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irán está ganando guerra de iraq


[David Ignatius] La influencia iraní preocupa cada vez más. ¿Aceptará Estados Unidos la instalación de una teocracia en Iraq?
Si le hubiera preguntado hace dos años a un analista de inteligencia que describiera el peor resultado político después de la invasión norteamericana de Iraq, podría haber respondido que sería un régimen dominado por los clérigos conservadores musulmanes chiíes con lazos con el vecino Irán. Pero es justamente un régimen semejante el que ahora parece probable que emerja tras las elecciones en Iraq el 30 de enero.
Irán está a punto de sacarse el gordo, apostando por la sangre y la tesorería de Estados Unidos. La semana pasada una alianza de líderes chiíes iraquíes anunció que su lista de candidatos será encabezada por Abdul Aziz Hakim, el clérigo y presidente del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, un grupo apoyado por Irán. Esta lista chií, respaldada por el gran ayatollah Ali Sistani, será probablemente la más votada por los chiíes de Iraq, que constituyen una mayoría del 60 por ciento de la población, y se hará con la mayor parte de los votos el mes que viene.
Desconfiando de que los chiíes iraquíes puedan manejar la campaña, el servicio secreto iraní ha bombeado millones de dólares y cientos de operativos en el país. los iraníes también han reclutado escuadrones para asesinar a potenciales rivales iraquíes, de acuerdo a varios funcionarios iraquíes. Un chií iraquí me dijo que los iraníes consideran los escuadrones de la muerte como una especie de "póliza de seguro" para asegurarse de que ganarán, incluso si fracasara el proceso electoral respaldado por Estados Unidos.
Los iraquíes que no son parte de la imparable fuerza religiosa chií están asustados por lo que está pasando. El ministro de Defensa interino iraquí, Hazim Shalan, describió esta semana la alianza política chií como una "lista iraní" creada por los que quieren que "gobiernen los clérigos con turbantes" en Iraq. Shalan mismo no es un santo -como el primer ministro Ayad Allawi, fue antes miembro de la red baazista de Saddam Hussein. Pero él y Allawi representan a millones de iraquíes que no quieren ver a su país bajo el gobierno de clérigos pro-iraníes, y están impotentes, porque no pueden impedirlo.
Comandantes norteamericanos de alta jerarquía en Iraq esperan que la lista de Allawi gane en enero, pero están empezando ahora a evaluar las consecuencias de una victoria chií. No solamente daría poder a los ulemas; también se enajenaría a la población árabe sunní, el 20 por ciento de la población, que en su mayor parte no podrán votar el próximo mes a causa de los continuados atentados terroristas en las áreas sunníes. A medida que aumenta la tensión sectaria, después de las elecciones se correrá el peligro de una verdadera guerra civil. ¿En qué se transformará la misión militar norteamericana en Iraq? ¿Armará realmente a un grupo de iraquíes en un conflicto sectario contra otros?
Considerando lo que se juega Estados Unidos en estas elecciones, se podría pensar que deberíamos tratar discretamente de influir en los resultados. Pero me dijeron que la insistencia del Congreso de que las elecciones iraquíes sean "democráticas" ha obstaculizado los esfuerzos encubiertos de ayudar a los aliados de Estados Unidos. Tienen sentido para los filósofos morales de San Francisco, ¿pero qué de las tropas norteamericanas en el terreno?
Esta semana hablé por teléfono con un líder tribal chií de Ramadi que, en un mundo más racional, sería uno de los pilares de un nuevo Iraq. Su nombre es Talal Gaaod, y su padre es un importante jeque de la tribu duleim, que tiene influencia en lo que ahora se llama el Triángulo Sunní, al oeste de Bagdad. Gaaod, que obtuvo sus diplomas de licenciatura y maestría en la Universidad de California Sur, ha tratado varios modos para ayudar a estabilizar su área. Antes este año propuso crear una fuerza de seguridad tribal en la provincia de Anbar, una iniciativa que fue apoyada por los jefes de infantería en la localidad pero más tarde rechazada en Bagdad. Alentado por Jordania llevó a Amán, en noviembre, a 50 líderes sunníes iraquíes, para debatir sobre los problemas de Iraq. Pero los jordanos cancelaron la reunión tras comenzar el asalto norteamericano de Faluya. Quiere creer que Estados Unidos puede crear un Iraq mejor, pero está perdiendo las esperanzas.
"Es una situación desesperante", me dijo Gaaod. "Mi gente cree que Iraq se hundirá. Las cosas no están mejorando, sino haciéndose peor. Un montón de gente buena está abandonando el país -estoy hablando de tecnócratas, de líderes tribales, de la clase media. Yo culpo a Estados Unidos de dar a los clérigos una posición de liderazgo en Iraq. Estoy seguro de que algún día lo van a lamentar. No funcionará. De aquí a cien año, no funcionará".
Tras décadas de opresión, la mayoría chiíe de Iraq merece tener su día y las elecciones de enero pueden endorsar la realidad de un gobierno de mayoría. Pero los historiadores futuros se preguntarán cómo pudo ocurrir que Estados Unidos cruzara la mitad del planeta, sufriera más de 1.200 bajas y gastara 200 billones de dólares para ayudar a instalar un gobierno iraquí cuyos líderes más importantes fueron adiestrados en Irán. Nuestra política iraquí está llena de buenas intenciones, pero en términos de estrategia, es un caballo desbocado.

Se puede escribir al autor a: davidignatius@washpost.com

17 de diciembre de 2004
24 de diciembre de 2004
©washington post
©traducción mQh

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