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control de armas en barrios chiíes


[Tina Susman] Campaña de seguridad se extenderá a barrios chiíes. Soldados norteamericanos e iraquíes buscan armas puerta a puerta. En Ciudad Sáder.
Bagdad, Iraq. Justo después de las ocho de la mañana del domingo, tropas norteamericanas e iraquíes llamaron a la puerta de Saif Mirwan en el bastión musulmán chií de Ciudad Sáder y dijeron cortésmente que allanarían su casa. Revisaron todas las habitaciones, preguntaron cómo estaba su familia, revisaron las palomas que cría en su tejado y cuando se marcharon le dieron la mano y las gracias.
Con eso, Ciudad Sáder, cuya temible reputación e influencia política la ha dejado en gran parte fuera del alcance de las tropas regulares norteamericanas e iraquíes durante casi tres años, se convirtió en parte de la última campaña de seguridad norteamericana-iraquí.
En los primeros allanamientos en busca de armas con los primeros rayos de sol del día desde que empezara la campaña, no hubo nada del derramamiento de sangre que recibió a las tropas norteamericanas la última vez que trataron de patrullar en el barrio en la primavera de 2004.
Pero la limitada redada, en la sección de Jamila de la enorme barriada, también planteó interrogantes sobre cuánto tiempo durará la tranquilidad, dada la oposición del clérigo chií antinorteamericano Muqtada Sáder a las tropas extranjeras. La milicia al Mahdi del clérigo se apoderó de las calles de Ciudad Sáder después de la invasión norteamericana de Iraq en 2003.
Más de 600 soldados norteamericanos y 550 tropas iraquíes, respaldados por una columna de vehículos blindados, participaron en la operación del domingo, descrita como un primer paso hacia el establecimiento de un estación de seguridad permanente en Ciudad Sáder.
Oficiales militares dicen que estas estaciones fomentarán la confianza entre los vecinos y los soldados y formarán la espina dorsal del plan de seguridad, que es visto como el último esfuerzo para sofocar la guerra religiosa entre árabes sunníes y chiíes, provocada en gran parte por los asesinatos y ejecuciones atribuidas a las milicias chiíes que incluyen a las fuerzas de al Mahdi.
Al menos quince estaciones han sido instaladas en otros barrios en Bagdad, de acuerdo a militares norteamericanos, y se planean varias más. Las de los barrios sunníes deben controlar la resistencia sunní, que ha recurrido a atentados con bomba, bombas en las calles y fuego de francotiradores para matar a soldados norteamericanos y propagar el terror entre la mayoría chií.
Instalarse en Ciudad Sáder, llamado así en honor de su difunto padre, un venerado clérigo, es una maniobra arriesgada, debido a que Sáder es un personaje muy influyente políticamente entre sus camaradas chiíes, entre ellos el primer ministro iraquí Nouri Maliki.
Las tropas que llegaron el domingo participaron en lo que llamaron una operación ‘suave', claramente conscientes de que una movida equivocada podría provocar la ira de los partidarios de Sáder. Las tropas evitaron aporrear las puertas y, de acuerdo a la gente cuyas casas fueron allanadas, fueron infaliblemente corteses y observaron las sensibilidades musulmanas.
"Nos agradecieron con respeto y una sonrisa", dijo Shihab Ahmed, maestro, observando que los norteamericanos lo habían saludado en árabe y demandado su permiso antes de entrar a su casa con un perro detector de bombas. "Estoy contento de esta campaña en mi barrio. No me molesta, porque se trata de limpiar la zona de armas".
Mirwan dijo que las tropas llegaron a su casa sólo después de asegurarse de que su madre y hermana no serían molestadas.
"Uno de los norteamericanos preguntó a mi hermano sobre sus clases y cómo le iba en la escuela, y también preguntaron si mi padre estaba bien y cómo estaba de salud", dijo Mirwan. "No oí ningún disparo, ni oí nada sobre ningún enfrentamiento".

