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algo huele mal en el canil


columna de mérici
[Y no son los perros. El martes 25 de noviembre de 2008 dos activistas animalistas lograron tomar fotos de diez cadáveres de perros en el contenedor del canil municipal de Viña del Mar. El hallazgo confirma las numerosas y prolongadas denuncias de vecinos de la ciudad de que en el canil se elimina a perros sanos y enfermos (véase el escrito de Pepa García en teleperra, encontrados en las calles, sin ninguna justificación ni legal ni desde el punto de vista de la salud pública].

Me gustaría saber qué hubiesen hecho otros si les hubiese ocurrido lo mismo que a la Sra. Aída Rerequeo: Imagínate, 13:30 de la tarde, suena el teléfono. Es un empleado anónimo que trabaja en alguna de las dependencias en torno al patio del departamento de Tránsito de la municipalidad en la calle 5 Oriente en Viña del Mar. La llama para denunciar que en el contenedor del canil los funcionarios han echado bolsas de plástico negro con cadáveres de perros. Aída y otra voluntaria acuden al lugar, toman las fotos que ya conocemos, y deciden denunciar la mortandad.

Llama a su listado de simpatizantes de la causa animalista y el jueves pasado, a las cinco de la tarde, se reúne un grupo de unas cuarenta personas en el punto álgido, frente a la municipalidad, para dar a conocer su indignación y aprovechando que, a las seis, había reunión del concejo local.

Aída también gritó. Lo sé porque yo estaba ahí. Hubo una cola que hizo la gente que se inscribió para ser mantenida al tanto y para sumarse a la protesta y esta cola llegó a estar más de una hora ahí, con dos voluntarias rellenando y ayudando a rellenar constantemente los datos solicitados. Había un enorme interés del público que pasaba. Y en algún momento empezamos a gritar: "¡Asesinos!"

Había dolor e indignación. Una señora que se acercó a mirar las fotos estuvo a punto de desmayarse cuando vio a los chuchos muertos en el contenedor y tuvo que ser sostenida por otros. Muchos pensaban que lo deseable sería que la municipalidad suspendiera momentáneamente las actividades del canil e investigara qué hacía tal cantidad de cadáveres en el contenedor. Tendría que explicar, además, desde cuándo viene ocurriendo, porque las informaciones provenientes desde dentro de esos departamentos de calle 5 Oriente, las matanzas de animales son diarias y vienen ocurriendo desde hace años. Y que al día se mata a un promedio de diez perros.

Sospechan los funcionarios que las matanzas de los últimos días se han exacerbado y que guardan relación con el propósito inconfesable de las autoridades viñamarinas de tener las calles ‘limpias de perros vagos’ -su concepto de limpieza- antes del próximo festival y otros eventos culturales.

Esos mismos informantes dicen que la camioneta del canil sale prácticamente todas las noches a recoger perros.

Y son los funcionarios, desesperados ante esas muertes injustificadas, los que han continuado llamando a Aída, para contarle las últimas perrerías de Dame Bilbao. Al día siguiente de la manifestación no autorizada, la llamaron nuevamente para informarla sobre la muerte, esa noche, de quince perros más.

Aída volvió al canil, pero no la dejaron entrar. Otros activistas fueron tras ella, con el mismo fin, pero fueron expulsados de mala manera por los matones del departamento.

Alguien tiene miedo en el canil.

Recorriendo algunos comentarios, pareciera que algunos lamentan la denuncia de Aída. O quizá los autores de los comentarios habrían hecho otra cosa en lugar de lo que hizo la tenaz activista.

¿Qué habría hecho yo? Esta pregunta es poco realista, porque no me habría llamado nadie. La llamaron a ella porque es conocida como una defensora inclaudicable de los perros. Un tótem de la Ciudad Jardín.

