado a los seguidores del clérigo chií Hussein al-Houthi, que fue asesinado en 2004.
Un último tópico que es probable que esté en la agenda de Cheney es Siria. Los saudíes apoyan los renovados esfuerzos del gobierno, inciados por Rice la semana pasada, de solicitar la ayuda siria para estabilizar Iraq. En realidad, los saudíes empezaron a movilizarse para mitigar las tensiones con Siria en la cumbre de la Liga Árabe en marzo, después de que el presidente sirio Bashar al-Assad se disculpara en privado ante el rey Abdullah por llamarlo, a él y a otros líderes árabes sunníes, "poco hombres", porque no ayudaron a Hezbollah durante la guerra del Líbano. Sin embargo, personeros norteamericanos creen que los saudíes continúan sus contactos con grupos de oposición en Siria.
En el pasado, Arabia Saudí conducía sus maquinaciones políticas detrás de un velo, repartiendo plata discretamente en un esfuerzo por comprar la paz. Quizás el peor error cometido por el incendiario presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, es que asustó a los saudíes hasta tal punto que estos abandonaron su tradicional reticencia -y los empujaron a reuniones secretas sobre estrategia con el testarudo Cheney.

athttp://newsweek.washingtonpost.com/postglobal
isdavidignatius@washpost.com

11 de mayo de 2007
9 de mayo de 2007
©washington post
©traducción mQh
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rey saudí condena ocupación


[Hassan M. Fattah] Liga Árabe pide a Israel devolución de Palestina a cambio de paz y relaciones diplomáticas.

