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confesó btk


[Roxana Hegeman] Relató con aire distante sus ‘proyectos' de tortura y asesinatos.
Wichita, Kansas, Estados Unidos. Con la mirada directa, la voz firme y un dejo de orgullo en sus escalofriantes palabras, el antiguo líder de Boy Scout, Dennis Rader se declaró ayer culpable del asesinato de 10 personas, para satisfacer sus fantasías sexuales, confesando que era el asesino en serie que se hacía llamar BTK.
Llamado por su técnica -amarra, torturar, matar [bind, torture, kill]-, BTK aterrorizó Wichita en 1974 durante la primavera, y mató a hombres, mujeres y niños de varias edades y se fanfarroneó en una serie de comunicaciones desafiantes con la policía y periodistas.
En lo que sería el día inicial de su juicio, Rader, 60, describió esa juega de asesinatos ante los familiares de sus víctimas y otros en una silenciosa corte aquí. El antiguo agente de cumplimientos de cobranzas del suburbio de Park City -y una vez el respetado presidente de la iglesia de su congregación- contó en detalle calmamente cada uno de sus asesinatos, que llamó sus "proyectos".
"Había una atmósfera de horror. Simple y completo horror", dijo Cindy Duckett, una estrecha amiga de la víctima Nancy Fox.
En una voz tan desapasionada que podría haber estado hablando de tulipanes en su jardín, Rader describió haber colgado en su sótano a una niña de 11 años, de arreglar la ropa de una mujer de 62 que acababa de estrangular, de colocar una parka debajo de una mujer de 38 para aliviar la presión de sus costillas rotas, de modo que estuviera cómoda cuando Rader lo asfixiara.
Entró al azar en la casa de Shirley Vian, 24, le dijo al juez Gregory Waller, porque estaba "nervioso" después de que otro plan de asalto había fallado. Rader dijo que le había dicho a Vian que él "tenía un problema con sus fantasías sexuales" y tendría que amarrarla. Sin embargo, primero amarró a sus hijos.
"Empezaron a llorar, así que dije que eso no iba a resultar", dijo Rader. "Llevamos los chicos a la sala de baño, y ella me ayudó a colocar unos juguetes y mantas y otros cachivaches. Cerramos bien la puerta y cogimos un colchón y lo pusimos contra la puerta".
Con los niños encerrados, amarró a Vian a los pilares de la cama. Describiendo metódicamente sus acciones, Rader le dijo al juez: "Le puse una bolsa de plástico en la cabeza... y usamos una cuerda para estrangularla".
Durante todo ese rato, los niños de Vian estaban golpeando la puerta del baño, gritando.
"Este tipo es una demostración de lo que es un psicópata de verdad", dijo el detective jubilado Arlen Smith, que persiguió a BTK en los años setenta. "Las víctimas eran como muebles para él. Hablaba de "ponerlos a dormir", como si se tratara de perros".
Rader, casado y con dos hijas adultas, será sentenciado el 27 de agosto. No recibirá la pena de muerte porque los crímenes fueron cometidos antes de que se aprobara la pena capital en Kansas. Pero si sus sentencias son consecutivas, pasará en prisión el resto de su vida.
Rader dijo al juez que no había sufrido en el pasado de ninguna enfermedad mental; sus abogados dijeron que habían considerado alegar demencia de su cliente, pero habían decidido que no tenían bases.
"Todos estos incidentes... ocurrieron por que usted quería satisfacer una fantasía sexual, ¿es eso verdad?", preguntó Waller.
Rader respondió: "Sí".
La confesión de 45 minutos, en la que no dio muestras de remordimiento, fue recibida ayer con una mezcla de alivio y repulsa. Muchos en Wichita dijeron que estaban felices de ahorrarse los gastos e incertidumbres de un juicio. Se aliviaron al saber que BTK no volvería a matar. Sin embargo, los detalles de la doble vida de Rader los dejaron horrorizados.
"Todavía está más allá de toda comprensión que un ser humano sea capaz de hacer algo semejante, y luego hablar de ello tan fríamente, de una manera tan corriente, sin parpadear y sin emociones", dijo Paul Carlstedt, que estuvo con Rader en la directiva de la Iglesia Luterana cristiana.
Parado tiesamente con una chaqueta de color crema y corbata -en buenas condiciones físicas gracias a un régimen carcelario de flexiones-, Rader presentaba la imagen de un hombre muy a cargo.
Pero su confesión mostró a un asesino en serie que buscó su camino en sus asesinatos.
Varias veces dejó a una víctima por muerta, sorprendiéndose momentos después cuando ella despertaba, tras haberse desmayado durante el intento de estragulamiento. Tuvo que volver al lugar de un crimen porque había olvidado su pistola en la casa de la víctima. En otra ocasión, planeaba usar la camioneta de la víctima para escapar, pero se dio cuenta que había robado el llavero equivocado y tuvo que correr.
Varias de sus víctimas se resistieron furiosamente; uno, Kevin Bright, logró escapar después de que Rader le disparara dos veces y lo dejara desangrándose en el suelo, aparentemente "muerto para siempre", dijo Rader.
"Fue un caos total", le dijo al juez, en un tono discreto, coloquial.
Rader confirmó la especulación de que al menos en un caso había logrado entrar a la casa de una víctima haciéndose pasar por técnico de teléfonos.
Rader dijo que elegía a las víctimas al azar después de meses o años de "pesca" de los candidatos. "Tenía un montón", dijo. "Si alguno no resultaba, me dedicaba al siguiente".

28 de junio de 2005
©boston globe
©traducción mQh

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