Pero si hubiese pasado casualmente por el lugar, hubiese visto el barullo y me hubiese acercado, habría visto esos cadáveres. Y creo que probablemente habría pensado en hacer algo similar o lo mismo que hizo Aída. Vale decir, denunciar públicamente el macabro hallazgo y pedir explicaciones a las autoridades.

En la manifestación del jueves 27 de noviembre en la calle Arlegui, algunos dijeron que el hallazgo y las fotos no demostraban que en el canil estuviesen haciendo algo malo. Estrictamente hablando, así es. Las fotos son una importante evidencia de que en el canil efectivamente se están matando perros. Sin las fotos, la municipalidad podría decir que las denuncias no tienen base. (Otras evidencias son las declaraciones de las activistas, como testigos, y las de los empleados que pidieron la ayuda de las animalistas).

Pero en realidad no sabemos por qué. Para saberlo deberíamos contar con autopsias de los perros. Lo que sí sabemos es que, según declaraciones de empleados, aparte perros atropellados, muchos son perros que se ven enteramente sanos. Si lo que dicen los demás implicados es la verdad, en la municipalidad pueden llegar a matar hasta doscientos perros al mes.

Yo no tengo motivos para dudar de las palabras de Aída y las otras activistas. Tampoco los tengo para dudar de las de los empleados municipales. Me parece elemental que es poco probable que la municipalidad misma vaya a ofrecer una explicación razonable o verosímil de lo que pensamos muchos que está pasando. El señor Patricio Moya, director de Operaciones y Servicios en Viña del Mar, en La Estrella de Valparaíso, dijo: "Los casos de eutanasias que eventualmente se realizan en la Municipalidad de Viña no se llevan a cabo como un método de control poblacional, sino que en el contexto de una medida compasiva para evitar el sufrimiento innecesario de animales enfermos irrecuperables o accidentados", lo que contradice las declaraciones de empleados municipales. Algunos en la manifestación dijeron que podía ser que todos los días morían montones de perros atropellados y otros enfermos terminales llevados al canil por sus dueños para ser eutanasiados. Pero no coincide con las declaraciones de los funcionarios de la municipalidad, que dicen que muchos de ellos llegan sanos al lugar. De cualquier modo, creo que Viña del Mar no es una ciudad tan grande (cerca de 290 mil habitantes) como para que podamos creer que mueren al día tantos perros atropellados o en otro tipo de accidentes.

Es evidente que algo huele mal en el canil.

Como digo, si un sumario interno se tiene que descartar por poco razonable, el único modo de saber qué está ocurriendo en el canil es iniciar una investigación formal e independiente. Y es justamente para eso que está el juzgado. Sin la intervención judicial, no sabremos nunca qué está pasando. Y con intervención judicial, sabremos si la veterinaria, Dame Claudia Bilbao, se dedica a matar perros por alguna inclinación propia hacia el crimen o si alguien le ha ordenado hacerlo. Y si este es el caso, por qué ha obedecido órdenes que debe saber que son ilegales.

Yo hablé con Dame Bilbao en junio. Fui al canil a buscar a un amigo al que habían castrado. A Caballo -que así llaman algunos al gran danés que vivía en Caleta Abarca y era miembro del clan de Chocolate- nos dijeron tres funcionarios municipales del canil que lo iban a matar porque era agresivo. Había una denuncia. Nunca mordió a nadie. Pero le decían Caballo por lo grande. Llegamos a un acuerdo informal: nos dieron esos empleados unos días para encontrar un hogar adoptivo para Caballo. Entretanto, lo castrarían. Luego intervino una organización animalista. (Mi impresión después de ese encuentro se encuentran aquí).

Otros padrinos de calle Valparaíso me habían dicho que, de vez en vez, los perros de la calle desaparecían misteriosamente y algunos estaban seguros de que eran capturados, secuestrados y asesinados por la veterinaria Bilbao y demás empleados del canil. Yo también he visto aparecer y desaparecer perros en ese sector. Uno de los que yo conocía fue adoptado. Pero en general los perros que desaparecen no vuelven más.

