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desertó tras acoso sexual en iraq


[Donna St. George] Soldado que sufrió abusos y acoso en Iraq desertó del ejército porque no podía soportar la situación
Eugene, Oregon, Estados Unidos. Suzanne Swift recuerda que estaba en la salita de la casa de su madre, a unas horas de su segundo despliegue en Iraq. Sus pertrechos ya habían sido embarcados. Tenía las llaves del coche en su mano, lista para dirigirse a la base. Repentinamente se volvió hacia su madre.
"No puedo hacer esto", recuerda que le dijo. "No puedo ir".
De repente, dijo, no pudo soportar la idea de pasar otro año como el primero. Fue acosada sexualmente por un superior, dijo, y obligada a tener relaciones sexuales con otro.
"No quería que me volviera a pasar eso", dijo en una entrevista.
Ahora, Swift, especialista del ejército de 22 años, se está preparando para una posible corte marcial. Detenida en junio por ausentarse sin permiso, contó en detalle tres presuntos delitos sexuales a oficiales del ejército, los que empezaron una investigación. Uno de los incidentes ha sido corroborado y el hechor, castigado. Pero el 15 de septiembre, el ejército resolvió que los otros dos incidentes no pudieron ser verificados. Pronto decidirá si tomar o no medidas disciplinarias contra Swift por su ausencia de cinco meses, dijo el portavoz Joe Hitt.
Si es condenada por deserción, Swift podría ser enviada a la cárcel y ser licenciada deshonrosamente.

Activistas Asumen Su Defensa
El caso de Swift ha galvanizado a los activistas antibélicos y a las organizaciones de mujeres, que han empezado una campaña de petición y montado manifestaciones cerca de su base en Ft. Lewis, en las afueras de Tacoma, Washington. Con más de 130 mujeres desplegadas desde 2001, su caso plantea incómodas preguntas sobre cómo se dan las relaciones entre los sexos en las fuerzas armadas.
El caso se ha visto complicado por el contexto de la guerra y el hecho de que Swift no presentó ninguna queja formal sobre los dos primeros incidentes en los momentos en que ocurrieron. (La investigación del ejército estableció que se había quejado en privado).
Muchas soldados veteranas dicen que su caso puede ser un ejemplo de una cruda constatación de la vida militar: que los delitos sexuales no son denunciados, que las mujeres jóvenes y abajo en la jerarquía son especialmente vulnerables y que las perjudicadas corren el riesgo de ser tratadas con hostilidad si denuncian los hechos.

Enviada a Kuwait y a Iraq
Swift tenía 19 años, y era uno de los miembros con menos experiencia en su unidad, cuando fue enviada a Kuwait en febrero de 2004. Seis semanas antes había terminado su período de adiestramiento básico y la formación como policía militar y ahora formaba parte de la Compañía de Policía Militar 66.
En Kuwait, dijo, un sargento de su sección que se había comportado amistosamente con ella, la paró cuando iba en camino de las duchas y le preguntó francamente: "Swift, ¿cómo es que tienes cara de querer acostarte conmigo?"
Asombrada, dijo que replicó: "Estás malo de la cabeza".
Al día siguiente, cuando iban en un convoy, él volvió a insistir, dijo.
"No, tío, no", le dijo varias veces.
Dijo que había informado del incidente a un soldado nombrado para tratar las quejas sobre la igualdad de oportunidades. Parecía comprensivo, y le dijo que se lo comunicaría a un capitán, dijo ella. Pero nada ocurrió.
Pronto su unidad fue enviada a Iraq, donde su sección de treinta miembros, con otras tres mujeres, fue acuartelada en Camp Lima, en Karbala, al sudoeste de Bagdad.
Una noche, junto a un todoterrenos en Camp Lima, su jefe de grupo la agarró y besó. "Yo no quería acostarme con él", dijo. "No me gustaba". Pero dijo que tuvo miedo de que tomara represalias si ella se negaba. Cuando después de algunos meses terminó la relación, dijo, el sargento tomó represalias. Dice que la obligó a hacer ejercicios a las cuatro de la mañana y a cargar con un reloj de pared colgando del cuello y a formarse casa hora con todos sus pertrechos.
Uno de sus confidentes más cercanos era el ex sargento Zach Thompson, el jefe de su equipo, que se había enterado del castigo con el reloj por otros soldados.
"No hay un soldado mejor que ella", dijo al referirse a Swift. A diferencia de algunos de los soldados rasos novatos, Swift no fallaba, dijo. Era "realmente inteligente y entendía todo fácilmente".
"Mientras estuvimos en Iraq, nunca me contó que estaba siendo acosada o abusada", dijo. Si lo hubiese sabido, dijo Thompson, "le habría dicho que presentara una queja formal". Agregó: "Nunca me ha mentido, así que si ella me lo hubiese dicho, la habría creído".
Aunque Swift no presentó una queja, sí confió en su madre durante llamadas telefónicas. Su madre, Sara Rich, dijo que se preocupó tanto que finalmente llamó a su representante, el diputado Peter DeFazio (demócrata de Oregon).
Un portavoz de DeFazio dijo que los archivos de la oficina mostraban que Rich había telefoneado, pero le dijeron que no la podían ayudar a menos que Swift firmara una declaración de exención de responsabilidad. Swift se negó a firmarla, recordándole a su madre que todavía estaba bajo las órdenes del sargento en Iraq.
Aunque oficiales del ejército dijeron que las acusaciones de Swift "no pudieron ser verificadas" después de una investigación que incluyó entrevistas con 23 soldados, sí dijeron que la investigación reveló que ella había denunciado incidentes con dos individuos a un suboficial, que dijo que la apoyaría si ella seguía adelante.
Cuando ella se negó a presentar cargos formales, él "la asesoró en cuanto a cómo enfrentarse personalmente a la situación", lo que, dijo el ejército, "puso fin a lo que creía que eran conductas inapropiadas de dos individuos".
El sargento acusado con el que tuvo relaciones sexuales ya no pertenece al ejército.
Las acusaciones de Swift también incluyen un incidente ocurrido después de su retorno a casa.
Cuando estaba en Ft. Lewis, dijo Swift, otro sargento en su cadena de mando le hizo comentarios lascivos. Un día, cuando ella le preguntó donde presentarse para el servicio, él le dijo: "En mi cama, desnuda".
Swift declaró que más tarde, y frente a otros soldados, él le pidió sexo y ella le dijo que se callara, usando un improperio. La mandó a hacer flexiones. Ella lo denunció ante el suboficial de igualdad de oportunidades.
El sargento recibió una carta de amonestación y fue reasignado a otra unidad. En el comunicado de prensa del ejército sobre su caso, los oficiales observaron lo bien que funcionó el proceso de quejas en el caso del incidente de Ft. Lewis.
Ocho meses después de su regreso de Iraq, Swift se enteró de su segundo despliegue en enero. Después de tomar la decisión de no ir, su madre le dijo que viera a un psicólogo, que le diagnosticó un trastorno de estrés post-traumática relacionado con los abusos sexuales.(Swift dijo que más tarde el ejército le dijo que, basándose en su propia evaluación, ella mostraba síntomas del trastorno de estrés, pero no sufría de un trastorno completamente desarrollado).
Su madre también contrató a un abogado, que tomó contacto con Ft. Lewis para tratar de conseguir su licenciamiento. Pero el ejército dijo que no negociaba con desertores, según dijo la madre de Swift. En junio, el departamento de policía de Eugene llamó a la puerta de la casa de la madre de Swift, y Swift fue arrestada en la salita.

24 de septiembre de 2006
©chicago tribune
©traducción mQh
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