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indignación con policía religiosa


[Faiza Saleh Ambah] Indignación sin paralelos con policía religiosa saudí.
Jiddah, Arabia Saudí. Tres miembros de la policía religiosa saudí serán sometidos a juicio esta semana por su participación en la muerte de un hombre bajo su custodia, una acción sin precedentes contra los poderosos funcionarios policiales en un país con un estricto código moral.
La muerte, la segunda en instalaciones de la policía religiosa el mes pasado, ha provocado llamados a reexaminar el papel y responsabilidades de esa policía, y generado un escándalo en la prensa -el primero en un país donde las críticas contra la clase religiosa eran, hasta hace poco, impensables.
"Las cosas se han ido tanto de banda que la comisión ha asumido las funciones de agente de policía, juez y jurado. Sus empleados ejercen el derecho a sospechar, acusar, detener, y castigar sobre la marcha mientras que al mismo tiempo gozan de inmunidad en todo y no deben rendir cuentas a nadie", escribió esta semana en su columna en Arab News, Abeer Mishkhas.
Los dos casos, que implican a un hombre acusado de sociabilizar con una mujer desconocida en la norteña ciudad de Tabuk y un presunto vendedor de alcohol en la capital, Riad, están todavía siendo investigados. Los hombres murieron después de ser detenidos por fuerzas de la policía religiosa, conocida oficialmente como la Comisión para el Fomento de la Virtud y Prevención del Vicio.
Las autoridades también están investigando un incidente en Jiddah en el que una criada indonesia saltó a su muerte desde una ventana de un apartamento en un cuarto piso cuando era allanado por la comisión, la golpiza propinada a un estudiante universitario en la sureña ciudad de Najran, que tenía supuestamente fotos inapropiadas en su celular, y la detención de dos hermanos acusados de posesión de alcohol.
Los diarios han estado sacando historias en primera plana sobre la comisión desde la primera muerte. Las críticas han provocado a la comisión, conocida por ser fría y desdeñosa con la prensa, y sus miembros han dado por primera vez ruedas de prensa casi todas las semanas para la prensa.
La semana pasada, el jefe de la comisión Ibrahim al-Ghaith, negó acusaciones de un grupo de derechos humanos, la Sociedad Nacional por los Derechos Humanos, de que miembros de la comisión obtienen confesiones bajo apremios. También anunció la instalación de un departamento para asesorar a los miembros de la comisión. Gaith había dicho previamente que la comisión estaba estudiando el modo de mejorar la conducta de sus miembros en el campo y que se implementarían reglas más estrictas para las detenciones y allanamientos.
El poderoso ministro del Interior de Arabia Saudí, el Príncipe Nayef, restó importancia al papel de la comisión en las dos muertes.
"Son dos casos, ni más ni menos", dijo en una rueda de prensa el domingo. "Y las pesquisas iniciales demuestran que la comisión no hizo nada para provocar esas muertes. Pero los tribunales decidirán sobre el asunto, de acuerdo a la investigación... Creo que hay gente que se aprovechar de cualquier error o acciones negativas de la comisión y tratan de agrandarlas, y eso no es justo".
La comisión es la fuerza policial de la clase religiosa oficial de Arabia Saudí, que impone una estricta interpretación wahhabi del islam, llamada así por su fundador en el siglo dieciocho, Muhammad bin Abdul-Wahhab. El mandato de la comisión se deriva de un verso del Corán: "Y de entre ustedes emergerá un grupo que invitará al bien y a disfrutar de lo recto y prohibir lo erróneo, y serán exitosos".
La comisión cuenta con unas quinientas oficinas en todo el reino y emplea a unas diez mil personas. Los miembros que trabajan en el terreno llevan divisas, pero no uniformes especiales. Como signos de piedad, lucen irregulares barbas y pañuelos de cabeza de cuadros rojos y blancos sin cuerdas negras que los sujeten. Sus tradicionales batas blancas caen ligeramente sobre sus tobillos.
