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no se cumplirán objetivos


[Julian E. Barnes] Jefes militares dudan que se alcancen los principales objetivos -repartición de los ingresos del petróleo, elecciones provinciales e integración de los árabes sunníes- antes del informe de septiembre al congreso.
Washington, Estados Unidos. Jefes militares norteamericanos en Iraq están cada vez más convencidos de que la mayoría de los dilatados objetivos políticos que el presidente Bush expuso a principios de año en su anuncio del aumento del nivel de tropas, no se alcanzarán para este verano y están buscando modos de redefinir la victoria
En septiembre, el general de ejército David H. Petraeus, el más alto jefe militar norteamericano en Iraq, debe presentar al congreso un informe sobre los progresos en Iraq. Oficiales en Bagdad y asesores externos que trabajan con Petraeus dudan que se puedan alcanzar los tres principales objetivos fijados por los oficiales norteamericanos para el gobierno del primer ministro iraquí Nouri Maliki.
La implementación de una nueva ley para repartir los ingresos por el petróleo iraquí entre sunníes, chiíes y la región kurda es el único objetivo que creen que puede ser alcanzado a tiempo, e incluso este no está exento de riesgos. Los otros dos criterios de evaluación son las elecciones provinciales y otorgar a los árabes sunníes más puestos de trabajo en la administración.
Paralizadas los ajustes del gobierno central y siendo la seguridad en Bagdad todavía un objetivo distante, los asesores de Petraeus esperan concentrarse en logros más discretos que ellos ven como signos de progreso, incluyendo acuerdos locales entre las principales facciones iraquíes para fijar áreas de paz en algunas ciudades provinciales.
"Algunas áreas tendrán que ver con la infraestructura que está siendo reparada, con la seguridad local de los barrios, con la reapertura de mercados", dijo un alto oficial militar en Bagdad que habló a condición de conservar el anonimato en sus comentarios sobre tácticas militares.
Los oficiales dijeron que entendían que todo informe de que los principales objetivos no habían sido alcanzados ahondaría el escepticismo de los demócratas. Pero algunos asesores en contrainsurgencia de Petraeus dijeron que nunca fue realista esperar que los iraquíes llegaran a un acuerdo en algunos de los temas más conflictivos apenas después de unos meses tras el aumento del nivel de tropas norteamericanas.
Asesores y oficiales dicen que los acuerdos locales y los avances que ven no son insignificantes y pueden estar construyendo instancias para una reconciliación entre las sectas.
Oficiales en Iraq dijeron que los esfuerzos incluyen el reclutamiento de nacionalistas árabes sunníes para las fuerzas de seguridad, forjar acuerdos entre barrios de sectas rivales, iniciar nuevos negocios en áreas previamente violentas y cambiar las posiciones locales.
Frederick W. Kagan, un académico del American Enterprise Institute for Public Policy Research y temprano defensor del aumento del nivel de tropas, dijo que los militares tendrían pocos logros políticos que reportar en septiembre. "Creo que los progresos políticos serán en general de tipo local", dijo Kagan, que visitó recientemente Iraq y se reunió con comandantes norteamericanos.
En los últimos seis meses, jefes militares han señalado los avances del coronel de ejército Sean MacFarland en las negociaciones con líderes tribales en Ramadi para incorporar a sus familiares en las fuerzas de seguridad locales y ganar su apoyo en la lucha contra los insurgentes de al Qaeda en la provincia de al Anbar.
Kagan dijo que los comandantes en las provincias de Diyala, Salahuddin y Babil han estado trabajando para lograr acuerdos similares. "El acuerdo de Anbar se ha convertido en una bola de nieve", dijo. "Un montón de gente quiere hacerlo".
La ofensiva para lograr acuerdos locales más pequeños representa un importante cambio para el gobierno de Bush, que ha enfatizado que la seguridad en Bagdad debe ser la principal prioridad que permitirá al gobierno central avanzar hacia una reconciliación política nacional. La secretario de estado Condoleezza Rice y el ministro de Defensa Robert M. Gates han presionado a los líderes políticos iraquíes para alcanzar acuerdos claves para el fin del verano.
Pero Gates dijo la semana pasada que los oficiales norteamericanos pueden haber exagerado la importancia del gobierno central de Iraq.
"Una de las preocupaciones que he tenido", dijo Gates, "era si nos habíamos concentrado demasiado en la construcción del gobierno central tanto en Iraq como en Afganistán y no lo suficiente en las instituciones culturales, históricas, provinciales y tribales que han jugado un papel importante en la historia de ambos países".
El nuevo comando se ha percatado que no habrá ningún acuerdo rápido a nivel nacional sobre problemas claves, dijo el jefe militar en Bagdad.
"Estamos hablando de sunníes que tenían poder y de chiíes que tienen poder y olvidando lo que ocurrió en los últimos treinta años", dijo el oficial. "¿Qué fácil va a ser ese proceso?"
En Iraq, los líderes locales tienen dudas sobre la capacidad del gobierno central para llegar a acuerdos significativos.
"Los jeques no están esperando para ver si la ley ha sido aprobada o no", dijo Kagan. "Los líderes locales iraquíes no ven la reconciliación como algo que tenga que venir de arriba".
Los analistas militares dijeron que los acuerdos locales que se están forjando ahora incluyen a menudo introducir a miembros de tribus o sectas en las fuerzas de seguridad, proporcionándoles vehículos blindados y armas. Pero si los grupos se niegan a cooperar, las fuerzas militares realizan molestas redadas, allanando casas y persiguiendo a insurgentes.
Expertos externos que han asesorado al comando en Iraq han llamado públicamente a los comandantes a ser más agresivos a la hora de cerrar acuerdos a nivel local y usar estímulos para ganar simpatía hacia la campaña bélica norteamericana.
"El tipo de amenazas generales ahora populares en Estados Unidos -‘Vosotros, iraquíes, debéis poner orden en casa primero y negociar o les abandonaremos'- son instrumentos demasiado rudos", dijo Stephen Biddle, del Consejo de Relaciones Exteriores, un ex instructor de la Academia de Guerra que ha asesorado a los comandantes. "Se debe actuar con algo más de tino".
Aunque los jefes militares en Bagdad no han dado ni negado explícitamente ayuda a las comunidades, han estado intensificando los esfuerzos para lograr acuerdos con líderes locales sobre cómo reforzar la seguridad de los barrios, dijeron oficiales.
Esas discusiones podrían implicar el tipo de seguridad que debe brindarse a los mercados, dónde levantar las murallas de protección y dónde construir nuevas comisarías de seguridad, dijo el jefe militar.
Kagan dijo que sería difícil repetir el tipo de acuerdo de Al Anbar en Bagdad, donde los vínculos tribales siguen siendo débiles y muchas familias han sido desplazadas de sus vecindarios tradicionales.
Pero Biddle sugirió que el método del palo y la zanahoria podría usarse en Bagdad.
"Si la naturaleza del problema es terminar la guerra comunal, entonces el único modo de hacerlo es imponer a las partes una tregua", dijo Biddle. "Hay todo tipo de inconvenientes en el uso de la fuerza militar como fuente de estímulos para este propósito. Podría fracasar. Pero si no lo intentamos, estoy seguro de que fracasará".

julian.barnes@latimes.com

Paul Richter y Peter Spiegel en Washington contribuyeron a este reportaje.

30 de mayo de 2007
29 de mayo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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