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de dónde vienen las armas


[Héctor Tobar] Pasan fácilmente desde Estados Unidos.
Nuevo Laredo, México. Los instrumentos más populares para cometer atracos, torturar y matar en esta ciudad asolada por la violencia son importados desde Estados Unidos.
"Advertencia", dice el letrero que da la bienvenida a los automovilistas en el lado estadounidense cuando se acercan al Río Grande que separa aquí a los dos países. "Es ilegal introducir armas de fuego o municiones a México. La pena es la prisión".
Los letreros han hecho poco para frenar lo que funcionarios estadounidenses y mexicanos dicen que es un constante y creciente comercio ilegal de armas de fuego -pistolas de 9 milímetros, escopetas, rifles AK-47, lanzagranadas. Un 95 por ciento de las armas confiscadas a delincuentes en México fueron primero vendidas legalmente en Estados Unidos, dicen funcionarios de los dos países.
Las armas son las herramientas esenciales para las guerras entre los sindicatos criminales de los bajos fondos, guerras que se han cobrado en 2005 entre 1400 y 2500 vidas, de acuerdo a cifras de varios periódicos y revistas.
Los más grandes delincuentes de México están involucrados en una carrera armamentística, con las ametralladoras que penetran los chalecos antibalas como la nueva e imprescindible arma que los carteles quieren obtener para pelear entre ellos por el control del lucrativo negocio de los narcóticos, dicen funcionarios estadounidenses y mexicanos.
En 2005, los residentes de Nuevo Laredo sufrieron más de 100 ejecuciones cometidas por los carteles de la droga en su ciudad, y la publicación de un horripilante video en el que un pistolero de un cartel ejecuta a un "prisionero". La ciudad se ha convertido en un trágico símbolo de la violencia que se extiende por todo el país.
"Es evidente de dónde vienen todas las armas", dijo Higenio Ibarra Murillo, un empresario en el histórico distrito del centro de Nuevo Laredo. "Aquí en México no fabricamos armas ni rifles".
Comprar legalmente un arma en México es extremadamente difícil. La secretaría de defensa del país controla todas las licencias de arma -el tiempo de espera es de uno o más años, y el coste de unos 1900 dólares. Las licencias deben ser renovadas cada dos años.
En todo el país hay menos de 2500 propietarios de armas registrados. Sin embargo, la policía mexicana confisca un promedio de 256 armas al día, dijeron hace poco funcionarios del despacho del fiscal general.
Javier Ortiz Campos, de la Policía Federal Preventiva, dice que el seguimiento de las armas confiscadas por el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos ATF en México a menudo conducen a tiendas y ferias de armas y mercados de pulgas de Texas. Ese estado norteamericano tiene las leyes de armas más liberales del país y una porosa frontera de 2 mil kilómetros con México.
"Al otro lado de la frontera venden armas hasta en el Wal-Mart", dijo Ortiz Campos. Las armas confiscadas en México provienen en su mayor parte de ciudades norteamericanas fronterizas tales como Laredo, El Paso y Brownsville, dijo. Pero muchas provienen también de Houston y San Antonio.
"Encontramos un montón de armas de Houston, porque los compradores obtienen un mejor precio que aquí en la frontera", dijo Ortiz Campos.
Los grupos criminales organizados en México compran sus armas a menudo a granel a través de compradores por encargo en Texas, donde no hay límites a la cantidad de armas que puede comprar un residente, dijo un funcionario estadounidense que pidió conservar el anonimato.
Normalmente un comprador mexicano pagará unos 50 o 100 dólares a un vecino de Texas para comprar armas, dijo el funcionario.
En un caso, las autoridades mexicanas y estadounidenses trabajando en conjunto trazaron el origen de 80 armas de fuego confiscadas a un nacional mexicano que pagaba a residentes tejanos para comprar armas a su nombre, dijo el funcionario.
El año pasado la policía recuperó una pistola de 9 milímetros en el sitio donde tuvo lugar una balacera entre agentes y pistoleros de un cartel de la droga en las afueras de Reynosa, una ciudad mexicana fronteriza. La pesquisa de los agentes del ATF condujo a otro hombre de Texas que había comprado 160 armas. Ese hombre está siendo juzgado ahora por tráfico de armas en Estados Unidos.
El año pasado funcionarios del ATF en Arizona arrestaron a un hombre que estaba tratando de comprar 30 granadas de mano de las fuerzas armadas norteamericanas. El hombre dijo a agentes encubiertos que las granadas eran para traficantes de drogas del norteño estado mexicano de Sonora. En agosto un hombre de Tucson fue acusado de introducir ilegalmente en México rifles y repuestos de AK-47.
Es ya rutina descubrir grandes alijos de armas aquí y en otras comunidades fronterizas. El 20 de diciembre se confiscaron en Tijuana 20 rifles de asalto; ese mismo día, tropas del ejército mexicano en el estado de Sinaloa detuvieron a un grupo de hombres que iban armados con cinco rifles AK-47 y un rifle AR-15.
El mes pasado la policía mexicana tropezaron con un arsenal en manos de miembros de un grupo del crimen organizado en Nuevo Laredo que incluía granadas, pistolas semiautomáticas y siete rifles de asalto.
Ninguna tienda de Nuevo Laredo vende pistolas o rifles en el mostrador. Pero si cruzas la frontera y caminas 15 minutos hacia Laredo, encontrarás un rifle Bushmaster AR-15 en cualquier armería por 1.199 dólares.
