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diseñador de flores rotas


[Laura Winters] Jim Jarmusch sigue haciendo películas de un modo especial: independientemente.
Un encuentro hace poco con el director Jim Jarmush en el cuarto trasero de Emilio's Ballato, un bar fuera de la trillada ruta de Houston Street en Nueva York, es como introducirse en una de sus películas. El director de 52 años ha desarrollado, en su carrera, su propio indeleble e interesante universo -un mundo entero con sus propios puntos de encuentro como Ballato, donde pasas por una caldeada cocina, con su burbujeante caldera de salsa de carne, antes de llegar al cuarto trasero de paredes blancas.
Las hilarantes e impasibles películas de Jarmusch están pobladas de personajes estrafalarios que se encuentran en lugares oscuros. Pero su nueva película, ‘Flores Rotas' [Broken Flowers], yuxtapone un reparto particularmente intenso. Bill Murray es un empresario informático retirado y un ex don juan llamado Don Johnston, que es abandonado por su exasperada novia (Julie Delpy) y que se propone visitar a una sucesión de antiguas novietas (representadas por un estelar reparto con Jessica Lange, Frances Conroy, Tilda Swinton y Sharon Stone).
Aunque Jarmusch nació y se crió justo en las afueras de Akron, Ohio, ha vivido en el centro de Nueva York durante casi 30 años. Se ve bien, con su cuerpo larguirucho, llamativa cara y una greña de pelo plateado. "Es el icono, el superhéroe del Lower East Side", dice el actor y antiguo residente de Washington, Jeffrey Wright, que también aparece en ‘Flores Rotas'.
Jarmusch es especialmente un icono de la gente de la industria cinematográfica, muchos de los cuales lo reconocen como un pionero del cine americano independiente. Su primera película, ‘Extraños en el Paraíso', 1984, una extravagante película en blanco y negro sobre tres jóvenes en un viaje de carretera, influyó en directores tan diversos como Spike Lee, Kevin Smith y Greggg Araki. "‘Extraños en el Paraíso' me influyó de verdad", dice Araki, cuyo inolvidable drama ‘Piel Misteriosa', lanzado en junio, impresionó a los críticos de cine. "Me mostró que un director joven puede hacer una película artística, novedosa, que podía ser vista y comentada en todo el mundo".
Aunque las películas de Jarmusch son conocidas aquí particularmente entre audiencias de cine-arte, es admirado en círculos cinéfilos internacionales por su poética originalidad y su testaruda independencia. Ha insistido siempre en el control completo de sus películas, de comienzo a fin. "Mis películas son hechas a mano", dice sonriendo, sentado en el Ballato con una taza de té vacía. "Las hacemos en el garaje".
Quizás debido a eso, ejerce un hameliano magnetismo sobre actores y músicos de la lista A. "Es cada vez más difícil en estos días y época, en este implacable impulso hacia la mediocridad, encontrar a un director que es un individuo", dice Lange por teléfono. "Pero Jim ha conservado su voz individual y su visión y nunca hace compromisos. Al mismo tiempo, él es un zen: Acoge todas las opiniones y actitudes".
En persona, Jarmusch es cálido y cómico, un contador de historias natural que puede sin esfuerzos deslizarse en una imitación de, digamos, la grave voz de su amigo Tom Waits. Pero es también filosóficamente modesto y atiende a los sentimientos de los otros. ("¿Te molesta si fumo?", pregunta más tarde. "No me gusta causar molestias a los pulmones de la gente").
En ‘Flores Rotas', el personaje de Murray visita a sus ex novias porque ha recibido una carta anónima de una de ellas diciendo que es el padre de un hijo que nunca supo que tenía. La película, que es a la vez divertida y melancólica, ganó el segundo lugar de honor en el Festival de Cine de Cannes, en Gran Premio, en mayo. Los críticos lo saludaron como un desvío de Jarmusch -más accesible, dijeron algunos, y potencialmente más convencional.
Las palabras "desvío" y "convencional" le alarman. "No entiendo por qué la gente dice que esta película es un desvío", dice Jarmusch. "He trabajado antes con actores como Johnny Depp, Forest Whitaker y Robert Mitchum. No es que haya empezado repentinamente a trabajar con gente conocida".