Riad, Arabia Saudí. El rey Abdulá, de Arabia Saudí, dijo el miércoles a los presidentes árabes que la ocupación norteamericana de Iraq es "ilegal" y advirtió que a menos que los gobiernos árabes superen sus diferencias, potencias extranjeras como Estados Unidos continuarán dictando la política de la región.
El discurso del rey, en la apertura de la cumbre de la Liga Árabe aquí, subrayó las crecientes diferencias entre Arabia Saudí y el gobierno de Bush en momentos en que los saudíes asumen un mayor liderazgo en la región, en parte a instancias de Estados Unidos. Los saudíes quieren enfatizar que no seguirán siempre las decisiones de su aliado de toda la vida.
El mes pasado, los saudíes hicieron de intermediarios para lograr un acuerdo entre los dos principales grupos palestinos -un acuerdo que fue considerado profundamente problemático tanto por Israel como por Estados Unidos porque reforzó la autoridad del grupo radical Hamas antes que apoyar al más moderado Fatah. El miércoles, el rey llamó a poner fin al boicot internacional del nuevo gobierno palestino. Estados Unidos e Israel quieren que el boicot continúe.
Además, el Rey Abdulá invitó al presidente Mahmoud Ahmdinejad, de Irán, a Riad a principios de este mes mientras los americanos querían excluirlo. Y en el intento de superar las tensiones en el Líbano, los saudíes se muestran dispuestos a negociar con Irán.
La semana pasada, el rey saudí canceló abruptamente su asistencia a una cena organizada en su honor por la Casa Blanca en abril, informó el Washington Post el miércoles. La razón oficial de la cancelación fue un conflicto de compromisos.
Mustafá Hamarneh, director del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Jordania, dijo que los saudíes estaban enviando una señal a Washington. "Le están diciendo que tienen que escuchar a sus aliados antes que imponer decisiones sobre ellos y dejar de tomar siempre partido por Israel".
En su discurso del miércoles, el rey dijo: "En el amado Iraq, la carnicería continúa bajo una ocupación extranjera ilegal y un detestable sectarismo. Todos somos culpables, todos nosotros presidentes de la nación árabe, debido a nuestras permanentes diferencias, a nuestra incapacidad de seguir el sendero de la unidad. Todo eso ha hecho que la nación árabe pierda la fe en nosotros".
El rey Abdulá no se había referido antes, públicamente, en términos tan severos a la guerra norteamericana contra Iraq y sus comentarios sugieren que su alianza con Washington es menos sólida de lo que los funcionarios de Bush esperaban.
Desde el verano pasado, el gobierno de Bush ha sostenido que en Oriente Medio estamos asistiendo a un reajuste, en el que Arabia Saudí, Egipto, Jordania y el Líbano se enfrentan, junto con Israel, a Irán, Siria y grupos militantes respaldados por estos, como Hezbollah, del Líbano, y Hamas, de Palestina.
El gobierno ha instado a Arabia Saudí a asumir un papel dirigente en ese reajuste, pero se muestra desilusionado con los resultados.
Algunos aquí dicen que el discurso del rey fue de hecho una respuesta a comentarios hechos por la secretaria de estado Condoleezza Rice el lunes, en que llamó a los gobiernos árabes a "extender la mano a Israel".
Muchos interpretaron los comentarios de Rice en el sentido de que sugiere que el gobierno de Bush está retirando su apoyo a la iniciativa árabe para resolver el conflicto palestino-israelí. Israel quiere que los árabes modifiquen la iniciativa, sobre todo en su llamado al derecho de retorno de los refugiados palestinos a lo que es hoy Israel. La Liga Árabe apoya la iniciativa de paz, introducida primero por Arabia Saudí en 2002, sin cambios.
El plan pide que Israel se retire de todo el territorio ocupado en la guerra de 1967 a cambio de relaciones diplomáticas completas con el mundo árabe. También pide la fundación de un estado palestino con Jerusalén Este como su capital.
Con respecto a los palestinos, el rey dijo el miércoles: "Se ha hecho necesario terminar tan pronto como posible el injusto bloqueo impuesto al pueblo palestino, de modo que el proceso de paz pueda avanzar en un ambiente que excluya la opresión y la fuerza".
Con respecto a Iraq, los saudíes parecen estar prestando atención a la situación política interna en Estados Unidos. El martes el senado mostró su apoyo a una medida que fije el calendario de retirada de Iraq a cambio de más dinero para la guerra.
En noviembre pasado, funcionarios saudíes aquí se dieron cuenta de que una victoria demócrata podría implicar importantes cambios para la región: una posible retirada de Iraq contribuiría a aumentar la inestabilidad y, todavía más importante, permitiría que Irán extendiera su influencia en la región.
"No creo que el gobierno saudí haya decidido distanciarse de Bush", dijo Adel al-Toraifi, un columnista con estrechos lazos con la familia real saudí. "Pero también creo que los saudíes han visto que la bola se está moviendo hacia la cancha de los demócratas y quieren extender la mano hacia la presidente de la Cámara, Nancy Pelosi".
Turki al-Rasheed, que dirige una organización que fomenta la democracia en Arabia Saudí, dijo que el rey estaba "diciendo que podemos estar moviéndonos en la misma pista, pero nuestros objetivos son diferentes".
"Bush quiere que parezca que él está resolviendo el problema, y el rey quiere él mismo, en realidad, resolver esos problemas", dijo Rasheed.
El rey Abdulá dejó claro que esperaba ansiosamente el día que se marchen las tropas norteamericanas, porque los árabes se ocuparán entonces de sus problemas: "Hermanos, si se recupera la confianza, será acompañada esta por la credibilidad, y si se recupera la credibilidad, entonces los vientos de esperanza soplarán y no volverán a permitir nunca que fuerzas externas definan nuestro futuro ni que en tierras árabes se icen banderas extranjeras que no sean las del arabismo".
Los saudíes quieren reforzar la disciplina en la cumbre de dos días, recordando a los presidentes y dignatarios árabes que se ciñan al mensaje y vuelvan a sus países con una especie de solución.
"El peso de los saudíes ha garantizado que esta será una cumbre sin problemas", dijo Ayman Safadi, editor jefe del diario jordano Al Ghad. "Nadie va a vetar el mensaje ni oponerse a los saudíes. Pero eso no significa que los problemas se resolverán por sí solos".
Ban Ki-moon, el secretario general de Naciones Unidas, ofreció un agudo análisis de la situación en Oriente Medio en un discurso ante la cumbre, diciendo implacablemente que la región era "más compleja, más frágil y más peligrosa de lo que ha sido durante largo tiempo".
En Iraq, dijo "hay una espantosa" pérdida de vidas todos los días, y Somalia está en las garras del "banditismo, la violencia y las rivalidades entre clanes".
Irán, que el sábado pasado fue sancionado por el Consejo de Seguridad por segunda vez, "sigue adelante con su programa nuclear pese a las preocupaciones regionales e internacionales".
Tras pasar el lunes y martes en Jerusalén y en Cisjordania, Ban instó al nuevo gobierno de unidad palestino a demostrar un "verdadero compromiso con la paz".
A cambio, dijo, Israel debe cesar sus proyectos de colonización y abandonar la construcción del muro de separación.
Concluyó que "la inestabilidad en los países de la Liga Árabe es de profunda importancia para la paz y seguridad internacionales".

Nada Bakri, en Beirut, Líbano; Rasheed Abou Alsamh, en Jidda, Arabia Saudí, y Warren Hoge, en Riad, Arabia Saudí, contribuyeron a este reportaje.

29 de marzo de 2007
28 de marzo de 2007
©new york times
©traducción mQh
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los misteriosos combatientes iraníes


