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religión

murió margaret cundiff


La Reverenda Margaret Cundiff, que murió a los 79 años, fue una de las primeras mujeres en ser ordenada -en 1994- como sacerdotisa, y mostró de modo distintivo las diferentes cualidades que podían aportar las mujeres a un oficio hasta entonces restringido a los hombres.


Inglaterra. Nunca estridentemente feminista, hizo mucho por la causa de las mujeres ejerciendo un ministerio sencillo y práctico que muchos, tanto dentro como fuera de la iglesia, encontraban muy atractivo. También estaba en posesión de un inusual talento para la comunicación, lo que la hizo conocida y admirada mucho más allá de los confines de la ciudad de Selby, en Yorkshire, donde, en diferentes posiciones, trabajó durante 41 años.
Nacida en Minehead el 23 de marzo de 1932, Margaret Joan Smith era la hija de un chofer y de una criada.  La familia se mudó pronto a Congleton, en Cheshire, y, a su debido tiempo, Margaret fue enviada a la Escuela de Niñas de la ciudad, egresando a los catorce como cocinera.
El vicario de la iglesia a la que asistía había observado, sin embargo, sus decididas opiniones sobre asuntos sociales y sugirió que podría dedicarse a la política o a la religión. Decidiendo por lo último, entró a la St Michael’s House, Oxford, para su formación en el servicio parroquial, una posición abierta a las mujeres.
Su primer nombramiento, en Wolverhampton, estuvo lejos de ser exitoso (más tarde lo definió como un “desastre”); y aunque le siguieron dos buenos años como orientadora juvenil en Nottingham, concluyó que era demasiado joven y sin experiencia para el trabajo parroquial serio.
Le siguieron diez años en la gerencia de personal de una fábrica textil en Manchester, y durante este tiempo se hizo con un diploma en estudios de administración en la universidad y conoció al hombre con el que estaría casada durante 51 años.
Cuando se mudaron a Selby en 1971, asistían a la Abadía, pero inicialmente Margaret no se sentía atraída por su primera vocación ministerial. Sin embargo, esto cambió como resultado de una intensa experiencia espiritual durante un servicio de Sagrada Comunión y, en 1973, fue autorizada por el obispo de Selby como la primera mujer en trabajar en la Abadía.
Cuatro años después fue ordenada como diácono y después trabajó en la cercana iglesia de San Jacobo, convirtiéndose finalmente en ministro asociado. Fue una de las primeras mujeres en ser admitidas, en 1987, en el diaconato. Su paso al sacerdocio ocurrió siete años más tarde.
Para entonces, Margaret Cundiff había extendido su ministerio para incluir tanto una reflexión semanal en el programa Pause for Thought en Radio 2 y la columna ´Thought for the Week´ en el Selby Times (que duró cerca de cuarenta años). También fue la asesora anglicana de la Yorkshire Television, estuvo durante un periodo en el Sínodo General y fue capellán de la diócesis de York, Mothers’ Union.
Además de todo esto, Margaret Cundiff escribió catorce libros en rústica sobre una variedad de temas religiosos, expresando cada uno su aproximación: asequible, anecdótica y humorística, aunque nunca superficial. Podía combinar el conocimiento de la Biblia con profundas percepciones sobre la naturaleza humana, haciendo su mensaje más exigente y reconfortante. También como pastora era muy querida y muy solicitada como predicadora.
Aunque Margaret Cundiff se retiró oficialmente en 2001, el Arzobispo de York la autorizó a continuar informalmente su ministerio, lo que hizo prácticamente hasta el fin de su vida, pese a sufrir leucemia durante los últimos dos años.
Le sobreviven su marido, Peter, y un hijo y una hija.
La Reverenda Margaret Cundiff nació el 23 de marzo de 1932 y murió el 8 de octubre de 2011.
17 de diciembre de 2011
1 de diciembre de 2011
©telegraph
cc traducción c. lísperguer