Sin embargo, tras reflexionar concede que hay algo diferente en su último proyecto. "Quizás porque siempre me he sentido atraído por la gente rara y los personajes marginales, y Bill Murray hace de un tipo que no se parece en nada a eso", dice.
‘Flores Rotas' también presenta de manera más prominente a las mujeres -más prominente que muchas de las películas de Jarmusch-, desde la cálida y sexualmente magnética Laura (Stone) a la fuerte e intuitiva Carmen (Lange), que trabaja como "comunicadora animal", y la todavía furiosa Penny (Tilda Swinton), que recibe a Don con un portazo en la cara.
Jarmusch sacó la idea de la película de una amiga de toda la vida, la cineasta Sara Driver. "Sara estaba escribiendo un guión con un amigo mutuo, Bill Raden", dijo, "y plantearon la idea de un tipo que recibe una carta anónima de una antigua amante que le dice que han tenido un hijo. Sara y Bill no usaron la idea, pero pensaron que me podría gustar a mí -así que me dejé llevar por la idea durante un tiempo, como hago siempre con las ideas".
Finalmente, Jarmusch escribió el papel de Don Johnston para Murray, al que conocía desde hace varios años. También escribió los papeles femeninos con muchas de las actrices en mente. Quería trabajar con Stone después de haber visto su virtuosa actuación en ‘Casino', de Martin Scorsece, y había esperado largo tiempo para incluir a Lange en un reparto debido a su "presencia de deesa bohemia".
"Te hará un rol a la medida como si estuviera creando un plato especial en tu honor", dice el actor francés-africano Isaach De Bankole, que ha protagonizado tres películas de Jarmusch.
Tanto Murray como Jarmusch comparten el gusto de la improvisación: Los dos, como dice Jarmusch riendo, "son un poco antagónicos" y no les gusta planear de antemano.
"A Bill no le gustan los ensayos", agrega Jarmusch. "Cuando estábamos rodando le dije: ‘Este guión es un bosquejo, y puedes agregar o cambiar cualquier diálogo que quieras'. Él agregó algunas cosas, pero también me dio varias sutiles variaciones de cada toma. El hecho de que pudiera hacer eso me impresionó".
La divertida y nostálgica actuación de Murray ha sido comparada con su actuación, que fue nominada para un Oscar, en ‘Perdidos en la Traducción'. Pero el actor subraya la diferencia: "Para mí, la película de Jim fue una experiencia completamente nueva", dice Murray por teléfono. "Nunca hice un trabajo así antes. Normalmente, si eres el protagonista de una película, tú más o menos diriges el bote. Pero aquí, nunca supe de antemano cómo las actrices iban a representar sus escenas. Así que tenía que estar completamente abierto y simplemente reaccionar".
Hace una pausa. "¿Sabes cómo dice la gente ‘Estoy realmente orgulloso de esta película?' Bueno, yo voy mucho más allá. Tengo la sensación de que he logrado algo que no habría logrado de ningún otro modo. No quiero llegar y representar un papel sobre el que he estado pensando toda la semana y sé exactamente qué notas tocar. Creo que se bastante de la vida como para controlar los grandes movimientos. Las movidas finas son momentos que descubres cuando vives la vida con atención".
Jarmusch rodó ‘Flores Rotas' en locaciones en los condados de Rockland y Westchester en Nueva York, y en Nueva Jersey, en el otoño de 2004. Frances Conroy recuerda el plató como algo sencillo, "una especie de fiesta del bloque". Tan casero en realidad que una mañana Jarmusch vio a Murray salir repentinamente del estudio, caminar hacia la casa al otro lado de la calle (que no aparecía en el rodaje de la película), abrir la puerta sin llamar y desaparecer dentro. "Diez minutos más tarde, Bill sale con una bandeja de galletas, y empieza a ofrecerlas al equipo", dice Jarmusch, sacudiendo la cabeza. "Lo que me habría gustado ver es a la gente que estaba dentro tomando su desayuno, cuando Bill Murray entró".