[Borzou Daragahi y Peter Spiegel]¿Controla el gobierno a la Fuerza Quds? Los expertos no están seguros.
Bagdad, Iraq. Entre la miríada de agencias militares y de inteligencia que conforman las fuerzas de seguridad de Irán, ninguna tiene la capacidad y alcance de la Fuerza Quds, una unidad de elite que es nominalmente parte de la estructura de comando del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní.
Como la Guardia Revolucionaria, la Fuerza Quds y sus predecesores se encontraban entre las milicias semioficiales, las organizaciones benéficas y los centros del poder clerical nacidos de la paranoia y el entusiasmo de los tumultuosos años después de la Revolución Islámica de Irán en 1979, que llevó al poder al ayatollah Ruhollah Khomeini.
Originalmente, la Guardia Revolucionaria tenía un papel defensivo. En los años ochenta, los chiíes revolucionarios de Irán hacían frente a la guerra contra Iraq y a la hostilidad de los nacionalistas laicos iraníes, a Occidente y a los regímenes sunníes de Oriente Medio.
La función de la Guardia Revolucionaria era proteger la teocracia de Khomeini. Pero los revolucionarios también difundir su visión en el extranjero.
La Fuerza Quds y sus predecesores fueron los combatientes más preparados de la Guardia. Los expertos dicen que eran unidades de comando altamente secretas enviadas al extranjero para ayudar a los chiíes a subvertir las monarquías del Golfo Pérsico, eliminar a los enemigos y luchar contra las tropas israelíes en el sur del Líbano. Se dice que han llevado a cabo operaciones en Sudán, el sudeste asiático y en Europa occidental.
Sus planes coincidían a veces con intereses norteamericanos, como cuando apoyaron a los afganos en su guerra contra la Unión Soviética en los años ochenta y a los bosnios musulmanes en su guerra contra los serbios en los años noventa.
La Fuerza Quds también ha intervenido en Iraq. Ayudó a los rebeldes kurdos a luchar contra Saddam Hussein en los años ochenta y a los chiíes que luchaban contra su régimen en los años noventa. Incluso el expatriado Congreso Nacional Iraquí de Ahmad Chalabi contó con la ayuda de la Fuerza Quds, dicen expertos.
La fuerza tiene como mucho unos dos mil miembros, dice Mahan Abedin, director de investigaciones en el Centro para el Estudio del Terrorismo, un laboratorio ideológico londinense.
"Es una organización extraordinariamente eficiente, y posiblemente una de las mejores unidades de fuerzas especiales del mundo", dijo.
El grado en que la Fuerza Quds es controlada por el gobierno, ha sido acaloradamente debatido en círculos de la política exterior norteamericana.
"Este ha sido un tema de debate entre expertos sobre Irán dentro y fuera del gobierno durante los últimos 25 años", dice Kenneth M. Pollack, un experto en Irán en el Centro Saban para el Oriente Medio de la Brookings Institution. "Hay gente que cree que la Fuerza Quds no mueve un músculo sin órdenes explícitas del líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei; hay otros que creen que son renegados. Las evidencias indican que hay algo de verdad en las dos interpretaciones".
Hay indicios de que operativos vinculados a la Fuerza Quds han aceptado órdenes de Teherán para misiones de ultramar.
Más notorios, dijo Pollack, fueron los asesinatos en 1992 de un líder separatista kurdo iraní y sus tres compañeros en Berlín, cometidos por cuatro pistoleros dirigidos por un agente iraní. En 1997, un tribunal alemán determinó que los asesinatos habían sido ordenados por un comité del gobierno en Teherán del que formaban parte Khamenei y el entonces presidente Hashemi Rafsanjani.
Hay evidencias de roces entre el gobierno iraní y la Guardia Revolucionaria y la Fuerza Quds. La Guardia Revolucionaria ha tratado alguna vez de empujar al gobierno hacia posiciones más extremistas.
En 1998, por ejemplo, miles de tropas de la Guardia se concentraron en la frontera con Afganistán en lo que parecía ser una acción contra el régimen de los talibanes. Existía la sospecha de que la Guardia Revolucionaria estaba actuando autónomamente. Más tarde el gobierno envió fuerzas convencionales para "vigilar" a la Guardia, dice Pollack.
"Tenemos algunas evidencias, circunstanciales, de que tipos de la Fuerza Quds y otros en la Guardia Revolucionaria quieren presionar al gobierno", dice Pollack, especulando que la Fuerza Quds podría estar actuando independientemente en Iraq.
"Casi ciertamente Teherán ordenó a la Fuerza Quds a entrar en Iraq", dice. "Lo que no sabemos es: ¿Les dijeron algo vago, como: ‘Protejan nuestros intereses en Iraq sin luchar contra los norteamericanos?' ¿O les dieron misiones específicas'?"
"No lo sabemos".

daragahi@latimes.com
peter.spiegel@latimes.com

Daragahi informó desde Bagdad y Spiegel desde Washington.

Irán tiene dos ramas militares: las fuerzas armadas y el Cuerpo especializado de la Guardia Revolucionaria Islámica. Cada una cuenta con una armada y fuerza aérea. La Guardia Revolucionaria tiene una unidad de fuerzas especiales llamada la Fuerza Quds, que funcionarios norteamericanos dicen que está colaborando con fanáticos iraquíes. Al Quds es el nombre árabe para Jerusalén, una ciudad considerada sagrada para el islam. Algunos analistas norteamericanos dicen que las dos ramas militares compiten por recursos e influencia en el gobierno.

Fuerzas regulares de la República Islámica de Irán
Infantería: 350,000.
Armada: 18,000.
Fuerza aérea: 30,000.

Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica
Infantería: 100,000.
Armada: 20,000.
Fuerza aérea: No especificada.
Fuerza Quds: 2,000.
Fuerza paramilitar Basij: 2 millones.
Fuentes: CIA e informes del Times.

15 de febrero de 2007
25 de febrero de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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