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más torturas en iraq


[Ellen Knickmeyer] Promesa de general de que respetaría a los prisioneros no es obedecida.
Bagdad, Iraq. El 13 de noviembre pasado, soldados estadounidenses descubrieron 173 hombres encarcelados, algunos de ellos demacrados y mostrando signos de tortura, en un búnker secreto en un recinto del ministerio del Interior en el centro de Bagdad. Los soldados trasladaron a los hombres inmediatamente a otro centro de detención, para protegerlos de mayores maltratos, informaron los militares norteamericanos.
Desde entonces, han habido a lo menos seis inspecciones conjuntas americano-iraquíes de centros de detención, la mayoría de ellos controlados por el ministerio del Interior de Iraq, ahora en manos de chiíes. Dos fuentes involucradas en las inspecciones, un oficial iraquíe y otro estadounidense, dijeron que encontraron indicios de maltrato a prisioneros en todos los sitios visitados desde febrero. Las autoridades militares estadounidenses confirmaron que se encontraron indicios de severos maltratos en dos centros de detención.
Pero las tropas estadounidenses no han trasladado a todos los detenidos, como hicieron en noviembre. En lugar de eso, de acuerdo a oficiales americanos e iraquíes, retiraron a sólo un puñado de los prisioneros torturados más severamente en un solo sitio, para ser sometidos a tratamiento médico. Prisioneros de otros dos sitios fueron trasladados para aliviar el hacinamiento. Autoridades estadounidenses e iraquíes dejaron a los demás donde estaban.
Esta práctica de dejar a los detenidos en el lugar ha hecho surgir la preocupación de que los detenidos hacen frente ahora a más amenazas. También ha provocado nuevas preguntas de los inspectores sobre si Estados Unidos ha cumplido con la promesa del general de la marina Peter Pace, presidente del Estado Mayor Conjunto, de que las tropas estadounidenses tratarían de parar los tratamientos inhumanos donde quiera que lo constataran.
En una rueda de prensa del 29 de noviembre con el ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld, Pace dijo: ""Es de la absoluta responsabilidad de todo militar estadounidense intervenir cuando vea que se está sometiendo a prisioneros a tratamientos inhumanos". Volviéndose hacia Pace, Rumsfeld respondió: "No creo que quiera decir que tengan la obligación de detenerlo físicamente; lo que deben hacer es reportarlo".
"Señor, si ellos están físicamente presentes cuando esos tratamientos inhumanos tomen lugar, ellos tienen la obligación de ponerle fin", respondió Pace.
El oficial iraquí familiarizado con las inspecciones conjuntas dijo que los detenidos que no eran trasladados a otros centros, quedaban en situaciones de vulnerabilidad. "Nos dicen: ‘Si nos dejáis aquí, nos matarán'", dijo el oficial iraquí, que habló a condición de conservar el anonimato debido a que, según dijo, él y otros iraquíes involucrados en las inspecciones han recibido amenazas de muerte.
El oficial americano involucrado en las inspecciones, que no puede ser identificado por su nombre, describió en un e-mail los maltratos constatados durante algunas de las visitas desde el allanamiento del 13 de noviembre: "Numerosos rosetones en los brazos, piernas y pies. Un montón de iraquíes tienen los hombros dislocados y problemas con sus manos y dedos. También podías ver marcas de correas en sus espaldas".
"Yo no estaba a cargo del equipo que visitó los sitios. Si hubiese sido así, los habría sacado de allí", escribió el oficial estadounidense, refiriéndose a los detenidos. "Hemos sentado un precedente y se nos han dado instrucciones" de parte del presidente del Estado Mayor Conjunto, "pero por alguna razón esas instrucciones no están siendo acatadas".
El general de división John D. Gardner, comandante de las operaciones de detención estadounidenses en Iraq, dijo en una entrevista: "Estoy muy en desacuerdo con la declaración de que los estadounidenses estamos viendo casos de maltratos y no hacemos nada".