Luego nos dijeron unas señoras animalistas que las empleadas del canil amenazan a los padrinos con matar a los perros en realidad para presionarlos con el fin de que adopten uno. Esta práctica estúpida y cruel sería absolutamente inaceptable. Pero creo que cuando esos empleados (dos mujeres y un hombre) nos dijeron que se llevaban a Caballo para matarlo, ese era justamente el plan que tenían.

Las reacciones que ha provocado esta revelación están llegando a extremos inverosímiles. Hay reacciones que son de franca insolencia y ordinariez y groserías solapadas de personas de las que no sospechábamos reacciones semejantes. Los que creemos que este asunto es grave y debe ser investigado, hemos tocado una cuerda sensible. Las hay que quieren evitar esta investigación.

Dame Bilbao ha sido denunciada en el pasado por matar perros. No tengo motivos para desconfiar de esas denuncias. En un informe del 17 de marzo de 2003 de la municipalidad de Viña del Mar se confirma la participación de Bilbao en un operativo de captura y muerte de perros en un vertedero. A los perros se les "extrajo el corazón para fines de investigación científica" (el documento ha sido incorporado al ensayo de Pepa García en teleperra). Es posible que haya energúmenos que crean que este tipo de prácticas tiene alguna justificación científica. No pertenezco a ese grupo de iluminados.

Algunos dicen que la señora Bilbao es animalista y que colabora con causas animales. Pero estas personas sólo confirman que el demonio también va a misa.

Los perros sacrificados enviados por Dame Bilbao al vertedero terminan probablemente en los estómagos de las decenas de perros abandonados que viven en el lugar. Eso no la convierte precisamente en heroína del animalismo. Tampoco debe tener buenas relaciones con la salud pública. ¿No hay dudas sobre la solvencia académica de esta señora? Sus acciones deberían hacernos dudar.

Espero que en un eventual juicio se solicite para ella la inhabilitación perpetua para el ejercicio de su profesión. Y para los otros implicados la suspensión perpetua de sus derechos políticos.

Encuentro lamentable que la alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Regginato, no haya declarado nada públicamente sobre este caso ni haya expresado su voluntad de investigar el asunto y castigar a los responsables. Tampoco quiero creer, sin más pruebas, que ella misma es la que autoriza los crímenes del canil. Pero obviamente aquí deben rodar cabezas.

En julio de 2008 visité el canil municipal e incluso hablé con Dame Bilbao (en mQh). Escribí entonces: "Hay perros retirados de las calles que no vuelven. ¿Adónde los llevan? Si no los matan, porque no tienen rabia, como dice la alcaldesa, ¿por qué no vuelven? Me han dicho algunos vecinos que perros que ellos conocían han sido retirados y no han vuelto. ¿Qué está ocurriendo? [...] Algún día lo sabremos. Ojalá que las sospechas de los vecinos sean infundadas".

Lamentablemente, las sospechas no eran infundadas. Verónica Toledo denuncia esta mañana en el foro de teleperra la eliminación injustificada de dos perros en el canil de Viña del Mar. Según declaraciones de empleados municipales de las varias dependencias oficiales que se ubican en 5 Oriente, Dame Bilbao y las empleadas del canil están ejecutando a unos diez perros al día, desde hace un buen tiempo, sin la menor justificación jurídica. Es urgente intervenir ese canil, suspender sus actividades criminales y procesar a los responsables, que son en primerísimo lugar la señora Bilbao, sus subalternas y probablemente sus jefes inmediatos. Lo menos que merecen es la cárcel.

El jueves, al término de la manifestación, Aída Rerequeo no sabía cómo proseguiría el caso. La alcaldesa la había citado el viernes a las nueve. Muchas de las que se retiraban se mostraron abatidas porque la manifestación probablemente no pondría fin a las matanzas de las nazis del canil. Pero había que seguir luchando.

[mérici]

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