murió padre maurice chase


El "Padre Billete de Dólar" daba dinero a los pobres. Era conocido por repartir dinero en los barrios pobres de Los Angeles, preocupándose más del don del amor humano que sobre qué harían los beneficiarios con el dinero.
[Elaine Woo] Casi todos los domingos en la mañana, para Acción de Gracias y Navidad durante casi treinta años, el hombre que llamaban el Padre Billete de Dólar, Padre Dólar o simplemente D.B. por Dollar Bill [billete de dólar] se aparecía en una calle de los barrios bajos. Era un hombre de cabellos blancos con un suéter rojo y una gorra de Notre Dam, los bolsillos atiborrados de crujientes billetes verdes, que repartía pacientemente hasta que se le acababan.
Al Padre Maurice Chase no le importaba cómo lo llamaban esos hombres en la indigencia, madres sin un centavo, personas en sillas de ruedas, drogadictos, alcohólicos y ex presidiarios. Tampoco le inquietaban las críticas de otros proveedores de servicios en los barrios pobres: que él era un sabueso de atención cuya ayuda inmediata no tenía un efecto duradero en los individuos desesperados que se reunían esperando sus limosnas, bendiciones y abrazos.
"Estoy aquí para decir a la gente que yo la quiero y que Dios la quiere", le dijo a Los Angeles Times hace algunos años. "Conocí a Madre Teresa una vez en México, y me dijo que tocara a los pobres. ¿Me oyó bien? Que tocara a los pobres".
Hoy debería haber estado preparando otro Día de Acción de Gracias en un barrio pobre, pero Chase, 92, murió el domingo en su casa en Los Angeles. La causa fue un cáncer, informó su sobrino, Robert Boyd.
En una era de agencias para los indigentes que cuentan con millones de dólares, Chase era una anomalía.
"Maury Chase simplemente puso su pie en la acera, el último lugar de la Tierra donde pueden vivir los más pobres de entre los pobres", dijo el martes Alice Callaghan, fundadora del centro de ayuda en un vecindario pobre, Las Familias del Pueblo. "Nunca trató de distinguir a los pobres entre los que merecían y los que no merecían ayuda. Estoy seguro que le daba dinero a ladrones. Pero no era el dólar lo que importaba. Era el don del amor humano".
Boyd dijo que no sabía cuánto dinero había repartido su tío desde mediados de los años ochenta, cuando empezó a pedir donaciones de benefactores adinerados tales como Bob Hope, Frank Sinatra, Jackie Autry, Merv Griffin y Vin Scully, pero el monto reunido llegó a cientos de miles de dólares. Cada domingo Chase repartía normalmente entre dos mil y dos mil quinientos dólares. Para Acción de Gracias y Navidad daba más, hasta quince mil dólares.
Empezó su caridad directa cuando era asistente de recaudaciones del presidente de la Loyola Marymount University. Su trabajo consistía en controlar el dinero de donantes potenciales y convencerlos de firmar cheques para la universidad católica. Gracias a su amistad con la actriz Irene Dunne, ingresó al circuito de la farándula de Los Angeles y se hizo conocido como "el cura de la alta sociedad", una descripción que no era enteramente elogiosa. Llevaba su paquete de prensa sobre sus campañas de recaudaciones a las fiestas y era mencionado frecuentemente en las columnas sociales. Para asegurarse de que sus logros fueran debidamente registrados, enviaba recortes de prensa y fotos de sí mismo al editor de obituarios del Times para ayudar al diario a preparar su nota.
Inició su campaña en los vecindarios pobres después de considerar las instrucciones del presidente de la Loyola Marymount University, el Padre Donald P. Merrifield, que lo contrató en 1985. Merrifield le dijo: "Te estoy enviando entre los ricos y famosos. Es mejor que tengas un mejor balance en tu vida".
Así que después de cada evento social, Chase escribía a los potenciales donantes que había conocido, diciéndoles lo maravillosa que había sido la fiesta. Luego señalaba que muchas personas eran menos afortunadas y necesitaban su ayuda. Los genios normalmente respondían e incluían un cheque para el ministerio sin fines de lucro del cura en un vecindario pobre.

Esta no era la vida que su padre abogado esperaba para él. Nacido en Dinuba, California, el 17 de marzo de 1919, Chase había tratado de seguir en la tradición de su padre. Después de graduarse en la UCLA, estudió derecho en el Boat Hall de la Universidad de California en Berkeley y fue presidente de su clase, aunque la dejó dos años antes por el sacerdocio. En 1953, después de terminar sus estudios en el St. Paul’s College en Washington, D.C., fue ordenado por el arzobispo Fulton J. Sheen, uno de los primeros tele-evangelistas.
Después del seminario, trabajó en la Iglesia del Sagrado Corazón en Palm Desert, donde conoció a los Eisenhower y otros jubilados famosos. Buscando una experiencia más cosmopolita, se mudó a Los Angeles a mediados de los años sesenta.
Empezaba cada viaje a los barrios bajos con una oración sobre el servicio de los pobres: "Cuando lo hayas hecho con el último de los hombres, lo habrás hecho por mí". Luego preparaba las pilas de billetes que había retirado del banco previamente. "Ahora todo está tan sucio en el barrio", le dijo al Los Angeles Daily News en 2004. "Quiero darles algo fresco y nuevo".
Conducía un pequeño Toyota blanco, a veces adornado con banderas estadounidenses. Cuando llegaba a la Fred Jordan Mission en Towne Avenue, lo esperaba una cola de personas.
Tenía un sistema: mujeres con niños e inválidos, primero; luego, todos los demás. La mayoría de las personas recibían un dólar, pero si tenían necesidades especiales, Chase daba más -a veces cinco, veinte, a veces cien dólares. Encontró a varias personas de fiar que mantenían el orden en la fila y hacían las veces de guardianes. Dijo que una vez fue atacado con un cuchillo y que lo golpearon en el estómago, pero esos actos de agresión eran raros.
En sus ochenta, empezó a preocuparse sobre quién continuaría su trabajo después de su muerte. "Todos los sacerdotes que conozco deben estar en la iglesia el domingo", dijo hace algunos años.
No tenía sucesor. Aquellos que observaron su ministerio callejero dijeron que no tenía seguidores. "Era genuinamente un hombre de Dios", dijo Willie Jordan, de las Fred Jordan Missions; la acera de su centro de ayuda era donde los beneficiarios de Chase se reunían todas las semanas. En su honor, Jordan planea repartir billetes de un dólar a las setecientas u ochocientas personas que se espera el jueves para la tradicional cena de Acción de Gracias.
"Queremos que todos los recuerden", dijo Jordan. "Me atrevo a decir que no conoceremos a nadie como él".
Le sobreviven dos hermanas y catorce sobrinas y sobrinos.
2 de diciembre de 2011
23 de noviembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

