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camión de la muerte


Sobrevivientes de camión de la muerte tailandés serán deportados.
[Nopporn Wong-Anan] Suksamran, Tailandia. Los sobrevivientes de un trágico caso de contrabando de seres humanos en Tailandia, en el que murieron sofocadas 54 personas encerradas en el contenedor cerrado de un camión, serán deportadas a su país de origen, Myanmar, gobernado por una junta militar, según resolvió un tribunal tailandés el viernes.
Los cincuenta sobrevivientes fueron multados con sumas de hasta dos mil baht (sesenta y dos dólares) por entrar ilegalmente al país. Sin embargo, la mayoría de ellos no pudo pagar y deberán pasar una breve temporada en la cárcel antes de su deportación.
Otros catorces jóvenes fueron enviados a un centro de inmigración a la espera de su deportación a la antigua Burma.
Grupos de defensa de los derechos humanos condenaron el veredicto.
"Antes que apoyarlos para que persigan legalmente a contrabandistas explotadores, las autoridades tailandesas los deportarán sumariamente a Burma", dijo en una declaración el Grupo Trabajadores Inmigrantes, una coalición de organizaciones no-gubernamentales.
La horrenda muerte de cincuenta y cuatro inmigrantes, que estaban entre 120 trabajadores apretujados en un sofocante contenedor de seis metros durante varias horas, ha llamado la atención sobre los trabajadores inmigrantes y la plaga de traficantes y contrabandistas de seres humanos en la región.
El Grupo Trabajadores Inmigrantes dijo que ha documentado diez casos en los que han muerto más de cien personas durante su transporte a Tailandia el año pasado.
El conductor del camión, identificado por la policía como Suchon Boonplong, ha eludido la cacería desde que se diera a la fuga tras abandonar el vehículo el miércoles noche.
"La policía de varias unidades están buscando a Suchon y otra persona implicada en la organización de transporte", dijo a periodista el general de policía Apirak Hongthong.
Ambas serán acusadas de conspirar para ocultar, ayudar o transportar a inmigrantes ilegales a Tailandia, y por imprudencia con resultado de muerte, dijo la policía.
Corren el riesgo de una condena de un máximo de diez años de prisión.
Los sobrevivientes dijeron que habían golpeado las paredes del contenedor y gritado al conductor cuando el aire se hizo más ralo después de que se echara a perder la unidad de aire acondicionado.
"Llamamos al conductor por el celular, pero nos dijo que nos mantuviéramos en silencio y no hiciéramos problemas", dijo Tida Toy, 21, al diario Bangkok Post.
"Apagó el aparato y siguió conduciendo", dijo.

Desesperados
Unos dos millones de emigrantes de toda la región trabajan en Tailandia, la mayoría de ellos escapados de la ex Burma donde 46 años de gobierno militar han arruinado la economía del país.
En el país sólo medio millón de inmigrantes son legales, dijo un funcionario del ministerio del Trabajo al canal de televisión 9.
Según la ley tailandesa, los inmigrantes legales tienen los mismos derechos que los tailandeses, pero en la práctica está lejos de ser el caso. Se les niega el acceso a servicios básicos como la educación, seguro médico y libertad de circulación.
La inmensa mayoría de los inmigrantes son ilegales y trabajan sin papeles en fábricas, restaurantes, gasolineras y como asesoras del hogar o en la tripulación de pesqueros de arrastre.
Muchos inmigrantes, legales e ilegales, sufren maltratos, dijo la Organización Internacional del Trabajo, OIT.
Su investigación constató que el 75 por ciento de los empleadores tailandeses entrevistados creían que era normal encerrar a los trabajadores inmigrados "para que no escapen". También hay evidencias de trabajos forzados y trabajo infantil entre inmigrantes.
Bangkok se vio obligada "a impedir la explotación de esos inmigrantes en Tailandia, independientemente de la documentación que tengan o no tenga", dijo Bill Salter, director de la OIT para el sudeste asiático.
La Comisión Asiática de Derechos Humanos teme que Tailandia utilice la tragedia para reprimir a los trabajadores inmigrantes, que a menudo toman los trabajos que los tailandeses rechazan.
"Esta gente está impulsando la economía de su país y por tanto poniendo de su parte para impedir una catástrofe mucho mayor a la puerta de Tailandia", dice.
Aye, cuya hija de ocho años murió en el camión, dijo que no podría mantener a sus otros dos hijos en Myanmar -una niña de diez y un niño de seis- si no encontraba trabajo en Tailandia.
"Estoy muy preocupada por mi futuro. ¿Qué pasará con mis hijos en casa? No puedo vivir en mi país. No tengo nada que hacer allá", dijo a Reuters desde su celda en la cárcel.

Redacción de Darren Schuettler; edición de Jerry Norton.

3 de mayo de 2008
11 de abril de 2008
©reuters
cc traducción mQh
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