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los mamíferos también ríen


[Peter Gorner] Científicos dicen que los animales también se ríen.
Como empresa científica, hacerle cosquillas a las ratas para hacerlas chillar de placer puede parecer frívolo, pero entender la risa en los animales puede conducir a tratamientos revolucionarios de enfermedades emocionales, dicen investigadores.
El placer y la risa, dicen, no son rasgos únicamente humanos.

Cuando ríen, los chimpancés emiten típicos jadeos de excitación, su versión del ‘ja-ja-ja' limitada sólo por su anatomía y ausencia de control de la respiración, dicen investigadores.
Los perros tienen sus propios sonidos para espolear a otros perros a jugar, y grabaciones del sonido puede reducir drásticamente los niveles de estrés en refugios y perreras, de acuerdo al científico que lo constató.
Incluso ratas de laboratorio chillan de placer por encima del rango del oído humano cuando pelean entre sí o un celador les hace cosquillas -las mismas vocalizaciones que emiten antes de recibir morfina o tener sexo.
Estudiar los sonidos de placer puede ayudarnos a entender la evolución de las emociones humanas y la química del cerebro que subyace a problemas emocionales como el autismo y los desórdenes de déficit de atención e hiperactividad, dijo Jaak Panksepp, un pionero neurólogo que describió la risa de las ratas.
Panksepp, de la Universidad Bowling Green del Estado de Ohio, resume los últimos estudios, que califica de "espectaculares", en la edición de esta semana de la revista Science con la esperanza de alertar a colegas sobre los resultados. La investigación sugiere que el estudio de las emociones animales, en el pasado un tabú científico, está siendo rápidamente aceptado.
"Es muy, muy difícil encontrar un escéptico en estos días. El estudio de las emociones de los animales ha madurado. Las cosas han cambiado completamente desde hace cinco años", dijo Mark Bekoff, un experto en conducta de juegos de los perros y profesor de biología en la Universidad de Colorado, en Boulder.
Los biólogos sugieren que la naturaleza aparentemente considera los sonidos de bienestar lo suficientemente importantes como para haberlos conservado durante el proceso evolutivo.
"Los circuitos nerviosos de la risa existen en regiones muy antiguas del cerebro", dijo Panksepp, "y formas ancestrales de juego y risa existieron en otros animales eones antes de que llegáramos los humanos".
La investigación en el terreno "es sólo el inicio de una ola del futuro", dijo el etólogo comparativo Gordon Burghardt, de la Universidad de Tennessee, que estudia la evolución del juego. "Nos permitirá acortar la brecha con otras especies".
Nuevas técnicas de investigación a menudo descansan en brujería de alta tecnología, pero la herramienta más importante de los científicos en este campo es mucho más simple.
"Las cosquillas son la clave", dijo Panksepp. "Abren un mundo previamente oculto".
Panksepp ha estudiado durante años las vocalizaciones de juego en los animales años antes de que pensara que podría haber alguna forma ancestral de la risa.
"Luego me fui al laboratorio y le hice cosquillas a algunas ratas. Les hice cosquillas gentilmente en la nuca. ¡Guau!"
Las cosquillas hicieron que las ratas chillaran alegremente -"mientras al animal se muestre amistoso contigo", dijo. "Si no, no chillan, como un niño que desconfía de un adulto".
Las ratas a las que se les hizo cosquillas repetidas veces crearon vínculos sociales con los investigadores y buscaban las cosquillas. Los investigadores descubrieron también que a las ratas les gusta pasar el tiempo con ratas que chillan un montón.
Durante la risa humana, se encienden los circuitos de recompensa de dopamina. Cuando los investigadores provocaron cosquillas neuroquímicamente en esas mismas áreas en los cerebros de ratas, las ratas chillaron.
El humor de las ratas debe ser investigado todavía, pero si existe, un importante componente serán las payasadas, especuló Panksepp. "En especial las ratas jóvenes tienen un maravilloso sentido del humor".
Panksepp dijo que la risa, al menos en respuesta a estímulos físicos directos como las cosquillas, puede ser un rasgo común compartido por todos los mamíferos.El psicólogo y neurólogo Robert Provine, autor de ‘Laughter: A Scientific Investigation', hizo cosquillas y jugó con chimpancés en el Centro Primate Regional Yerkes en Atlanta mientras investigaba el origen de la risa humana.
Las risa en los chimpancés, nuestros parientes genéticos más cercanos, está asociada con juegos rudos y cosquillas, descubrió Provine. Eso no fue una sorpresa.
"Es como la conducta de los niños", dijo Provine, de la Universidad del Condado de Maryland Baltimore. "Unas cosquillas y risa son los primeros medios de comunicación entre una madre y su bebé, de modo que la risa aparece unos cuatro meses después del nacimiento".
La importancia de esa temprana conducta es evidente.
"Estamos hablando de vida y muerte, de los vínculos y supervivencia de los bebés", dijo Provine.
Cuando los chimpancés ríen, emiten jadeos característicos, desde los apenas audibles hasta fuertes gruñidos, con cada respiración.
"Los humanos reímos cuando expulsamos el aire. Cuando decimos ‘ja-ja-ja', cortamos la expulsión de aire", dijo Provine. "Los chimpancés no pueden hacer eso. Ellos hacen un sonido al tomar aire y al expulsarlo. No tiene control de la respiración... para producir la tradicional risa humana".
El gran paso adelante en el estudio de la risa de los perros lo dio la investigadora de la Universidad de Nevada, Reno, Patricia Simonet, mientras trabajaba con estudiantes en el Sierra Nevada College, en Lake Tahoe.
Después de realizar extensas investigaciones sobre los chimpancés, Simonet estaba abierta a la idea de las emociones animales, pero el sonido de la risa que descubrió en los perros fue inesperado: una "exhalación jadeante, pronunciada, forzada" que suena al oído no acostumbrado como el jadeo normal de un perro".
Pero una espectrógrafo mostró estallidos de frecuencias, algunas más allá del oído humano. El jadeo es más simple, y se limita a pocas frecuencias.
Al oír una grabación de la risa de un perro, los animales buscan sus juguetes y juegan solos, dijo Simonet. Nunca inició respuestas agresivas.
"Si quieres invitar a tu perro a jugar usando la risa canina, di "he, he, he", sin pronunciar la e", dijo Simontet. "Expulsa el aire en un estallido, como si estuvieras recibiendo la maniobra de Heimlich".
Cuando hizo escuchar la grabación de la risa de un perro en un refugio animal, Simonet descubrió que incluso los cachorros de 8 semanas reaccionaban empezando a jugar, algo que no habían hecho cuando fueron expuestos a otros sonidos caninos.
"Algunos sonidos, como los gruñidos, confundieron a los cachorros. Pero la risa de perro causó alegría y disminuyó inmediatamente los niveles de estrés en el refugio".

6 de junio de 2005
3 de abril de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
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1 comentario

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