monjas infatigables


"No hemos venido a destruir las corporaciones", dice Sor Nora Nash, de las Hermanas de San Francisco. "Estamos aquí para mejorar su sentido de la responsabilidad".
[Kevin Roose] Aston, Pensilvania. No hace mucho un inusual visitante llegó a la elegante sede de Goldman Sachs en Lower Manhattan.
No era ningún C.E.O., ni ningún político de Atenas o Washington, ni siquiera un ocupante del Parque Zuccotti.
Era Sor Nora Nash, de las Hermanas de San Francisco, Filadelfia. Y la menuda monja de voz suave tenía algunas no muy humildes sugerencias que hacer al banco de inversiones más poderoso del mundo.
En el piso 41, en un salón de conferencias con vistas al sitio del World Trade Center, Sor Nora, y su equipo del Centro Ecuménico sobre Responsabilidad Corporativa, detallaba su consejo ante tres ejecutivos de Goldman. El banco Wall Street, dijeron, debería proteger a los consumidores, poner coto a los sueldos de los ejecutivos, aumentar la transparencia y recordar a los pobres.
En breve, Goldman debería hacer el trabajo de Dios -algo que su presidente y director ejecutivo, Lloyd C. Blankfein, dijo una vez que había hecho. (El chiste fue un fracaso).
Mucho antes de Ocupemos Wall Street, las Hermanas de San Francisco estaban tranquilamente preparando una suerte de ocupación propia. En los últimos años, la orden católica de 540 monjas se ha convertido en una de las organizaciones más sorprendentes de activistas corporativos del mundo.
Las monjas han encarado a Kroger, la cadena de tiendas de abarrote, por los derechos de los jornaleros; a McDonald’s, por la obesidad infantil; y a Wells Fargo, por las prácticas de préstamos. Han tratado, con algún éxito, de ejercer una disuasión moral sobre 500 ejecutivos de Fortune, un grupo que no es conocido por su compasión.
"Queremos beneficios sociales, y económicos", dijo Sor Nora, paseando por el jardín que hay detrás de Nuestra Señora de Ángeles, el convento donde ha trabajado durante más de medio siglo. Se detuvo frente a una estatua de Nuestra Señora de Lourdes. "Cuando estudias las instituciones financieras más importantes, entonces te das cuenta de que se trata de codicia".
Las Hermanas de San Francisco son un poco habitual ejemplo del activismo accionista que ha arrasado a Estados Unidos corporativo desde los años ochenta. Los fondos de pensión públicos mostraron el camino, ejercitando su influencia económica en temas que van desde la rentabilidad de las inversiones hasta la violencia en el lugar de trabajo. Luego, atacaron a los administradores de fondos mutuos, seguidos por administradores de los virulentos fondos de alto riesgo y trataron de avergonzar a las compañías para que remplazaran a sus C.E.O., sacudiendo los directorios -cualquier cosa que espolonee el valor de sus inversiones.
Las monjas tienen otra cosa en mente: usar las inversiones en su fondo de retiro para convertirse en una minoría moral de Wall Street.

Una mujer de aspecto profesoral con un esculpido mechón de cabellos grises, Sor Nora creció en el condado de Limerick, Irlanda. Soñaba con convertirse en misionera en África, pero en 1959 llegó a Pensilvania para unirse a las Hermanas de San Francisco, una orden fundada en 1855 por la Madre Francis Bachmann, una inmigrante bávara apasionada por la justicia social. Sor Nora hizo sus votos de castidad, pobreza y obediencia dos años después, en 1961, y se ha mantenido ahí desde entonces.
En 1980, Sor Nora y su comunidad formaron un comité de responsabilidad corporativa para combatir lo que veían como inquietantes desarrollos en los negocios en los que habían invertido su fondo de retiro. Un año después, en coordinación con organizaciones como la Coalición para Invertir Responsablemente del Área de Filadelfia [Philadelphia Area Coalition for Responsible Investment], montaron su ofensiva. Boicotearon a las grandes empresas petroleras, denunciaron las políticas laborales de Nestlé y llamaron a las grandes tabacaleras a cambiar sus maneras.
Finalmente elaboraron una estrategia que combina la filosofía moral y el escarnio público. Una vez que eligen a una compañía, compran la cantidad mínima de acciones que les permita presentar resoluciones en la junta anual de accionistas de la compañía. (Las leyes de valores exigen que los accionistas posean al menos dos mil dólares en acciones antes de poder presentar resoluciones). Eso les dio una opción nuclear, en el caso de los ejecutivos de la compañía se negaran a reunirse con ellas.
No es muy sorprendente que la mayoría de las compañías decidieran que preferían dejar a las monjas esperando en la puerta que enfrentarse en público a las religiosas disidentes.
"No vas a ganar simpatía por interrumpir a una monja en tu junta anual", dice Robert McCormick, de Glass, Lewis & Company, una firma que se especializa en los accionistas que votan por poder. Con su autoridad moral, dijo, las Hermanas de San Francisco "realmente pueden llamar la atención sobre algunos problemas".
Sor Nora y su cohorte han logrado entrar en una de las más ilustres salas de consejo de Estados Unidos. Robert J. Stevens, director ejecutivo de Lockheed Martin, se ha interesado, así como Carl-Henric Svanberg, presidente de BP. Jack Welch, ex director ejecutivo de General Electric, estaba tan impresionado con su campaña contra la participación de G.E. en el desarrollo de armas nucleares que se subió a un helicóptero para ir al convento para reunirse con las monjas. Con el helicóptero aterrizó en una cancha al otro lado de la calle.
Las Hermanas de San Francisco no son las únicas voces religiosas que denuncian a las grandes corporaciones. Se han unido para presentar resoluciones con otras órdenes, incluyendo a las Hermanas de la Caridad de Santa Isabel y las Hermanas de Santo Domingo de Caldwell, ambos en Nueva Jersey. El Centro Ecuménico sobre Responsabilidad Corporativa [Interfaith Center on Corporate Responsibility], la organización paraguas bajo cuyo alero transcurre el activismo de Sor Nora, incluye a judíos, cuáqueros, presbiterianos y casi trescientos grupos de inversores basados en la fe. El Vaticano también ha tomado parte en el asunto con una reciente encíclica en la que condena la "idolatría del mercado" y llama al establecimiento de una autoridad central que pueda evitar futuras crisis financieras.
"Con el tiempo, las compañías han aprendido que los problemas que estamos tocando no son frívolos", dijo el Reverendo Seamus P. Finn, 61, un sacerdote de Washington con los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y miembro del Centro Ecuménico. "Al final de toda transacción, hay gente que son sea positiva o negativamente afectadas, y eso es lo que tratamos de explicarles".
Un sábado en la mañana reciente, doce miembros del comité de defensa de los accionistas de las Hermanas de San Francisco se reunieron en Nuestra Señora de Ángeles, un cavernoso edificio que alberga a ochenta monjas que, si no fuera por el espeluznante silencio, se parecería a un dormitorio de Ivy League. Mientras las tres monjas hablaban en el vestíbulo, y sus historias de sobrinas y sobrinos rebotan en las murallas, la organización de defensa, que incluye a varios laicos, celebró en el Salón Assisi su reunión trimestral.
Después de orar, una recitación en grupo del Salmo 68 ("Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada") y una ronda de aplausos para una monja que celebraba su cincuenta aniversario, o el Aniversario de Oro, como miembro de la orden, se sentaron a hacer negocios.
Sor Nora, con un chaqueta gris a cuadros y una blusa rosada, con un collar con la cruz franciscana conocida como Tau, empezó a poner al día al grupo en cuanto a las finanzas. Además del programa de defensa de los accionistas, el comité tiene un fondo de justicia social desde el cual otorga préstamos a bajo interés, en cantidades de hasta sesenta mil dólares a organizaciones que se ajusten a su misión. Este trimestre, prestó dinero al Disability Opportunity Fund, una organización sin fines de lucro que ayuda a los inválidos; y los Lakota Funds, una organización que está tratando de financiar una cooperativa de crédito en una reserva de nativos americanos en Dakota del Sur.