Los vendedores en la tienda hablan español, pero el letrero que se exhibe en un expositor de pistolas seminautomáticas está en inglés: "Si las armas se prohíben, sólo las tendrán los delincuentes".
El lema, popular entre los activistas norteamericanos defensores del derecho a portar armas, ciertamente se aplica al otro lado de la frontera. Sólo una persona tiene permiso para portar armas en todo el estado mexicano de Tamaulipas, que incluye a Nuevo Laredo. Sin embargo, hay armas en todas partes.
En los pobres márgenes de la ciudad, traficantes de drogas de poca monta protegen sus inversiones con semiautomáticas. Y muchos ciudadanos respetuosos de la ley han tenido encuentros con delincuentes armados.
El empresario José Luis Ortiz Cárdenas presenció el año pasado un intento de robo de auto con intimidación de ladrones armados frente a una de sus tiendas. Y no olvidará nunca el terrible tiroteo de 2003 a unas cuadras de la cantina que posee en el centro de la ciudad: la balacera se extendió hasta el puente que lleva a Estados Unidos.
"Era una lluvia de balas, los agentes federales disparaban contra otros agentes federales, los sicarios disparaban contra otros sicarios, con bazucas y todo lo demás", dijo el dueño de la cantina.
En los últimos años la policía mexicano ha confiscado un puñado de bazucas a grupos del crimen organizado. Funcionarios mexicanos y estadounidenses dicen que una cantidad muy pequeña de los excedentes militares de las guerras recientes en América Central se han introducido en México. Pero funcionarios estadounidenses dicen que una bazuca recuperada recientemente de sicarios de un cartel de drogas en México fue trazada hacia un depósito del ejército en Arkansas: el arma había sido depositada allí y fue registrada por última vez en 1967.
Rifles de asalto como el AR-15 y el AK-47 son de lejos las armas más populares importadas en México por los carteles de la droga, dijo el agente de policía Ortiz Campos.
El AR-15 es el equivalente civil, semiautomático, del M-16 usado por las tropas norteamericanas desde la Guerra de Vietnam. El AK-47 fue diseñado en 1947 por Mikhail Kalashnikov para el ejército soviético. En el coa de las calles mexicanas ambas son conocidas como ‘cuerno de chivo’, por la distintiva forma de los cargadores.
"Para los narcotraficantes es como su amuleto de la buena suerte", dijo Ortiz Campo. Los carteles de la droga prefieren el AK-47 por la misma razón que lo prefería el ejército soviético: su solidez y su versatilidad.
"Con ese arma puedes hacer cosas increíbles", dijo Ortiz Campos. El AK-47 no solamente es potente, sino además a prueba de tontos, agregó. "Dispara debajo del agua. Dispara inclusive cuando está cubierto de lodo".
El AK-47 aparece en varios narcocorridos sobre los fuera-de-la-ley y sus aventuras. La canción ‘El temible cuerno de chivo’ del grupos Los Incomparables de Tijuana fue utilizada en la película del mismo nombre.
"Tiene el cañón decorado, / las cachas y el llavador", dice la canción. "Incrustaciones de plata / por todo su alrededor, / es un arma que merece, / un arma que es de valor..." Es un instrumento de la muerte.
Los rifles de asalto se venden legalmente en Estados Unidos, pero no son completamente automáticos. Pero los funcionarios aquí dicen que son armeros de México los que adaptan las armas para convertirlas en completamente automáticas.
"Hemos encontrado a algunos en México que fueron reajustadas por un maquinista", dijo el funcionario norteamericano. "Eso nos dice que aquí está trabajando alguien con mucha experiencia en armas".
Funcionarios mexicanos y estadounidenses dicen que también están preocupados de la presencia en México de ametralladoras calibre 50. Originalmente diseñadas como armas antiaéreas, las armas son usadas por los carteles porque penetran el blindaje.
"Creemos que esas armas las usan los carteles para atacarse unos a otros" y no para atacar a la policía, dijo Ortiz Campos.
"Hace 15 años era raro ver un arma calibre 50" en México, dijo el funcionario estadounidense. "Ahora aparecen en todas partes".
Funcionarios norteamericanos dicen que sus colegas mexicanos están trabajando más que nunca para combatir el tráfico de armas. Los funcionarios federales mexicanos cooperan extensamente con el ATF para trazar las armas ilegales.
"Los mexicanos están ansiosos para que se persiga el tráfico de armas en Estados Unidos", dijo el funcionario estadounidense. "Es una actitud diferente a la que había en el pasado".
Sin embargo, la violencia continúa adquiriendo nuevas y perturbadoras dimensiones. Televidentes en todo México se horrorizaron el mes pasado cuando se emitió un video en el que miembros de un cartel en guerra por el control del negocio de las drogas en Nuevo Laredo torturan a pistoleros de otro cartel. El video, obtenido por el Dallas Morning News, termina cuando uno de los sicarios es ejecutado de un balazo en la cabeza con un pistola de 9 milímetros.
A medida que Nuevo Laredo se convierte en una zona de guerra, sus calles se tornan cada vez más vacías. Los turistas evitan en general la ciudad, asustados por los secuestros y desapariciones de varios estadounidenses aquí.
"El único consuelo que tenemos es que sabemos que no puede ser peor de lo que es ahora", dijo el empresario Ortiz Cárdenas. "Hemos tocado fondo".

8 de enero de 2006

©los angeles times
©traducción mQh

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