Aunque los paisajes de las películas son muy americanas en espíritu, la banda sonora tiene una exótica, misteriosa languidez. Mientras viaja de lugar en lugar, Don escucha música del jazzista etíope Mulatu Astatke (que se la da su mejor amigo, Winston, el personaje de Wright, que es etíope). Las películas de Jarmusch han siempre fundido diferentes tendencias culturales. ‘Hombre Muerto', de 1996, el fugitivo Johnny Depp traba amistad con un vidente indio americano. En ‘Ghost Dog: El Camino del Samurai', el sicario Forest Whitaker de modela a sí mismo imitando el ‘Hagakure', un manual samurai japonés del siglo 18.
"¿Sabes, cuando lees un aviso en la parte de atrás de algo y dice: ‘Por favor, no mezcle?'", dice Waits, que ha actuado en varias películas de Jarmusch, aparte de contribuir a su música. "Bueno, eso no para a Jim".
Jarmusch dice: "Siempre he encontrado una gran belleza en las diferentes formas de la expresión de la gente. Yo me siento un poco perdido en el Estados Unidos de hoy porque me parece raro que un país compuesto por gente de culturas tan diferentes sea ahora tan insular".
Jarmusch dice que estaba obsesionado con la música y los libros cuando era adolescente y crecía en Akron. Su padre trabajaba para B.F. Goodrich antes de convertirse en el presidente de una pequeña empresa manufacturera en Cleveland. Jim estudió en la Universidad de Northwestern y luego se trasladó a la de Columbia, donde sacó un diploma en literatura.
Durante un semestre en París descubrió la Cinemathèque Française, el renombrado archivo cinematográfico, y los trabajos de directores de todo el mundo. Solicitó en la escuela de cine de la Universidad de Nueva York y mientras estaba allá se transformó en el protegido del director Nicholas Ray, quizás mejor conocido por su ‘Rebelde Sin Causa', que lo introdujo al director alemán, Wim Wenders. A Wenders le gustó la película de graduación de Jarmusch y le dio unas existencias restantes, que eventualmente ayudaron a iniciar ‘Extraños en el Paraíso'.
La película fue exhibida en Cannes en 1984 y sorprendió a Jarmusch al ganar la Camera d'Or, el premio para la mejor película debut. "Éramos punks de la calle, no teníamos nada", recuerda, todavía incrédulo. "Nosotros mismos colgamos los carteles en la calle. Y luego la película fue comprada en toda Europa".
Tras la recién adquirida fama, empezó a trabajar en ‘Bajo el Peso de la Ley', en la que fue protagonista el joven cómico italiano Roberto Benigni, al que había conocido en el festival de cine. Después de ‘Bajo el Peso de la Ley' vino ‘Tren de Misterio', la historia de una joven pareja de japoneses siguiendo la ruta de Elvis en Memphis, y ‘Noche en la Tierra', filmada en cinco ciudades diferentes.
Hizo cuatro largometrajes en los siguientes 12 años: ‘Hombre Muerto', ‘El Año del Caballo' (un documental sobre un concierto de Neil Young y su banda), ‘Ghost Dog' y, en 2004, ‘Café y Cigarrillos', un efervescente colección de viñetas con un estrelaldo reparto.
La mayoría de las películas de Jarmusch han sido financiadas por compañías extranjeras, y trabaja lentamente debido a su participación en cada etapa del proceso. Pero incluso en ‘Flores Rotas', que fue financiada por Focus Features (la unidad de películas especiales de Universal Pictures), fue hecha con el mismo grado de control creativo. "Siempre he negociado mis contratos económicos con una escopeta cargada", dice Jarmusch, "y esta película la hice del mismo modo que las demás".
Ya está trabajando en varias nuevas ideas, y dice que trata de no analizar demasiado sus películas una vez que las ha terminado. "No aprendo nada con mirarlas otra vez", dice. "Son como letreros a lo largo del camino, y si empiezas a otorgar demasiada importancia a cierto momento, puedes perder el hilo. Yo recuerdo el rodaje de mis películas más profundamente que las películas mismas". Sonríe. "Para mí, se trata del proceso, no de la destinación".

30 de julio de 2005
©washington post
©traducción mQh

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