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EL MIEDO CAUSA NUMEROSAS DESERCIONES ENTRE POLICÍAS IRAQUÍES


La campaña insurgente destinada a diezmar a las nuevas fuerzas policiales iraquíes está dando resultados. La enorme cantidad de bajas, la falta de equipamiento adecuado y los constantes atentados han debilitado terriblemente a las nuevas fuerzas. La tasa de deserción es altísima.
Mahmudiya, Iraq. El miedo jamás abandona a los policías iraquíes, amenazados de muerte, en sus cuarteles o en sus propias casas, por los insurgentes, que muchas veces pertenecen a las mismas tribus y los identifican con facilidad.
Alaa, capitán de la policía, carece de chaleco antibalas. Dos de sus colegas fueron asesinados, pero él sigue trabajando en una peligrosa región al sur de Bagdad, en colaboración con los militares estadounidenses, limitándose a decir que confía en que su buena suerte no lo abandone.
La zona que comprende las ciudades de Mahmudiya, Latifiya y Yussufiya, 30 km al sur de la capital, es llamada ahora "la nueva Faluya" a causa de las frecuentes emboscadas tendidas a los soldados estadounidenses y a quienes son acusados de "colaborar" con los ocupantes.
El capitán Alaa es perfectamente consciente de que su esperanza de vida ha disminuido muchísimo al aceptar cooperar con las fuerzas de Estados Unidos para garantizar la seguridad en la región.
"Claro que tengo miedo, pero yo creo en el destino, entonces eso carece de importancia. Aquí en Mahmudiya detestamos a los cobardes, no tenemos miedo de ir a Latifiya. Iremos a Faluya, iremos a cualquier lado", afirma el policía, de 38 años, cuyas ojeras recuerdan las noches en vela en su cuartel.
La violencia de los ataques desde el mes de abril ha ido minando el ánimo de los agentes de policía en el sector. Muchos de sus colegas han sido asesinados.
La estación de policía de Mahmudiya exhibe las huellas de los ataques que ha sufrido. Su entrada está desfigurada por un cráter causado por la caída de un obús el 29 de junio, un día después del traspaso de soberanía en Irak. Medio centenar de insurgentes atacaron la comisaría logrando penetrar en ella y destruyendo el material de comunicaciones antes de retroceder bajo las balas.
Dos semanas más tarde la comisaría de la vecina ciudad de Yusufiya estallaba y su material de comunicación era robado, lo que permitió a los rebeldes escuchar las comunicaciones radiales entre los policías, insultándolos a veces por las ondas. En la actualidad no hay policías en esta comuna.
La violencia también ha diezmado las filas de los policías en Latifiya, donde faltan 45 de los 59 reclutados.
Los asesinatos continúan en la región. Desconocidos mataron a uno de los policías de Mahmudiya el 22 de junio. En mayo el jefe de la policía del lugar también había sido asesinado.
Pese a sus declaraciones de valentía los hombres bajo las órdenes del capitán Alaa tienen miedo de ir a Latifiya y rechazan la idea de una patrulla conjunta con los Marines en la zona.
El capitán Alaa informa al comandante Mark de Vito, de los Marines, acerca de la situación. La patrulla conjunta se hará finalmente en Mahmudiya.
Es el momento escogido por el nuevo jefe de la policía de Latifiya para anunciarle a De Vito que renuncia.
"Estamos sometidos a una presión terrible. Pueden dispararme en cualquier momento y estoy amenazado incluso cuando me encuentro en casa. Ya no aguanto más, no quiero seguir en estas regiones", dice el coronel, pidiendo no ser identificado.
Según el comandante De Vito, que sabe que pueden producirse numerosas deserciones, los insurgentes y los policías de Latifiya pertenecen a las mismas tribus, lo que complica las cosas.
"El capitán Alaa puede contar con los dedos de una sola mano los hombres en los que puede confiar", resume.

5 de septiembre de 2004
©mipunto

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