Patrullan las calles para cerciorarse de que las tiendas cierren durante las oraciones, que hombres y mujeres desconocidos no hablen entre sí, y que las mujeres vayan convenientemente cubiertas. Su mandato también incluye implementar la prohibición de la prostitución, pornografía y el consumo o venta de alcohol.
Hasta el año pasado, los miembros de la comisión arrestaron, detuvieron e interrogaron a sospechosos de infracciones morales. Pero las quejas públicas llevaron al ministerio del Interior a emitir un decreto limitando los poderes de la comisión solamente al arresto. La comisión tuvo que entregar los sospechosos a la policía, que decidiría si los envían o no a un fiscal.
La influencia wahhabi ha disminuido en los últimos cinco años, y la gente ha disfrutado de mayores libertales personales, aunque, según criterios occidentales, todavía son muy limitadas. Los wahhabis fueron los primeros en ser criticados por ex wahhabis que dijeron que el énfasis de la ideología en la enemistad para con lo que no creen en sus estrictas concepciones, es en parte responsable de la militancia violenta dentro y fuera del reino.
Pero la clase política todavía conserva una enorme autoridad. Se ha despedido o prohibido a editores de diarios y escritores, por criticar la ideología wahhabi, y muchos se lo piensan dos veces antes de airear una opinión tocante a la comisión.
"La gente titubea a la hora de criticar a la comisión porque tienen miedo de que sean interpretados como criticándola", dijo Sabria Jawhar, el jefe de despacho de Saudi Gazette que se publica en inglés. "Tener una comisión es parte de nuestra religión".
Saad al-Sowayan, profesor de folclore y antropología en la Universidad del Rey Saud en Riad, dijo que los saudíes vivían bajo el temor a la comisión desde hacía décadas, pero finalmente habían empezado a denunciarla.
"Los signos son que el apogeo de la Brigada de Control ha terminado", escribió Sowayan en un artículo reciente en la página web londinense, SaudiDebate.com "Poco a poco, pero cada vez más, enfadados saudíes han empezado a pelear. Los diarios locales han informado que en los últimos dos años, los ataques físicos de la gente contra la Brigada han aumentado fuertemente".
Pero Adel al-Toraifi, analista político, dijo que la comisión seguirá siendo poderosa. "No creo que el gobierno cambie las facultades de la comisión, porque ellos creen que está profundamente enraizada en la sociedad saudí. Para la mayoría de los saudíes, la comisión está haciendo un trabajo divino y constituye parte de su fe", dijo Toraifi.
Una declaración del gobierno publicada en los diarios del jueves dice que miembros de la comisión serán juzgados el sábado por la muerte de Ahmad al-Bluwi, 50, ex guardia fronterizo que fue arrestado el 1 de junio por sospechas de que hubiera invitado a su coche a una desconocida. Murió algunas horas después en la oficina de la comisión.
El 23 de mayo, más de una docena de miembros de la comisión allanaron la casa de Salman al-Huraisi, 28. La comisión dijo que encontró grandes cantidades de alcohol. La miembros arrestaron a todo el mundo, incluyendo al padre de Huraisi, Mohammad, y esposaron a Huraisi y lo golpearon, dijo Abdul-Rahman al-Lahem, que representa a la familia.
Los miembros de la comisión continuaron pegándole a Huraisi frente a su padre en sus oficinas, dijo su hermano Ali. Cuando cayó inconsciente, llamaron a una ambulancia, pero ya estaba muerto, dijo Lahem.
"La gente ha estado muriendo bajo custodia de la comisión porque la comisión ha estado durante años maltratando a los reos, y todavía nadie le ha pedido cuentas", dijo Lahem.
Ali, el hermano de Huraisi, dijo que él no estaba contra la comisión y respetaba su trabajo. "El problema es el abuso de poder", dijo.

26 de junio de 2007
22 de junio de 2007
©washington post
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