Más tarde, durante el almuerzo en la cafetería en planta baja, las Hermanas de San Francisco discutieron la delicada danza a la que se enfrentan en su programa de defensa de los accionistas -obligando a las corporaciones a cambiar sus acciones, pero sin meterse demasiado con ellas en temas sensibles, como en la paga de los ejecutivos como para que peces gordos como Blankfein, de Golman Sachs, no estén dispuestos a reunirse con ellas.
"No hemos venido a destruir las corporaciones", dijo Sor Nora entre mordidas a su ensalada de brécol. "Estamos aquí para mejorar su sentido de la responsabilidad".
"La gente que ha actuado bien tiene derecho a sus ganancias", agregó Sor Marijane Hresko, cuando el tema de la remuneración de los ejecutivos se cruza en el camino. "Estamos hablando aquí sobre excesos, y sobre cuánto dinero es suficiente para cualquier ser humano".
Goldman trata de mantener una relación cordial. "Creemos que nuestras conversaciones con Sor Nora Nash y otros miembros del I.C.C.R. son muy provechosas e instructivas", dijo una portavoz.
Pero el cambio no ha sido rápido. Pese a algunos éxitos -tales como la campaña dirigida contra Wal-Mart que las monjas dijeron que llevó a la compañía a dejar de vender videojuegos para adultos -la pesada naturaleza de las estructuras corporativas quiere decir que las Hermanas de San Francisco rara vez tienen éxito en términos del mundo real, incluso cuando sus idas son populares. La mayor parte de sus mociones reciben menos del veinte por ciento de los votos de los accionistas, y muchas no superan el dígito.
"Honestamente no sé si ha sido efectivo o no, pero ellas llaman la atención sobre temas que otros accionistas desconocen", dice McCormick, de Glass.
Sin embargo, Sor Nora, que sobre su edad dijo que "a fines de sus sesenta", dijo que seguiría presionando a las compañías para que hicieran lo correcto. Últimamente ha estado particularmente interesada en la fracturación hidráulica, o fracking, la técnica de recolección de gas natural que ha sido tema de controversia por su impacto químico y en el medio ambiente. Ha estado asistiendo a manifestaciones de la causa anti-fracking y ha presentado resoluciones contra las compañías petroleras, incluyendo a Chevron y Exxon, instándolas a implementar controles más estrictos.
"Mi trabajo no terminará nunca", dice. "Dios tiene sus modos".
Pronto, Sor Nora se irá a retiro, un rito franciscano anual en el que las monjas se retiran en soledad durante una semana de contemplación y oración. Allá recuperará su fuerza, recompondrá su espíritu combativo y emergerá lista para la siguiente ronda de resoluciones y reuniones a puertas cerradas.
Incluso ya ha identificado a su nuevo blanco: Family Dollar, una de las muchas cadenas de descuentos que venden artículos importados baratos a estadounidenses que generalmente no saben, o no se interesan necesariamente, de dónde provienen esos productos. Sor Nora quiere asegurarse de que los proveedores de Family Dollar tengan políticas laborales justas, y está preocupada sobre si sus productos están o no libres de toxinas.
"Ahora tienen un nuevo presidente", dice Sor Nora. "Tengo una carta lista para enviar el lunes".
25 de noviembre de 2011
12 de noviembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

