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grave situación de deportados


[Michèle de Waard] Grave situación de refugiados en Holanda y Unión Europea.

Bruselas, Bélgica. La situación en el complejo de celdas en el Aeropuerto Schiphol-Oost no es una excepción en Europa. La mayoría de los centros de deportación son igualmente controvertidos.
«En la mayoría de los centros de detención de extranjeros rechazados de Europa la situación es inhumana", declara el padre Jan Stuyt, director del Servicio Jesuita a Refugiados en Bruselas. Este servicio de ayuda, que opera en unos veinte países europeos, cuenta con diversos representantes en países europeos. Visitan regularmente los centros de detención donde se detiene a los«En la mayoría de los centros de detención de extranjeros rechazados de Europa la situación es inhumana", declara el padre Jan Stuyt, director del Servicio Jesuita a Refugiados en Bruselas. Este servicio de ayuda, que opera en unos veinte países europeos, cuenta con diversos representantes en países europeos. Visitan regularmente los centros de detención donde se detiene a los extranjeros rechazados en espera de su deportación a sus países de origen.
El período de detención es diferente en cada país y varía de dos días a dos años. En Dinamarca un inmigrante expulsado pasa en un centro de detención no más de 72 horas. En Francia el período de detención se limita a cinco semanas. En Alemania los extranjeros rechazados permanecen detenidos unos 18 meses. En Holanda la duración máxima de la detención es indefinida, pero en la práctica un extranjero rechazado permanece en prisión un promedio de seis meses.
"En muchos centros de deportación existe arbitrariedad y se hace caso omiso de las condiciones mínimas que fueron establecidas por Naciones Unidas", dice Dick Oosting, director de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, en Bruselas. También la euro-parlamentaria Jeanine Hennis (VVD) califica la situación en varios centros de deportación europeos, como "horrenda". Junto a un grupo de euro-parlamentarios, visitó centros de deportación en Holanda. Según Hennis, la situación en Lampedusa, Italia, una isla entre Sicilia y África, que visitó en septiembre, es "inhumana". Los ilegales residen en barracas endebles sin ventanas ni facilidades sanitarias. "Definitivamente sucio", dijo Hennis, para no decir nada del peligro de incendio. La situación es "mucho mejor" en los enclaves españoles de Marruecos, Ceuta y Melilla, fue fueron visitados por la delegación la semana pasada. Cuentan con aulas para aprender el idioma y tienen ropa de cama limpia. "Es evidente que en Europa necesitamos acuerdos uniformes sobre los métodos de deportación", dice Hennis.
En total hay en Europa unos 200 centros de detención semejantes, según la investigación del Servicio Jesuita a Refugiados. Holanda cuenta con 7 centros de deportación, como el polémico centro en Schiphol-Oost, donde un incendio reciente costó la vida a once extranjeros expulsados.
Los gobiernos se muestran reacios a proporcionar información sobre esta forma de detención de extranjeros en centros cerrados, que son llamados y administrados de manera diferente en cada país europeo. Algunos países encierran a los extranjeros rechazados en cárceles, celdas de comisarías o en casernas del ejército; otros encierran a los inmigrantes ilegales en cárceles fronterizas o en barracas rodeadas de alambre de púa. La prensa es excluida. Las organizaciones de refugiados son admitidas a veces y también se impide la entrada de consejeros espirituales, como el padre Stuyt. Los centros operan según él en un territorio jurídico gris. Y eso está dicho suavemente, dice el catedrático en extranjería de Tilburgo, Antón van Kalmthout. Dice derechamente que se trata de una "tierra de nadie jurídica". En algunos países europeos los extranjeros rechazados pueden permanecer años en estas cárceles sin que nadie se preocupe de ellos.
"La situación en torno a la industria de la deportación es oscura", dice el padre Stuyt, que trabaja hace tiempo con refugiados, por ejemplo en Vietnam y en la antigua Yugoslavia. "La situación de los inmigrantes rechazados es por lo general peor que la de un recluso condenado", dice Stuyt. "A menudo hay personas detenidas que no han cometido otro delito que el de encontrarse sin documentos en algún lugar, y permanecen detenidas durante meses, a veces años, sin los derechos que protegen a los delincuentes condenados". Los extranjeros rechazados son encerrados crecientemente por períodos más largos en países europeos, según Oosting, de Amnistía, con la intención de que sirvan como un ejemplo desmoralizador.
A comienzos de este año Amnistía realizó una investigación sobre la detención de solicitantes de asilo en Gran Bretaña, Italia y España. Oosting: "En Inglaterra, por ejemplo, los extranjeros son detenidos durante períodos más largos sin razones fundadas. Las condiciones mínimas son pisoteadas groseramente".