En unas horas la operación de ese día había terminado. Se desmanteló un puesto de control, permitiendo que el tráfico circulara normalmente. El convoy se marchó, y los tenderos volvieron a sus negocios como de costumbre.
Todavía no está claro qué ocurrirá cuando las tropas vuelvan para instalar una presencia permanente, y cuánto tiempo controlará Sáder a su milicia, que combatió contra las fuerzas norteamericanas en 2004.
El clérigo retiró a sus milicianos de las calles como un favor a Maliki cuando se lanzó oficialmente la campaña de seguridad el 13 de febrero. Pero la impaciencia de Sáder con el plan ha aumentado a medida que los ataques de los rebeles sunníes contra chiíes se han incrementado en los últimos días. El sábado, Sáder emitió una declaración a través de sus asociados rechazando las declaraciones hechas la semana pasada por Estados Unidos y funcionarios del gobierno iraquí de que las negociaciones habían allanado el camino para instalar una comisaría del gobierno de Ciudad Sáder.
Algunos analistas creen que Sáder mantendrá sus tropas a raya, al menos de momento.
"Está más que claro que la política de Sáder es absorber el golpe inicial de la campaña, para no dar a los norteamericanos una excusa para centrarse en los chiíes", dijo Vali Náser, experto sobre Iraq y sobre el conflicto sunní-chií de la Escuela Naval de Posgrado de Monterrey, California.
Pero a medida que las tropas norteamericanas continúen traspasando funciones de seguridad a fuerzas iraquíes en los próximos meses, dijo Náser, Sáder estará en una buena posición para revivir su milicia al Mahdi, que la mayoría de los chiíes considera mucho más capaz que las fuerzas iraquíes a la hora de protegerlos. Maliki tendrá que apoyarlo a cambio de su cooperación con la campaña de seguridad, y sus partidarios tendrán que saludar el retorno de sus agresivos pero efectivos milicianos, predice Náser.
"No sacrificará su ejército Mahdi. Simplemente lo pondrá en alcanfor', dijo.

La violencia continuó en otros lugares en Bagdad. La policía declaró que desde el sábado han encontrado más de veinte cuerpos de hombres que se supone fueron víctimas de escuadrones de la muerte chiíes. Al menos tres civiles iraquíes murieron en atentados con bomba.
Un coche bomba explotó cerca de una patrulla policial en Dora, una conflictiva zona sunní al sur de Bagdad, y causó la muerte de un civil. Otro iraquí murió cuando detonó una bomba en el barrio chií de Karada, y un tercero murió en una explosión en un banco en el centro de la ciudad.
Al sur de la ciudad, tres mujeres y un niño murieron cuando estalló una bomba, destinada a un convoy militar norteamericano. Las víctimas viajaban en un minibús que recibió todo el impacto de la explosión.
El domingo un grupo vinculado a al Qaeda dio a conocer un video que muestra supuestamente la ejecución de dieciocho agentes de policía en la provincia de Diyala que el grupo declaró haber secuestrado y ejecutado el viernes.
La autenticidad del video, que muestra a dieciocho hombres vendados cuando son ejecutados, no pudo ser confirmada. El grupo, que se llama a sí mismo el Estado Islámico de Iraq, declaró que secuestró a los agentes en venganza por la supuesta violación de una mujer sunní a manos de otros agentes chiíes en otro lugar en Iraq el mes pasado.
En la sureña ciudad de Basra, fuerzas británicas e iraquíes allanaron un centro de detención gubernamental, provocando una airada respuesta del gobierno nacional en Bagdad. Un portavoz militar británico, el mayor David Gell, dijo que las tropas encontraron "evidencias de torturas" en el centro, pero no entregaron más detalles.
Pero el domingo noche Maliki ordenó una investigación de la operación, a la que calificó de "irresponsable e ilegítima".
Es la segunda vez desde diciembre que fuerzas británicas e iraquíes irrumpen en un centro de detención en Basra. En Navidad, destruyeron un centro policial donde los detenidos eran torturados.
Gell dijo que fuerzas iraquíes dirigieron el allanamiento del domingo utilizando datos de gente detenida en operaciones previas.
Estos allanamientos causan embarazo a Maliki y refuerzan las denuncias de los sunníes de que las fuerzas de seguridad chiíes son refugios de milicianos y matones.

susman@latimes.com

Raheem Salman y Saif Rasheed y corresponsales especiales en Bagdad contribuyeron a este reportaje.

8 de marzo de 2007
5 de marzo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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