murió walter righter


Controvertido obispo episcopal.
[Elaine Woo] Murió el domingo en su casa en las afueras de Pittsburgh, después de una larga enfermedad, el obispo episcopal retirado de Iowa, Walter C. Righter, que en 1990 fue absuelto de cargos de herejía por haber ordenado como diácono a un homosexual no célibe. Tenía 87 años.
Su fallecimiento fue confirmado por Rich Creehan, portavoz de la Diócesis Episcopal de Pittsburgh, donde Righter fuera ordenado hace sesenta años.
Righter se convirtió en un pararrayos de la disidencia sobre la ordenación de homosexuales en la Iglesia Episcopal, donde era obispo asistente en Newark, Nueva Jersey, bajo el obispo John Spong, un declarado partidario de la ordenación de lesbianas y homosexuales.
En 1990, con la aprobación de Spong, Righter ordenó a Barry Stopfel, del que sabía que era homosexual, como diácono, un rango por debajo del de sacerdote. Al año siguiente, Spong ordenó a Stopfel como sacerdote.
Conservadores en la iglesia han concentrado su indignación en Righter, pero no presentaron cargos contra él sino en 2005. Fue juzgado en 1996 por una comisión de ocho obispos, los que, en una votación de 7 a 1, rechazaron los cargos de herejía y fallaron que no existía una doctrina de la iglesia que prohibiera la ordenación de homosexuales y lesbianas involucrados en una relación estable.
En 1997, el Congreso General trienal de la iglesia emitió una inusual disculpa a lesbianas y homosexuales por los "años de rechazo y malos tratos de parte de la iglesia." Aunque la iglesia sigue luchando con temas que implican la inclusión total de los homosexuales, ordenó a su primer obispo abiertamente homosexual -el obispo Gene Robinson, de Nueva Hampshire- en 2003.
En una declaración el lunes sobre la muerte de Righter, la obispo presidente Katharine Jefferts Schori dijo: "La Iglesia Episcopal puede agradecer por la vida de un siervo fiel y profético... Su ministerio será recordado por su corazón pastoral y su firme disposición para ayudar a la iglesia a superar viejos prejuicios y convertirlos en nuevas posibilidades."

Righter nació en Filadelfia el 23 de octubre de 1923. Después de estudiar en la Escuela de Teología de Yale en Berkeley, fue ordenado en 1951 y sirvió en iglesias en Pittsburgh y Nueva Hampshire antes de ser elegido obispo en la Diócesis de Iowa en 1972.
Poco después de su consagración, fue el voto decisivo en una convención diocesana sobre una resolución que apoyaba la ordenación de mujeres para el sacerdocio. "Los laicos aplaudieron y celebraron", escribió en unas memorias de 1998, ‘A Pilgrim’s Way’, pero el quince por ciento del clero dejó la diócesis, en protesta. En 1976, la Iglesia Episcopal en su totalidad aprobó la elevación de mujeres al sacerdocio.
Después de dieciséis años como obispo de Iowa, Righter se retiró en 1988. Al año siguiente fue nombrado obispo asistente a jornada parcial de Spong, que era considerado ampliamente como el obispo más liberal de la iglesia.
Righter escribió en sus memorias que al ordenar a un diácono homosexual no estaba tratando de hacer ningún punto revolucionario. "En lugar de eso, yo accedí a ordenar a una persona que había cumplido con todos los requisitos para ser ordenada. En cierto sentido, era urgente que ocurriera esta ordenación, honesta y públicamente."
Aunque otros obispos inconformistas habían ordenado a homosexuales, los conservadores en la iglesia cargaron contra Righter. Los cargos formales, llamados una presentación, lo acusaban de herejía por firmar un documento diciendo que apoyaba la ordenación de homosexuales no célibes. La presentación también dice que Righter había violado sus votos de ordenación cuando nombró diácono a Stopfel.
Aunque Righter dijo que estaba enfurecido por las acusaciones, mantuvo su sentido del humor. En el juicio se presentó a sí mismo como "Walter Righter, el hereje." Su esposa, Nancy, llevaba una etiqueta que decía "la esposa del hereje."
En sus memorias de 2000, ‘Here I Stand’, Spong especuló que los conservadores de la iglesia escogieron como blanco de ataque a Righter, un hombre casado y bonachón, porque lo veían como un objetivo fácil, "pero se equivocaron. Estaba hecho de acero y mientras más lo atacaban, más fuerte se hacía."
Además de su esposa, le sobreviven un hermano, cuatro hijos y cuatro biznietos.
27 de septiembre de 2011
13 de septiembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