En Gran Bretaña una persona, según la ley, puede ser detenida de manera indefinida. La ley holandesa tampoco fija un período máximo, pero no puede "extenderse más de lo que sea necesario para su deportación". En la práctica el período dura unos seis meses. Sin embargo, en Holanda un período de detención de 15 meses no es excepcional, según el catedrático de Tilburgo, van Kalmthout, y el Servicio Jesuita a Refugiados. En Bélgica la detención puede ser ilimitada: "Cada vez que un extranjero se niega a dejar el país voluntariamente, se inicia un nuevo período".
Opina que es intolerable que en algunos países, como Gran Bretaña, los extranjeros ilegales sean colocados en celdas junto con delincuentes. Sistemáticamente se encierra a hombres, mujeres y niños en un solo espacio. No reciben información alguna sobre la duración de su detención ni sobre los procedimientos de deportación. Los extranjeros expulsados carecen de derechos mínimos en cuanto a visitas, salud, abogados y ayuda espiritual.
Los centros de deportación consisten en varios países en barracas o recintos de emergencia provisionales, sin protecciones contra incendios. En Holanda aún se realiza una investigación sobre las causas del incendio en el aeropuerto Schiphol-Oost, donde están encarcelados 279 extranjeros.
El ayuntamiento de Haarlemmermeer ya había advertido sobre la inseguridad del complejo en cuanto al peligro de incendios. La Comisión de Investigación para la Seguridad advirtió que complejos semejantes presentan todavía mayores riesgos de incendio, como los buques-cárceles de Rótterdam y los centros de deportación en Heerhugowaard, Zeist y Roermond.
La situación en Schiphol no es una excepción en Europa. También otros centros de deportación son controvertidos. En la cárcel de extranjeros de Campsfield en Oxford, Inglaterra, falleció un extranjero debido a falta de atención médica. En octubre de este año estalló un escándalo cuando la inspección carcelaria británica descubrió que en los enormes centros de deportación, en Dover y en Haslar, los inmigrantes eran golpeados con porras. En Bélgica, en el centro de deportación de Sint-Andries-Brugge, las tensiones aumentaron fuertemente debido a lo estricto del régimen y a la inseguridad. Refugiados nigerianos se rebelaron, por lo que fueron trasladados a otras cárceles. Tras el incendio, en Schiphol-Oost los refugiados expulsados fueron separados de los traficantes de drogas (boleros) y trasladados directamente hacia centros de refugiados normales.
Stuyt descubrió Incluso durante una visita al centro de deportaciones de Malta que los extranjeros expulsados "eran encerrados en el hospital". Según él es peor la situación en Malta, debido a que se expulsa a miles de extranjeros cada año, mientras que los centros tienen apenas capacidad para un máximo de 200 personas. Stuyt: "Los encierran en barracas que durante el verano son agobiantes, y en invierno demasiado frías. En una celda pequeña habían encerrado a 12 personas".
Prosigue: "Nadie sabe con precisión qué ocurre en los centros de deportación en Europa. Eso debe terminar".
Por eso insiste ante la Comisión Europea para nombrar un supervisor para que inspecciones regularmente los centros de deportación, haciendo informes públicos y controlando que se respete la ley. Según la europarlamentaria Hennis esta función de control puede también ser ejercida por organizaciones no-gubernamentales. "Varias organizaciones internacionales de refugiados están bien equipadas para hacer esto", dice Hennis. Stuyt, Hennis y Amnistía Internacional también exigen un mínimo de derechos (visitas, abogados, cuidados médicos) para los extranjeros expulsados –garantías mínimas que deben ser establecidas por ley.
Y el padre Stuyt no menciona siquiera los problemas psicológicos de los niños, como Maham Nadiya, de 10 años, de África. Se encuentra con sus padres, hermanos y hermanas en un centro de deportación belga, debido a que su solicitud de asilo fue rechazada. Cada vez que el colega de Stuyt los visita, se echan sobre él. "Cuando puedo volver a la escuela, a mis amigos", pregunta entonces, esperanzada.
Cada País Europeo Aplica Su Propia Política de Asilo
Según el euro-comisario de Justicia, Franco Frattini, en 2004 en la Unión Europea se expulsó a 660.000 extranjeros. "Pero sólo sabemos de 212.000 que efectivamente han partido", dijo Frattini en septiembre de este año.
Según el ministerio de Justicia, en Holanda en 2004 han partido voluntaria o forzadamente 45.000 extranjeros. Fueron expulsados en su gran mayoría por el IND. En Holanda viven, según se calcula, entre 120.000 y 250.000 extranjeros ilegales.
Hoy en día los países europeos definen ellos mismos sus políticas de asilo. En septiembre del año pasado Frattini presentó una propuesta para una política de asilo europea común. Todos los procedimientos de expulsión debiesen ser iguales. La deportación de un país europeo debiese ser válida en toda la Unión, en cualquier caso durante un período de cinco años. También propuso que el período de detención se limite a un máximo de cinco meses. Ahora cada país determina sus períodos de detención máxima. A Europa llegan al año unos 500.000 inmigrantes ilegales anualmente.

12 de diciembre de 2005
©nrc-handelsblad: http://www.nrc.nl/europa/artikel/1134540027753.html
©traducción mQh

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