El problema toca el fondo de las relaciones de Estados Unidos con el gobierno iraquí, que es controlado por los partidos religiosos chiíes. El ministerio del Interior, cuyas fuerzas son abrumadoramente chiíes, ha sido acusado por árabes sunníes y oficiales estadounidenses de formar escuadrones de la muerte que atacan a hombres sunníes. Cada vez más frecuentemente, las fuerzas del ministerio del Interior son acusadas de otro tipo de delitos, incluyendo secuestros por rescate. Las fuerzas del ministerio del Interior también son acusadas de obedecer a milicias que pertenecen a partidos religiosos chiíes, de cuyas filas provienen muchos de los comandos de la policía iraquí y otras fuerzas del ministerio.
El gobierno iraquí dice que los casos de maltratos, detenciones ilegales y asesinatos cometidos por escuadrones de la muerte chiíes son pocos, y niega su participación en secuestros. Los militares estadounidenses dicen que dedicará 2006 a construir y reformar las fuerzas policiales iraquíes.
Tras los hallazgos del 13 de noviembre, funcionarios estadounidenses de los rangos más altos en Iraq -el embajador Zalmay Khalilzad y el general de ejército George W. Casey Jr.- hicieron poco usuales reproches públicos a sus aliados en el gobierno iraquí.
Ante la insistencia de funcionarios americanos, Iraq accedió a realizar inspecciones conjuntas de lo que Estados Unidos dice que son los más de mil centros de detención iraquíes.
Las dos fuentes involucradas en las inspecciones conjuntas dijeron que las visitas después de noviembre incluyeron un centro de detención del ministerio del Interior en el centro de Bagdad, que fue visitado dos veces; un sitio del ministerio de Defensa cerca de la Zona Verde; un recinto del ministerio del Interior en la ciudad de Kut; un recinto del ministerio del Interior en el barrio de Muthana, en Bagdad; y una "cárcel de alta seguridad" en Bagdad.
Las dos fuentes dijeron que en tres de esos sitios, los prisioneros son retenidos por la Brigada Lobo, una de las fuerzas de comandos del ministerio del Interior más temidas por los sunníes.
Tras el allanamiento del 13 de noviembre, los equipos iraquíes-estadounidenses inspeccionaron sitios del ministerio el 8, 20 y 28 de diciembre, el 19 de enero, el 16 de febrero y el 22 de marzo, de acuerdo al teniente coronel Kevin Curry, portavoz de las operaciones de detención estadounidenses.
Curry agregó en una declaración: "En uno de esos sitios, trece detenidos mostraban signos de maltratos que exigieron atención médica inmediata. Los signos de tortura incluían huesos rotos, indicaciones de que habían sido golpeados con mangueras y cables, signos de que habían sido colgados desde el techo, y quemaduras de cigarrillos. Esos individuos fueron transferidos a un centro de detención iraquí cercano y atendidos médicamente. La mayoría de los abusos ocurrieron antes de que llegáramos a esos sitios".
"Hubo varios casos de abusos físicos en otro sitio inspeccionado. Esos casos incluyeron evidencias de cicatrices, extracción de uñas, hombros dislocados, rosetones severos, y quemaduras de cigarrillos. En el momento de la inspección, la mayoría de las lesiones aparentes tenían meses de antigüedad; sin embargo, había indicaciones de que tres casos de torturas ocurrieron la semana misma de la inspección. Ninguno de esos detenidos requirió hospitalización inmediata por las lesiones sufridas en ese sitio", dijo Curry.
"Si un soldado de cualquier nivel ve abusos de un iraquí en alguna parte o se entera de ello... ciertamente los tomamos en serio y lo investigamos", dijo Gardner. "Lo tomamos muy en serio y parte del objetivo es desarrollar un proceso de detención que esté libre de abusos".
La declaración de Curry confirma los abusos descritos en informes y fotografías proporcionadas anteriormente al Washington Post por oficiales estadounidenses e iraquíes involucrados en las inspecciones, incluyendo las dislocaciones de hombros que los oficiales dijeron que eran causadas por colgar a los detenidos desde el cielo raso.
"No quiero minimizar el nivel de abuso", dijo Gardner sobre los casos constatados durante las inspecciones. "Algunos casos eran extremadamente graves".