murió john stott


Influyente predicador anglicano.
[Elaine Woo] El Reverendo John Stott no llenaba estadios como su gran amigo Billy Graham, ni bendecía la toma de posesión presidencial, como hizo el pastor Rick Warren para Barack Obama. Sin embargo, era uno de los grandes del mundo evangélico, quizás el predicador más influyente del que haya oído hablar la gente.
Simple, pero erudito, el pastor anglicano que murió el miércoles en Surrey, Inglaterra, a los noventa años, después de varios meses de achaques, escribió cincuenta libros, incluyendo el clásico de 1958, ‘Cristianismo básico’ [Basic Christianity], del que se vendieron más de dos y medio millones de ejemplares. Las regalías del libro permitieron crear la Langham Partnership International, una organización sin fines de lucro que fundó y que forma a ministros en cien países. También fue el principal autor del Pacto de Lausana, una declaración que inició el movimiento evangelista global.
Cuando la revista Time lo definió en 2005 omo una de las cien personas más influyentes del mundo, Graham, que, como Warren, veneraba a Stott como su mentor, explicó por qué el amable inglés merecía el honor.
"No hay nadie que haya sido tan eficaz a la hora de introducir a tantas personas a la cosmovisión bíblica", dijo Graham. Consideraba el trabajo de Stott como un "factor significativo del explosivo crecimiento del cristianismo en partes del Tercer Mundo", lo que Stott prefería llamar el Mundo Mayoritario.
"Era un evangélico muy tolerante", dijo Richard J. Mouw, presidente del Seminario Teológico Fuller en Pasadena, que albergó a Stott en varias ocasiones. "Era el tipo de persona que quería reunir a las diferentes facciones y enfatizaba lo que tenían en común."
Stott creía que el evangelismo no era la única misión de los cristianos, una posición que era criticada por algunos evangélicos. Instaba a los cristianos no sólo a difundir los evangelios sino también a actuar de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia, tratando de reparar la injusticia social en el planeta. Escribió y predicó sobre el cambio climático, la deuda global y otros apremiantes problemas a los que hace frente la sociedad contemporánea. En la Langham Partnership formaba a predicadores, construía bibliotecas y ayudaba a trescientos pastores provenientes de países pobres a doctorarse en estudios bíblicos -que luego volvían a sus países y se convertían en líderes evangélicos, tales como un egresado nepalés que inició un seminario en Katmandu.
"El evangelismo y la acción social eran parte del ministerio de Jesús", dijo Stott al Registro del condado de Orange en 1998. "Así que deben formar parte de nuestro ministerio."
Algunos teólogos liberales encontraron inconsistente con su compromiso con la justicia social su rechazo del aborto y de la homosexualidad y su apoyo a la pena de muerte, pero Stott enfatizaba la autoridad de la Biblia. Para esos críticos citaba a veces a G.K. Chesterton, que dijo que "el propósito de abrir la mente, así como el de abrir la boca, es volver a cerrarla con algo sólido."

Nacido en Londres el 27 de abril de 1921, Stott era hijo de un médico agnóstico y una madre que fue criada como luterana. Asistía a la Iglesia de Todos los Santos, una parroquia anglicana en Langham Place en el casco histórico de Londres donde, de niño, se divertía dejando caer, desde el balcón, fajos de papeles sobre los sombreros de las señoras abajo. Dos décadas después, el graduado del Trinity College se convirtió en vicario asistente de Todos los Santos. Tenía sólo 29 años cuando el Rey Jorge VI, como vicario de la Iglesia de Inglaterra, lo nombró rector en 1950. Mantuvo el cargo durante veinticinco años.
Sus vibrantes sermones atrajeron a numerosos nuevos miembros, tantos que se dice que empezó a sugerir otras parroquias a los recién llegados. Durante las siguientes décadas, fieles embelesados lo seguían para oírlo donde quiera que hablara.
"No era Billy Graham", dijo Mouw, pero exudaba sabiduría. Era capaz de tratar temas difíciles y hacerlos simples para la gente que no está sintonizada con los debates intelectuales de alto nivel. Sin embargo, era respetado por los académicos. Era una de esas figuras que actuaban como puente."
Cuando Stott empezó a predicar, los evangelistas de la Iglesia de Inglaterra eran, recordó a Christianity Today en 2006, "una minoría rechazada y despreciada." Su lúcida exposición de las Escrituras en libros como ‘Cristianismo básico’, ‘La cruz de Cristo’ [The Cross of Christ] y ‘Cuestiones que enfrentan hoy en día los cristianos’ [Issues Facing Christians Today] ayudaron a orientar el resurgimiento del evangelismo en Gran Bretaña.
Se convirtió en un fenómeno global en el Congreso Internacional de Evangelización Mundial, convocado por Graham en Lausana, Suiza, en 1974. Con dos mil setecientos participantes de ciento cincuenta países, la mitad de los cuales del mundo en desarrollo, fue una reunión sin precedentes, "posiblemente el encuentro cristiano de más amplio alcance en la historia", informó el Time.
El Pacto de Lausana expresó la visión de Stott como una reforma evangélica que debía actuar en un mundo amenazado por la pobreza y otros males. "Si realmente amas a tu vecino", dijo en el discurso inaugural, "sin duda alguna que debes contarle las buenas nuevas de Jesús. Pero al mismo tiempo, si realmente amamos a nuestro vecino, no podemos quedarnos en eso."
Stott, que no se casó nunca, era conocido como un apasionado observador de aves.
También fue famoso por su estilo de vida sencillo. Durante tres meses cada año de los últimos cincuenta, cuando no se encontraba en su departamento en Londres se retiraba a un pequeño villorrio en Gales donde escribió sus libros bajo el foco de una linterna. No fue sino hace unos años que instalaron electricidad en ese lugar, contra sus protestas.
9 de agosto de 2011
31 de julio de 2011
©los angeles times

presbiterianos votan sobre ordenación gay


Iglesia Presbiteriana vota para permitir la ordenación de homosexuales y lesbianas. Órganos regionales podrán decidir por sí mismos.

[Mitchell Landsberg] Un debate que ha perdurado en la Iglesia Presbiteriana durante más de tres décadas culminó el martes con la ratificación de la decisión que permite la ordenación de ministros homosexuales y lesbianas, mientras entrega a los cuerpos regionales eclesiásticos la capacidad de decidir por sí mismos.
Con la votación voto de su organización regional en Minnesota, la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos se convirtió en la cuarta iglesia protestante tradicional en permitir la ordenación de homosexuales, detrás de las iglesias episcopal y evangélica luterana y la Iglesia Unida de Cristo. La votación en Minnesota fue seguida de cerca por la de Los Angeles.
"Este es un momento importante para la comunidad cristiana", dijo Michael Adee, miembro del consejo eclesiástico presbiteriano que encabeza una organización que luchó por la ordenación de homosexuales. "Celebro que los presbiterianos se estén concentrando en lo más importante: la fe y el carácter, no el estatus marital de la persona, ni su orientación sexual."
El cambio en la constitución de la Iglesia Presbitariana fue aprobado el verano pasado por la Asamblea General de la iglesia, su consejo gobernante. Pero según las normas de la iglesia, esos cambios deben ser luego ratificados por una mayoría de las 173 organizaciones regionales conocidas como presbiterios.
A última hora del martes, en una reunión en St. Louis Park, un suburbio de Minneapolis, el Presbiterio de las Ciudades Gemelas sometió la decisión a votación, que fue aprobada por 205 contra 56 votos, convirtiéndose en el cuerpo regional número 87 en aprobar la ordenación gay. Cerca de noventa minutos después, el Presbiterio Pacífico, representando a partes de California del Sur y todo Hawai, agregó su voz, aprobando la ordenación gay con 102 contra 60 votos.
Fue la cuarta vez que la iglesia votaba sobre temas relacionados con la ordenación gay, y los votos reflejan un cambio de actitud al interior de la iglesia y en la sociedad estadounidense, a medida que actitudes públicas contra la homosexualidad se han suavizado. Desde la última vez que se votara, en 2008-09, diecinueve presbiterios cambiaron su voto de "no" a "sí", incluyendo a algunos en las partes relativamente más conservadoras del país, tales como el centro de Nebraska y el norte de Alabama.
Linda Fleming, del consejo eclesiástico y diácono de la Iglesia Presbiteriana Knox en Ladera Heights, que fue anfitriona de la reunión en el Presbiterio Pacífico, dijo que ella era una de las que había cambiado de opinión sobre el tema en los últimos años.
"Finalmente decidí, a los 63, que eso es inevitable", dijo. "Creo que es como dejar que la gente negra venga a las iglesias blancas, o permitir que las mujeres puedan ser ministros. Es inevitable."
Sin embargo, no pudo reprimir su sorpresa. "Para la Iglesia Presbiteriana, que es una iglesia tradicional, una iglesia envejecida, es una decisión difícil."
Los que votaron en la reunión de Know saludaron con mesura el resultado de la votación. No hubo vivas ni abrazos, al menos no inmediatamente, y no hubo recriminaciones de parte de los perdedores.
"Podemos seguir", dijo Brian Symonds, 29, que espera ser la primera persona gay en ser ordenada por el Presbiterio Pacífico. "Ahora el trabajo empieza a avanzar hacia lo que me pidieron que hiciera."
La enmienda ratificó el martes cambios en la redacción de la constitución presbiteriana en relación con las capacidades y requisitos de los ordenados, sea como clérigos o en posiciones seculares como miembros del consejo eclesiástico o diáconos. Desde 1997, la constitución exige de los futuros ordenados que vivan "en fidelidad con el pacto de matrimonio entre un hombre y una mujer, o que practiquen la castidad si son solteros." Ahora, sólo exigirá que "los funcionarios de la iglesia examinen la vocación, capacidad, preparación e idoneidad para las responsabilidades de la posición."
Eso da tanta flexibilidad que incluso los partidarios de la reforma dicen que es probable que signifique que los presbiterios más conservadores continuarán negándose a ordenar a homosexuales y lesbianas.
En los últimos años, algunos presbiterios han ordenado a clérigos homosexuales y lesbianas y líderes laicos según lo que algunos han descrito oficiosamente como la "política de no preguntar, no decir nada."
Personas a ambos lados del debate predicen que la ratificación de la enmienda conducirá a algunas iglesias a abandonar la denominación y otras a buscar presbiterios más compatibles. Ya hay varias que han pedido ser reasignadas a otras regiones.
El Reverendo Dan Chun, pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana de Honolulu, dijo que su iglesia pidió formalmente separarse del Presbiterio Pacífico, que está a favor de la ordenación de homosexuales, y agregarse al Presbiterio de San Diego, que no lo está. Hay otras razones, dijo, incluyendo las enormes poblaciones militares en ambos lugares, pero la ordenación homosexual era un importante factor.
Dijo que temía que la votación "siembre división en nuestra denominación, que, en los últimos cincuenta años, no hace más que perder miembros."
El Reverendo Mark Brewer, pastor del Presbiterio Bel Air y otro opositor de la ordenación homosexual, dijeron que no pensaban que la votación pudiera ocasionar una crisis inmediata en la iglesia. "Creo que esta es una placa tectónica que se está separando lentamente, más que un gran terremoto", dijo.
Idealmente, agregó, los presbiterianos encontrarán la manera de convivir de un modo que mantenga unida a la comunidad anglicana. La comunidad, de la que Iglesia Episcopal en la rama estadounidense, también está fuertemente dividida sobre el mismo tema.
"Creo que es probable que los presbiterianos terminen en el mismo buque, pero en diferentes cubiertas", dijo.
15 de julio de 2011
11 de mayo de 2011
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murió alan f. segal


Estudiaba las visiones religiosas de la vida en el más allá.
Murió el domingo, tras complicaciones de una leucemia, Alan F. Segal, reconocido académico famoso por el estudio comparado de las visiones religiosas del más allá -informó su familia. Tenía 65 años.
Segal, que vivía en Ho-Ho-Kus, Nueva Jersey, se había retirado de su posición como profesor de la Cátedra de Estudios Judíos Ingeborg Rennert, en el Barnard College, en diciembre, después de treinta años en la facultad.