"En dos centros de detención había claros signos de tortura, aunque encontramos algunos signos de abusos previos en grupos de detenidos en todas las inspecciones", dijo Gardner en una declaración. "Los casos en los que los abusos fueron cometidos en los últimos tres a cuatro días, los detenidos fueron evacuados para ser atendidos médicamente. No salimos del centro de detención sin tener la certeza de que los detenidos no serían sometidos a apremios físicos en esos sitios".
"Durante las seis inspecciones se observaron otras deficiencias y se propusieron acciones correctivas", dijo Gardner en una declaración. "Creemos que esas acciones son consistentes con los comentarios que hizo el general Pace a principios de año".
Los intentos de Estados Unidos de eliminar la tortura de las cárceles y centros de detención de Iraq incluye el adiestramiento de los agentes de prisiones iraquíes, el aumento de la capacidad de los centros de detención y el adiestramiento de fuerzas de seguridad iraquíes sobre los derechos de los prisioneros y su cuidado, dijo Gardner.
El oficial iraquí involucrado en las inspecciones dijo que vio a detenidos torturados en todos los sitios visitados. En un puesto de control de sacos de arena en la Zona Verde de Bagdad, el oficial sacó de su bolsillo un recorte de prensa mencionando las observaciones de Pace del 29 de noviembre, lo desdobló y leyó en voz alta.
"Quiero que hagan lo que dijo el general Pace", dijo el oficial iraquí. Fuerzas del ministerio del Interior y milicias chiíes aliadas han desarrollado habilidades para ocultar a los detenidos y ocultan a las víctimas de los inspectores, dijo. Los iraquíes "quieren que los estadounidenses hagan lo correcto", agregó. "No os dejéis intimidar por políticos iraquíes".
De acuerdo al oficial iraquí, inicialmente los americanos dijeron que ellos suspenderían su política de retirar a los prisioneros de los sitios donde se constataran abusos hasta después de las elecciones nacionales iraquíes, que se realizaron el 15 de diciembre, debido a que esas relevaciones de los abusos cometidos por el ministerio del Interior era políticamente delicadas. Se realizaron las elecciones, dijo el oficial, y los americanos continúan dejando a los detenidos golpeados, quemados y mutilados en esos sitios.
El ministro de Justicia iraquí, Abdul Hussein Shandal, sin embargo, dijo que los americanos "no tienen derecho" a trasferir a detenidos de los centros de detención manejados por ministerios iraquíes. El allanamiento del 13 de noviembre fue "el último incidente en que Estados Unidos pedirá un traslado", dijo.
Aunque las entrevistas con oficiales estadounidenses e iraquíes de alto rango confirman las continuados hallazgos de víctimas de torturas en centros de detención iraquíes, el general de división Rick Lynch, el principal portavoz militar americano en Iraq, negó en comentarios hechos ante periodistas norteamericanos que se hubiesen encontrado indicios de torturas en algún centro de detención desde el allanamiento inicial el 13 de noviembre.
"En estos centros que inspeccionamos sin aviso previo no constatamos signos de abusos", dijo Lynch a los periodistas en una rueda de prensa el 30 de marzo. "Esos centros estaban, según nuestras normas, hacinados, pero la gente que está retenida allí estaban siendo tratados adecuadamente; estaban siendo alimentados, tenía agua, se los cuidaba. No hubo signos de abusos ni de torturas en esos centros".
Khalilzad, el embajador norteamericano, dijo en una entrevista que cuando los estadounidenses constatan abusos, "lo documentamos, los investigamos, escribimos un informe y finalmente entregamos ese informe al gobierno".
Después de constatar abusos en un recinto del ministerio del Interior, "hablé con el gobierno ese mismo día", dijo Khalilzad. "Tomamos esto muy en serio".
Los llamados de Khalilzad a refrenar a las fuerzas de seguridad y milicias chiíes lo han colocado en términos cada vez más espinosos con algunos miembros de la coalición gobernante iraquí formada por partidos religiosos chiíes. Kahlilzad ha pedido en numerosas ocasiones que las fuerzas del ministerio del Interior sean colocadas bajo el mando de algún ministro sin afiliación religiosa.

24 de abril de 2006
©washington post
©traducción mQh
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