Nacido el 2 de agosto de 1945, en Worcester, Massachusetts, Segal estudió en las universidades de Amherst y Hebrew Union y se licenció en las de Brandeis y Yale. Se doctoró en la Universidad de Yale.
Escribía frecuentemente para audiencias académicas y generales sobre temas como el judaísmo y el cristianismo primitivo. Su libro ‘Life After Death: A History of the Afterlife in Western Religion’, de 2004, es considerado como el tratamiento definitivo de esta materia.
Las opiniones de Segal eran rutinariamente solicitadas, incluso después de un sondeo de Pew Forum sobre Religión y Vida Pública, de 2008, que informaba que el 74 por ciento de los estadounidenses creía en el cielo, mientras que sólo el 59 por ciento creía que el infierno existía.
"El infierno es para los no-creyentes, y la mayoría de los estadounidenses no creen que el vecino sea un no-creyente, incluso si su religión es otra", dijo Segal al Houston Chronicle. "Así que el infierno está desapareciendo, absolutamente".
En un reportaje de la Associated Press sobre la Resurrección, en Semana Santa en 2008, Segal dijo que la mayoría de los estadounidenses creen que la vida en el más allá es una continuación de la vida en la Tierra, "como una residencia de primera categoría".
22 de febrero de 2011
19 de febrero de 2011
©los angeles times
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teólogos exigen fin del celibato


Profesores del catolicismo firmaron un manifiesto donde solicitan profundas reformas de la Iglesia Católica, criticada en los últimos años por los casos de pederastia en los que han estado involucrados varios religiosos.
Alemania. 144 profesores de teología católica de Alemania, Austria y Suiza suscribieron un manifiesto en el que exigen profundas reformas de la Iglesia Católica, que incluyen, entre otras, el fin del celibato, el sacerdocio femenino y la participación popular en la elección de obispos.
Los firmantes suponen más de un tercio de los 400 teólogos del área de habla alemana, según revela hoy el rotativo Süddeutsche Zeitung, en el que se afirma que su cifra sería mayor si muchos no hubiesen negado su rúbrica por miedo a represalias.
La iniciativa supone además el más importante alzamiento contra la cúpula de la Iglesia Católica desde hace 22 años, cuando 220 teólogos suscribieron en 1989 la llamada "Declaración de Colonia", crítica con el gobierno de la iglesia ejercido por Juan Pablo II.
La profesora de teología de Münster Judith Könemann, una de las 8 personas redactoras del manifiesto, reconoce que se hubiesen conformado con 50 firmas, pero subraya que el amplio eco demuestra que han "tocado un nervio", en declaraciones el citado rotativo.
Entre los firmantes destacan prestigiosos profesores eméritos como Peter Hünermann y Dietmar Mieth, viejos luchadores por las reformas como Heinrich Missalla y Friedhelm Hengsbach, progresistas como Otto Hermann Pesch o Hille Haker, pero también conservadores como Eberhard Schockenhoff.
Redactado con los escándalos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica como trasfondo, el texto es prudente y alaba también el llamado de los obispos a un diálogo abierto.
Tras explicar que se ven "en la responsabilidad de hacer un aporte a un nuevo comienzo real", la tesis central del memorando subraya que la Iglesia Católica solo "puede anunciar al liberador y amante Dios Jesucristo", cuando ella misma "es un lugar y un testigo creíble del mensaje de liberación del Evangelio".
Debe reconocer y fomentar "la libertad del hombre como criatura de Dios", respetar la conciencia libre, defender el derecho y la justicia y criticar las manifestaciones que "desprecian la dignidad humana".
Sus exigencias, que prudentemente califican de "retos", incluyen "mayores estructuras sinodales en todos los niveles de la iglesia" y la participación de los fieles en la elección de sus obispos y párrocos.
El manifiesto subraya que la Iglesia Católica necesita "también sacerdotes casados y mujeres en el oficio eclesiástico", señala que la falta de sacerdotes fuerza la existencia de parroquias cada vez mayores y lamenta que los sacerdotes sean "quemados" ante estas circunstancias.
Igualmente destaca que "la defensa legal y la cultura del derecho" en la Iglesia deben "mejorar urgentemente" y comenta que la elevada valoración del matrimonio y el celibato suponen "excluir a personas que viven el amor, la fidelidad y la preocupación mutua" en una relación estable de pareja del mismo sexo o como divorciados casados en segundas nupcias.
El manifiesto critica además el "rigorismo" de la Iglesia Católica y subraya que no se puede predicar la reconciliación con Dios sin crear las condiciones para una reconciliación con aquellos "ante los que es culpable: por violencia, por negar el derecho, por convertir el mensaje bíblico de libertad en una moral rigurosa sin misericordia".
"A la tormenta del pasado año (en referencia a los escándalos de pederastia) no puede seguir tranquilidad alguna", afirma el texto, que considera que "en las circunstancias actuales solo puede ser la tranquilidad de la sepultura".
Y tras exigir diálogo y comentar que el miedo no es buen consejero, recuerda que los cristianos han sido "llamados por el Evangelio a mirar con valor hacia el futuro y como el llamamiento de Jesús a Pedro para caminar sobre las aguas: ‘¿por qué tenéis miedo? ¿es vuestra fe tan pequeña?’".
6 de febrero de 2011
4 de febrero de 2011
©la nación
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